El diagnóstico tardío del VIH aumenta en 10 veces la mortalidad durante el primer año
El estudio concluye que existe una alta asociación entre el diagnóstico tardío y la mortalidad, especialmente a corto plazo, debido a la infección por VIH.
Un estudio realizado por investigadores españoles constata que la mortalidad en el primer año después de la detección del VIH y en comparación con los pacientes diagnosticados a tiempo, es diez veces mayor en los enfermos con diagnóstico tardío y 23 veces más en las personas que, además, tienen sida.
El trabajo, en el que han participado investigadores del Instituto de Salud Carlos III y de 33 centros sanitarios públicos, refleja que de 7.000 nuevos casos diagnosticados entre 2004 y 2013, casi un 47 % fueron tardíos, ha informado el Grupo de Estudio del Sida (GeSIDA).
La investigación, que será presentada en el VII Congreso GeSIDA que comenzará el próximo 1 de diciembre coincidiendo con el Día Mundial del Sida, ha estudiado el impacto del diagnóstico tardío en la mortalidad a corto (un año), medio (entre uno y cuatro años) y largo plazo (más de cuatro años).
Según el estudio, la mortalidad a medio plazo se mantuvo también mayor en pacientes diagnosticados tardíamente, mientras que no se observaron “diferencias significativas” a largo plazo.
A pesar de haberse experimentado una reducción significativa en la última década, el trabajo revela que el diagnóstico tardío “sigue siendo un importante problema en la atención al VIH, incidiendo especialmente al segmento de población con nivel de educación inferior, población inmigrante y personas heterosexuales y de mayor edad”.
Así, se redujo del 55,9 % en 2004-05 al 39,4 % en 2012-2013: descendió al 46,1 % en los hombres que tienen sexo con hombres y un 37,6 % en los hombres heterosexuales, pero aumentó en un 22,6 % en las mujeres heterosexuales.
En su séptima edición, el congreso, que coincide con el XX aniversario de GeSIDA, abordará cuestiones como la prevención médica de la infección, el futuro del tratamiento antirretroviral con las nuevas generaciones de fármacos en fase de ensayo, la cura funcional y la esperada vacuna o las comorbilidades asociadas al VIH.
Fuente Cáscara Amarga
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