‘Viva’: El largo camino hacia la (auto)aceptación
Tras pasar con éxito por numerosos festivales internacionales y ser una de las nueve películas nominadas al Oscar a la Mejor Película Extranjera de Habla No Inglesa, Betta Pictures trae hasta nuestras salas ‘Viva’. La cinta, nos lleva hasta los rincones más oblicuos de La Habana para mostrarnos el largo camino que tiene que recorrer un joven gay para encontrar su propia voz.
Ficha técnica
Duración: 100 minutos
Nacionalidad: Irlandesa
Dirección: Paddy Breathnach
Guión: Mark O’Halloran
Fotografía: Cathal Watters
Música: Stephen Rennicks
Reparto: Héctor Medina, Jorge Perugorría, Luis Alberto García, Renata Maikel Machín Blanco, Luis Manuel Álvarez
Calificación: 7,5 / 10
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¿De qué va?
La escena inicial con la que Paddy Breathnach nos presenta La Habana sorprende al espectador. Acostumbrados a ver las imágenes oficiales de una ciudad que vive en un eterno verano pintado de azul y dorado, vemos como una tormenta cae con súbita fuerza sobre la caótica y deliciosa ciudad que enamoró a Ernest Hemingway.
No es casualidad. El director irlandés, como ya hiciera ‘Fresa y chocolate’ en el año 1994, traza una historia que araña la superficie castrista para indagar en la verdadera realidad cubana a través de una historia en la que el conflicto se centra en la aceptación (por parte de uno mismo y de la familia más cercana) de la homosexualidad y de la dificultad de encontrar nuestra propio lugar en el mundo.
Jesús (Héctor Medina, ‘El Rey de La Habana’) es un joven que trata de hacer malabarismos con la realidad cubana. Cada día escribe una nueva aventura. Sueña con convertirse en una estrella de la escena underground de las drag queens cubanas mientras sobrevive peinando a señoras del barrio, arreglando pelucas en un cabaret de La Habana o vendiendo su cuerpo a turistas por una bolsa de arroz.
Cuando consigue alcanzar su sueño con las yemas de los dedos su vida vuelve a la casilla de inicio. Su padre (Jorge Perugorría, ‘Fresa y chocolate’), regresa de la cárcel para compartir casa y vida con él. Juntos emprenderán un viaje para dejar de ser íntimos desconocidos y convertirse en padre e hijo.
Pelucas, solidaridad y discriminación
El periplo cinematográfico de Woody Allen por Europa (‘Midnight in Paris’, ‘To Rome with love‘) parece que ha sido subvencionado. Y es que a través de sus cómicas historias, el director neoyorquino ha realizado unas maravillosas guías de las ciudades que ha visitado, como un jubilado norteamericano que queda cegado ante la belleza de la vieja Europa.
El acercamiento de Paddy Breathnach a la decadente y artística Habana es totalmente opuesta. El director irlandés se empapa de la contradictoria realidad cubana para trazar una historia que va mucho más allá de la académica línea que dibuja el regimen castrista.
‘Viva’ está narrada de una manera aséptica. La cámara de Paddy Breathnach se acuesta sobre una esquina de la realidad cubana para exponer, sin juicios de valor, los problemas a los que se tiene que enfrentar el colectivo LGTB de La Isla.
La cinta se alimenta de los pequeños detalles. La metáfora política sobre los anacronismos del régimen castrista es más que evidente con un padre boxeador que representa al inmovilismo estatal y un joven gay que se convierte en la imagen de una nueva Cuba.
La crítica social es menos obvia pero igual de contundente. Con apenas unas pinceladas, ‘Viva’ consigue que los problemas que tienen muchos cubanos para sobrevivir con un nivel mínimo de dignidad se instalen en el corazón del espectador.
La relación que se establece entre Jesús y su padre tiene más tópicos que una cena navideña, pero lo cierto es que funciona a la perfección. Todo fluye con suma naturalidad y frescura y buena parte de culpa la tienen las actuaciones de Héctor Medina y Jorge Perugorría: sobresalientes tanto en lo que dicen como en lo que no dicen.
‘Viva’ establece un doble conflicto. Por un lado nos encontramos con el enfrentamiento generacional de las dos Cubas, y por el otro, nos aventuramos junto al protagonista en un viaje introspectivo. Una doble cuestión que termina desembocando en un mismo destino. Y es que el camino hacia la autoaceptación puede resultar oscuro y espinoso pero finaliza en esa burbuja de paz que todxs nos merecemos.
Vídeo: ‘Viva’ – Tráiler
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