Kenia: rechazada una propuesta para castigar la homosexualidad hasta con la lapidación
Alivio en Kenia, al menos por el momento: el comité competente del Parlamento de ese país rechazó este lunes la admisión a trámite un proyecto de ley para recrudecer la persecución de la homosexualidad. En concreto, la iniciativa preveía elevar las penas por estos “delitos” hasta la muerte por lapidación en determinados casos.
Lo recogíamos en agosto del año pasado. La iniciativa presentada entonces por Edward Nyakeriga, del Partido Republicano de la Libertad, pretendía que los actos homosexuales sean sancionados con cadena perpetua para los kenianos y lapidación para los extranjeros. Esta cruel forma de ejecución también estaría reservada para casos de “homosexualidad agravada”, como los llevados a cabo con menores de edad o por personas seropositivas. Ya entonces Denis Nzioka, un activista de los derechos LGTB de Kenia que había visto los informes procedentes de parlamento, preveía que sería inconstitucional.
El origen de la propuesta se remonta a febrero de 2014, cuando varios parlamentarios creó un grupo de trabajo para endurecer las leyes existentes contra la homosexualidad del país. Nyakeriga afirmaba que pretendía “proteger a los niños y a los jóvenes” de los “abusos sexuales y las desviaciones” que según él provocan los “cambios culturales” o “los intentos crecientes de los homosexuales de criar a niños en relaciones homosexuales mediante adopción, acogida u otras formas”. Los activistas LGTB kenianos, por su parte, ya avisaron de que lucharían para que un proyecto así “nunca vea la luz”.
El texto fue admitido a trámite por el portavoz de la Asamblea Nacional, Justin Muturi, quien lo trasladó al Comité de Justicia y Asuntos Legales para que decidiera sobre su pertinencia. Ahora, más de un año después, esta comisión ha decidido no dar su apoyo a la iniciativa, a la que tacha de “innecesaria” en su informe. El motivo es que el artículo 45 de la Constitución keniana ya “protege adecuadamente los valores familiares que rigen en nuestra democracia” al definir el matrimonio como la unión de dos personas de sexo opuesto.
Queda, por desgracia, un espacio todavía para la intranquilidad. El comité reconoce a Nyakeriga el derecho a presentar su brutal propuesta ante el pleno del Parlamento, a título individual. No está claro si conseguiría encontrar el número suficiente de apoyos. Pero hay una cierta esperanza de que no sería así: el diputado Irungu Kang’ata, de abierta y conocida homofobia, ha manifestado su satisfacción porque se retire un proyecto de ley “frívolo” e innecesario en un país que ya castiga la homosexualidad con penas de hasta 14 años de cárcel.
Los activistas locales han mostrado una alegría cautelosa. Denis Nzioka se felicitó por “un muy buen paso”, pero alertó de los sentimientos homófobos presentes en la sociedad y exacerbados por líderes políticos y religiosos. “La gente quiere seguir la senda de Uganda, la de Nigeria”, declaró a Gay Star News. “Creía que Kenia era un país seguro, el mejor del continente después de Sudáfrica para los derechos de gays y lesbianas”, confesó. “Pero las cosas […] pueden cambiar dramáticamente en un instante”.
La difícil situación de las personas LGTB en Kenia
Kenia es un país mayoritariamente cristiano (aunque con una importante minoría musulmana) y profundamente homófobo, que castiga la práctica de la homosexualidad, como hemos dicho, con penas de hasta 14 años de cárcel, en base a leyes heredadas de la época colonial británica. Precisamente a principios de este año informábamos de la detención de dos hombres, acusados de practicar la homosexualidad, víctimas de una operación policial más amplia, con la que se pretendería dar ejemplo tras salir a la luz unos informes que señalan un aumento del turismo homosexual en la zona costera del país.
A las leyes vigentes y a la agresividad de las fuerzas policiales se suma una marcada homofobia social. Según un estudio del Pew Global Attitudes Project de 2013, únicamente un 8% de sus 44 millones de habitantes estaría dispuesto a algún reconocimiento social de los homosexuales, y un 90% considera tal orientación sexual inaceptable. La prensa alienta esta homofobia social y el pasado mayo se publicaba, en la portada de un periódico keniano, un listado con el nombre y la fotografía de las que supuestamente eran las doce personas gays y lesbianas más influyentes en el país, poniendo en grave riesgo su vida.
Aun así existe en Kenia un valeroso grupo de activistas LGTB. Entre sus miembros se encuentra el mencionado Denis Nzioka, que incluso trató de presentarse en las últimas elecciones presidenciales como candidato y así visibilizar a la población LGTB. También David Kuria Mbote se presentó como senador en las últimas elecciones, aunque tuvo que cancelar su campaña debido a las fuertes amenazas recibidas y la falta de fondos. Su breve campaña, sin embargo, sirvió para que por primera vez un político abiertamente gay pudiera dirigirse a sus conciudadanos. El de Kuria es, como no podía ser menos, otro de los nombres citados en la publicación.
La salida del armario del escritor keniano Binyavanga Wainaina (también en la lista) y el que se desarrollaran sin incidentes las protestas convocadas en Nairobi el pasado 2014 contra la legislación ugandesa alentaron incluso la esperanza de una mayor apertura en Kenia para los derechos LGTB. Esperanza que se vio luego truncada, como muestra la detención en julio de 2014 de sesenta personas en un club de ambiente de Nairobi.
Fuente Dosmanzanas
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