Contigo hablo… ¡levántate!
Hoy es el día en el que celebramos el Día Internacional del Orgullo Gay, en recuerdo del levantamiento dela comunidad LGTBI frente a la opresión social y el acoso policial en The Stonewal Inn ubicado en el barrio neoyorquino de Greenwich Village. Se cita a estos disturbios como la primera ocasión, en la historia de Estados Unidos, en que la comunidad LGBTI luchó contra un sistema que perseguía a los homosexuales con el beneplácito del gobierno, y son generalmente reconocidos como el catalizador del movimiento moderno pro-derechos LGBTI en Estados Unidos y en todo el mundo.
Pues bien, en la liturgia de este día, Jesús nos invita a despojarnos del miedo, a levantar la cabeza, a dejar las opresiones y decir alto y claro a los que detentan el poder en las distintas iglesias: ¡Somos creyentes, somos cristianos, somos personas LGTBI, somos Hijos e Hijas de Dios! ¡Nada ni nadie nos va a parar!
“Esquirlas afiebradas de aguacero, ululando,
desataron la muerte sobre yerba y hormiga.
Fusilada la rosa, decapitado el nardo,
¿que anegado colapso sufrió la Sensitiva?
Dolorosa de nichos y aterida de llanto,
su congelado espectro sueña savias de vida.
Oh Sol, tanto cadáver merecería un milagro…
¡Realízalo, dorada pupila matutina!”
*
Rogelio Sinán
La hija de Jairo
***
“No tengas miedo
tú no te rindas
no pierdas la esperanza.
No tengas miedo,
yo estoy contigo en lo que venga…
y nada.
No puede ni podrá el desconsuelo
retando a la esperanza.
Anda…
levántate y anda”
*
Álvaro Fraile,
Levántate y anda
***
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:
– “Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva.”
Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente [que lo apretujaba.
Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando:
– “¿Quién me ha tocado el manto?”
Los discípulos le contestaron:
– “Ves como te apretuja la gente y preguntas “
– “¿Quién me ha tocado?“
Él seguía mirando alrededor, para ver quién había sido. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que había pasado, se le echó a los pies y le confesó todo. Él le dijo:
“Hija, tu fe te ha curado. Vete en paz y con salud.”
Todavía estaba hablando, cuando] llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:
– “Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?”
Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:
– “No temas; basta que tengas fe.”
No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo:
“¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta, está dormida.”
Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y dijo:
– “Talitha qumi” (que significa: “Contigo hablo, niña, levántate“).
La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.
*
Marcos 5,21-43
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