Carta de una madre de un “aquelarre químico” al obispo de Córdoba: “Estoy segura de que Dios ama a mi hijo igual que ama a los niños nacidos por la vía normal”
“Sepa usted que me siento ofendida como madre, como mujer y como católica”
“Lo que nunca sabrá (no pienso por nada del mundo darle ese disgusto) es que cuando tenía tres meses y medio el señor obispo de Córdoba decidió que él es fruto “de un aquelarre químico de laboratorio“
(Mari Paz Torres, en Diario Córdoba).- Estimado señor obispo: permítame presentarme. Tengo 32 años, y soy católica. Al principio lo era por tradición familiar, cuando maduré empecé a serlo por convicción. También soy profesora de religión y catequista en un colegio católico.
Hace cinco años me casé por la iglesia. Mi marido y yo nos queremos, y fruto de ese amor, recientemente, hemos sido padres de un bebé. Un bebé que procede, como ha decidido usted denominarlo, de un aquelarre químico. Mis jefes, sacerdotes como usted, son conocedores de esta situación. No solo nos han apoyado en todo momento, sino que han accedido gustosos a bautizarlo, haciéndolo así miembro de la iglesia católica, de la cual yo, y muy a mi pesar usted también, somos miembros.
Me gustaría que me contestase usted a esta carta. Es más, me gustaría que me recibiera usted personalmente. Me gustaría presentarle a mi hijo, que vea cómo llora cuando tiene hambre, y cómo sonríe ante las muestras de afecto, al igual que hace cualquier bebé de tres meses y medio. Igual que un día yo, que fui concebida por medios naturales, e incluso usted mismo, hicimos a esa edad.
Me gustaría que me explicase usted qué diferencia hay en el amor que recibe mi hijo o en su propia vida por la forma en que ha sido concebido. Mi hijo un día crecerá y aprenderá cómo vienen al mundo los niños. Sabrá que así vinieron al mundo sus amiguitos, pero que él vino de otro modo.
Lo que nunca sabrá (no pienso por nada del mundo darle ese disgusto) es que cuando tenía tres meses y medio el señor obispo de Córdoba decidió que él es fruto “de un aquelarre químico de laboratorio”. Estoy segura de que Dios ama a mi hijo igual que ama a los niños nacidos por la vía normal , y así se lo pienso transmitir. Sepa usted que me siento ofendida como madre, como mujer y como católica.
Vía Religión Digital
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