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Archivo para Viernes, 21 de febrero de 2025

Dios conoce nuestros silencios

Viernes, 21 de febrero de 2025
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Creemos que no sabemos rezar. En el fondo, no tiene importancia, porque Dios escucha nuestros suspiros, conoce nuestros silencios. El silencio es toda la oración y Dios nos habla en un soplo de silencio, nos alcanza en esta parte de la oración. “Una soledad interior que ningún ser humano puede llenar”.

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Hno. Roger de Taizé

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“Ideas sobre una religión decepcionante”, por Beto Vargas.

Viernes, 21 de febrero de 2025
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Diseño sin título - 1¡Qué maravilla de texto!

De su blog dios, en minúscula:

No hay un milímetro de coincidencia entre Jesús y los totalitarismos.

Poco se habla de aquel día en el que la familia de Jesús sintió algo que podría ser decepción o vergüenza, desconcierto o frustración, porque ese hijo, hermano, sobrino, no parecía querer ser lo que se esperaba de él. Básicamente lo buscaron, lo encontraron e intentaron reclamarle. Tenían motivos para hacerlo, no solo estaba abandonando su lugar en la familia, algo que por mandato de dios estaba prohibido, sino que además estaba trayendo deshonra sobre todos. Mira a tu hijo, qué son esas compañías, no le hace caso a nadie, quiere saber más que los maestros, rodeado de esas mujeres, de esos vagos, y hablando de dios.

Poco se predica sobre lo que supuso para las familias de quienes le siguieron, el abandono de sus casas y sus oficios que aquellos hermanos, hermanas, hijos, sobrinas, hicieron para ir tras un predicador sin futuro, un transgresor obstinado, en una escuela de andariegos sin techo y sin destino. No han aparecido ni para el entierro de su padre. No han venido a despedirse de nosotros. Ahí, junto a la orilla, dejaron las barcas, las redes y todo lo que le daba un sustento a esta familia, y se fueron a tocar gente impura y enferma, pero por dios en qué cabeza cabe todo esto.

Poco se escribe sobre lo que significó que Saulo, hombre con todas las credenciales para ser considerado un religioso confiable y ortodoxo, de sana doctrina y recto proceder, fiel defensor de los valores tradicionales, de las enseñanzas de toda la vida, un día se hiciera uno más de aquel movimiento sospechoso, dejando atrás sus estudios en la escuela más prestigiosa de la zona, y convirtiéndose en un divulgador de ideas raras y peligrosas, en las que ya no se sabe quién es quién. Ahora cree unas cosas que aquí nunca hemos creído. Ha perdido el rumbo, qué lástima, era una promesa para la teología. Se le ha metido en la cabeza que podemos juntarnos con los de fuera, que podemos hasta comer con ellos.

El cristianismo, desde el minuto 1 provocó vergüenza, reclamo, prejuicio, intolerancia. Pero ojo, el cristianismo no es provocación, ni esas reacciones son su objetivo, ni su propósito, ni su ideal. Solo personas con una sospechosa necesidad de exhibir su apatía social predicarían que seguir a Jesús implica hacer todo lo posible por convertirte en alguien “funado“, “cancelado“. Buscar el escarnio o el martirio no tiene nada de cristiano. Está de moda entre la ortodoxia victimizarse por motivos religiosos, cosa que suele distraer la atención de las verdaderas víctimas de segregación, exclusión, violencia y barbarie. Para los vulnerables, a diferencia de los apologetas, el mundo es mucho más que un meme.

Entonces, ¿De dónde viene esa reacción odiosa, esa respuesta tosca y a veces agresiva contra la fe? Bueno, si la fe es genuina, viene de la amenaza que significa para quienes viven de las ventajas que les otorga una posición sostenida en la injusticia y la desigualdad. Imagina un mundo en el que todos los amos (amos oficiales de la antigüedad o amos modernos de las maquilas) trataran a sus subalternos como Pablo pide a Filemón tratar a su siervo. Imagina un mundo en el que los creyentes políticos o empresarios salieran de sus misas a actuar como Zaqueo al salir de aquella comida. Imagina un mundo en el que los religiosos profesionales trataran a los de fuera de la iglesia como… como el cristianismo del nuevo testamento trata a los de fuera. Imagina un cuerpo de Cristo en la que las mujeres tuvieran el lugar que tuvieron en el movimiento de Jesús. Otro mundo.

Pero el cristianismo no es una amenaza por su fuerza física sino por su fuerza afectiva. Su oferta no es terquedad ni protesta, sino una forma de juntarse y convivir. No es una contracultura en el sentido modernista de la palabra (Hay que ver cómo les gustan a los antimodernistas los conceptos modernistas!), de exhibir unas convicciones para plantarse en oposición a lo que consideran amenaza – porque odian a Marx pero le siguen – sino que es una alternativa que ofrece un sentido, una esperanza y una plenitud que ninguna oferta religiosa, política, económica, ideológica, puede ofrecer. No es un enfrentamiento, sino una apertura de mirada que evidencia que ciertas promesas no son más que un espejismo.

Por eso, cuando la fe no es genuina, cuando es apenas un pretexto para dejar salir la propia incapacidad, el desprecio no resuelto, la superioridad enfermiza, el afán de control, reconocimiento y estatus, entonces la reacción contraria no es fruto de un “odio a los valores” ni una “campaña contra la gente decente” sino un sacudirse el fastidio que provocan las imposiciones, las intolerancias, las tiranías.

En un mundo en el que hay que explicar que no hay un milímetro de coincidencia entre Jesús y los totalitarismos, en el que hay que decir que el amor al prójimo no tiene ningún orden de prioridades que justifique la xenofobia y el exterminio, en el que hay que recordar que el lugar central de viudas, huérfanos y forasteros no es una idea woke sino el núcleo de la alianza entre israel y Yhwh, está bien saber que hacer las opciones de Jesús puede traer cierto desprecio, pero no vendrá de las calles, ni de las personas que están buscando un lugar que nunca han tenido, sino que vendrá principalmente de los templos y las procesiones. Como en el minuto 1.

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La otra mitad del corazón: la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), la transfobia y el fracaso de la solidaridad

Viernes, 21 de febrero de 2025
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IMG_0939Dr. Nicolete Burbach

La publicación de hoy es de la colaboradora invitada Dr. Nicolete Burbach, responsable de justicia social y ambiental en el Centro Jesuita de Londres, Reino Unido. Su investigación se centra en utilizar las enseñanzas del Papa Francisco para abordar las dificultades en el encuentro de la Iglesia con la transscendencia.

Donald Trump ha comenzado a declarar la guerra contra las personas trans. A través de una serie de órdenes ejecutivas, busca nada menos que la eliminación de la transexualidad y, por extensión, de las personas trans, de la vida pública. De hecho, incluso nos están eliminando de la historia: el día que me senté a escribir este artículo, se informó que las referencias a las personas trans habían sido eliminadas del Monumento Nacional Stonewall y del sitio web. La intención, por supuesto, es eliminarnos también del futuro: hacer que la vida trans sea imposible hoy, para que no haya personas trans mañana.

Ellos fracasarán. Siempre ha habido personas trans y siempre estaremos aquí.

Estas órdenes vienen acompañadas de una serie de otras directivas que atacan una variedad de derechos de las minorías. La respuesta de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos a este ataque ha sido, en el mejor de los casos, poco entusiasta: condenó las políticas de Trump hacia los inmigrantes y acogió con agrado sus políticas transfóbicas en la misma declaración, y respondió de manera inequívocamente positiva en otros casos.

IMG_9992La aceptación por parte de los obispos de la transfobia de Trump no es simplemente una muestra de intolerancia. Es un tipo de intolerancia más complejo que gira en torno a proteger y celebrar lo que entienden que es la naturaleza humana. Consideran que la naturaleza humana está bajo ataque por parte de la transexualidad, por lo tanto piensan que protegerla significa luchar contra la transexualidad. También creen que esto, en última instancia, es bueno para las personas trans, porque significa proteger nuestra naturaleza de nuestros propios supuestos intentos de ponerla en peligro. Y creen que están protegiendo a otros (en particular, a las niñas jóvenes y fértiles) de la corrupción mediante lo que imaginan que son nuestros delirios contagiosos y autodestructivos. Éstas –y no la marginación trans, ni la pobreza, ni la exclusión– son sus prioridades políticas en nuestras vidas.

Están desesperadamente equivocados.

En primer lugar, hay muchas interpretaciones diferentes de la naturaleza humana. Se pueden encontrar muchos relatos sofisticados en los estudios de género y trans, sin mencionar la teología trans, y de hecho la teología en general, que ponen en tela de juicio tanto la antropología (altamente simplista) imaginada por la USCCB, su análisis de la transidad y sus respuestas a las cuestiones éticas asociadas con ella.

La existencia de esta literatura muestra que la cuestión de si la naturaleza humana se protege al suprimir la transexualidad en la sociedad es muy compleja y difícil de resolver. La posición de la USCCB sobre estas cuestiones es correspondientemente muy tenue: hay muchas maneras en las que podrían estar equivocados. Tampoco parecen tener la experiencia necesaria para determinar rigurosamente cuáles son las mejores políticas.

De hecho, la retórica católica oficial en torno a la transexualidad no sólo ignora, sino que activamente contribuye a oscurecer todo este cuerpo de literatura. Aún no he visto un documento de la Iglesia que ilustre esta experiencia entre los tomadores de decisiones.

En cambio, la cuestión de si una política perjudica a las personas trans de maneras más mundanas es mucho más simple. Como he argumentado en otras partes de este blog, las iniciativas destinadas a eliminar la transexualidad de la vida pública también sirven para eliminar a las personas trans. De la misma manera, supuestamente “proteger la naturaleza humana” de nosotros en realidad se produce a costa del bienestar trans. Desde esta perspectiva, las personas trans son, en el mejor de los casos, individuos pobres y enfermos, incapaces de lidiar con nuestra naturaleza sexuada, a quienes se debe abrazar con misericordia en una base interpersonal y reprimir en la esfera social y política. El resultado es que cada vez estamos más vigilados y marginados por intentar vivir una vida trans.

Por supuesto, estas cuestiones más concretas todavía son difíciles de resolver en ciertos aspectos. Una gran cantidad de desinformación y pánico ideológico enturbian las aguas. Esta situación oculta el hecho de que gran parte de lo que se ha convertido en transfobia de “sentido común” es en realidad más dudosa de lo que parece, ya sea en relación con la atención sanitaria para niños trans, la seguridad en espacios de un solo sexo o las supuestas ventajas universales de las mujeres trans sobre las cis en el deporte. Los medios de comunicación también hacen que la transfobia parezca respetable y la introducen en la mente de la gente en un proceso que se asemeja a la radicalización política. Pero estas preguntas concretas son aún más obvias que las preguntas sobre la naturaleza humana. En muchos casos, sólo hay que mirar.

En este contexto, es frustrante que la USCCB parezca más preocupada por defender políticas que surgen de sus tenues opiniones que por proteger a las personas trans de los daños obvios e incontrovertibles que esas políticas causan. La solidaridad material y concreta con los pobres y marginados ha quedado relegada a un segundo plano frente a la abstrusa metafísica de la guerra cultural.

Mirar la política transfóbica de esta manera más fundamentada, concreta y materialista también arroja luz sobre una segunda deficiencia en el enfoque de la USCCB, una que creo que es aún más grave. Durante su campaña presidencial, Trump utilizó la transfobia como parte de una retórica más amplia de “nosotros y ellos” (o “ellos/ellos”) que convirtió en chivos expiatorios a varios grupos minoritarios, incluidos inmigrantes y personas trans. Además, sus ataques a la transexualidad son una expresión de su autoritarismo político más amplio, que intenta justificar utilizando esta actitud de chivo expiatorio para construir una imagen de amenaza. Sus ataques a los derechos de las personas trans también son parte de su ataque más amplio a la legislación sobre igualdad. Por último, sus ataques a la transexualidad (y, de hecho, los ataques católicos a la homosexualidad) son una parte de larga data de la política nacionalista en general.

En resumen, Donald Trump tiene un proyecto político más amplio –uno de violencia, explotación y represión– y su transfobia es parte integral de éste. Esto significa que cuando aceptas la transfobia, aceptas un aspecto de la política de Trump. Cuando promueves la transfobia, promueves su política. Y no importa si criticas otros aspectos de su política, como su política de inmigración, porque todavía estás apoyando una parte clave de su agenda. Su política es un todo cohesivo; No puedes separar las piezas.

Tampoco es importante por qué la gente apoya la política antigénero como para que ayuden al proyecto más amplio de Trump de estas maneras. Puedes afirmar que tienes “preocupaciones razonables” sobre la atención sanitaria, o preocupaciones feministas sobre los baños y los vestuarios. Incluso puedes afirmar, como los obispos, que tu compromiso católico con la dignidad humana te pone en desacuerdo con los derechos de las personas trans. Nada de esto importa. Lo único que se necesita es vuestro apoyo.

En este contexto, la USCCB simplemente se ha aliado con Trump. Su apoyo parcial sigue siendo apoyo, y no sólo a su transfobia, sino a su proyecto más amplio, incluidas sus acciones hacia las minorías que no quieren que sean eliminadas de la sociedad.

El proyecto político cohesivo de Trump exige una oposición igualmente cohesiva. La condena a medias de la USCCB suscita la pregunta: ¿qué pasa con la otra mitad del corazón? ¿Que esta haciendo?

La respuesta: colaborar.

-Dr. Nicolete Burbach (ella), 15 de febrero de 2025

Fuente New Ways Ministry

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Las tías: mujeres trans mayores en Argentina luchan por derechos y tejen memoria

Viernes, 21 de febrero de 2025
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Para las personas trans en América Latina tener más de 40 años es ser una sobreviviente. Desde hace una décadas, adultas mayores travestis y trans de Argentina se organizaron para reclamar por una ley de reparación histórica que contemple las violencias estatales que han sufrido a lo largo de los años, además de tejer redes en las que construyen memoria y resistencias cotidianas.

Fuente Agencia Presentes
17 de febrero de 2025<
Lucas Gutiérrez
Muriel BruschiEuge AzarAriel Gutraich
Alejo Sol
Edición: Ana Fornaro

Ustedes nos pegaron, violaron y asesinaron, ¿qué más quieren?– le grita Patricia Rivas a unos cien policías acorazados detrás de cascos y escudos.

Es 24 de mayo de 2024, la tarde está helada y la Plaza de Mayo, donde está la Casa de Gobierno, está rodeada de uniformados para impedir que la Segunda Marcha Plurinacional por la Reparación Trans y Travesti circule por la calle hasta el Congreso de la Nación, donde espera un escenario. El Ministerio de Seguridad del gobierno de Javier Milei publicó un protocolo que sólo permite manifestarse por la vereda, sin cortar el tránsito, además de habilitar varios mecanismos para criminalizar la protesta.

Patricia tiene el pelo rubio platinado vaporoso y avanza con tacos plateados, cubierta de un saco negro por el que asoma un gran escote. Tiene 58 años, es alta y robusta, parece fuerte pero guarda en el cuerpo  y la memoria las cicatrices del odio y la violencia de las fuerzas de seguridad. Ella forma parte de Históricas Argentinas, una organización de trans adultas mayores que se reconocen como víctimas del terrorismo de Estado y de múltiples violencias institucionales en democracia. Son sobrevivientes y exigen ser oídas.

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Patricia enfrenta a policías acorazados en la Segunda Marcha Plurinacional por la Reparación Trans y Travesti Foto: Ariel Gutraich/Agencia Presentes

A las trans mayores las acompañan activistas de derechos humanos y de la diversidad. Hay infancias y adolescencias trans, personas no binarias, lesbianas, maricas y mucha familia elegida. Frente al despliegue policial desproporcionado con armas largas y motos que rugen, el grito fue uno solo:

¡No tenemos miedo!

La violencia institucional es una herida histórica en los colectivos travestis y trans. Durante la última dictadura cívico-militar (1976-1983), las personas de la diversidad sexual, y con especial saña las travestis y trans, fueron perseguidas y encarceladas por su identidad. Pero para ellas los calabozos continuaron bien entrada la democracia, por la criminalización presente en los edictos policiales de varias provincias que habilitaba la caza de “los travestidos” en las calles. Estos edictos estuvieron vigentes hasta 1998 en Ciudad de Buenos Aires y hasta una década después en Provincia de Buenos Aires y otras provincias. Las personas trans y travestis suelen decir que para ellas la democracia comenzó recién 2012, con la aprobación de la Ley de Identidad de Género. 

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Segunda Marcha Plurinacional por la Reparación Trans y Travesti Foto: Ariel Gutraich/Agencia Presentes

Hace una década comenzó la militancia por una ley de reparación histórica para las trans y travestis sobrevivientes y también el pedido de una pensión graciable. 

Para eso se formaron distintos grupos: Además de Las Históricas Argentinas, existe el el Archivo de la Memoria Trans Argentina, un proyecto artístico y político de recuperación histórica que dio la vuelta al mundo y ha sido replicado en varios países. 

Además de la reparación históricas, estos colectivos exigen que se cumpla el derecho a recibir salud integral para una vejez digna. Pero los proyectos de ley siguen durmiendo en los cajones del Congreso mientras van perdiendo estado parlamentario.

Marlene Wayar es activista, escritora, psicóloga social, egresada de la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo y comunicadora. En un programa de radio, ella explica:

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Marlene Wayar y Patricia Rivas enfrentan a policias que reprimen la Segunda Marcha Plurinacional por la Reparación Trans y Travesti

Lo que queremos es que esta sociedad se sienta a discutir y reconozca que tenemos un promedio de vida de 32 años mientras, el de las personas cis es de 76 y subiendo y que esto constituye un genocidio. Después podemos ver los puntos de la ley, pero esto es mucho más complejo que una una mísera jubilación. Como dice Wanda, el Estado en algún momento tiene que reconocer todo lo que nos ha sacado, nos ha sacado la vida.

Actualmente en Argentina solo la provincia de Santa Fe tiene una Ley de Reparación. Es un logro y un antecedente, pero las voluntades políticas actuales no abren diálogos nuevos. Este 1 de noviembre organizaciones como Futuro Trans y el Archivo, en compañía del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presentaron un amparo para que el Estado les reconozca su derecho a la seguridad social. “Buscamos también que se reconozca y repare la violencia institucional que sufrió la población travesti y trans desde la recuperación de la democracia hasta el presente”, explica Marlene.

Las marcas de la dictadura

La reparación histórica consta de dos pasos: uno es que el Gobierno salga el balcón y reconozca todo el maltrato que hubo hacia las personas trans, y lo segundo es un resarcimiento económico que no sea una jubilación mínima, a nosotras nos tienen que resarcir por la vida que nos hicieron pasar”, dice Patricia un domingo por tarde, meses después de aquella Marcha por la Reparación donde la policía amenazó y reprimió.

Estamos en la terraza de su amiga Eugenia, en el partido de San Fernando, provincia de Buenos Aires, cerca de su casa. Su voz es el relato que entre carcajadas y angustias recompone esa memoria histórica que desde hace un tiempo decidió recuperar para seguir reclamando.

pato2-1536x1066Patricia en su casa. Foto: Euge Azar

En un tiempo me puse en pareja, fui peluquera y todo ese pasado lo sepulté. Al volver a hacer activismo volví a padecer y a tener las pesadillas de las persecuciones, de cuando corría con mis amigas escapando de la policía y que una caiga muerta atropellada por los autos. Es horrible vivir todo eso de vuelta.

Patricia también recuerda los ruidos, las voces, y estar detenida y vendada en la Comisaría de Tigre, provincia de Buenos Aires. “Esa que ahora tiene una placa conmemorativa que dice que ahí hubo un centro de detención durante la dictadura”, agrega.

En 1981, cuando tenía 14 años, estuvo secuestrada allí.

Fueron cinco días pero para mí fue una eternidad. Estuve vendada y lo que se escuchaba eran las puertas, los ruidos de una puerta pesada que abrían y te agarraban. Me llevaban a otro lugar y me hacían la tortura en la que me metían la cabeza bajo el agua. A veces te apuntaban y gatillaban. Otras veces era violarte mientras me decían: ‘¿te gusta ser puto?’. Siempre eran dos y cuando el primero terminaba de violarme yo caía desvanecida al piso, y ahí me daba el otro.

En abril de 2023, por primera vez en la historia, un juicio de lesa humanidad tuvo como voces fundamentales a un grupo de mujeres trans víctimas de la dictadura.

Carla Fabiana Gutiérrez, Paola Leonor Alagastino, Julieta Alejandra González, Analia Velázquez y Marcela contaron lo que vivieron en el Pozo de Banfield, uno de los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio que funcionaron durante el terrorismo de Estado.

Marcela Viegas declaró con un collar de cadenas gruesas, pulseras y una boina. Frente a ella la mesa estaba cubierta por la bandera del Archivo de la Memoria Travesti Trans Argentina. Allí contó que cuando estaba por cumplir 15 años fue secuestrada en Camino de Cintura, provincia de Buenos Aires y torturada sistemáticamente.

Me ponían una capucha. No sé adónde iba. Teníamos una venda y yo podía espiar por abajo. Me tiraban en una cama. Me ataban. Y me ponían 220 (volts de electricidad)” contó en su declaración.

Y agregó: “Es una hijaputez que nos pongan prostitución y vagancia. Yo iba a trabajar todas las noches porque por ser travesti no me iba a dar trabajo nadie” .

En marzo de 2024 los jueces condenaron a los represores a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad en el marco de genocidio. Por primera vez en la historia argentina personal militar fue condenado por los delitos de privación ilegítima de la libertad, tormentos, abuso sexual y reducción a la servidumbre a personas del colectivo travesti trans.

De las sobrevivientes no todas pudieron tener acceso a los documentos que registran esas detenciones. A veces ni siquiera las anotaban, o las ponían con nombres distintos. Para ellas también era muy difícil acercarse a una comisaría a preguntar por alguna compañera, primero porque podían quedar detenidas ellas y después porque, ¿por quién preguntaban? La astucia travesti y el humor como músculo que ayuda a sobrevivir hicieron que en “la zona” estén todas con sus nombres elegidos, los de fantasía y los apodos que eran mezcla de amor y picanteada.

Pero nada de eso las detenía, si una estaba presa, las demás encontraban la manera de hacerle llegar “el bagayo”, así le decían al envío de cosas fundamentales para los días que faltasen.

Patricia sabía que al ser detenida no tenía que firmar lo que le daban sino que debía encontrar las maneras de negociar. A la hora de firmar, tenía que poner: “apelo señor juez”. “Me das asco, me haces perder el tiempo, no quiero verte más acá o nunca más vas a ver la sol“, le dijo el juez en esos años.

Memoria trans

Pasaron cuatro meses de la Segunda Marcha por la Reparación y sobre Avenida de Mayo la puerta de un edificio de estilo francés conduce al Archivo de la Memoria Trans. En este lugar, además del trabajo de archivo y edición hay un espacio de serigrafía, una librería con títulos LGBT+ y una sala de estar dónde las chicas tienen reuniones, hacen terapia y ahora entre facturas, café y mates dan entrevistas. A veces acá o en otros espacios invitan a más sobrevivientes adultas para compartir recuerdos, charlas y ver las necesidades de cada una.

En el Archivo, unas 20 adultas mayores buscan y reúnen fotos, cartas y artículos de prensa que arman la memoria travesti trans de un país que las quiso y quiere invisibilizar. Con todo esto arman muestras, souvenirs, libros y crónicas que luego venden para vivir y hacer sobrevivir esa memoria travesti colectiva. Ellas espantan las miradas de condescendencia y traen a la luz las vidas trans con todos sus matices, colores, injusticias, amores, celebraciones y vínculos.

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Michelle, Carola, Sonia, Marcela y Teté, del Archivo Argentino de la Memoria Trans Foto: Muriel Bruschi

Sus vidas y biografías recorren muchos espacios contando lo que han vivido.

A sus 59 años, Wanda Sánchez comparte las violencias estructurales de muchas personas travestis y trans de su generación.

Vi morir a tantas compañeras, recordar el montón que éramos. Yo sobreviví a todas ellas, a todo lo que nos pasó. Me tuve que ir de mi casa a los 13 años para empezar a ser yo, ahí no podía.

Wanda02AMT-1024x1536Wanda Sánchez Foto: Muriel Bruschi

En ese deambular comenzó a ser detenida por la policía y un periplo por juzgados de menores, institutos y hasta una clínica psiquiátrica. “Allí una mujer santa, una médica me dijo que no estaba mal ser homosexual, que quien necesitaba cambiar era mi madre”. Allí se tendió un puente entre ella y su madre, aunque duró poco porque a los meses su mamá falleció.

En la clínica cumplió 18 y cuando salió ya era democracia en Argentina pero su calvario no se terminó.

Me han llevado presa por existir. Me han ido a buscar a mi casa para llevarme detenida. A vece terminaba en la comisaría con las bolsas del mercado porque recién había salido de comprar y me detenían.

Es su voz pero es la historia de muchas, de tantas.

En una mesa, bolsas de tela y remeras con imágenes sacadas de fotos, frases que alguna compañera gritó en una marcha o en una persecución y ahora se convirtieron en proclama conviven con libros de editoriales amigas y los de producción propia. El primer libro editado por el Archivo de la Memoria Trans está agotado pero otros siguen disponibles y se pueden comprar en su página web: Nuestros Códigos’; “Si te viera tu madre”, sobre la vida de la activista trans y una de las fundadoras del espacio, Claudia Pía Baudracco; y el más reciente: ‘Kumas’, una palabra que significa “amigas, compañeras, hermanas” proveniente del carrilche, ese lenguaje travesti que en la década del ‘40 nació para permitirles comunicarse entre ellas y sobrevivir a la policía y los ataques.

Mónica001AMY-1024x1536Mónica tiene 71 años Foto: Muriel Bruschi

Mónica, de 71 años, cuenta que a ella la ayuda mucho tener casa propia. La construyó con el dinero que le daba la prostitución. “Yo no derrochaba nada”, dice.  A diferencia de la mayoría, tiene una familia que la apoya, pero este lugar compartido es el que la “saca del pozo de depresión, por estar con todas y no pensar tanto”.

A ella también le decían “la gringa”. Su relato en el libro “Kumas” está atravesado por historias familiares, de amistades pero también de detención y tortura. Pero además de los relatos de violencias sobreviven las noches de brillos y diversión: los carnavales, los shows en bares.

Conocer a estas mujeres permite hilvanar la historia argentina completa.

Teté tiene 60 años, luce su delantal blanco impecable con el que cumple tareas de archivista. Tiene el pelo corto y canoso y una voz firme que no oculta la tristeza. No se quiebra, transmite la seguridad de saber quién es y fue.

– Era una situación fea, porque a mí con 13, 14 años me gustaba salir porque siempre fue muy independiente, y que te llevaran presa, que te sienten en un patrullero y te paseen para que todo el pueblo te vea, que vos era maricón.

Teté lee un fragmento del libro Kumas:

Nació en un pueblo del norte de la provincia de Santa Fe y en sus palabras se difuminan los límites entre la dictadura y la democracia. En ese momento ella se juntaba con amigos más grandes, pero a ellos también los perseguía la justicia.

Un juez llamó al tribunal a ese chico gay y le dijo que si se seguía juntando conmigo lo iban a detener porque por corrupción de menores. Así perdí amistades.

Todo ese contexto de discriminación hizo que tampoco pudiera terminar sus estudios: “Fue muy difícil terminar el colegio primario. El último año fue séptimo grado y fue una cuestión de supervivencia”.

Teté01AMT-1024x1536Teté Foto: Muriel Bruschi

Recién en 2013 pudo retomar sus estudios secundarios para culminarlos en 2016. Y siguió. Logró hacer dos años de la carrera de Psicología Social en la escuela de Psicología Social de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Luché mucho para conseguir trabajo”, explica.

En el año 2000 se acercó a militar en la organización política Movimiento Evita y desde 2008 trabaja en el Hospital Público Provincial Magdalena V. de Martínez, en Pacheco. Comenzó haciendo limpiezas y ahora se desempeña en el área administrativa.

Desde 1992 está en pareja y desde 2018 trabaja en el Archivo.

– Este es mi espacio, es mi lugar, el que elegiría siempre. Más allá de que yo tengo a mi familia que me acompaña y a mi pareja, esto es otra cosa. Acá estamos entre pares. Podemos tener diferencias, nos divertimos, la pasamos bien, levanta el ánimo. A mí me llena el alma, la verdad es un espacio que yo elegiría siempre para estar es este lugar.

Lo dice en voz alta pero también lo cuenta con cada gesto de complicidad y cada risa. Están en la mesa y las reúne el contar anécdotas, alegrías, carnavales y un adn travesti trans infinito. Una cadena de palabras, herramientas, referentes, conceptos y orgullos que trascienden las décadas y geografías.


“Nunca pensé que a la edad que tengo algún día iba a poder contar mi historia”, dice Carola.

El 29 de septiembre Carolina “Carola” Figueredo cumplió 62 años, casi el doble del promedio de edad que vive una persona trans. Ahora ella está sentada junto a su compañera del Archivo de la Memoria Trans, Marcela Navarro, en la biblioteca de la Alianza Francesa de Buenos Aires. El espacio es inmenso, está lleno de libros, es la biblioteca francófona más grande de Latinoamérica pero lo que no está ahí es lo que ellas van a presentar en este encuentro: los libros del Archivo con sus historias, contadas por ellas mismas, con sus vidas y las de quienes ya no están.

Carola02AMT-1024x1536Carola Figueredo Foto: Muriel Bruschi

“Yo lo único que escuchaba eran siempre reproches. Nos juzgaba todo el mundo, nos condenaban, pero nunca nos daban la oportunidad de expresar quiénes realmente éramos. Nunca se nos entendió”, explica Carola, y en sus palabras la curva deriva en orgullo al explicar cómo el Archivo se instaló como ese proyecto de redención dónde pudieron tomar la palabra y visibilizarse.

Este espacio fue una segunda oportunidad. Acá nos volvimos a encontrar todas pero en un momento y una situación diferente, ahora éramos libres porque a partir del 2012 obtuvimos la Ley de Identidad de Género. Nunca pensé que iba a tener esa libertad de poder contar mi historia, que todo el mundo te escuche, que te presten atención, y eso te hace sentir importante”, va decir frente a una audiencia que escucha, pregunta, lagrimea y sonríe. Su cuerpo parece frágil, a veces parece tímida, y en un momento, de repente, se le suelta la biografía y empieza a tejer en el aire relatos que deberían estar en todos los libros de educación nacional, su historia también es la historia de un colectivo.

A su lado Marcela irradia la presencia de una directora de escuela. Su pelo negro hacia con una cola hacia arriba parece coronarla como el casquete de una vedette. Ella hablará de todos los procesos que se realizan en el Archivo, le va pedir más testimonios a Carola y trata de manera maternal.

Marcela02AMT-1024x1536Marcela Foto: Muriel Bruschi

‘Ésta se fue, a ésta la mataron, ésta murió’ se llamó la primera muestra del Archivo realizada en 2017 que se pudo ver en el Centro Cultural Haroldo Conti de Buenos Aires, dentro del predio de la Ex Esma. En este ex centro de detención clandestina ellas lograron hacer de sus recuerdos un manifiesto. Esa vez no entraron forzadas sino siendo ellas la fuerza y resistencia. Tiene una voz pausada y muy presente, con ella explica: “recibo el material y lo voy separando: vida cotidiana, trabajo sexual, carnavales”, y cuenta cómo va uniendo las conversaciones y reconstruyendo las historias. Además de fotos hay cartas, documentos, tarjetas, volantes y “muchos tickets de avión y viajes”, y no es que ellas se daban la gran vida, esos vuelos se traducen en exilios, escapar para sobrevivir.

Completo las planillas y anoto el año y nombre de las compañeras de las fotos. Si está fallecida tratamos de buscar a otra que pueda ayudarnos a armar su historia; después de eso me encargo yo misma de escribir su propia biografía. Cuando la compañera aún vive trato de ubicarla para que nos cuente su propia historia”, sigue Marcela. Del otro lado de la gente hay una mesa con algunos de los libros y objetos que producen.

Necesitamos traVajo

“Tenemos vida para tirar, pero necesitamos un trabajo. Necesitamos algo para poder vivir, para poder seguirla”, explican las integrantes del Archivo. Sonia Torrese comparte su historia y explica que estuvo “rodando por todos lados, donde pude, como una golondrina”.  Ella también es una de esas hijas expulsadas del hogar familiar por ser trans. Hoy a sus 64 años volvió a esa casa pero para cuidar a sus padres. “Mi hermana y mi hermano no me aceptaban. Tenían mucha vergüenza de mí”.

Los rulos rubios de Sonia le enmarcan las palabras que con timidez aparecen para retratarla. Cuando dice que antes era “muy cerrada, muy burra”, las compañeras la frenan y le recuerdan que ella es la que mejor memoria tiene. Si alguien ve un rostro en una foto y no se acuerda quién es la respuesta seguro la tiene Sonia.

Sonia02AMT-1024x1536Sonia es enfermera Foto: Muriel Bruschi

Como es enfermera explica que un vecino le pidió que fuera al geriátrico dónde estaba su madre para hacerle curaciones. Las primeras veces no hubo problema, pero luego las enfermeras le contaron al dueño del lugar que ella era una persona trans: “Automáticamente me cerraron las puertas, me echaron”. Esto pasó hace aproximadamente siete años, en un país con Ley de Identidad de Género y sin edictos policiales.

Actualmente algunas cobran una jubilación o pensión, muy pocas. Y como eso tampoco alcanza tienen otros trabajos y buscan ayuda en los espacios disponibles. Wanda cuenta que tiene una pensión, a eso le suma el Archivo, los sábados trabaja en la Biblioteca Claudia Pía Baudracco y retira mercadería donde le den. La mayoría comenta situaciones similares. En ese momento todas se largan a hablar al mismo tiempo pero todas dicen lo mismo, nombran alguna compañera y cuentan su desesperación por no tener ingresos.

Sandra tiene casi 70 años y sigue ejerciendo la prostitución. Es una pena que a su edad tenga que estar parada en una esquina”, dicen sobre otra compañera que tampoco tiene ningún tipo de reconocimiento del Estado.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INDEC), el 80% de las personas travestis y trans está vinculada a la prostitución. Y sólo el 32% terminó estudios secundarios, según una investigación de las organización ATTTA y Fundación Huesped.

Para paliar esta brecha, en Argentina se aprobó en 2021 la Ley de Cupo Laboral Travesti Trans Lohana Berkis – Diana Sacayán. Esta norma establece la contratación de personas trans en el Estado Nacional a través de un cupo mínimo del 1 %, además de medidas de acción positiva orientadas a lograr la efectiva inclusión laboral tanto en el sector público como en el privado. Pero la llegada del nuevo gobierno frenó los avances de esta ley incluso sumando personas trans a las cifras del desempleo.

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Manifestación frente al Congreso argentino por una ley de Cupo Laboral Travesti Trans Foto: Ariel Gutraich/Agencia Presentes

La Ley de Cupo Laboral Travesti Trans lleva el nombre de las dos activistas históricas que la impulsaron y es sólo un primer paso. Hoy no se aplica, además de que corre peligro la ley.

 El cupo laboral trans lamentablemente no es para las compañeras de cincuenta años”, explica Teté. “Con esta edad no te quieren para nada, y menos a nosotras”, dice haciendo intersección entre ser adulta mayor y trans.

El cielo bonaerense de la tarde tiene de estrella a Patricia. Toma mate y comparte un bizcochuelo con amigas.

Tengo una pensión por discapacidad, que actualmente es mi única entrada porque yo tengo problemas con la silicona que me aplique hace años. Me debilitó los huesos, la cadera, por ejemplo, me comió el cartílago que une el fémur con la cabeza de la cadera y ahí se metió la silicona, también en la columna. Siento un ardor constante en la espalda y en la altura de los riñones”, cuenta.

La aplicación de silicona industrial es una práctica bastante frecuente entre las personas trans que no pueden recurrir a implantes. Esta no es una cuestión de vanidad sino una construcción identitaria, es parecerse más a quien una es. Pero al estar excluidas de los ámbitos laborales y de salud terminan recurriendo a estas opciones nada seguras y con grandes consecuencias a largo plazo.

 En Argentina, el informe “Condiciones Sociosanitarias de Personas Trans publicado en 2019 por Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación, el 83% de las feminidades trans modificó su cuerpo para adecuarlo a su identidad de género autopercibida. La mitad de ellas se inyectaron materiales en el cuerpo: 66% silicona líquida y 17%, de aceite de avión.

“Hace poquito este año murió una amiga mía, como Silvina Luna, porque la silicona te estropea los riñones”, continúa Patricia, citando el caso de la modelo y conductora que trajo a los medios el debate del metacrilato y la silicona líquida.  La diferencia es que a las compañeras travestis y trans no las debate ni recuerdan de esta manera, solo entre ellas lo hacen.

Madres, Abuelas y Tías

En las marchas muchas veces hay un cartel que dice: “Madres de la Plaza, las travas las abrazan”. Esa frase también es grito cuando marchan las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, esas mujeres que aún hoy con sus más de 80 y hasta 90 años, siguen activando por los Derechos Humanos reclamando por sus hijos desaparecidos y nietos apropiados de la última dictadura militar. Las personas travestis y trans saben lo que es marchar para exigir que se cumplan estos y por el derecho a la identidad.

Memoria, verdad y justicia”, es la frase que reclama por las violaciones de derechos humanos en la dictadura argentina.  Las travestis arman memoria al encontrarse, buscar las fotos y vidas de compañeras, y hacerlas circular. Pero también verdad al poner las historias en su propia voz. Entonces, ¿qué pasa con la justicia? El tiempo en que la justicia, el Estado y la sociedad se demoran en responder y accionar no alcanza para cuidar a las personas trans adultas mayores que han sobrevivido. Ellas recorren programas de radio, televisión, podcast, libros, revistas y encuentros. Lo hacen para encontrarse, mantener viva esta voz, pero también para que toda la sociedad acompañe su reclamo.

Michelle01AMT-1024x1536Michelle es de Rosario, Santa Fe Foto: Muriel Bruschi

Michelle se vino a Buenos Aires desde Rosario, provincia de Santa Fe, porque en su casa de allá estaba sola, acá encontró una familia. “Yo pensaba que iba a morirme a los 52”, dice y todas la preguntan por qué, “porque a esa edad murió mi mamá”. Y al hablar sus uñas largas parecen dirigir la batuta de sus palabras. Cuesta imaginarla triste, porque ahora sonríe y es parte de esta mesa de compañeras travestis y trans.

En la quiniela el 52 es la madre”, dice una de las chicas, y todo tiene un aire de revelación y charla de café. La de los 52 años era la madre de nacimiento de Michelle, porque en la vida LGBT+ cuando dicen que hay una familia elegida los títulos ganados son reales. Marcela tiene mucho aire de madre. “Le digo vení a casa y trae las fotos que tengas, después vino al archivo, empezó a trabajar y se ganó su lugar”, explica con orgullo. Ahora viven juntas pero separadas, ¿cómo es eso? y “es que vive en la casa de un amigo gay que esta enfrente de mi casa, pero también en la mía”, y el tema del orden y hacer la cama y todos esos cotidianos que crean la vida en familia.

Las tías”, como muches les dicen, son muy queridas. Sea en un evento o juntada, si una de ellas se pone a contar algo, las juventudes se calman y se dejan llevar por sus voces. “A mí en lo personal lo que me llama es el afecto, el respeto, que te brindan. Es lo que menos teníamos antes. Hay respeto y amor, yo soy muy sensible. A mí me mostrás, cariño y yo te voy a dar cariño, me mostrás agresión y es lo que viví toda mi vida”, cuenta Carola con los ojos siempre emocionados y agradecidos. Pero al amor que las rodea lo debe acompañar un Estado presente.

Mucho más que un nombre

Esa segunda marcha por el pedido de reparación, la de mayo, luego de recorrer toda la Avenida de Mayo, terminó con un festival de música y discursos frente al Congreso Nacional. Al look escotado de taco plateado quebrado por los empujones policiales Patricia ahora le sumó unas antiparras de natación por si en la represión decidían arrojar gases. Las juventudes LGBTNBQ+ que están ahí también se llevan una lección de lucha y resistencia, de lo que ellas gritan: ¡Furia travesti!. En organizaciones, archivos, familias elegidas y más espacios de adultas siempre hay juventudes de la diversidad trabajando en temas urgentes que van desde la logística y el registro, hasta acompañar a algunas de las “tías”. A veces es escucharlas, otras ayudarla a hacer un trámite, pero el entretejido generacional confecciona una red amorosa que de nuevo desafía todo terror. Antes que termine la marcha Patricia les va dejar una postal de lucha, mira a le fotógrafe Valen Iricibar y le muestra las tremendas tetas cargadas de historia. Lo hace con el cordón policial detrás suyo.

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Activistas leen discursos frente al Congreso al final de la Segunda Marcha Plurinacional por la Reparación Trans y Travesti Foto: Ariel Gutraich Agencia Presentes

Un par de meses después, cuando la entrevista parece haber terminado y en esa terraza de San Fernando mientras todo se está acomodando para cerrar el día Patricia, Pato, la tía Pato increpa:

–  ¿No me preguntas el nombre completo?

En ese momento todas las maneras de llamarla dan paso a lo que hoy, 12 años después de aprobada la Ley de Identidad de Género: “Patricia Alexandra Rivas”. El pecho se le infla de orgullo, los ojos le brillan más fuerte, y el dije de corazón que tiene alrededor del cuello le parece latir. No es solo un nombre, es parte fundamental de la biografía de un colectivo.

Para las personas trans en América Latina tener más de 40 años es ser una sobreviviente. Desde hace una décadas, adultas mayores travestis y trans de Argentina se organizaron para reclamar por una ley de reparación histórica que contemple las violencias estatales que han sufrido a lo largo de los años, además de tejer redes en las que construyen memoria y resistencias cotidianas.

*Este trabajo periodístico se realizó y publicó originalmente en la tercera edición de #CambiaLaHistoria, proyecto colaborativo de DW Akademie y Alharaca, promovido por el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores de Alemania. El periodista Cristhian Matamoros del staff de Criterio.hn formó parte de este proyecto.

Conoce el proyecto y más historias en https://cambialahistoria.com

General, Historia LGTBI , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , ,

“Me raparon y quisieron medicarme para ‘curar’ mi homosexualidad”. Varios partidos piden en el Congreso castigar con hasta 4 años de cárcel esas prácticas.

Viernes, 21 de febrero de 2025
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Entrevista a Xavi, ha puesto una querella contra la diócesis y varios párrocos que le sometieron 5 años esas terapias de conversión. / M.A.MONTESINO


Un joven valenciano interpone la primera querella contra «Es Posible la Esperanza» la asociación que presuntamente le sometió a él y a cientos de jóvenes en España a unas pseudoterapias que la ONU equipara a la tortura

Gonzalo Sánchez

A los 20 años Xavi Martínez fue internado en un convento en la localidad cántabra de Ruiloba. Le raparon el pelo y le prohibieron usar pantalones pitillo porque “iba provocando. Sus compañeros eran otros chicos y chicas, también muy jóvenes. Les prometieron que allí podrían “curarles” la homosexualidad. Ansiolíticos, antidepresivos, inhibidores de la libido… Eran ‘zombies‘ empastillados. Sesiones de ‘terapia‘ de conversión sexual por las tardes, trabajo físico y rezo por la mañana. Los hombres al campo, a jugar a fútbol, a hacer boxeo. Las mujeres a “sus labores“. La vida de Xavi fue moldeada y manipulada para marcarle como un pecador y un enfermo. Para que él mismo creyera que era una especie de adicto. El internamiento duró 6 meses, las terapias de conversión sexual las estuvo sufriendo 5 años. Hoy, tiempo después de haber salido de aquel infierno terrenal, se ha atrevido a poner una querella a sus torturadores: Hay que pararles los pies“.

En aquel convento hubo autolesiones, intentos de suicidio, depresiones. Había chicos que no se despertaban hasta las 11 de lo drogados que iban. Había menores de edad. “Los padres se sentían unos elegidos de Dios para la batalla del siglo XXI. Nos decían que buscaban ‘un nuevo tú‘”, cuenta. Pero en la búsqueda, y en la dura represión, se rompieron muchas personas; “aquello parecía Proyecto Hombre, me sentía como una planta arrancada de la tierra“.

IMG_9863Xavi, con el pelo rapado en el convento junto con otros jóvenes víctimas de las terapias de conversión sexual. / LEVANTE-EMV

Xavi fue el alumno aventajado del proyecto del padre Santiago Olmeda. “Él tenía una respuesta a algo que causaba conflicto en la Iglesia: la homosexualidad. Decía que con terapia se nos podía ‘reeducar’. Por eso muchos lo apoyaban y todos lo sabían“, explica. Pero en el proceso, le borraron la identidad. “Me convertí en un clon suyo. Para mí cada minuto que pasaba junto a él era un absoluto honor, me sentía un afortunado“.

A Xavi lo mataron en vida. Los cortes de sus brazos cuentan la historia de unas pseudoterapias sanadoras de gays que en el fondo solo son trituradoras de personas. Sólo él sabe lo mucho que sufrió, se odió y se negó a sí mismo. Él, al menos, está vivo y salió del horror que a día de hoy se sigue cometiendo en la clandestinidad de algunas congregaciones religiosas.

«Nos daban ansiolíticos, antidepresivos e inhibidores de la libido. Éramos ‘zombies’»

IMG_9864Una de las clases de boxeo de Xavi durante las terapias de conversión sexual. / LEVANTE-EMV

Le costó muchas horas de psicóloga y mucha determinación, pero hoy Xavi, el chico al que quisieron apagar, por fin es Xavi. Su testimonio rezuma la fuerza de quien ha ido al infierno y ha vuelto. El alumno aventajado del padre Olmeda es quien quiere ahora pararle los pies. Por eso ha presentado una querella contra él y el resto de miembros de “Es Posible la Esperanza (EPE)“, la asociación dedicada desde hace más de una década a, presuntamente, sanar gays, y a la que acusan de organización criminal por practicas unas pseudoterapias que la ONU equipara a la tortura.

Otras de las personas que figuran en la querella son Federico Mulet, el profesor denunciado en Alaquàs por intentar curar la homosexualidad de 5 alumnos con pastillas (y que declara este mes de febrero por esta otra causa), su mujer, el profesor de Marxalenes señalado por lo mismo y un psiquiatra entre otros participantes. Sin embargo, la persona más relevante señalada en la querella es el obispo Juan Antonio Reig Pla, acusado de promover y organizar estas terapias sanadoras de gays en varias diócesis, entre ellas la de Valencia.

El Ministerio de Igualdad investiga ya a 7 diócesis por acoger y promover este tipo de actos, y la Federación Estatal LGTBI ha iniciado una recogida de firmas para que estas pseudoterapias se conviertan en eurocrímenes. Compromís y Más Madrid, por su lado, trabajan para modificar el Código Penal y que estas prácticas dejen de saldarse con sanciones económicas y conlleven penas de prisión.

«Hay que parar los pies a esta gente. Dicen acompañar pero tienen las manos ensangrentadas»

IMG_9871Xavi ha puesto una querella contra la diócesis y varios párrocos que le sometieron 4 años a terapias de conversión. / M.A.MONTESINOS

150 personas por centro

La red de terapias de conversión tuvo, supuestamente, dos centros neurálgicos: Madrid y València. Los encuentros, sin embargo, se solían realizar en Cantabria, en la localidad de Ruiloba, cercana a Comillas. En cada una de las ciudades llegó a haber hasta 150 jóvenes metidos dentro de estas terapias. Según explica Xavi, el centro Santiago Apostol de Marxalenes (que pertenece a la red concertada) organizaba partidos de fútbol para “curar la homosexualidad” como parte de estas pseudoterapias.

Xavi dejó de lado todas sus amistades y relaciones para sumergirse en la red de terapias de conversión. El profesor denunciado en Alaquàs, Federico Mulet, era una de las figuras clave en las terapias de València, y llegó a ser como “un segundo padre” para Xavi. Un padre que le castigaba constantemente por sus “recaídas“, como si fuera un adicto por conocer a un chico.

Las pseudoterapias estaban basadas en estudios de psiquiatras completamente desacreditados por las asociaciones profesionales, como los de Joseph Nicolosi, y se basaban en encontrar las “heridas” de tu niño interior. “Para ellos la homosexualidad no era nada más que un trastorno producido generalmente en la infancia y por culpa de los padres. Y buscaban cualquier resquicio o cualquier problema que hubieras tenido para aferrarse a eso“, cuenta.

IMG_9865Parte de los materiales usados en las terapias de conversión sexual. / LEVANTE-EMV

Fármacos para los casos “más graves”

La red disponía de psiquiatras que conseguían las pastillas para recetar en los casos “más graves” como el de Xavi. Sin embargo, él siempre se negó a ello, pese a la insistencia de Federico u Olmeda. La terapia se veía como un camino, y el final del camino consistía en casarse con una mujer. Xavi asegura que varias personas con las que coincidió han llegado a ese final del camino. Él, afortunadamente, se salió en un desvío.

IMG_9866Víctimas de las pseudoterapias de conversión haciendo ejercicio físico para “rerforzar su masculinidad/ LEVANTE-EMV

La salida a la luz de esta red de terapias de conversión ha abierto una brecha en la Iglesia y en el arzobispado de València. La postura oficial de la Conferencia Episcopal es de rechazo, la realidad que cuenta Xavi es que centenares de jóvenes han caído ahí durante más de una década, derivados precisamente por párrocos. Quienes defienden abiertamente estas terapias, como el obispo de Alicante José Ignacio Munilla, afirman que lo que hacen es “acompañar a los homosexuales a la castidad“. Xavi responde que quienes diseñaron y realizaron estas pseudoterapias tienen las manos manchadas de sangre“.

Las personas que deseen ofrecer testimonios, datos o cualquier información relacionada con este tema pueden escribir a este periódico dirigiéndose al siguiente correo electrónico: gsanchez@levante-emv.com

***

| RD/EP

Sumar, Podemos, ERC, BNG y Junts han firmado y registrado este martes en el Congreso una proposición de ley orgánica, a propuesta de la Asociación No es Terapia, para castigar con penas de uno a cuatro años de cárcel a quienes practiquen “terapias de conversión” para personas LGTBIQ+, una práctica que han calificado de “tortura” y de “laboratorios del horror.

Según la propuesta registrada este martes en la Cámara Baja, a la que ha tenido acceso Europa Press, pide añadir al artículo 175 del Código Penal que “la persona que practique Esfuerzos de Cambio de Orientación Sexual e Identidad o Expresión de Género (ECOSIEG) sobre otra persona será castigada con la pena de prisión de uno a cuatro años y multa de ocho a veinticuatro meses“.

También propone castigar con la misma pena a quienes remitan a una persona a que un tercero le practique ECOSIEG, la fuercen a recibir estas prácticas o consientan la práctica de ECOSIEG en un entorno bajo su supervisión.

Laboratorios del horror y del terror” 

España no se puede quedar atrás. Las terapias de conversión y de reparación son los laboratorios del horror y del terror donde juegan con nuestros cuerpos, con nuestras mentes, hasta intentar someternos. Se ha demostrado a lo largo de la historia que no curan ni reparan nada, lo único que hacen es truncar las vidas, donde los índices de suicidio son escandalosos“, ha advertido la senadora de Más Madrid Carla Delgado (conocida como Carla Antonelli), la primera mujer trans senadora en la Cámara Alta.

Según ha recordado Delgado, estas prácticas ya están penalizadas y perseguidas con pena de cárcel en “Portugal, Francia, Reino Unido, Alemania, Canadá y tantos y tantos países“. Por ello, ha dicho que España no se puede quedar atrás .

En la misma línea, el portavoz adjunto de Más Madrid, Eduardo Rubiño,  ha calificado las terapias de conversión de “aberración. Igualmente, la diputada de Más Madrid en la Asamblea de Madrid Jimena González, ha señalado que esta iniciativa es importante en un contexto “en el que redes sociales como Meta, por ejemplo, ahora ya permiten que en redes sociales se llame a las personas LGTBIQ enfermas mentales sin que eso se pueda moderar ni borrar” y en el que hay “un Partido Popular más fanático que nunca” que “está más cómodo en el lado de sectas ultra religiosas que en el lado de los derechos humanos“.

Por su parte, la vicepresidenta tercera de la Mesa del Congreso y portavoz de Igualdad del Grupo Plurinacional Sumar, Esther Gil,  ha destacado que esta iniciativa legislativa marcará “un antes y un después” y ha destacado que, además de buscar la erradicación de estas terapias, se aportará “un apoyo económico y habitacional a las personas que pasan por esta cruel experiencia.

En concreto, la iniciativa contempla que “cuando las víctimas de un delito tipificado en el artículo 175 bis del Código Penal careciesen en el año anterior al de la solicitud de rentas superiores, en cómputo anual, al salario mínimo interprofesional, excluida la parte proporcional de dos pagas extraordinarias, recibirán una ayuda económica equivalente a seis meses de subsidio por desempleo.

Igualmente, si la víctima tiene personas a cargo, su importe podrá alcanzar el de un período equivalente al de dieciocho meses de subsidio, o de veinticuatro meses si la víctima o alguno de los familiares que conviven con ella tiene reconocida oficialmente una discapacidad en grado igual o superior al 33%, según el texto.

El presidente de la Asociación No es Terapia, Saúl Castro, por su parte, ha celebrado que este martes dan “el primer paso” para conseguir que “se criminalicen” las terapias de conversión.

Javi, una víctima “coaccionada y manipulada

En el registro de esta iniciativa también ha participado Javi, que ha relatado cómo estuvo sometido a estas prácticas durante cuatro años y medio. “Me internaron durante seis meses en un convento solo por estar enamorado de un chico a mis 20 años. Urge criminalizar este tipo de prácticas, porque los responsables son un peligro social para la gente del colectivo LGTBIQ+“, ha declarado.

Javi ha calificado estas prácticas de “torturas” y ha denunciado que las víctimas de ellas son “coaccionadas y manipuladas por su ambiente más cercano, como “el cura de tu iglesia, tu catequista, tu profesor, tu psicólogo, incluso tu familia“.

En las torturas no hay acompañamiento, no hay conversión, no hay libertad, lo que sí que hay es maltrato, abusos, vejaciones, manipulación y coacciones“, ha denunciado, al tiempo que ha animado a permanecer unidos y gritar con una sola voz: No somos enfermos, no somos pecadores, no somos ni vagos ni maleantes, no buscamos romper familias“, ha subrayado.

Fuente Levante/Religión Digital

 

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Un informe internacional alerta de una “nueva era” de ataques coordinados contra los derechos LGTBI+ en toda Europa

Viernes, 21 de febrero de 2025
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MAPA-ILGA-EUROPA

Se trata el informe anual de la entidad LGTBI+ Ilga Europa, en el que ha participado la Federación Estatal LGTBI+

Según el informe anual de la entidad internacional LGTBI+ Ilga Europa, en el que ha participado la Federación Estatal LGTBI+, estamos al inicio de “una nueva era” de ataques coordinados contra los derechos fundamentales no solo de las personas LGTBI+, sino de toda la sociedad.

Tal y como recoge el «Informe anual sobre la situación de los derechos humanos de las personas LGBTI en Europa y Asia Central», publicado este martes, existe una corriente global que promueve el aumento de legislación anti-LGBTI y amenaza los derechos fundamentales. Según la investigación, que analiza la situación de todos los países de Europa y Asia Central, los gobiernos están alimentando el sentimiento anti-LGBTI para impulsar leyes que restringen la libertad de expresión, asociación y las elecciones justas.

La investigación refleja una tendencia internacional a promover los discursos de odio LGBTIfóbicos, el sexismo y la misoginia, por parte de figuras públicas y registra intentos de introducir legislaciones para vetar la educación afectivo-sexual, familiar y de género en Bulgaria, Hungría, Italia, Países Bajos, Luxemburgo, Noruega, Rumanía, Rusia y Eslovaquia. Además, la normalización del odio también ha justificado el bloqueo de la asistencia sanitaria a las personas trans en Andorra, Georgia, Hungría, Irlanda, Moldavia, Rumanía, Rusia y el Reino Unido.

Situación en España

La presidenta de la Federación Estatal LGTBI+, Paula Iglesias, explica que “estamos en un momento agridulce. Frente a la restricción de derechos que se está produciendo en EEUU y en muchos países de Europa, en España, seguimos siendo vanguardia y ampliando libertades. El pasado junio, nos convertimos en el primer país del mundo en contar con una legislación que protege a las personas LGTBI+ en el ámbito laboral. En la actualidad, seguimos trabajando, ya desde una subcomisión en la comisión de Igualdad del Congreso, en la creación de un Pacto de Estado contra los discursos de odio”.

Sin embargo, asistimos con estupor al señalamiento que se está produciendo a nivel internacional y que está permeando en España a través de nuestras Comunidades, donde los partidos reaccionarios tienen poder. Y es que el Parlamento de Cantabria acaba de rechazar que deportistas trans compitan en categorías femeninas de élite. Una nueva evidencia de que a las derechas nunca les han importado los derechos de las mujeres, no han trabajado por erradicar la desigualdad salarial, las condiciones precarias o las agresiones sexuales. Es manifiesto que solo quieren subirse a la ola reaccionaria que ahora cuenta con Trump como altavoz para ver si así consiguen rédito político”, denuncia.

El director ejecutivo de ILGA-Europa, Chaber, explica que el informe publicado este martes confirma que los pasos son siempre los mismos.  “Lo que comienza como un ataque a los derechos de las personas LGBTI+ se convierte rápidamente en un ataque más amplio a los derechos y libertades de la sociedad en su conjunto. No se trata sólo de una cuestión LGBTI+, es una crisis para los derechos humanos y la democracia”, asegura.

Por su parte, la directora de Incidencia Política de ILGA-Europa, Katrin Hugendubel, declara que mientras los gobiernos utilizan cada vez más a las personas LGTBI+ como chivos expiatorios para impulsar leyes restrictivas, los tribunales, tanto en la UE como en toda Europa, defienden a su vez los derechos humanos de las personas LGTBI+, con sentencias clave. “Pero en este momento crítico, no podemos dejar la protección de los derechos humanos en manos de los tribunales. La clase política, tanto a nivel europeo como nacional, debe actuar con decisión para contrarrestar los crecientes ataques contra las piedras angulares de la democracia a los que estamos asistiendo”, defiende.

Así pues, sigamos vigilantes y sigamos ampliando derechos. Además de legislar necesitamos educación y pedagogía, para ganar conciencias. Y un Pacto de Estado contra los discursos de odio hacia los grupos vulnerables que ponga freno a los bulos y los discursos de odio que tanto daño están haciendo sobre todo en las generaciones más jóvenes. Hagamos frente al odio, defendamos nuestros derechos con orgullo y determinación”, manifiesta Paula Iglesias.

NOTA ILGA 2025

INFORME COMPLETO ILGA 2025

Fuente FELGTBI+

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