Un grupo feminista radical americano se une a los ultraconservadores contra las mujeres trans
Por su claridad y contundencia, publicamos ntegramente este artículo:
Kara Dansky, una feminista radical portavoz del Women’s Liberation Front, explica en Fox News por qué su organización se ha unido a los ultraconservadores cristianos para luchar contra las protecciones a las mujeres trans.
Si has visto Transparent recordarás el capítulo en el que las hijas de Maura se la llevan a un festival de música feminista y la cosa se tuerce cuando descubren que las mujeres trans no son bienvenidas. Eso lleva a que Maura tenga un momento iluminador en el que se caga en ese feminismo mientras discute con una de las organizadores del festival alrededor de una hoguera y decida que ese feminismo, básicamente, le toca el coño. Coño que no tiene. Y por eso, según esas feministas, no puede considerarse una mujer. Porque para ser mujer hay que ser únicamente fiel a al biología y si no tienes coño, si no tienes tetas, si no tienes útero, no eres mujer.
Pues esa corriente del feminismo radical que margina a las mujeres trans es una corriente real, y también es un poco absurda. ¿La prueba? Un grupo de feministas radicales, las del Women’s Liberation Front, se acaban de unir a los cristianos ultraconservadores para defender las “leyes de los lavabos” e impedir que las mujeres trans puedan utilizar los baños y vestuarios destinados a las mujeres. (De los hombres trans no hablan porque, claro, eso les desmonta el chiringuito.)
Kara Dansky es una feminista radical que pertenece al WoLF y ha concedido una entrevista a Fox News en la que ha defendido esta extraña alianza de las feministas con los grupos conservadores para luchar contra la orden ejecutiva de Obama que protege a las personas trans y les permite utilizar el baño del género con el que se identifican. Para Dansky este problema va más allá de los lavabos o los vestuarios, según su punto de vista, lo que hace esta orden ejecutiva es “redefinir los términos ‘mujer’ o ‘chicas’ para que significar cualquiera que se identifique como mujer o chica, lo que a nosotras nos importa, porque creemos que ‘mujeres o chicas’ son una categoría importante merecedora de la protección de sus derechos civiles.”
Según Dansky lo que le molesta es que si se cambia la definición de “sexo” para que signifique “identidad de género“, lo que se está diciendo es que “‘mujeres o chicas’ puede significar que cualquiera que se autodetermine ‘mujer o chica’ lo sea, lo que implica que la categoría ‘mujeres o chicas’ pierde todo el sentido“.
Por supuesto durante la entrevista no tiene problema en sacar de contexto temas como el uso del lenguaje inclusivo, al decir que “ya no se nos permite hablar de mujeres embarazadas, sino que hay que decir personas embarazadas“; en referencia a la polémica surgida por una guía sobre lenguaje inclusivo emitida por la asociación de doctores británicos que recomendaba utilizar esos términos siempre y cuando no se tenga constancia de la identidad de género de la persona con la que se está hablando. “Así que, en otras palabras, reconocer la realidad biológica ahora es odio” dice el entrevistador. “Sí“, responde Dansky.
La empanada mental que tiene Dansky y en general todo el WoLF con respecto a este tema es de órdago. Ellas entienden estas protecciones a las personas trans como un ataque a las mujeres, como una forma de hacer que el término “mujer” deje de tener sentido y que así se les “elimine” del sistema; pero lo que obvia Dansky de forma totalmente consciente (porque tonta no es) es que los hombres trans también están protegidos por ese decreto. Es decir: el movimiento trans no dice que no sea importante ser hombre o mujer y que por lo tanto las mujeres no necesiten protección legal frente al machismo. Y por supuesto, el reduccionismo insultante al decir que una mujer trans es, simplemente, “un hombre que se identifica como mujer“, es para darles de comer aparte. Una mujer trans es una mujer trans. Nunca ha sido un hombre, aunque si biología diga lo contrario.
Dentro del propio movimiento feminista hay otros grupos que critican duramente esta alianza de las WoLF con grupos ultraconservadores como los Focus on the Family o la Family Policy Alliance, porque esos dos grupos defienden precisamente todo lo contrario a lo que significa ser feminista; desde las enseñanzas que sitúan a la mujer como una figura sumisa a su marido hasta la prohibición total del aborto.
Al final de la entrevista Dansky no pierde la oportunidad de victimizarse y explicar las muchas amenazas que recibe (como si fuera la única a la que amenazan en Twitter) y se lamenta de que la gente le diga que es transfóbica únicamente por “hacer preguntas sobre la identidad de género y defender a las mujeres y a las niñas“.
Te voy a dar una sorpresa, Kara, un giro inesperado de los acontecimientos: las mujeres y niñas trans también son mujeres y niñas, y a ellas no las estás defendiendo. Si tanto te gusta hacerte preguntas, pregúntate por qué.
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