“¿Está la Iglesia enfrentada con Dios?”, por Jesús Bastante
Leído en su blog El Barón Rampante:
Kasper: “El Papa me dijo que cree que 50% de los matrimonios no son válidos”
El cardenal sostiene la necesidad de una apertura a los divorciados vueltos a casar”
“La Iglesia debería ser capaz de perdonar si Dios lo hace. De lo contrario habría una oposicion entre Dios y la Iglesia”
Ando toda la mañana dándole vueltas a una frase que me parece esencial. La ha formulado el cardenal Kasper en una entrevista a la revista Commonweal, en la que da cuenta de su postura -de la de Francisco, mal que les pese a los amantes del gélido invierno- sobre los divorciados vueltos a casar, la misericordia y una pastoral activa, realista y esperanzada. “La Iglesia debería ser capaz de perdonar si Dios lo hace. De lo contrario habría una oposicion entre Dios y la Iglesia“.
La frase se las trae, espero me lo reconozcan. Si Dios perdona, ¿por qué la Iglesia no? ¿Por qué tantos archivos guardados, esperando mejor ocasión, para recordar a tal o cual que “traicionó sus votos” o “no fue fiel”? Reconociendo -que ya es mucho reconocer- que detrás de muchas posturas vitales existió pecado -¿puede haberlo realmente en el caso de los cónyuges abandonados, las mujeres maltratadas, las convivencias insostenibles….?-, lo cierto es que el Dios en el que creemos es un Dios misericordioso y de acogida. De puertas abiertas y de renglones torcidos. No el Dios del carro de fuego y la condenación atronadora.
Por fortuna, los tiempos están cambiando, y la Iglesia debería adaptarse a ello, sin perder un ápice de su esencia. Porque Dios ya lo ha hecho. Quiero decir: Dios no tiene necesidad de cambiar, pero sí entiende la situación en la que viven sus hijos, sí está detrás de todas las cosas que suceden, pues en Él vivimos, nos movemos y existimos.
¿Está la Iglesia enfrentada con Dios? ¿Qué hacer cuando buena parte de sus responsables prefieren el poder frente al servicio, el castigo frente a la perdón, la espalda frente al abrazo? ¿Qué debemos hacer los que formamos parte de ese cuerpo? “Allá donde dos o más se reúnan en mi nombre, ahí estaré yo”, dijo el Señor. Los matices ya los fueron colocando los hombres -casi todos fueron hombres- de distintas épocas, más preocupados en construir sus edificios y estatuas de sal que por apuntalar los cimientos de la fe en el Hijo de Dios. Unos cimientos que son los ojos de los que sufren, las manos rotas, los llantos ahogados.
“La Iglesia debería ser capaz de perdonar si Dios lo hace. De lo contrario habría una oposicion entre Dios y la Iglesia”, dice Kasper. Si eso ocurre, mejor plantear una moción de censura a los que mandan. Y que todos sirvamos. También los que tienen rota alguna de sus costuras.
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