El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, acude al Orgullo de Belfast para apoyar el matrimonio igualitario en Irlanda del Norte
El primer ministro irlandés, Leo Varadkar (centro) en la celebración del Orgullo de Dubín
Como ya anunciábamos hace unos días, el primer ministro irlandés, el abiertamente gay Leo Varadkar, ha asistido a la celebración del Orgullo de Belfast, la capital de Irlanda del Norte. El propósito de Varadkar ha sido el de apoyar la lucha de los ciudadanos LGTB norirlandeses por la legalización del matrimonio igualitario, dado que Irlanda del Norte es el único territorio del Reino Unido donde no está permitido, debido al empecinamiento del Partido Unionista Democrático (DUP). Tras su proclamación como responsable de gobierno, Varadkar mantuvo una reunión con la primera ministra del territorio británico, Arlene Foster, en la que instó a la mandataria a la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, y a que dejase de utilizar los recovecos de la especial legislación norirlandesa para impedir la igualdad de los ciudadanos LGTB.
Leo Varadkar se ha convertido, desde el pasado 14 de julio, en el primer ministro de la República de Irlanda, y en el cuarto abiertamente gay de la historia europea (y mundial). Su salida pública del armario se produjo, precisamente, en la campaña del referéndum sobre el matrimonio igualitario en Irlanda, en la que Varadkar tuvo un papel reseñable, y que finalmente se saldó con un resultado favorable a la igualdad matrimonial.
Sin embargo, en el norte de la isla el cariz de la situación es muy distinto. Irlanda del Norte es el único territorio del Reino Unido —del que no forman parte las posesiones y dependencias británicas— en no reconocer el matrimonio entre personas del mismo sexo, tras su aprobación en Inglaterra, Gales y Escocia. Por ello, Leo Varadkar ha querido acudir a la celebración del Orgullo de Belfast, la capital de Irlanda del Norte, “en un gesto de solidaridad”. Desde el DUP no puso objeción alguna a su participación, aunque algunos componentes del grupo Presbiterianos Libres sí expresaron su protesta en las calles.
Ante la multitud reunida en manifestación, Varadkar afirmó que con su visita no pretendía “crear un conflicto”, sino “expresar mi apoyo y el apoyo de mi gobierno a la igualdad ante la ley y la libertad individual para todos los ciudadanos dondequiera que residan”. El primer ministro añadió también que “las diferencias nos hacen más fuertes y eso es algo en lo que creo, y algo que creo que puede marcar a Irlanda del Norte en el futuro. Comprendo que esto es un asunto de la Asamblea de Irlanda del Norte, pero necesitamos que se ponga en marcha”. Finalmente, el mandatario irlandés aseguraba que la aprobación del matrimonio igualitario será solo “cuestión de tiempo”.
Antes de su visita a Belfast, el primer ministro se había reunido en Dublín con la primera ministra de Irlanda del Norte, Arlene Foster, a quien, según sus palabras, “expresé mi muy firme opinión de que se debería permitir el matrimonio igualitario”. Varadkar instó a la mandataria norirlandesa a que no utilizase los mecanismos de bloqueo creados durante los acuerdos de paz para impedir su aprobación, mientras aseguraba que “seguiría planteando” el asunto en todo momento.
El empecinamiento del DUP en contra de los derechos LGTB
Por cinco veces consecutivas, la Asamblea de Irlanda del Norte ha rechazado la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo. En la última votación, sin embargo, los partidarios del matrimonio igualitario lograron ser por primera vez mayoritarios, pero el Partido Unionista Democrático (de tradición protestante y partidario de permanencia en el Reino Unido), entonces y ahora en el poder, hizo uso de la petition of concern para lograr que la proposición de ley fuera finalmente rechazada.
La petition of concern fue concebida durante los acuerdos de paz de 1988, con la idea de que cualquier legislación sobre determinados temas sensibles obtuviera un respaldo suficiente de los dos sectores, el nacionalista irlandés y el unionista. En concreto, las proposiciones deben alcanzar un 60 % de los votos de toda la Asamblea, y al menos un 40 % en cada uno de los bandos. La petition of concern debe ser solicitada por un mínimo de 30 representantes, con lo que, dado que el Partido Unionista Democrático por aquel entonces tenía 37 diputados, bastaron sus votos para hacerla valer.
La utilización de la petition of concern para un asunto de derechos civiles de las minorías, como es el matrimonio igualitario, fue fuertemente criticada. Sobre todo si se tiene en cuenta que las encuestas muestran un amplio apoyo al mismo, tanto por parte de la población de tradición católica como, en menor medida, de la protestante. El empecinamiento del DUP en boicotear la equiparación de derechos ha sido hasta ahora el principal escollo para sacarla adelante. La primera ministra afirmaba hace unos meses que usaría la petition of concern todas las veces que fuera necesario para impedir que se aprobase la igualdad matrimonial. “¿Por qué íbamos a renunciar a esa herramienta cuando nos sentimos tan fuertemente implicados en cuanto a la definición del matrimonio?”, se preguntaba.
Las últimas elecciones han abierto, sin embargo, nuevas posibilidades. En esta legislatura, el DUP cuenta con 28 diputados, con lo que ha perdido la capacidad de exigir en solitario la petition of concern. Ni siquiera sumando al único diputado de la conservadora Voz Unionista Tradicional (TUV) alcanzan la cifra necesaria de 30 diputados. La puerta se abre, por tanto, a una nueva votación en la que el fin del matrimonio excluyente se apruebe por mayoría absoluta. Una meta que parece accesible, ya que bastaría la suma de los diputados nacionalistas y los no afiliados, favorables a la igualdad matrimonial.
La vía judicial
Paralelamente al frente parlamentario, la otra posible vía hacia la igualdad LGTB en Irlanda del Norte es la judicial. La primera demanda de este tipo, largamente esperada, fue presentada en enero de 2015 ante el Alto Tribunal de Belfast por una pareja formada por dos hombres, que contrajo matrimonio en Inglaterra el pasado 2014, una vez que entró en vigor la ley que lo permitía. Sin embargo, al cambiar su residencia a Irlanda del Norte, su estado civil no fue reconocido por la administración de este territorio. El Alto Tribunal de Belfast tendrá que dictaminar si, como arguyen los demandantes, el Reino Unido es un único Estado unitario con poderes administrativos delegados en las regiones, pero no una república federal, como es el caso de los Estados Unidos. Según este criterio, no es posible que una pareja esté considerada como casada en un territorio del Reino Unido y en otro no.
Fuente Dosmanzanas
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