Colombia reelige como presidente a Juan Manuel Santos, el candidato preferido por la comunidad LGTBI en la segunda vuelta
El presidente Juan Manuel Santos fue reelegido el pasado domingo presidente de Colombia para el período 2014-2018. Santos había recibido en días previos el apoyo de la organización Colombia Diversa y de destacados dirigentes a favor de la comunidad LGBTI, no tanto por su compromiso explícito (se había limitado a expresar que respetaría las decisiones de la Corte Constitucional en esta materia) como por el discurso fuertemente conservador y homófobo de su único contrincante en la segunda vuelta, Óscar Iván Zuluaga.
Con el 99,96 % de puestos de votación escrutados, Juan Manuel Santos obtuvo el 50.9 % de los votos, mientras que su rival, el uribista Óscar Iván Zuluaga, consiguió el 45 %. El presidente-candidato logró ganar en último momento, tras haber quedado segundo en la primera vuelta y tener las encuestas en contra una semana antes de los comicios. La suerte de Santos empezó a cambiar el lunes 9 de junio, cuando en un debate televisado el candidato Zuluaga le espetó “con usted no se puede ser respetuoso”. Unas palabras que produjeron sorpresa y acentuaron la impresión que un gobierno de Zuluaga sería especialmente intolerante y cercano a la extrema derecha.
Sectores ambientalistas, LGTBI, docentes, pacifistas, intelectuales, ateos y agnósticos, izquierdistas y personas de centro se volcaron a favor de Santos para detener el ascenso de Zuluaga, respaldado por los sectores más conservadores y la derecha evangélica, y que había prometido una oposición feroz al matrimonio igualitario y la adopción homoparental, la eutanasia, el aborto o la despenalización de la marihuana.
Santos, quien durante su primer mandato mantuvo un riguroso silencio sobre las cuestiones LGTBI, y que también había hecho pactos similares con pastores de mega-iglesias evangélicas en el año 2010, perdió en esta ocasión el apoyo de buena parte de los líderes religiosos, a los que incluso acusó de fariseos y homófobos. “No creo en los fariseos que se rasgan las vestiduras para defender la vida recién engendrada pero se mantienen proclamando más guerras que abortan la vida ya nacida” , llegó a afirmar. “Uno no puede ser cristiano auténtico, homófobo e inquisidor al mismo tiempo” , añadió, mientras arreciaba la campaña evangélica en su contra.
El presidente ahora reelegido incluso ha mostrado gestos de acercamiento a la comunidad LGTBI impensables hace cuatro años. En el momento en que se anunciaba su triunfo, por ejemplo, pudo verse ondear la bandera arco iris en la sede de su campaña. Santos también tuvo un breve agradecimiento a la comunidad LGBTI, primero que se recuerda en un momento así:
Habrá que ver, una vez conjurado el peligro de que un homófobo como Zuluaga se hiciera con la presidencia, si el nuevo cuatrienio trae por fin la igualdad jurídica del matrimonio igualitario o la adopción homoparental y esfuerzos serios para disminuir la homofobia y la transfobia social.
Conviene recordar, en este sentido, que hasta ahora el avance de los derechos LGBTI en Colombia ha ido de la mano de la Corte Constitucional, ante la pasividad del Ejecutivo y la animadversión de la mayoría del Congreso y de la Procuraduría General de la Nación. Por el momento existen ya en el país tres matrimonios entre personas del mismo sexo válidos por decisión de jueces, después de que 2011 la Corte ratificara que las parejas del mismo sexo constituyen familia y diera un plazo de dos años al Congreso para que legislara su reconocimiento con los mismos derechos que el matrimonio civil (obligación que el Congreso no cumplió). La Corte Constitucional, de hecho, está ahora obligada a pronunciarse de forma más explícita sobre la materia y despejar la incertidumbre jurídica.
Fuente Dosmanzanas
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