Misericordia, viga maestra que sostiene a la Iglesia
El Papa acaba de publicar una bula convocando para el año 2016 a un jubileo extraordinario de la misericordia. Precisamente ahí, en el anuncio de la misericordia de Dios y en la vivencia de las obras de misericordia, se juega la Iglesia su credibilidad, o sea, el ser escuchada y respetada. Pues la misericordia es “la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia”. En la misericordia, y no en la ley o en la justicia, está la clave para entender el Evangelio de Jesús. Lo que movía a Jesús, en todas las circunstancias, era la misericordia. En ella se refleja el modo de obrar del Padre y ella es criterio para saber quienes son realmente sus hijos.
Subrayo tres de las muchas ideas que pueden encontrarse en la carta de Francisco. La primera es la relación entre el jubileo de la misericordia y el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II. La Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento, con el que ella iniciaba un nuevo periodo de su historia. Y de hacer siempre reales las palabras de Juan XXIII en su discurso inaugural del Concilio: la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia y no empuñar las armas de la severidad.
El segundo subrayado se refiere a una idea de Tomás de Aquino, recogida también por la liturgia: donde Dios manifiesta de verdad su omnipotencia es cuando usa de misericordia. La misericordia, lejos de ser un signo de debilidad, es un signo del poder de Dios. ¿Cómo es esto posible? Vale la pena recordar la explicación que ofrece Santo Tomás: “la manera de demostrar que Dios tiene el poder supremo es perdonando libremente los pecados… porque perdonando y apiadándose conduce a los hombres a la participación del bien infinito, que es el máximo efecto del poder divino”. En otras palabras: tiene poder el que logra lo que se propone. Lo que Dios quiere para todos y cada uno de sus hijos es la salvación. Perdonando los pecados consigue ese fin. Luego su poder se manifiesta cuando perdona y tiene misericordia.
Al final de la carta hay una pequeña sorpresa. La misericordia puede favorecer el diálogo interreligioso. Ella posee un valor que sobrepasa los confines de la Iglesia. En primer lugar, porque es una ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano. Por tanto, puede ser un buen lugar de encuentro con todo ser humano. Pero también porque las grandes religiones monoteístas, como el judaísmo y el islam, la consideran uno de los atributos más calificativos de Dios. Por eso, el Papa desea que este año jubilar de la misericordia “nos haga más abiertos al diálogo” para conocer esas nobles tradiciones religiosas y permita que todos los creyentes en el único Dios nos comprendamos mejor. Más aún: el Papa desea que la vivencia de la misericordia “elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación”.
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