Dos estudiantes universitarios varones condenados en Indonesia a más de 80 latigazos tras ser sorprendidos manteniendo relaciones sexuales
19 de enero de 2018: Azotes contra los autores de violaciones de la ley islámica en Banda Aceh, en Ulee Kareng, Indonesia.
El juez los condenó en virtud de la ley islámica.
Por Greg Owen Lunes, 24 de febrero de 2025
En la conservadora provincia musulmana de Aceh, en Indonesia, un tribunal islámico de la Sharia ha condenado a dos hombres homosexuales a azotes públicos por mantener relaciones sexuales homosexuales, según informa Associated Press.
La pareja, de 24 y 18 años, fue descubierta por vigilantes del barrio que irrumpieron en su habitación alquilada y los encontraron desnudos juntos.
El 7 de noviembre, ambos fueron arrestados y sometidos a juicio por “delitos contra la moral”.
El juez que presidía el juicio dijo que se había demostrado “legal y convincentemente” que los dos estudiantes universitarios habían tenido relaciones homosexuales y que recibirían 85 y 80 latigazos, respectivamente.
“Durante el juicio, se demostró que los acusados cometieron actos ilícitos, incluidos besarse y tener relaciones sexuales”, dijo la juez, Sakwanah, que usa un solo nombre como muchos indonesios. “Como musulmanes, los acusados deben respetar la ley Sharia que prevalece en Aceh”, añadió.
Los hombres eran estudiantes destacados que se comportaban educadamente en el tribunal, cooperaban con las autoridades y no tenían antecedentes penales, dijo el juez, y por lo tanto no estarían sujetos a la pena máxima de 100 latigazos.
En Aceh, se castiga con azotes a una variedad de “delitos contra la moral”, como el sexo homosexual, el sexo entre personas solteras, el juego, el consumo de alcohol, las mujeres que visten ropa ajustada y los hombres que se saltan las oraciones del viernes.
Esta es la tercera sentencia de azotes dictada por homosexualidad desde que Aceh obtuvo el derecho a imponer la ley islámica como parte de un acuerdo de paz con el gobierno nacional en 2006.
Human Rights Watch informó que las autoridades de Aceh azotaron públicamente a dos hombres homosexuales 77 veces cada uno en 2021 después de que una turba allanara su apartamento en noviembre y los sorprendiera manteniendo relaciones sexuales antes de entregarlos a la policía.
En 2018, la policía arrestó a 12 mujeres transgénero en Aceh y les afeitó la cabeza para “convertirlas en hombres”.
Si bien la ley islámica de la provincia de Aceh es extrema en su tratamiento de los “infractores” LGBTQ+, las leyes de Indonesia que abordan a las personas LGBTQ+ en general fueron descritas como un “desastre de derechos humanos” por el Centro de Derecho, Islam y Sociedad de Indonesia en Melbourne.
En 2022, dos soldados indonesios fueron expulsados del ejército y condenados a siete meses de cárcel por tener relaciones sexuales homosexuales. En 2020, nueve hombres fueron arrestados en una “fiesta gay” en una redada en un hotel de Yakarta y acusados en virtud de las leyes contra la pornografía, que pueden conllevar una pena de 15 años.
Desde que se impuso la ley islámica en Aceh, más de 100 personas cada año han sido azotadas públicamente por “delitos contra la moral”.
Los fiscales y los abogados de los hombres dijeron que los acusados aceptaron sus sentencias y no apelarán.
Indonesia, un infierno para la diversidad LGTB
En agosto de 2021 conocíamos que condenaban a siete meses de prisión a soldado en Indonesia por homosexualidad.
En 2018, informábamos de la detención de diez mujeres, acusadas de «conducta lésbica».Antes, recogíamos, precisamente, la detención de cuatro personas en Banda Aceh, a manos de patrullas ciudadadanas, acusadas de «practicar la homosexualidad»: tres varones y una mujer transexual, que se enfrentan a penas que incluyen los mencionados castigos físicos. A principios del 2018 recogíamos el descarnado caso de LGTBfobia de Estado en Indonesia. La policía de Aceh detuvo a doce mujeres trans, les afeitó el cabello y las obligó a vestirse como«hombres normales». En Aceh, desde 2005 rige la sharia o ley islámica gracias a la autonomía que le fue concedida al firmar la paz con los separatistas, poco después del tsunami que asoló la región. En septiembre de 2014, además se aprobó una terrible ley que castiga las relaciones homosexuales con la pena de recibir cien azotes en público con una vara de ratán. La legislación entraba en vigor en octubre de 2015 y fue aplicada, entre otras ocasiones, en mayo de 2017 a dos jóvenes de 20 y 23 años. En el mismo mes de octubre de 2015 nos hacíamos eco de la detención de dos jóvenes lesbianas (de 18 y 19 años) por abrazarse públicamente y confesar que eran pareja. Según el jefe de la policía islámica las chicas serían “sometidas a rehabilitación con la participación de psicólogos en dependencias sociales”.
Indonesia también votó en 2014 en contra de la resolución del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas contra la homofobia y la transfobia y ha sido calificado, por su propia población, como un mal lugar para vivir si eres gay o lesbiana (solo un 2% opina lo contrario) en una encuesta de Gallup.
En el mes de octubre de 2016, informábamos de la detención de una pareja gay por subir a su cuenta de Facebook unas fotos besándose, junto con un mensaje de amor, que fue considerada por las autoridades como “pornografía”. A estos hechos se suman un deterioro homófobo que reconocía el presidente Joko Widodo, quien lejos de atajarla ha llegado a aprobar medidas discriminatorias, como confiscar preservativos, o la persecución de webs LGTB, bloqueando aplicaciones de citas entre personas del mismo sexo o autorizar formas de discriminación laboralcon el veto de aspirantes LGTB a plazas públicas, el cierre de la única escuela y mezquita para personas trans de Indonesia, aparte de permitir las irresponsables declaraciones homofóbicas de políticos y alcaldes demonizando al colectivo LGBTy la radicalización de líderes religiosos que han llegado a fomentar el boicot a empresas internacionales que apoyan al colectivo LGBT.
En diciembre de 2017 nos hacíamos eco la condena de diez hombres a dos años de cárcel en Indonesia por participar en una supuesta «fiesta gay» en Yakarta, la capital de este país asiático. A diferencia de Aceh, en Yakarta las relaciones homosexuales no son ilegales, por lo que los detenidos fueron condenados por violar la ley contra la pornografía.
El hecho de que se utilice esta ley para perseguir penalmente la homosexualidad en un territorio en el que supuestamente esta no está criminalizada pone de manifiesto la gravedad de la situación que se vive hoy día en Indonesia. De hecho, solo en las provincias autónomas de Aceh y Sumatra Meridional, en las cuales se aplica la sharía o ley islámica (en Aceh a todos los ciudadanos, en Sumatra Meridional solo a los musulmanes, que en cualquier caso son mayoría), las relaciones homosexuales son formalmente ilegales, castigándose incluso con castigos físicos.
Pero también en el resto del país la situación se está deteriorando. Ya lo recogíamos en febrero de 2016, cuando hacíamos alusión a la ola de LGTBfobia protagonizada por políticos y líderes religiosos. Desde entonces, por desgracia, no hemos dejado de conocer casos de detenciones y abusos. Un ejemplo es la redada de mayo de 2017 en el que la policía indonesia detenía en Yakarta a 141 hombres por asistir a lo que las autoridades han calificado como una supuesta “fiesta de sexo gay”, pese a que la homosexualidad no es ilegal en la capital y que desembocó en la citada condena de diez hombres, pero ha habido muchos otros. Días antes de aquella redada, otros ocho hombres eran detenidos, igualmente acusados de celebrar una «fiesta gay» en Surabaya, la segunda ciudad del país. En Java Occidental, la provincia más poblada de Indonesia, el jefe de policía hizo pública por su parte su intención de constituir un grupo de trabajo policial para investigar la actividad de personas LGTB. Y en octubre de 2017 tuvo lugar otra redada en un local de ambiente gay de Yakarta, en la que fueron detenidos 51 hombres. Una estigmatización a la que también ha contribuido la decisión de la Asociación Psiquiátrica Indonesia de clasificar la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad como trastornos mentales.
Esta espantosa situación podría agravarse de prosperar la iniciativa legislativa que pretende castigar en todo el país las relaciones homosexuales con penas de hasta cinco años de prisión. Sin embargo, en diciembre también aludíamos al “respiro provisional” que había supuesto la decisión del Tribunal Constitucional de Indonesia de rechazar una propuesta de criminalización de las relaciones sexuales entre personas no casadas, cuyo objetivo principal no era otro que el de castigar por vía indirecta las relaciones homosexuales. Poco duraba el respiro, por desgracia.
En julio de 2020 conocíamos que Indonesia podría aprobar en 2021 los “exorcismos” a personas LGTB+. Y en febrero de ese mismo año, una pareja gay era condenada a 154 latigazos por tener relaciones sexuales.
Fuente LGBTQNation/ Cristianos Gays
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