Dom 11. V. 14. Buen Pastor, la puerta de la Libertad.
Del blog de Xabier Pikaza:
El Buen Pastor, 4º Domingo de Pascua (Jn 10). Todos nosotros podemos y debemos ser pastores y puerta de libertad para los otros.
‒ La primera imagen pascual de este es el mismo Jesús-Pastor que dirige y guarda, anima y protege a sus amigos que, conforme a un símbolo usual del oriente, aparecen como ovejas.
‒ La segunda imagen pascual de este domingo es la Puerta de Libertad, por la que salen y entran las ovejas, es decir, todos nosotros, sin que nadie nos persiga ni domine. Es la puerta de la libertad, el mismo Cristo resucitado.— La tercera imagen somos nosotros, convertidos por Jesús en pastores y puerta de libertad, en un mundo que tiende a quedar esclavizado, en manos de los primeros engañadores de turno (y en especial por un tipo de dinero que esclaviza a la gran mayoría).
Estamos ante el signo de un mundo inquietante, asesino, de ovejas encerradas, aterrorizadas, ante el riesgo de duros señores de engaño, guerra y muerte. En el tiempo de Jesús (del 30 al 70 d.C.) los falsos pastores, asaltantes de “apriscos” hicieron que más de medio Israel pereciera de engaño, de guerra y de muerte. Hoy, año 2014, puede suceder algo parecido pues sigue habiendo como entonces, y aún con más fuerza, pastores religiosos y civiles que saltan por las bardas del aprisco, que engañan y aterrorizan, que destruyen y matan.
Tres planos:
‒ Un filósofo pro-nazi llamado Heidegger hablaba del hombre como “pastor del Ser”, con un lenguaje de destino, dominación y muerte. Pues bien, en contra de eso, nosotros, los cristianos, celebramos a Jesús como pastor de libertad. Ciertamente, no somos ovejas en sentido literal, sino personas… Pero Jesús, buen pastor, abre la puerta de la Vida y nos permite salir al Espacio de la Libertad y de la Pascua.
‒ Queremos “buenos pastores”, hombres y mujeres como Jesús, que nos ayuden a salir del aprisco donde estamos encerrados, para así buscar y celebrar la libertad, con él (Jesús), con todos los hombres y mujeres de la tierras.
‒ Nosotros mismos podemos y debemos ser pastores y puerta de libertad para los otros… Todos nosotros (ovejas de Jesús) hemos de ser puerta de libertad para los demás, pastores que les ayudan a encontrar el camino y les acompañan. Buen domingo a todos.
Juan 10,1-10. La parábola de los malos pastores
En aquel tiempo, dijo Jesús “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.”
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: “Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.“
COMENTARIO BÁSICO
Hay un gran aprisco cerrado (y nosotros dentro)
Esta imagen puede tener varios sentidos. Ciertamente, el aprisco, redil o paridera es el lugar donde se reúnen muchas ovejas que pasan la noche (un tiempo largo) protegidas por muros o bardas… Puede haber allí miles de ovejas de dueños diversos, ovejas que responden a voces distintas y que parecen estar vigiladas por un misterioso “thyroros”, un ostiario que guarda la puerta, como el clavero o llavero de las ciudades amuralladas (pero que no puede impedir que vengan y asalten los muros los ladrones).
Este aprisco puede ser el templo de Jerusalén, donde quisieron encerrarse y guardarse las ovejas el año 67-70 d.C. muriendo casi todas a manos de bandidos y ladrones religiosos y civiles.
Este aprisco puede ser la sociedad cerrada de Israel en tiempos de Segundo Templo y años siguientes. Una sociedad donde quedaron muchos judíos cautivos de su propio miedo, de sus leyes mudas…
Este aprisco puede ser en fin un tipo de Iglesia que también se cierra en sí misma, incapaz de lograr que caminen sus “fieles ovejas”, que salgan y salgan como quiere el Papa Francisco (Evangelii Gaudium). Tiene que venir alguien para sacar a las ovejas al campo de la vida, para que caminen… par que amen, para que vivan en libertad.
Hay un thyroros, ostiario bueno pero impotente
Ese thyroros, ostiario, que guarda la puerta es en principio un buen vigilante… pues abre la puerta al buen pastor. En ese sentido podría ser Dios, o un tipo de Ángel de la Guarda del Templo-Ciudad-Aprisco… Quizá es un tipo de Papa/Padre que protege (quiere proteger a las ovejas…).
Pero hay algo inquietante en ese ostiario… que guarda la puerta, pero no vigila las “bardas” o muros del redil donde se hacinan las ovejas, de manera que los ladrones (que vienen a robar) y los bandidos/lêstai (que vienen a esclavizar) parecen campar a las anchas… Vivimos en medio de un mundo de ladrones (los dueños del gran capital) que destruyen a las ovejas.
El ostiario o guardián de las ovejas parece bueno (he dicho que parece un Sumo Sacerdote o Papa), pero no logra defender los muros… de manera que los ladrones/terroristas de un tipo o de otro vienen, sacrifican, matan…
Muchos ladrones/bandidos había en tiempos de Jesús y del evangelio de Juan, ladrones que entraban al aprisco por los huecos de las piedras… o que saltaban por los muros… Ellos llevaron a la gran catástrofe del 67-70, cuando perecieron casi todas las ovejas de Israel.
Muchos ladrones/bandidos de ovejas hay en estos tiempos confusos, de tráfico de vidas, de conciencias y armas… y parece que el ostiario no sabe defender sus ovejas…
Hay un pastor que sabe y que “saca” a las ovejas a los pastos de la vida
Ésta es la imagen última. En esta situación puede venir y ha venido un pastor que entra por la puerta, sin violencia. El ostiario al fin le abre… y el verdadero Pastor viene y llama a “sus” ovejas. Llama a todas, pero sólo le siguen algunas. Ese Pastor es, sin duda, Jesús (y aquellos que le siguen).
Este pastor no tiene más poder ni autoridad que su voz, que el silbo amoroso de su melodía, y su conocimiento personal. La única forma de hacer que la puerta se abra y de sacar las ovejas a la libertad, es llamar de un modo personal, con la palabra de la vida y del amor..
Están las ovejas cautivas en un redil de opresión. Así entiende el evangelio de Juan el viejo templo de Jerusalén, del que Jesús vino a sacar a las ovejas, para conducirlas por el ancho campo de la vida… Éste es el Jesús que libera, que saca a las ovejas a los pastos de la vida, al campo abierto del amor compartido.
PROFUNDIZACIÓN
(Para el que quiera seguir leyendo el texto…)
1. LOS QUE NO ENTRAN POR LA PUERTA
En aquel tiempo, dijo Jesús “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido.
a) Hay un aprisco con ovejas, que es la humanidad (o el pueblo de Israel o la Iglesia). Un aprisco donde las ovejas están “encerradas”, como en una larga noche… Ésta es la fatalidad: ovejas manejadas, encerradas, en un templo como el de Jerusalén (según el Jesús de Juan aquel templo era lugar de encerramiento y muerte)…
b) Hay gente que entra por los huecos o que “salta” por encima de los muros: no tienen llave, no entran por la puerta… Éste es un mundo de ladrones y bandidos, que nos dominan por doquier. El texto utiliza dos palabras:
1. Klêptês: Es el ladrón que roba. Ladrones de ovejas, como los cuatreros… Toda la economía del mundo está pensada y hecha para robar personas… Estamos así, la mayoría de los hombres, traídos y llevados, robados….
2. Lêstês: Es el bandido de que mata, el que utiliza a los demás para sus fines… Este mundo mara y mata a miles de personas, de hambre, de miseria
c) El evangelio de Juan vive en un mundo de bandidos religiosos, que utilizan a las ovejas… Desde los sacerdotes de Jerusalén hasta el Emperador, pasando por los celotas, escribas… Todos aquellos que viven de robar y de utilizar a los demás
2. EL PASTOR ENTRA POR LA PUERTA Y SACA A LAS OVEJAS PARA LLEVARLAS A LOS PASTOS DE LA LIBERTAD
Pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera
a. Conoce la puerta… sabe donde está… No tiene que forzar ni saltar… Va por el camino recto
b. El Guardián (portero: ostiario, thyrôros) le conoce y la abre… ¿Quién es ese ostiario, que abre? De nuevo la gran pregunta: ¿Es Dios? Pero, si es Dios ¿por qué deja que ladrones y bandidos entren por encima de los muros, al asalta, con sus armas, como entraron los celotas el 67… y como siguen entrando celotas de izquierda y derecha? No se dice, ese ostiario misterioso está ahí y por lo menos hace algo bueno: Abre la puerta al que viene por la puerta.
c. El que entra por la puerta llama por su nombre a sus ovejas y ellas escuchan y responden, porque confían y le quieren… Ese que viene es alguien que conoce a unas ovejas (las suyas) y que viene a buscarlas y que las llama en la noche… Éste es el misterio: Hay alguien que viene y nos llama… Y nosotros le escuchamos.
d. Él las “saca”. Éste es el verdadero pastor, el que nos saca del redil de opresión en que estamos encerrados, dominados, esclavizados…
El portero abre… Hay una puerta que abre a la humanidad, al templo interior de los creyentes…Se trata de abrir el aprisco y el corazón de la ovejas le abre…. A éste le abre el guarda.
Y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Hay un conocimiento personal… Hay un diálogo de pastor a oveja. Ser pastor de ovejas es conocer a cada una y llamarla. No hay más poder que la voz del que llama.
Y las saca (exagei)… Eso significa que han estado encerradas… Que el aprisco ha sido lugar de custodia, que sólo vale por un tiempo. A las ovejas hay que “sacarlas”, para que no estén cerradas en los corrales, clausuradas, como en una plaza fuerte, sin poder moverse, en manos de leyes y de imposiciones.
3. CUANDO LAS SACA CAMINA DELANTE DE ELLAS:
Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños
Éste Pastor, a quien han abierto la puerta… es alguien que va trazando una ruta de vida. Después de haber llamado a las ovejas y de haberlas sacado “camina”, sabe donde va… Abre un camino de humanidad y de vida… que conduce a los buenos pastos de los que habían hablado los salmos de Israel: ¡las conduce hacia fuentes tranquilas!
4. EL MISMO PASTOR ES LA PUERTA
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: “Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Ahora descubrimos que Jesús mismo es la puerta y el portero: Thyra y Thyroros, Ostium y Ostiario… Jesús es la puerta de la ciudad y la ciudad entera, siendo al mismo tiempo el pastor amigo, que llama y responde, que acoge y cuida… Éste es el pastor que se vuelve novio y amigo de cada oveja, no la ciudad del aprisco cerrado (vigilado), sino en el campo ancho de la vida…
Según la tradición de Mt 16, Jesús es puerta y ciudad, pero cedió las llaves a Petros, que es Piedra, para organizar por un momento el rebaño… Pero según este evangelio de Juan, Jesús no ha cedido las llaves a nadie, sino que no tiene llaves, pues no encierra a sus ovejas en ninguna ciudad, sino que abre la puerta.
Pero quizá las llaves de Petros en Mt 16 eran también para abrir las puertas del corral/redil (ciudad cerrada) y para sacar a las ovejas del gran castillo cerrado (imagen impresionante de Gormaz)… Llaves para abrir la puerta y que una vez abierta se vuelven inútiles, porque Jesús no encierra a nadie, sino que camina con todos por el anchos campos de la libertad, hacia las fuentes tranquilas…
Éste es el Jesús del buen Petros y del evangelio de Juan, que nos libera de las puertas cerradas y de la lucha de los ladrones/bandidos, para que podamos vivir en libertad, en el riesgo de la buena libertad, en un mundo que es casa de amor para todos (aunque algunos parece que no se han dado cuenta de ello).
5. CONCLUSIÓN. JESÚS Y LOS LADRONES
La imagen de Jesús entre ladrones forma parte de la iconografía de la pasión, según Mc 15. Aquí se distinguen las dos figuras de un modo mucho más nítido, como las dos posibilidades de la vida:
1. El ladrón no entra sino para robar, sacrificar y destruir… El ladrón es el principio de la violencia y del engaño, de la fuerza destructora (entra por encima de los muros, roba y mata…). De un modo misterioso, los tres verbos que se emplean aquí para los “ladrones” pueden aplicarse a los ladrones económicos, a los sacerdotes sagrados y los celotas militares
a) Roban (con kleptein)… porque quieren tener (por dinero)
b) Sacrifican (con Thyein, como los sacerdotes)… Viven de sacrificar a los demás, como los sacerdotes del templo. Este es el gran robo-destrucción sacerdotal de los profesionales de la religión
c) Destruyen (con apolyô…), llevan todo a la ruina, con la famosa palabra que emplea el Apocalipsis al llamar a Satán el Apolyon (como sabía el difunto Sábato en su relato escalofriante sobre Apolyon, el Exterminador)
2. Jesús ha venido para que tengan vida y la tengan abundante. Ha venido para sacar a las ovejas del redil, para conversar con ellas, para que puedan vivir en los lugares espaciosos de los pastos de amor.
3. Cada uno de nosotros somos pastor y puerta de libertad para los otros… si es que nos liberamos en amor, para el amor
NOTA ERUDITA 1. PUERTA.
Las ciudades antiguas de oriente, en el entorno de Palestina, solían tener varios lugares centrales, entre ellos, el palacio real, templo y la torre de defensa. El más importante para el pueblo era la puerta, como espacio abierto para el encuentro y la relación personal, lo mismo que para la administración de la justicia, pues allí solían reunirse los ancianos y/o jueces (cf. Prov 31, 23).
Apocalipsis. La nueva Jerusalén tendrá doce puertas (pylônes) de piedras preciosas, que llevan los nombres de los patriarcas de Israel y de los apóstoles del Cordero (principio y culmen de la salvación) y están presididas por doce ángeles, signo de presencia y cuidado de Dios (Ap 21, 12-21). Ellas siguen cumpliendo una función orientadora para los pueblos que quieran salvarse (21, 24), pero no se cierran ni de día ni de noche (21, 25), pues no habrá peligro en ella (nadie puede amenazarla) y todos hallarán allí su plenitud y bienaventuranza (cf. 22, 14).
NOTA ERUDITA 2. OVEJAS.
Unidas en rebaño, ellas son para el Antiguo Testamento un signo del pueblo israelita (2 Sam 24, 17; Sal 76, 21 LXX; Num 27, 17). Así lo muestra de un modo especial Sal 73, 1, LXX: «¿Por qué… está ardiendo tu cólera contra las ovejas de tu rebaño (probata nomês mou)?». Ez 34, 31 asegura: «Vosotros… sois ovejas de mi rebaño, probata poimniou mou, y yo soy vuestro Dios».
La literatura rabínica y apocalíptica utiliza el mismo simbolismo, sobre todo en 1 Hen 89-90 donde se cuenta toda la historia de Israel partiendo de la imagen de las ovejas del rebaño de Dios. En esa perspectiva se mantiene el Nuevo Testamento y de manera especial el evangelio de Mt, que utiliza siempre probaton (oveja) de un modo metafórico.
En esa línea simbólica, Mt afirma que las gentes que escuchan y acogen la palabra de Jesús son «como ovejas sin pastor» (Mt 9, 36; cf. Ez 34, 5). Sus discípulos reciben el encargo de acudir «a las ovejas perdidas de la casa de Israel» (Mt 10, 6; 15.24).
Pasando ya al plano eclesial, Mt compara al creyente en peligro con una oveja que se pierde y puede perecer (Mt 18, 12). Por su parte, el misionero es como oveja en medio de lobos (Mt 10, 16). Llega a tanto la fuerza de la comparación que se dice que los falsos discípulos son como «lobos con piel de oveja», es decir, creyentes fingidos (Mt 7, 15; cf. 26, 31). Esta visión de Mt podría ampliarse con otros pasajes del Nuevo Testamento (cf. Jn 10, 1-17; Heb 13, 30; Pe 2, 25). Todo eso permite suponer que las ovejas del juicio final (Mt 25, 31-46) tienen un sentido metafórico: ellas constituyen el auténtico Israel, la nueva comunidad escatológica. Por eso reci¬ben un lugar a la derecha del gran Rey, en ámbito de reino.
NOTA ERUDITA 3. AMPLIACIÓN AL CONJUNTO DE JN 10
En la línea anterior sigue el texto más famoso del buen pastor:
«Yo soy el buen pastor; el buen pastor entrega su vida por sus ovejas. El mercenario, el que no es pastor ni tiene a las ovejas como propias, ve venir al lobo y abandona, huyendo, a las ovejas; y así viene el lobo y las destroza y las dispersa. Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas y ellas me conocen, como el Padre me conoce y yo conozco al Padre. Así entrego mi vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este redil; las debo conducir, para que escuchen mi voz y de esa forma haya un rebaño y un pastor» (Jn 10, 11-16).
El que era puerta y portero aparece aquí ya plenamente como pastor, convertido de alguna forma en padre y amigo del rebaño. Esta alegoría del Jesús pastor tiene tres rasgos o elementos principales.
(a) Elemento cristológico. Jesús es el auténtico pastor, aquel que puede conducir hasta la meta a su rebaño. Por eso se distingue de otros malos pastores, mercenarios, que han venido a presen¬tarse como salvadores, siendo en realidad asalariados, que han querido aprovecharse del rebaño. Juan alude aquí probablemente, en la línea de 1 Henoc 83-90, a los diversos líderes que, en esos últimos años, entre el 50 y el 100 d. C., han manipulado a los judíos, llevándoles a la perdición.
(b) Hay un rasgo eclesiológico. Jesús es verdadero pastor porque conoce a las ovejas (hombres), dialogando con ellas en intimidad de corazón. Sólo así, sobre una base de conocimiento personal puede fundarse la comunidad de los salvados como iglesia donde todos tienen un lugar para vivir en plenitud.
(c) Hay, en fin, un rasgo intradivino: la unidad del pastor con las ovejas refleja sobre la tierra el gran misterio del encuentro de Cristo con el Padre, tal como Juan lo ha desarrollado en Jn 20. De esa forma, llevado hasta el extremo, este signo del pastor nos saca del ámbito animal (pastoral) para situarnos en un plano intensamente personal, de comunicación afectiva. En ese contexto debemos añadir encargo de Jesús a Pedro a quien pide que «apaciente sus ovejas» (Jn 21, 16-17). En esa línea se dirá que los ministros de la iglesia son pastores que aman a las ovejas, dialogando con ellas como Buen Pastor, que es Cristo.
NOTA ERUDITA 4 PASTOR Y OBISPO DE NUESTRAS ALMAS.
Culminando la referencia anterior encontramos las palabras de la Primera Carta de Pedro:
«Andabais errantes como ovejas, pero habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas» (1 Ped 2, 18-25).
Cristo aparece como Pastor y Obispo (poimêna kai episkopon) de los cristianos porque ha sido rechazado por su pueblo y ha sufrido sin vengarse, como el Siervo de Isaías. El mismo Cristo sufriente aparece como Pastor y Obispo de los fieles, más que como Kyrios supremo (Flp 2, 11) o Sumo Sacerdote en la línea de Melquisedec (Heb 9, 11), en terminología de fuerte un carácter simbólico, no jurídico, que nos sitúa cerca de la visión eclesial que ofrece Mt 23, 8-12, conforma la cual nadie puede ser padres, maestro o pastor de los otros, porque todos los creyentes son hermanos.
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