La primera niña transexual de Lugo inició los pasos para su reconocimiento
Sara, en el regazo de su padre, y con su madre y su hermano.
elprogreso.galiciae.com
Leemos en La Voz de Galicia:
La pareja lucense formada por Jesús Covas y Cristina Palacios iniciaron el pasado verano un largo camino, que los llevó a convertirse en la cara visible en Galicia de la asociación Chrysallis, que defiende los derechos de las familias de menores transexuales. No fue una casualidad. La asociación les abrió los ojos a su propia situación familiar al verse reflejados en el caso de Emma, otra niña transexual. A partir de ese momento decidieron que para su hija Sara, inscrita en el registro civil como Hugo hace nueve años, no querían la doble vida que estaba llevando, niña en casa, niño fuera. «Queremos que a nosa filla sexa o que sinte que é», sentenciaron los padres.
«Pensamos -señalaron a dúo- que o estabamos facendo fatal. A infancia é un tempo moi importante para calquera persoa e non é para esconderse. Xa nos prantexamos a posibilidade de que Sara tiña que ser unha nena non só na nosa casa, senón sempre, que é no que estamos».
Los padres se informaron de que ya hay más de cien niños que hicieron el tránsito social, que es la primera fase de un largo proceso, que culmina con la mayoría de edad. Este primer paso, que algunos menores iniciaron con tres años, consiste en externalizar lo que es habitual puertas hacia adentro. Sara se viste y siente como una niña desde que tenía año y medio y se ponía los zapatos de su madre. Siempre prefirió las muñecas y se colocaba una toalla en la cabeza para simular una larga melena.
Cristina Palacios asegura que después de leer un reportaje que se titulaba «En nombre de Enma» se sintió en la necesidad de hablar con su hija y explicarle en qué consistía el tránsito social. La respuesta, según la madre, fue que ella también quería eso y que todas las noches se acostaba con el deseo de despertarse siendo una niña.
La primera decisión que tomó la familia fue dejar de esconderse y poner en conocimiento general cómo se sentía Sara, empezando por vestirla de niña. Hicieron una prueba, aprovechando las vacaciones. «Si me vuelven a llamar maricón, -les espetó un día a sus padres- que sea con vestidos de niña». Eso caló en la pareja que decidió no mirar hacia atrás. «Pode que esteamos equivocados, pero o que facemos é pensando en que é a nosa obriga para que Sara sexa feliz».
«Nin fomentamos nin tapamos o que estaba ocorrendo con Sara -aseguraron sus padres– simplemente observámola e na casa deixabámola expresarse con liberdade». «O máis sinxelo neste caso sería mirar para outro lado, pero iso non é o que queremos para a nosa filla».
«Cando volvemos á realidade -aseguraron en referencia al viaje- estaba moi nerviosa. Vivimos nunha urbanización e había que explicarlle a todo o mundo o cambio de nome e de aspecto e ver como reaccionaban». El siguiente paso fue acudir a la Consellería de Educación para comunicarles que Hugo era Sara. Como en Galicia no hay nada reglado sobre transexualidad infantil, aportaron un protocolo de Andalucía, básico, relativo al nombre y al uso de los baños femeninos. Los padres reconocen que el apoyo fue total. «Non nos puxeron pegas».
Desde que iniciaron este camino, Jesús Covas y Cristina Palacios creen que su hija es más feliz que hace unos meses, cuando todavía era Hugo. «Sabemos que non é fácil para ela o que está pasando. Está no principio do cambio e ten que asimilar. É unha satisfacción ver o seu sorriso e cantidade de veces que nos da as grazas».
«O máis sinxelo sería mirar para outro lado, pero iso non é o que queremos»
«Sara é máis feliz. Para ela non é doado o que está pasando. Ten que asimilar»
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