“La unidad entre los cristianos no es absorción, nadie debería renegar de su propia historia de fe”
El Papa Francisco subraya que el ecumenismo “es una de mis principales preocupaciones”
Bergoglio denuncia el proselitismo, “que aún más es un veneno para el camino ecuménico”
(J. Bastante/RV).- “La unidad se hace caminando unidos a Cristo y en Cristo”. Los gestos del Papa Francisco hacia el ecumenismo real se siguen sucediendo. Tras el histórico viaje a Suecia, Bergoglio ha recibido esta mañana a los miembros de la plenaria del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
“¿Cuál es el modelo de comunión plena?”, es el título del encuentro, que muestra la preocupación, y el anhelo, del Papa y de la inmensa mayoría de cristianos. Recordando sus últimos encuentros en Lund, Francisco apunta cómo “he podido constatar que el anhelo de comunión es vivo e intenso”.
“Como Obispo de Roma y Sucesor de Pedro, consciente de la responsabilidad que me ha encomendado el Señor, deseo reiterar que la unidad de los cristianos es una de mis principales preocupaciones y rezo para que la comparta todo bautizado”, señaló.
“La unidad de los cristianos es una exigencia esencial de nuestra fe, exigencia que mana de lo íntimo de nuestro ser creyentes en Jesucristo”, subrayó el Papa, quien incidió en que “invocamos la unidad porque invocamos a Cristo. Queremos vivir la unidad, porque queremos seguir a Cristo, vivir su amor, gozar el misterio de su ser uno con el Padre, que es la esencia del amor divino”.
“No basta con estar concordes en la comprensión del Evangelio, sino que es necesario que todos los creyentes estemos unidos a Cristo y en Cristo“, añadió Francisco, recordando la oración de la Eucaristía.
Aun así, el Papa quiso “desenmascarar algunos falsos modelos de comunión, que en realidad no llevan a la unidad sino que la contradicen en su verdadera esencia”, pues la auténtica unidad “no es fruto de nuestros esfuerzos humanos o el producto de diplomacias eclesiales, sino es un don que viene de Dios y antes de ser una meta es un camino, que tenemos la tarea de impulsar”.
“Por ello, me gusta repetir que la unidad se hace caminando, para recordar que cuando caminamos juntos, es decir, cuando nos encontramos como hermanos, rezamos juntos, colaboramos juntos en el anuncio del Evangelio y en el servicio a los últimos, ya estamos unidos”, proclamó Bergoglio. En su opinión, “todas las divergencias teológicas y eclesiológicas que aún dividen a los cristianos se podrán superar sólo a lo largo de esta senda, sin que nosotros hoy sepamos cómo ni cuándo, sucederá según lo que el Espíritu Santo quiera sugerir por el bien de la Iglesia”.
Para el Papa “la unidad no es uniformidad”, apuntando que las diferentes tradiciones teológicas, litúrgicas, espirituales y canónicas, desarrolladas en el mundo cristiano, cuando se arraigan genuinamente en la tradición apostólica, que son una riqueza y no una amenaza para la unidad de la Iglesia. “En el curso de la historia ha habido intentos de suprimir la diversidad, con consecuencias que todavía hoy nos hacen sufrir“, destacó.
“Pero si nos dejamos guiar por el Espíritu, la riqueza, la variedad, la diversidad no se vuelven nunca conflicto, porque él nos impulsa a vivir la variedad en a comunión de la Iglesia. Es tarea ecuménica respetar las legítimas diversidades y llevar a superar las divergencias inconciliables con la unidad que Dios pide. El permanecer de tales divergencias no nos debe paralizar, sino impulsar a buscar juntos cómo afrontar con éxitos esos obstáculos”.
Francisco concluyó subrayando que “la unidad no es absorción. La unidad de los cristianos no conlleva un ecumenismo de ‘marcha atrás’, por el que alguien debería renegar su propia historia de fe”.
Y tampoco tolera el proselitismo, “que aún más es un veneno para el camino ecuménico”, añadió el Papa subrayando que “antes de ver lo que nos separa, hay que percibir de forma existencial la riqueza de lo que nos aúna, como la Sagrada Escritura y los primeros Concilios ecuménicos”. De este modo, “los cristianos podemos reconocernos como hermanos y hermanas que creen en el únicos Señor y Salvador Jesucristo, comprometidos en obedecer hoy a la Palabra de Dios que nos quiere unidos”.
“El ecumenismo es verdadero cuando somos capaces de no centrar la atención en sí mismos, en los propios argumentos y formulaciones, sino en la Palabra de Dios que exige ser escuchada, acogida y testimoniada en el mundo. Por ello, las comunidades cristianas están llamadas a ‘no hacerse competencia’, sino a colaborar. Mi reciente visita a Lund me hizo recordar cuán actual es ese principio ecuménico formulado allí por el Consejo Ecuménico de las Iglesias, ya en 1952, que recomienda a los cristianos hacer juntos todas las cosas, salvo en aquellos casos en los que las profundas dificultades de convicciones impongan actuar separadamente“.
Fuente Religión Digital
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