A uno que fue crucificado
Hoy 31 de mayo, se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de Walt Whitman. Su nombre, su obra aparecen registrados en una larga y extensa bibliografía que da cuenta de sus trabajos, su vida, su poética. Sin embargo, casi doscientos años después, su mensaje esencial, su visión y rescate del hombre común, su clara conciencia de la función de la poesía, no como un mero ejercicio retórico sino como un don de todo ser humano que se ejerce, no al escribir sino al vivir, ha sido poco menos que ignorado. En esta nueva fecha, invitamos a volver sobre la lectura de sus obras, al aire libre, como él quería, para que puedan nutrirse de sus contenidos y multiplicarlos como la hierba, en medio de este planeta cada vez más desértico.
Del blog À Corps… À Coeur:
Querido hermano, mi espíritu se une al tuyo,
No te apenes si muchos de los que te cantan hosannas
no te comprenden,
Yo que no te canto ni te adoro, te comprendo;
Con verdadera alegría te recuerdo ¡oh compañero! y al
recordarte te saludo lo propio que a los que aparecieron antes
que tú, y a los que vendrán después de mí,
Para todos laboremos el mismo surco, transmitiendo la
misma heredad y la misma cosecha,
Nosotros, la pequeña falange de los iguales, indiferente a
los países y a las edades;
Nosotros, que abarcamos todos los continentes, todas las
castas, todas las teologías;
Nosotros, los humanitarios, los discernidores, el fiel de la
balanza de los hombres comunes;
Nosotros, los que avanzamos en silencio en medio de las
disputas y de las afirmaciones, sin rechazar las personas ni
las ideas;
Escuchamos sus vocinglerías y sus tumultos, asaltados por
sus divisiones, sus celos, sus diatribas,
Envueltos, por momentos, en los círculos voraginosos de
sus comparsas.
No obstante, rebeldes á todo yugo, avanzamos libremente
por toda la tierra, la recorremos de Norte á Sur, de Este a
Oeste, hasta imprimir nuestro imborrable sello en el tiempo
y en todas las épocas,
Hasta que saturemos de nosotros el tiempo y las edades,
a fin de que los hombres y las mujeres de las futuras razas se
sientan y se confiesen hermanos y amigos como nosotros lo
somos.
*
Walt Whitman,
***
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