Nunca estás solo…
Del blog de la Communion Béthanie:
En todo hombre se encuentra una parte de soledad que ninguna intimidad humana puede colmar, ni siquiera el más ‘fuerte amor entre dos seres. Quien no consiente a ese lugar de soledad conoce la rebelión contra los hombres, y contra el mismo Dios.
Sin embargo, jamás estás solo. Déjate sondear hasta el corazón de tu propio ser, y verás que todo hombre ha sido creado para ser habitado. Ahí en el fondo del ser, allí donde nadie se parece a nadie, Cristo te espera. Ahí tiene lugar lo inesperado.
Paso fulgurante del amor de Dios, el Espíritu Santo atraviesa a cada ser humano como un relámpago en su noche. Por este paso, el Resucitado te toma, cargando sobre sí todo lo que es intolerable.
Solamente después, a veces mucho tiempo después, tú lo comprenderás: Cristo ha pasado, su sobreabundancia te ha sido dada.
En el momento en que los ojos se abran a este paso, te dirás: «¿No estaba mi corazón ardiente dentro de mí, mientras él me hablaba?»
Cristo no aniquila al hombre de carne y de sangre. En comunión con Él, no hay lugar para las alienaciones. Él no quiebra lo que está en el hombre. Él no vino a abolir, sino a dar cumplimiento. Cuando escuchas, en el silencio de tu corazón, el transfigura lo más inquietante en ti. Cuando estás envuelto por lo incomprensible, cuando la noche se hace densa, su amor es un fuego. A ti, el mirar esa lámpara encendida en la oscuridad, hasta que la aurora comience a despuntar y amanezca el día en tu corazón.
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Frère Roger de Taizé,
Vivir lo inesperado
(Carta del hermano Roger, 1974)
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