Señor, no te canses de mí, ten paciencia conmigo .
Del blog de Tomás Muro La Verdad es Libre:
01.- La vida tiempo de siembra.
Poco a poco nos vamos adentrando en la cuaresma y, también, poco a poco, seguimos caminando por la vida.
La vida es tiempo de siembra.
Dice el salmo 125: Al ir iban llorando llevando la semilla. Llegaremos a la Pascua y algún día llegaremos a la Pascua definitiva-: al volver vuelven cantando trayendo las gavillas…
La vida es tiempo de desierto, de camino, de siembra.
Al mismo tiempo la cuaresma es tiempo de conversión…
A lo largo de en nuestra vida hemos comenzado muchas cuaresmas, muchos advientos, hemos hecho muchos Ejercicios espirituales, muchos retiros… Lo hemos intentado mil veces, pero hemos conseguido poco. Como la higuera del evangelio, no damos fruto…
¿La historia de nuestra conversión es la historia de nuestro fracaso?
02.- Paciencia histórica.
Aquella higuera del evangelio no daba fruto. Quizás como nosotros. Pero ello no ha de ser motivo de desesperanza sino de paciencia. En la vida hemos de tener paciencia histórica con nosotros mismos y con los demás.
El buen labrador del Evangelio le dice al dueño de la tierra: espera un poco: yo cavaré, cuidaré de la higuera, espera, verás que el año que viene puede dar fruto.
En otra parábola del evangelio -la del trigo y la cizaña, (Mt 13, 24-52)- el Padre, dice a los labradores: no os precipitéis en arrancar la cizaña, tened paciencia hasta el final.
Dios tiene una paciencia infinita con nosotros.
Para Dios nadie es un fracasado en esta vida. Dios Padre tiene paciencia para esperar a todos los hijos pródigos que vamos pasando por la historia. Ante Dios Padre no somos “des-graciados”, todos y siempre estamos en su gracia, en su amor.
La historia del ser humano está llena de fracasos, pero todos acontecen en la misericordia y paciencia de Dios.
Tengamos paciencia con nosotros mismos y con los demás.
Dios tiene una paciencia infinita con la humanidad y sabe soportar nuestras continuas infidelidades, incluso cuando en nuestro campo se entremezcla la cizaña y el trigo.
Quizás nuestra oración pudiera ser:
Señor, no te canses de mí, ten paciencia conmigo.
03.- Yo soy el que soy.
En la primera lectura (Éxodo) hemos escuchado la pregunta que Moisés le hace a Dios: ¿Quién le digo al pueblo que eres Tú? Dios le dice: Yo soy el que soy.
Moisés y los israelitas han salido y vienen de la esclavitud del faraón de Egipto. Dios se les presenta como liberador.
Israel cree -fe- en un Dios liberador.
En la historia hay mucho faraón suelto: político, económico, religioso, eclesiástico, también hoy. Basta ver un telediario y algunas diócesis.
El Dios de la Biblia, el Dios de Jesús es liberador de la historia, liberador de nuestros fracasos personales en la vida.
Señor, ten paciencia con nosotros.
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