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29.VI.14 Un tipo llamado Roca (retrato robot de Pedro)

Domingo, 29 de junio de 2014

san_pedro_greco_2[1]Del blog de Xabier Pikaza:

No fue el primer Papa, en el sentido posterior del término, pero su historia recogida desde diversas perspectivas por el Nuevo Testamento, ha marcado la historia de los papas y de toda la Iglesia, hasta el día de hoy.

Por eso es bueno recordar su figura, ofreciendo un retrato-robot,como si hubiera que buscarla, para reiniciar el fuerte camino de la Iglesia. Así lo hare, recogiendo sus rasgos fundamentales.

Ciertamente, no fue Papa, pero nos ayuda a entender y actualizar lo que han sido y deben ser los papas, a la luz del Nuevo Testamento… y lo que podemos ser nosotros los cristianos, pues más que como Papa el NT le presenta como “tipo” y ejemplo de cristiano (con sus valores y defectos).

Estos son veinte de los rasgos de este retrato-robot de Pedro, para el día de su fiesta, el próximo domingo. Felicidades a los Simones, Pedros, Perus, Pietros, Butros, Peters y demás (incluido en especial el Papa Francisco, un “tipo” que casa bien con el viejo Pedro del evangelio). Buen día y buen camino a todos.

1. Un tipo que cambió dos veces de nombre

Se llamaba Simeón, como el segundo hijo de Jacob, un tipo durísimo, autor con Leví (el “sacerdote”) de la gran matanza de Siquém, según el libro de los Jueces; no le gustaba que la gente se mezclara, era un integrista. Sabía utilizar la espada. Pues bien, nuestro Simeón, con nombre de patriarse, se hizo llamar Simón, nombre que suena mejor en griego, quizá para mezclarse mejor con los pescadores del otro lado del lago. Más tarde, Jesús le llamo Kefas, que significa en arameo el Roca, es decir, para nosotros, Pedro.

2. Un tipo que cambió al menos tres veces de oficio…

Era de Betsaida, al otro lado de Galilea, a la vera del gran Lago, una ciudad reedificada por Herodes Felipe, rey de Iturea, en honor de la hija del César de Roma, con el nombre de Julia… Pero vino a vivir a la orilla de Galilea, en una ciudad llamada Cafarnaum. No debía ser rico, pues entró a vivir en casa de su mujer, bajo la autoridad de su suegra. Era pescador, pero andaba inquieto por el futuro de Israel, y así se fue con Juan Bautista, ha hacer de penitente… Allí le encontró Jesús de Nazaret, y le invitó a seguirle, dejando la penitencia para ocuparse del Reino de Dios. Así lo cuenta el evangelio de Juan (Jn 1).

3. No fue un solitario.

Pasó de su cada a la casa de su suegra… Y pasó luego de los discípulos de Juan Bautista, donde estaba con algunos de sus “amigos” de Betsaida, a los discípulos de Jesús… que le llamó de nuevo, al lado de su hermano Andrés (otro tipo que había tomado nombre griego) y de los Zebedeos (como cuenta Mc 1, 16-20). Nunca hay un Pedro sólo, sino un Pedro con la suegra, o con Juan Bautista con los “cuatro de la fama” (los de Mc 1) o con los Doce (todo Israel, Mc 3), y con el conjunto de los creyentes, parientes de Jesús, mujeres, mucha gente (Hch 1, 12-14).

4. Un tipo que estuvo en la escuela de Jesús

No fue letrado, al menos que sepamos… Era hombre de pueblo, de la raya entre Iturea y Galilea, un pescador de orilla (no tenía barca, como los zebedeos, echaba la red desde la esquina de la plaza, con los pies en el agua…). Pero debía tener oficio, sabía manejar el “arte” y Jesús le llamó para que fuera “pescador de hombres”, un oficio que aprendió a trompicones. Supone el evangelio (Mt 10), que Jesús le mandó con sus otros compañeros a proclamar el Reino de Dios en Galilea, pero no debió tener mucho éxito, porque subieron más tarde a Jerusalén, para instaurarlo, sin tener tampoco éxito externo.

5. Pedro, un tipo al que Jesús puede llamar y llama “Satanás”

El recuerdo de Simón, al que Jesús llamó Pedro (Piedra) está ligado a propuestas de poder… El mismo Jesús le tuvo que llamar Satanás y Tentador (Mc 8). Da la impresión de que Pedro estuvo en el movimiento de Jesús y en la Iglesia posterior como una “piedra de tropiezo” (eso dice Jesús en Mc 8): Para hacer tropezar a otros, para hacerles caer, más que para levantarse. Pedro está en la iglesia como signo de fragilidad: Sólo puede ser Papa-Piedra el que vive desde la fragilidad y el miedo, como Pedro

6. Un tipo que acaba negando a Jesús ante el poder

Ciertamente, le abandonan todos los “hombres” en Getsemaní, pero de un modo especial le niega Pedro, ante el juicio de los sacerdotes. No es quizá que tenga miedo, es que no acaba de entender lo que implica el camino de Jesús, por tres veces, una, dos, tres, ante los criados del poder, en Jerusalén (Mc 14 par). Pedro-Piedra-Papa ha sido en la Iglesia signo de negación, y de “retorno” (llorando), un Papa que no sabe llorar no es hombre, no es Papa. Un Papa que no puede equivocarse nunca no es Papa, ni es Hombre…. (lo de la infalibilidad va en otra línea…, pero en una línea donde es necesario en poderse equivocar; sólo los muertos no yerran).

7. Un tipo recuperable, alguien que tiene que escuchar a las mujeres

Pedro no es el que empieza, no es el primero en llegar a la fe… Anda perdido, tiene que escuchar a las mujeres y dejarse convertir por ellas (Mc 16). Sólo las mujeres han llegado hasta el final del camino de Jesús (la tumba vacía). Sólo ellas pueden ser las “maestras” de Pedro, al que se le puede recuperar. Nuestro Pedro-Papa actual no deja hablar de verdad a las mujeres… Pedro, en cambio, se convirtió, volvió a Galilea y empezó la tarea de la Iglesia porque le empujaban las mujeres, que eran más amorosas que él, más fuertes, más piedras, más papas… Un Pedro que niega a las mujeres en la iglesia no puede ser Papa. Una Iglesia que no deja que una mujer sea “Papa” no entiende el camino de Jesús.

8. Alguien con el que se puede y debe discutir

Dejo a un lado otras cosas buenas de Pedro, que también las tiene, al comienzo de la Iglesia… Pero quiero poner de relieve que la iniciativa no empieza con él, sino con otros, que se arriesgan más, que abren caminos: La iniciativa parte de los Helenistas de Hch 6-8 (y Pedro tiene que aprender, ceder, chupar rueda…, en argot ciclista). Más aún, en el gran “lío” de Antioquia (Hch 15, Gal 1-2), Pedro realiza una función necesaria, pero tiene que escuchar a cuerpo la gran riña de Pablo, que le llama “hipócrita” y que le deja… iniciando caminos nuevos de Iglesia. No es Pedro el que deja a Pablo, sino al revés… (para encontrarse un día en Roma y compartir la fe). Quizá en un momento dado hay que dejarle a Pedro en su erre que erre, y marcharse, como Pablo, y abrir caminos… En honor de Pedro hay que decir que “no excomulgó” a Pablo, era un hombre que sabía que puede haber opiniones distintas.

9. Un tipo que no tiene la última palabra

Seguimos en Hch 15, el primer “concilio” de la Iglesia, donde están los grandes “gallos” (perdónese la expresión; Pablo habla, en sentido irónicos de las grandes “columnas…”). Pues bien, en ese concilio la última palabra la tiene Santiago el Grande (=el hermano de Jesús, no el de Compostela, a quien Agripa había ya matado); no Pedro. Pedro acepta, quizá porque no tiene más remedio (no puede oponerse a Santiago). Sea como fue, el “primer dogma” de la Iglesia (libertad para los gentiles), no viene de Pedro, sino de Santiago (en la línea de Pablo). Pedro es signo de fe universal y compartida, pero está a merced de la palabra clave de Santiago.

10. Un firme vacilante, una Piedra de fe

En modo de todo eso, la Iglesia de Mateo (cf. Mt 16) dice que el mismo Jesús quiso que Simón, hijo de Jonás, fuera “piedra”, es decir, “creyente”: Tú eres Pedro y sobre esta “piedra”, sobre tu fa vacilante, siempre en “líos”, entre Pablo y Santiago, yendo de un lado a otro, sabiendo fracasar, he querido fundar mi iglesia… Sin unir estas dos “piedras”, la del escándalo-tropiezo y la de cimiento-firmeza no podemos entender al Papa, al Pedro.

roma-Italia-Europa-126927924011. Un tipo que abre, el hombre de las llaves

Jesús le sigue diciendo en Mt 16: “te daré las llaves del Reino…”. Ése será su oficio, a contrapelo de todos sus deseos, un “clavero”, un hombre que lleva las llaves para abrir las puertas de la iglesia a judíos y gentiles… No las tiene para cerrar (para encerrarse en un Conclave de llaves cerradas, anti-evangélico, anti-ilustrado), sino para abrir, para que en la “casa” quepan los de Santiago y los de Pablo, y los del Discípulo amado, tan raros. Así necesitamos un Papa que sepa manejar las llaves para abrir, después que el Papado se empeñado durante siglos en cerrar puertas (de pretendidos cismáticos y herejes, de culturas, de ritos, de vida…).

12. Alguien que sabe “convertirse y cambiar”

Así lo dice Jesús en Lc 22, 31-34. “Va a venir Satanás y os va a zarandear, como paja en la era…”. Pues bien, Pedro sabrá convertirse; no se dice que no peque, sino que sabrá convertirse, que volverá a Jesús… y que asumirá la función de animar (convertir) a los restantes. Si unimos esta escena con la de Mc 16 tenemos dos cosas: (a) Las mujeres convierten a Pedro… (b) Pedro anima y convierte a otros… Éste es el signo: Un Pedro que se convierte, que cambia… y que anima, no desde su grandeza, por encima de los demás, sino desde su debilidad

13. Pedro, un tipo que supo tratar con “soldados” y descubrir los caminos del Espíritu

Estaba reacio, quería andar a lo suyo, pero el “Espíritu”, la voz interior, le ponía en marcha. Así se dice en Hch 10-11 que recibió a los delegados de un soldado que quería conocer el evangelio, y se ciñó los lomos y se puso en camino, a pie, por los caminos de la costa, hasta llegar a la ciudad del César (Cesarea)… Y el resto lo dice Luchas en Hechos… Supo tratar con el soldado, supo dejarse impresionar por su fe, por el Espíritu… Y lo peor (o mejor) de todo es que supo defenderé ante la Iglesia “por avanzado”. Le acusan de avanzado, de arriesgado… y él se defiende, defendiendo al Espíritu Santo. Ejemplo quisiera que fuera esto para nuestros tiempos…

14. Un tipo que sabe echarse a la calle, buscando caminos, tuvo que dejar sillones y cátedra…

Anduvo primero por los alrededores de Jerusalén, pero siempre queriendo volver y quedarse allí, hasta que llegara el Reino… Pero tuvo que salir, según Hch 12, dejando de “Papa de Jerusalén” a Santiago, así, al pie de la letra… (Hechos lo cuenta de forma solemne, con ángeles en la noche, pero las cosas debieron ser aún más fuertes…). Más tarde sentó cátedra en Antioquía (como sabe Hch 15 y como supone Pablo…). Y Pablo le dejó allí, de Papa de Antioquía, pero volvió salir, dejando aquella cátedra y llegando a Roma… Dice la leyenda que quiso huir también de Roma, pero que Jesús le salió al encuentro y le dijo “quo vadis”… Allí debió morir, en Roma, allí se conserva su memoria con la de Pablo.

15. Un Papa con mujer; misión en familia (con Papa y Papisa, Pedro y Petra)

Mc 1 habla de su suegra, no de su mujer… Pero se supone que la tenía y que era importante en su vida… Pedro fue Papa con familia incluida. La tradición dice que su mujer se llamaba Petra (es decir, Petronila, como Dios manda, una especie de Pedro en Femenino, una Papa mujer, una pareja papal).
Se recuerdan sus dos grandes “huidas”. Tuvo que “huir” de Jerusalén, donde quiso “poner su papado”, según Hechos. San Pablo dice que Pedro (en 1 Cor 9, 5) andaba misionando con su “hermana-mujer”, conforme a un modelo de “misión dual”, matrimonial, en contra de lo que hacía él (Pablo, que prefería permanecer soltero para misionar).
San Pedro era Papa misionero no a pesar de “ir con su mujer”, sino porque iba con su mujer, porque ese era el modelo misionero de Pedro y de los parientes de Jesús, a diferencia de Pablo. Quizá esto pueda decir algo en nuestros tiempos.

16. Un tipo al que se le puede reñir…

Ésta es quizá la palabra más dura sobre Pedro en Gal 2: Pedro le resiste a la cara y le riñe… y se oyen las voces hasta Jerusalén… Y no pasa nada, porque es bueno reñirse cuando hay diferencias. Y Pablo sale, y Pedro parece quedar en Antioquía, pero los dos siguen dialogando según las cartas de Pablo. Ese Pedro a quien se puede reñir, con quien uno puede enfadarse y que no va por ahí excomulgando es signo de auténtico Papa.

17. Un hombre que se echa al mar… después de todos los fracasos

Así le presenta Jn 21… Cuando todo parece que se acaba (como en Lc 5), Pedro dice: “vamos a pescar”, y se va toda la noche con la frágil barca, sobre el mar vacío… Va con otros, el texto cuenta siete… Ése es el Pedro que camina con miedo por el mar (según Mateo….), pero que camina y sigue pescando….

18. Pedro, el que sabe escuchar al “discípulo amado”

Seguimos en Jn 21… Pedro anda pescando pero es un poco ciego, no distingue en la noche, no es capaz de ver las luces del alba… pero sabe escuchar al otro, al discípulo amado que le dice “es Jesús”… y se echa al agua y nada, porque quiere a Jesús, aunque no le distinga bien.

19. Pedro, el amoroso…

Después de todos los vaivenes de la vida (seguimos en Jn 21), Jesús le dice por tres veces “¿Pedro me amas…?. Así a lo duro, así a lo “bestia” (diría mi primo)… Por tres veces le dice si le quiere, de hombre a hombre, a un Pedro casado, que anda por ahí con su mujer… Le pregunta Jesús si le quiere (como le quiere el discípulo amado, de hombre a hombre…). Y Pedro le dice con vergüenza que le quiere, y Jesús le encomienda “cuida a mi gente…”. Ésta es su tarea, cuidar a la gente con amor, por amor… En estos tiempos de Cónclave con pederastia de fondo es importante tener en cuenta esta imagen del Pedro Amoroso, que aprende a querer…

20. Un tipo que deja espacio para los que aman, el que no controla…

Seguimos con Jn 21. Da la impresión de que el texto está escrito para papas que quieren controlarlo todo… Jesús le dice a Pedro “vamos”, y se ponen en camino. Y Pedro ve que el Discípulo amado anda suelto, hace su camino… Y le pregunta a Jesús: ¿Y ese qué? Y Jesús le dice que le deje “suelto”, que no le ate corto, que no le ate… Que él, Pedro, es importante, pero que son también importantes otros…

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