Logos: somos “Oyentes de la Palabra”.
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01.- Sabiduría y prólogo de san juan.
La primera lectura nos habla de la Sabiduría en la vida, que no se refiere a tener muchos títulos académicos en la vida, ni a ser “muy leído”… Más bien se refiere a “saber vivir” con dignidad y paz.
La sabiduría no es lo mismo que o las ciencias. Se puede tener mucha ciencia y muchos títulos y no saber vivir.
Personas sencillas, sin estudios ni títulos son sabias, tienen luz en su vida, saben vivir.
En castellano solemos decir que tal persona “tiene luces” o no las tiene.
En el evangelio hemos vuelto a escuchar por segunda vez el espléndido prólogo del evangelio de Juan: En el principio existía la Palabra (logos) y el logosse hizo debilidad (carne). La Palabra era luz y vida.
Este prólogo parece ser que es un himno a JesuCristo: Palabra, luz, vida, que aquellas comunidades de Juan cantaban en sus celebraciones.
Quizás nosotros podríamos traducir el Logos, la Palabra, por Evangelio: por vivir sabiamente y en paz de Dios el Evangelio del Señor: evangelio que es luz y vida.
02.- Oyentes de la Palabra.
Todo el pensamiento de K. Rahner (1904-1984) se fundamentaba en ver al ser humano como: Oyente de la Palabra y Espíritu en el mundo. Las personas somos quienes atendemos a razones y escuchamos las “palabras” y la Palabra que se pronuncia en la historia. Los seres humanos somos un espíritu abierto a toda la realidad.
En castellano solemos decir familiarmente: “atiende a razones”: escucha la palabra que se da en la historia: la palabra de quienes piensan, la palabra de la cultura, la palabra de quienes te aconsejan en la vida, la palabra del arte, la Palabra de Dios.
La Palabra sensata es sabiduría, es luz y vida.
También hoy la Palabra, como en los orígenes es creativa. Todo se hizo por la Palabra. La Palabra sensata y razonable crea, ilumina, ayuda hace bien.
Pero no creo que hablar (la palabra) sean unas continuas ráfagas de vocablos. Hay por ahí un refrán que dice: “habla solamente cuando lo que vas a decir sea mejor que el silencio”. San Juan de la Cruz lo decía de otra manera: “Hable poco y en las cosas que no es preguntado, no se meta”.
Seamos Oyentes de la Palabra. Seamos un espíritu abierto a toda la realidad, a la vida.
03.- Palabra, cultura y religión
Podemos decir que el contenido de la palabra cultural de un pueblo, de una Iglesia es la religión de ese grupo humano.
La cultura es la forma de toda religión. Lo que un pueblo cree y construye se refleja en su cultura.
Quien se adentra en la cultura de un pueblo, penetra en su Palabra, en su fe, en su religión.
04.- Quienes acogen la palabra terminan siendo hijos de Dios
Una persona, una ciudad, un pueblo que no recibe la luz, vino a los suyos pero los suyos no le recibieron, podrá, podremos hacer cosas bonitas, años folklóricos, conciertos y ballets, pero quizás no sabremos hacia dónde caminamos.
La Palabra nos hace hijos de Dios, pero no porque no arregla “los papeles” y ya, como los emigrantes, pasamos a ser “legales”. La Palabra de JesuCristo modela el barro humano, nuestro ser, nuestra mentalidad, nuestro modo de vivir y llegamos a ser y vivir como hijos de Dios.
Que la luz brille en las tinieblas. Algún día se hará realidad lo que hemos escuchado en el evangelio:
La Palabra acampó entre nosotros.
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