El director del colegio concertado Juan Pablo II de Alcorcón exige que le quiten la multa por su carta homófoba argumentando que Cifuentes ha violado su libertad de expresión.
El director del Colegio Juan Pablo II de Alcorcón, Carlos Martínez, protesta porque la Comunidad de Madrid le ha puesto una multa al enviar una carta muy homófoba a los padres de sus alumnos comparando la Ley LGTB de la Comunidad de Madrid con el “fanatismo terrorista” islámico.
Según el escrito de alegaciones que ha presentado ante la Consejería de Políticas Sociales de Familia y al que ha tenido acceso Europa Press, este señor no entiende por qué le han puesto una multa por decir lo que dijo si la Inspección no encontró irregularidades en el centro. Centro que, por cierto, es concertado (recibe una millonada de dinero público) pero que eso no implica que sean sólo católicos porque “su propuesta no está reservada sólo a los católicos, sino abierta a todos los que comprendiendo y valorando la enorme contribución del humanismo cristiano a nuestra civilización, quieran transmitir a sus hijos estos valores, tengan un pleno respeto por su ideario y demuestren apreciar y compartir una propuesta educativa cualificada“.
Hay que recordarle que muchos de los alumnos que van al colegio lo hacen porque al ser un centro concertado el propio sistema los deriva allí. Así que menos excusas con lo de los valores cristianos y más respetar la libertad de los demás, porque el respeto a la libertad de cada uno pasa por reconocer que lo suyo no es libertad de expresión: es homofobia.
Y es que según el susodicho, la sanción que le impuso la Secretaría General Técnica de la Consejería “infringe gravemente el ordenamiento jurídico” al violar las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución Española reconoce.
Qué sabrá este señor de respeto a los derechos fundamentales, si fue capaz de comparar la Ley que protege al colectivo LGTB de gente como algunos que se dedican a escribir cartas comparándonos con el terrorismo islámico, olvidándose –entre muchos otros, como los asesinados por el DAESH– de los 50 muertos del atentado HOMÓFOBO del Club Pulse de Orlando.
A tu casa a llorar.
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