“¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!”. Domingo 5 de junio de 2016 10º Domingo ordinario
1Reyes 17, 17-24: Mira, tu hijo está vivo.
Salmo responsorial: 29: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
Gálatas 1, 11-19: Reveló a su Hijo en mí, para que yo lo anunciara a los gentiles.
Lucas 7, 11-17: ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!
La historia de la viuda de Sarepta y del profeta Elías, según la primera lectura, marcará profundamente la fe de Israel. La generosidad de una mujer, que comparte desde su pobreza lo poco que tiene, conmueve al profeta Elías y al mismo corazón de Dios, hasta el punto de compensarla con el regalo de la vida. Elías por su parte, es recordado como un gran profeta y, como vemos, su misión va más allá de las fronteras del judaísmo. Muchos creyeron que Juan Bautista, e incluso Jesús, eran el nuevo Elías. La historia de este milagro nos invita a confiar profundamente en Dios, pues la confianza traducida en fe posibilitará siempre el cumplimiento de las promesas.
El texto de Gálatas nos advierte que la Buena Nueva anunciada por Pablo viene del propio Jesús. Pablo reconoce sus errores cuando fue perseguidor de la Iglesia cristiana primitiva, pero también agradece el favor de Dios al revelarle a su Hijo Jesús para el anuncio del evangelio en medio de los gentiles. La misión se abre a nuevas fronteras, no hay excusas para seguir cerrados creyendo que la salvación es propiedad exclusiva de los judíos. Jesús insiste en abrir el Reino más allá de las fronteras del judaísmo.
El evangelio de Lucas nos narra hoy un milagro de resurrección por parte de Jesús. Naín era, y continúa siendo, una pequeña aldea cerca de Nazaret. Jesús iba con sus discípulos cuando se cruzaron con el entierro del hijo único de una viuda. Las viudas, según la tradición bíblica, eran vulnerables, y más aún si no tenían en la familia un hijo varón que les garantizara seguridad y dignidad. Sólo el hombre garantizaba para ellas un status dentro de la sociedad, pues eran consideradas de alguna manera «objetos de propiedad», primero del padre y luego de su marido. Eran valoradas especialmente por su condición de procreadoras. La viuda de Naín está pasando por una segunda dura prueba, porque la pérdida de su hijo suponía además la pérdida de dignidad y consideración en la sociedad donde vivía. El llanto de la viuda es el grito silencioso de una mujer que siente no sólo pérdida de su hijo sino también su destino de vulnerabilidad, exclusión y desigualdad. Es el llanto que denuncia el machismo y la discriminación social.
Jesús se conmueve por la suerte de esta mujer, se solidariza, la mira y la toma en cuenta, le pide que no llore, se acerca al féretro… y ordena al muchacho difunto que se levante. Finalmente, Jesús coloca al muchacho con vida en brazos de su madre. Jesús transgrede de nuevo las reglas excluyentes de aquella sociedad, devolviendo la vida y la dignidad a la mujer.
Este evangelio de hoy está recogido en la serie «Un tal Jesús» de los hermanos López Vigil, en el capítulo 38, titulado «Sucedió en Naim»; su audio, guión y comentarios pueden ser recogidos aquí: http://www.radialistas.net/category/un-tal-jesus)
– La serie Otro Dios es posible, de los mismos autores, tiene dos capítulos, el 29 «¿Curó enfermos?», y el 31 «¿Dios hace milagros?», que pueden ser trabajados en relación con el evangelio de hoy. Su guión, audio y documentación complementaria pueden ser recogidos en: http://www.radialistas.net/category/otro-dios-es-posible
Para la revisión de vida
¿Qué puesto ocupa la «compasión» en mi vida interior, en mi vida espiritual, en mi compromiso diario, en el sentido de mi vida?
Para la reunión de grupo
– El evangelio de este domingo es uno de los típicos que nos hablan de los sentimientos de compasión, de misericordia de Jesús. Se «conmovía» Jesus ante el sufrimiento de los pobres, de los enfermos, de las viudas… El capitulo segundo del libro de Albert NOLAN, «Quién es este hombre» (está en la red), estudia muy bien el tema. También el libro de PAGOLA «Jesús. Aproximación histórica» (también en la red). Decidirse por uno de ellos y organizar un estudio sobre el tema, en grupo.
– Recordar la situación de marginación y opresión de la mujer en la sociedad del tiempo de Jesús. Hacer un elenco de rasgos y situaciones concretas de opresión a los que se veía sometida la mujer. El famoso exégeta Joaquín JEREMÍAS, en «Jerusalén en tiempos de Jesús» (también en la red), aporta muy buena y extensa información; como vía alternativa buscarla en materiales de teología feminista. Organizar una reunión de estudio bíblico sobre este tema.
– La misericordia, la compasión es una de las estrellas principales del universo espiritual budista. Estudiar el tema de la compasión en Buda y el budismo. Que alguna persona del grupo busque información, estudie el tema, y lo presente al grupo, que podrá hacer comparación entre la misericordia en Jesús y en Buda. (Se puede consultar el libro de Paul Knitter: «Sin Buda yo no puedo ser un buen cristiano». También en Youtube hay bastantes materiales sobre Jesús y Buda).
Para la oración de los fieles
– Para que nos hagas comprender que el ser humano necesita amor para vivir, y un amor profundo, roguemos al Señor…
– Para que nos dés entrañas de misericordia y compasión para con todos los seres humanos, y también para con toda la comunidad de la vida, la comunidad de los seres vivientes de este planeta, rogiemos al Señor…
– Por la Iglesia, para que recupere su ser «Iglesia pobre y para los pobres», roguemos al Señor…
– Para que la compasión pastoral sea puesta en la Iglesia por encima de los criterios rigoristas, dogmáticos, inflexibles, roguemos al Señor…
Oración comunitaria
O Misterio infinito, a quien creemos presente en el proceso de la Vida y en la historia del Cosmos… Haz que seamos capaces de comprender que la fuerza que todo lo sostiene es el Amor, y que nosotros mismos sólo alcanzaremos la felicidad en el Amor, cuando nos llenamos de entrañas de misericordia para con todos nuestros hermanos y hermanas sufrientes, y también para con todos los seres vivos que sufren. Nosotros te lo pedimos apoyados en el ejemplo de Jesús, unidos a todos los hombres y mujeres que te buscan «por los muchos caminos». Amén.
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