Palabra, Vida y Luz.
Comentario al evangelio del domingo 5 enero 2025
Jn 1, 1-18
De una manera bellísima, en el Prólogo del cuarto evangelio, se recoge esta afirmación: “En la palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres”. En cierto modo, el citado Prólogo deja ver los tres términos -Palabra, Vida y Luz- como equivalentes. Por tanto, tendremos luz -viene a decir- en la medida en que nos reconozcamos como vida y vivamos en esa consciencia.
La fuente de nuestro sufrimiento -y, previamente, de nuestra confusión- no es otra que la ignorancia que nos hace pensarnos separados o desconectados de la vida. Esta primera creencia errónea nos lleva, por un lado, a entrar fácilmente en guerra con la vida -siempre que algo nos frustra- y, por otro, a un sentimiento irresoluble de soledad y vacío.
La luz emerge cuando, superada esa falsa creencia, descubres que, en tu verdadera identidad, eres vida, o mejor aún, que todo es vida que fluye y se expresa en infinidad de formas. Basta verlo para que toda tu existencia quede admirablemente iluminada.
Y todo ello -recuerda el texto- nace de la Palabra. Es este un término que traduce el original griego “Logos”, que a su vez hace alusión a la Inteligencia que rige todo el despliegue del mundo de las formas.
Así entendemos que sean expresiones sinónimas: la comprensión nos sintoniza con el Logos o Inteligencia última, que es uno con la Vida -entendida como proceso inteligente y autodirigido– y, por ello mismo, uno con la Luz.
Enrique Martínez Lozano
Fuente Boletín Semanal
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