El Arco Iris
En tiempos bíblicos, salían los hombres a cazar y a pelear contra otras tribus. A la vuelta colgaban el arco en la puerta de sus chozas y así se podía saber que estaban en paz. El arco en la choza anunciaba paz y armonía.
Por eso, el escritor bíblico, cuando veía el arco iris en la atmósfera, lo interpretaba como un arco de paz puesto en la gran choza del mundo.
No hay guerra entre los hombres y Dios. No está Dios enojado ni necesita la muerte de su Hijo en la cruz. Sus brazos extendidos en la cruz anuncian a todo el mundo que hay Paz, que hay armonía entre Dios y los hombres Sus brazos están doblegados por el peso del amor.
Los brazos extendidos en la cruz realizan un gran arco. Es el arco de una vida moldeada con la cruz al ir haciendo en cada momento la entrega y el esfuerzo por ese mundo nuevo.
Es el signo y el gesto y el resultado de unos brazos entregados a hacer un mundo nuevo más allá del templo, de los políticos, de los intereses propios de la humanidad.
Tanto se acercaron los brazos de Jesús para tocar a los leprosos, para abrazar a los niños, para perdonar, que sus brazos quedaron hechos un arco… Y lo clavaron en la cruz. El agua con el sol hace brillar los colores del arco-iris. Dios, con su amor, da todos los colores de salvación a la humanidad y la transita de amor y perdón.
Ahora nos queda a nosotros trazar el arco con nuestros brazos, caídos para la guerra y la violencia y transidos de amar y servir a los demás; cansados de hacer el bien, de perdonar, de tanto llevar en nuestros brazos a los hermanos heridos y sufrientes.
El arco que Jesús forma con su cuerpo y sus brazos en la cruz proclama a todo el mundo que un mundo y unas personas nuevas van a surgir, porque el padre resucita a su Hijo Jesús y en Él nos colma de salvación y vida.
Gerardo Villar
Fuente Fe Adulta
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