Lutero no protestaría contra la indulgencia revisada por Francisco
De su blog Vivir y pensar en la Frontera:
Estos días en que luteranos y católicos se abrazan en una reinterpretación histórica de la Reforma, es apropiado recordar la revisión que hizo Francisco sobre el tema de las indulgencias cuando proclamó el Año de la misericordia.
Hoy podemos afirmar que Lutero no protestaría contra la manera de entender la indulgencia por el actual obispo de Roma. Es un momento histórico oportuno para reiterar la explicación de la indulgencia según Francisco, tal como se publicó en este blog de RD al comienzo del Año de la Misericordia.
En el catecismo aprendimos de pequeños: “¿Qué creéis en la comunión de los santos? Que los unos fieles participamos de los bienes espirituales de los otros, como miembros de un mismo cuerpo”. Nos enseñaron lo que significa la comunión de los santos, es decir, la comunicación y circulación de la gracia del Espíritu Santo entre todas las personas creyentes, vivas o difuntas: “Yo rezo por tí, tú rezas por mí, y también rezamos por las personas difuntas y con ellas, que también rezan por nosotros”. Como circula la sangre por todo el cuerpo, llevando oxígeno y vida a todas las células, así circula la gracia del Espíritu Santo por todos los miembros del cuerpo de la iglesia. Esta unión se llama Comunión de los santos, intercambio de méritos y oraciones entre quienes están unidos a Cristo y unidos entre sí por la acción del Espíritu Santo.Con una imagen actual, podríamos decir:Conexión por la Red de Gracia, Internet del Espíritu Santo
El Papa Pablo VI reformó la doctrina sobre las indulgencias (1967); quería evitar los abusos y exageraciones de la Edad Media, que luego criticó Lutero. Pero incluso después de esta reforma todavía se siguió hablando del perdón y la indulgencia con comparaciones jurídicas, penales o mercantiles, por ejemplo, pena, culpa, castigo, compensación, precio, cancelación,etc., adornado todo ello barrocamente con fuegos de purgatorios y almas separadas en una antesala de espera dantesca para el permiso de entrada al Paraíso…
El Papa Francisco, en la Bula de Proclamación del Jubileo de la Misericordia, redescubría “la” Indulgencia (en cursiva, y en singular), más allá de “las” indulgencias (en plural). La llamaba “Indulgencia misericordiosa” y reinterpretaba las indulgencias; en vez de tratarlas como rebajas penales o mercantiles, de pena o de precio, las veía como sanación y rehabilitación, intercambio de oraciones y comunicación de misericordia. Conservaba así lo principal de la enseñanza tradicional e insistía en la Comunión de los Santos, que había sido deformada a lo largo de los siglos. Hablaba así Francisco de perdón e indulgencia con comparaciones de: curación, rehabilitación, fortalecimiento e intercesión.
Acentuaba Francisco la circulación de la misericoridia divina por todos los miembros de la Iglesia, como la sangre por todo el cuerpo. “La Iglesia vive, decía Francisco en la Misericordiae vultus, en la comunión de los santos”. La misericordia es fuente inagotable de agua reconstituyente, y rehabilitadora (metáforas terapéuticas) y se difunde por una red de comunicación que extiende sin fin sus conexiones (metáforas informáticas).
La indulgencia es terapia para la convalecencia del corazón, después de curarse por el perdón el pecado como enfermedad; es también extensión universal de las redes de comunicación de la gracia; es comunicación ilimitada y plenaria de la misericordia, gracia y paz que brotan de la actividad del Espíritu Santo en el cuerpo eclesial.
No recurría Francisco a ninguna de las manerase medievales exageradas de hablar de indulgencias con comparaciones penales de cancelación de años o días de castigo con fuegos de purgatorios o cancelación del pago de una multa, o las imágenes mercantiles de rebajas en precios de saldo.
En cambio, Franciso usaba, en aquel documento de proclamación del Año de la misericordia, otras comparaciones mejores y nmás apropiadas para reinterpretar y hacer evolucionar la doctrina sobre la indulgencia. Francisco usaba comparaciones medicinales, comunicativas y orantes; se comprende así mejor el sentido de la indulgencia como rehabilitación, capacitación, fortalecimiento o vitaminas reconstituyentes.
El Papa Francisco nos invitó a vivir el Jubileo con júbilo por la misericordia La imagen de las redes de comunicación vale para hablar de la difusión de la misericordia. “La Iglesia vive la comunión de los santos, es capaz con su oración de ir al encuentro de la debilidad de unos con la santidad de otros. Vivir la indulgencia en el Año Santo significa acercarse a la misericordia del Padre con la certeza de que su perdón se extiende sobre toda la vida del creyente… ” (id.)
“No obstante el perdón, llevamos en nuestra vida las contradicciones que son consecuencia de nuestros pecados. En el Sacramento de la Reconciliación Dios perdona los pecados, que realmente quedan cancelados; y, sin embargo, la huella negativa que los pecados dejan en nuestros comportamientos y en nuestros pensamientos permanece. La misericordia de Dios es incluso más fuerte que esto. La misericordia se transforma en indulgencia del Padre que a través de la Iglesia, alcanza al pecador perdonado y lo libera de todo residuo, consecuencia del pecado, habilitándolo a obrar con caridad, a crecer en el amor más bien que a recaer en el pecado” (Misericordiae vultus, n. 22).
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