Auto de procesamiento contra el sacristán de Cieza: Los abusos se producían en la iglesia y, a veces, consistían en “penetraciones utilizando la fuerza”
Qué ascazo, Dios mío… y que esta gente pretenda ir dando lecciones de moral…
Abusó de monaguillos con “tocamientos, fotografías desnudas, así como penetración anal”
(José Manuel Vidal).- Da escalofríos leer en detalle los abusos a los que sometió, durante años, F.J.R.P, el sacristán de la basílica de la Asunción de Cieza (Murcia), a tres inocentes monaguillos de once y doce años. Iban desde tocamientos, masturbaciones y eyaculaciones, a penetraciones con fuerza. Siempre en la iglesia y, además, utilizando el chantaje del miedo, de los regalos, de las invitaciones y del dinero.
El auto de procesamiento de la jueza Christine Hernández Rabbat del juzgado de primera instancia e instrucción número 2 de Cieza, al que ha tenido acceso Religion Digital, detalla los casos de los tres monaguillos que denunciaron al sacristán depredador sexual. El primero, Ignacio (nombre supuesto) sufrió abusos “los años 1999 a 2003, cuando tenía 12 años”.
Y la sentencia continúa así: “Dichos abusos y agresiones se realizarían mediante engaño y posición predominante, pues se ‘premiaba’ o ‘castigaba’ según se accediera a los deseos sexuales de FJRP. Dichos actos consistían en tocamientos en los genitales, masturbaciones, eyaculaciones, fotografías desnudas asi como penetración anal”.
El segundo monaguillo fue el menos perjudicado, pero también sufrió, según relata el auto, “tocamientos consistentes en masajes en la espalda hasta bajar a los genitales, sin que existiera contacto entre su miembro viril y/o el ano con el de FJRP“. Y añade: “Dichos hechos ocurrían en la iglesia, asegurándose el Sacristán de que no hubiera nadie”.
Con el tercer monaguillo, en cambio, se ensañó. “Sufrió abusos y agresión sexual continuados desde 2002, cuando contaba con once años de edad”. Y el auto explica: “En un principio consistió en tocamientos y masturbaciones, para posteriormente consistir en penetraciones utilizando la fuerza”.
El obispo Juan Manuel Lorca Planes
De hecho, cuando el niño “se negaba a acceder a sus deseos, le amenazaba y castigaba, sin dejarle salir en misas y procesiones, pretendía silenciarlo con regalos, invitaciones a la playa y dinero”. El chaval no fue capaz de denunciar los hechos hasta 2015 “por miedo a su agresividad y por vergüenza”.
Tras enumerar los abusos, el auto concluye: “De tales declaraciones se desprende la existencia de indicios racionales de criminalidad, que permiten, con la provisionalidad propia del momento procesal en que nos hallamos, imputar a FJRP”.
Y por eso requiere al acusado “una fianza de nueve mil euros (9.000), para asegurar las responsabilidades pecuniarias derivadas de la presente causa, decretándose el embargo de bienes del citado procesado en cantidad suficiente para cubrir la citada suma, si no prestara dicha fianza”.
Fuente Religión Digital
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