“La dimensión política de la Vigilia pascual- Sábado y Domingo de Resurrección”, por Arnaldo Zenteno S. J., Comunidades Eclesiales de Base de Nicaragua
De la página web de Redes Cristianas
VIGILIA PASCUAL- SABADO Y DOMINGO DE RESURRECCION. Esta noche y el Domingo de Resurrección la liturgia se desborda con 4 Fiestas: La Fiesta de la Luz-y el fuego. La Fiesta de la Palabra e Historia de Salvación. La Fiesta del Agua y del Bautismo. La Fiesta Eucarística de la Resurrección. Estas 4 Fiestas son preciosas y llenas de Esperanza. Pero igual que en los días Santos anteriores, puede celebrarse fuera de su dimensión política.
Por lo que ya me he alargado mucho, voy a ser más breve y un poco esquemático. Pero creo que a la luz de todo lo anterior, se puede entender muy bien lo que he querido subrayar: la dimensión política de la Vida, Pasión y Muerte de Jesús. Poniendo un ejemplo cercano, si no tenemos clara esta dimensión ¿cómo entenderemos la muerte, el asesinato de Mns. Romero o de los mártires de la UCA de El Salvador? Murieron por amor y fidelidad al Evangelio y al Pueblo. Pero ¿por qué los mataron? Por razones políticas queriendo vanamente acallar su voz.
Me atrevo a decir que la Resurrección de Jesús es igualmente o más subversiva y tiene un tremendo contenido político. Es tremendamente subversiva pues como proclama Pedro en su primera Homilía el que Resucita, es el que crucificó y asesinaron. Y Jesús es el Primogénito de los resucitados. Y los que Dios quiere que bajen de la cruz y vayan resucitando ya en nuestra historia, son las víctimas de la injusticia, los que de tantas maneras son crucificados- por ejemplo tantos desempleados y emigrantes afectados hoy por el crimen contra la humanidad que es la llamada crisis financiera. ¿Cómo está esto presente en nuestras celebraciones de Semana Santa? La Liturgia de esta noche es preciosa, pero no es un espectáculo, sino es y debe ser expresión de nuestra Fe en Jesús resucitado y en la vida digna, resucitada que El quiere para la Humanidad.
La Luz que brilla en las tinieblas, es Jesús y el Reinado de Dios que El vive y proclama, luz para los Pueblos que estaban en tinieblas. No se trata de una salvación meramente individual, sino del Reino de Amor, Justicia y Solidaridad que Dios quiere y que Jesús proclamó. La Lectura principal del Antiguo Testamento (entre las 10 de esa noche) y que no se puede omitir, es la del Exodo. La liberación que Dios quiere de su Pueblo y salir de la esclavitud. Esto es un hecho político-religioso. Por el Agua somos vivificados y purificados y ungidos-consagrados en el Bautismo como hermanas y hermanos de Jesús, el Mesías, que se nos presenta en Nazaret como el Ungido por el Espíritu para anunciar la Buena Nueva a los Pobres, la Liberación a los Oprimidos. Cristo quiere decir ungido, y cristiano quiere decir ungidos como El para la construcción del Reino de Dios. La Luz y el Agua nos piden personalmente arrepentirnos y dejarnos perdonar y purificar de todas tiniebla y maldad, pero al mismo tiempo nos piden siguiendo a Jesús que luchemos contra el pecado del mundo. Jesús es el Cordero que quita el pecado del mundo.
Resucitar con Cristo es morir al pecado, como nos recuerda Sn. Pablo y es resucitar a una vida nueva como Mujeres y Hombres nuevos a imagen y como reflejo y testigos de Jesús. Esto lo hemos reducido, solamente individualizado, y corremos el riesgo de perder el contenido social que implica lo que Jesús predicó el Reino de Dios. Cuando los cristianos decimos con otros muchos “Otro Mundo es posible”, queremos expresar nuestro sueño y utopía del Reino de Dios y queremos reafirmar nuestro compromiso para luchar por un mundo más justo, fraterno y solidario como Dios quiere. Todo esto tiene obviamente una dimensión política- no necesariamente de política partidaria, pero desde los laicos también la política partidaria se debía incluir en la purificación de todo pecado de poder, enriquecimiento ilícito, y de servirse del Pueblo, en lugar de servir al Pueblo.
Semana Santa .Celebraciones llenas de Fe, Amor y Esperanza, pero vividas como Jesús la vivió en un contexto político concreto, en plena fidelidad al Plan de Dios y al servicio al Pueblo, como
Anuncio de un mundo nuevo y distinto, y como denuncia de todo lo que oprime a la humanidad en particular en la vida social y política.
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