“Reinicie el equipo”, por Gema Juan OCD
No hay como Teresa para indicarnos el camino de vuelta… Comenzamos el curso y nada mejor que leer este exclente artículo que hemos leído en su blog Juntos Andemos:
«Reinicie el equipo» es un mensaje que aparece en muchas ocasiones en la pantalla del ordenador. Hay que cerrar los programas y esperar un poco para que todo funcione de nuevo y poder retomar el trabajo.
Teresa de Jesús decía que es bueno «tomar recreación aun para tornar a la oración más fuertes». De modo que, después de «dejar descansar el alma con su descanso», también ella pide reiniciar, «tornar a comenzar». Y, como siempre, se preocupa de ayudar en lo que propone.
Reiniciar es dejarse recuperar, cayendo en la cuenta del «grande amor con que anda granjeando tornarnos [Dios] a sí» y de que anda «mirando y remirando por dónde» puede retomar la relación con cada ser humano. Eso hace posible recomenzar cuantas veces sea necesario, porque Él «nunca se cansa de dar ni se pueden agotar sus misericordias»; lo único necesario es que «no nos cansemos nosotros de recibir». El equipo se reinicia recibiendo.
Y para que todos puedan hacerlo, Dios sabe «aguardar a que sanemos, y procurarlo con mil maneras de medios y remedios». Teresa no se cansa de decir que Dios sabe esperar y está atento porque «no está deseando otra cosa, sino tener a quien dar».
Se trata de volver a intuir «las maneras y modos con que Su Majestad se nos comunica y nos muestra el amor que nos tiene». Dios actúa, funciona y hace funcionar «el equipo». De Él, dirá Teresa, que está «ganoso de hacer mucho por nosotros», de renovar todo.
Para ello es necesario volver a encender, avivar el amor, la fe y la memoria, para «sacar fuerzas de nuevo para servir». Reiniciar también es recordar: «Parece algunas veces tenemos olvidadas sus misericordias». Esa memoria renueva la confianza y da la fuerza necesaria para «tornar a caminar».
Reanudar no siempre es fácil. Teresa explica que «tenemos tan acostumbrada nuestra alma y pensamiento a andar a su placer o pesar, por mejor decir que la triste alma no se entiende; que para que torne a tomar amor a estar en su casa, es menester mucho artificio». De modo que hay que recuperar lo mejor: el amor a la propia casa, el lugar donde habita Dios y «esforzarse a servir y a mejorar en todo su vida».
Volver a casa es «tornar a Él» y para eso es necesario despertar: «Despertar muchas veces la voluntad para que ame más a Dios… y para andar con diligencia a contentar este Señor». Reactivar el ánimo, no tener «ánimo de mosca» sino creer «que favorece el Señor mucho a quien bien se determina», porque es muy amigo de «ánimos animosos» y «de quitarnos de trabajo… y no es amigo de que nos quebremos las cabezas». Reiniciar es ir entendiendo que Dios es un facilitador, que es amigo de simplificar y ayudar en todo.
Es posible reiniciar cuantas veces sea necesario. Y Teresa sabe que es necesario descubrir la presencia de Jesús, que permanece, precisamente «para despertarnos, y no una vez sino cada día». La conciencia de esa presencia continua, entregada sin límites, le hará exclamar: «¡Oh mortales, volved, volved en vosotros!… Mirad, cristianos, considerémoslo bien, y jamás podremos acabar de entender las magnificencias de sus misericordias».
«Tornar a su amistad» es reanudar la confianza, fiarse de la bondad de Dios y «andar alegres sirviendo» en lo que en cada momento trae la vida. Así se puede «comenzar de nuevo». Teresa cree que es posible hacerlo, «trabajando nosotros poco a poco lo que es en nosotros» y dejando «hacer a Su Majestad».
Reiniciar es imprescindible si se quiere avanzar. Lo es frente a las máquinas, en cualquier campo de la vida y también en el camino espiritual. Teresa dirá que «no hay estado de oración tan subido, que muchas veces no sea necesario tornar al principio».
Ser capaz de volver a empezar, «tornar a ser niño… dejarse guiar». Reiniciar para mantener una actitud de apertura y seguir aprendiendo. Para quitar «resabios», recuperar sencillez y ver que «comienza de nuevo amor vivo de Dios».
Una vez más, la idea de Teresa es comunicar que es posible y merece la pena. Porque «una vez mostradas a gozar de este castillo, en todas las cosas hallaréis descanso, aunque sean de mucho trabajo, con esperanza de tornar a él, y que no os lo puede quitar nadie». No es el eterno retorno, es saber que cada vez que se «torna», que se reinicia, se halla descanso en todo y se vive mejor. Por eso, escribirá a modo de lema de vida: «Ahora comenzamos y procuren ir comenzando siempre de bien en mejor».
Comentarios recientes