Todo está aquí, esperando que lo hagamos nacer…
La tentación del regazo vacío, de una espera que sea sólo espera… el sinsabor de lo que nunca se abraza, la angustia de la pura contracción.
La pregunta no es “dónde estarías”, sino “dónde estás”… No vas a detener el parto porque no estemos listos. Seguro que andás naciendo por ahí, en tantos espacios que se ahuecan para recibir la Vida.
“Como abrir el pecho y sacar el alma”, ponerla en la mesa común y sentir la oquedad oscura, el silencio, la nada en el centro de la existencia…
Mientras el tronco esté lleno, no hay espacio para la cuna; es necesario quitar lo más tierno de la madera, animarnos a tallar hasta los huesos, despojarse de toda la carne y toda la sangre, la circulación misma de quienes somos. Limpiar el espacio barriendo con todas las expectativas, los diseños y las planificaciones: porque lo viejo, viejo está y necesita ser dispersado. Arrasar con las seguridades y dejar lo más consistente de la madera. Entregar toda la pulpa -lo carnoso, lo jugoso, la frescura y la fluidez- a la mesa del encuentro. Y que quede la consistencia, el basamento, la estructura que sostiene; en la confianza de que, puesta la vida a multiplicar y recrearse, las conexiones se producen, la dinámica vital se encarga de los lazos, las complicidades y la belleza.
Que el centro sea el vacío, ese mar infinito de posibilidades creándose y recreándose continuamente.
Hacer hueco para garantizar la hondura y la disponibilidad.
La fuerza de los pujos la propone la vitalidad de lo que nace. Es sólo dejarse abrir por el empuje de lo que viene.
Seguro que andás naciendo, en tantos huecos imperceptibles… en tantas complicidades y transpiraciones compartidas, en tantos territorios de la nada y de los nadies.
Que incómodo el regazo vacío. Que ganas de llenarlo con lo de siempre.
Ayúdame a seguir rezándote, misterio infinito. Vacío fecundo que espera de mí que facilite las condiciones para manifestarse.
Todo está aquí, esperando que lo percibamos y lo hagamos nacer.
Que sea una Navidad de vacíos fecundos…
Sandra Hojman
Fuente Fe Adulta
Comentarios recientes