La Fundación Triángulo denuncia la suspensión por razones económicas de un medicamento muy utilizado por los hombres transexuales
La Fundación Triángulo ha denunciado la suspensión de comercialización en España de Reandron, un medicamento muy usado por los hombres transexuales, detrás de la cual parece esconderse una falta de acuerdo sobre su precio entre el Ministerio de Sanidad y Bayer, el laboratorio que lo fabrica, que habría decidido retirarlo como medida de presión. Dicha suspensión se ha hecho además con una absoluta falta de transparencia y sin que ni siquiera los médicos responsables de su prescripción sepan qué está pasando.
“La retirada se efectuó por una circular de suspension de la agencia del medicamento el 24 de julio de este año, sin que mediase comunicación o circular explicativa alguna ni a los pacientes a los que se aplica este tratamiento, ni tampoco a los profesionales”, ha asegurado Marina Sáenz, coordinadora del Área Transexual de Fundación Triángulo.
Esta organización, según ha hecho público en un comunicado, ha venido recabando desde principios de agosto información sobre la retirada de Reandron 1000 mg/4 ml solución inyectable, que había desaparecido de farmacias y distribuidoras sin explicación aparente, lo que diversos usuarios habían puesto en su conocimiento. Triángulo solicitó información a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS, organismo dependiente del Ministerio de Sanidad), que por fin les ha comunicado que fue el propio laboratorio Bayer, fabricante del compuesto, el que solicitó la suspension voluntaria sin justificar la causa. La AEMPS, por cierto, no ha hecho público hasta la fecha comunicado alguno alertando de la situación.
“Desde el principio, nos ha costado mucho obtener la información. La retirada del producto, segun la Agencia del Medicamento, no se hace por motivos sanitarios o por deteccion de patologías. Más bien parece una decisión comercial del fabricante y reversible a su voluntad, ante el anuncio de la rebaja en el precio por la seguridad social con efectos en septiembre, que estaría así utilizando esta retirada temporal para obtener mejoras en las condiciones de comercialización” concluyen desde Triángulo. En efecto, Reandron es uno de los muchos medicamentos cuyo precio de referencia ha disminuido en la última revisión publicada por el Boletín Oficial del Estado en julio. El precio de referencia, aclaramos, es el máximo que el estado está dispuesto a pagar cuando de medicamentos de prescripción (es decir, con receta médica) y sufragados por el Sistema Nacional de Salud se trata.
“Lo que nos preocupa, en el futuro más inmediato, es que las alternativas terapéuticas a este tratamiento no tienen las mismas condiciones: con Reandron, bastaba una inyección cada 3 o 4 meses; a partir de ahora, los afectados tendrán que usar Testex Prolongatum, y todo apunta a que la frecuencia de dispensación rondará desde los 10 hasta los 25 días, por lo que los hombres transexuales quedarán condenados a visitar los servicios médicos varias veces al mes”, explican desde Triángulo.
Fundación Triangulo denuncia el proceder tanto de Bayer como del Ministerio de Sanidad en este caso, “utilizando la privación del medicamento a los usuarios como mecanismo de presión y negociación, sin información ni comunicaciones a los médicos especialistas (…) y en unas fechas en las que todos los servicios se encuentran mermados por los descansos estivales”.“Ambas instituciones han puesto en riesgo el tratamiento de miles de personas en todo el país”, añaden, señalando además que Reandron, cuyo principio activo es la testosterona, no solo se usa como tratamiento de personas transexuales, sino que también es empleado en casos de déficits hormonales de diversas causas en varones. En palabras de Hugo Alonso, coordinador del grupo de personas transexuales de Fundación Triángulo en Extremadura, “es lamentable que en pleno siglo XXI, los usuarios tengan que descubrir que su tratamiento ha desaparecido cuando van a comprarlo a las farmacias. Como tampoco es razonable que no existan comunicación alguna a los endocrinos –que son quienes suelen prescribir este fármaco- y que se enteren por los propios pacientes”.
Marina Sáenz ha pedido tanto a Bayer como al Ministerio de Sanidad que aclaren públicamente “cuál es la situación real en la que se encuentran las supuestas negociaciones económicas que mantienen acerca del fármaco, y que, de una vez por todas, comuniquen de manera eficaz el futuro a corto y largo plazo del mismo” para que servicios de inspección farmacéutica, consejerías de Sanidad de todas las comunidades autónomas, médicos endocrinólogos y pacientes conozcan sin demora a qué atenerse.
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