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Sobre Elphaba y crecer como católico gay: reflexiona el autor de ‘Wicked’

Jueves, 26 de diciembre de 2024

gm c helen newman (1)_0Gregory Maguire (Foto de Helen Maguire Newman)

La publicación invitada de hoy es de Gregory Maguire, autor de más de 40 libros para adultos y niños, el más famoso Wicked: The Life and Times of the Wicked Witch of the West, un éxito de ventas de 1993 que se convirtió en la base del musical Wicked. , uno de los espectáculos de mayor duración en la historia de Broadway. La obra se transformó recientemente en una película de gran éxito, protagonizada por Cynthia Erivo y Ariana Grande, que se proyecta en cines de todo el mundo.

Gregory, un católico gay que, con su esposo, Andrew Newman, crió a tres niños adoptados hasta la edad adulta, dirigió un taller durante el Sexto Simposio Nacional del Ministerio New Ways en 2007 sobre familias encabezadas por gays y lesbianas. También habló sobre la vida de su familia en un evento de prensa titulado “Cinco minutos con el Papa”, durante la visita del Papa Benedicto XVI a Estados Unidos en 2008.

Llegué a escribir la novela que llamé Wicked: The Life and Times of the Wicked Witch of the West en 1993. Había estado pensando en ello durante varios años, pero estaba esperando hasta que sentí que mi confianza en mis habilidades podía Acompáñame a través de la tarea. Comencé la novela en Londres, el día que cumplí 39 años.

Mi madre biológica había muerto en el hospital una semana después de que yo naciera, por complicaciones derivadas de traerme al mundo. Si bien tuve una segunda madre que me apoyó totalmente (la mejor amiga de mi madre biológica desde la infancia, da la casualidad de que) el gran peso de la historia narrativa de mi nacimiento pesaba sobre mí hasta entonces. Francamente, todavía me pesa. Yo no pedí nacer y mi primera madre no pidió morir. Pero ocurrió la tragedia y tuve que vivir con cierto inevitable sentimiento de culpa.

MV5BOWMwYjYzYmMtMWQ2Ni00NWUwLTg2MzAtYzkzMDBiZDIwOTMwXkEyXkFqcGc@._V1_FMjpg_UX1000_Cartel de la película “Wicked”

Nací en un hogar católico, en un vecindario católico; al parecer, la mayoría de los vecindarios de mediados de siglo en Albany, Nueva York, eran católicos. Así que caminé con dificultad durante la infancia, jadeando: respirando los conceptos de obligación, de deuda moral, de responsabilidades que asumir en cada admisión; y exhalando el miedo de no estar a la altura de la tarea que parecía que Dios me había encomendado. ¿Qué tarea? De vivir una vida de suficiente virtud y de beneficio para los demás, como para poder rectificar de alguna manera el costo de mi existencia. Sentí, y cuando tenía unos doce años pude afirmar, que mi vida tenía que ser el doble de fructífera, para compensar el espíritu y el alma de mi madre muerta, quien creía que velaba por mí y por mis tres hermanos mayores. .

Pero cuando tenía unos dieciséis años y las primeras punzadas de atracción por otros chicos comenzaron a hacerse sentir, caí en un tormento de culpa. ¿Fue por eso que mi madre había muerto, por lo que yo crecí de forma extraña, retorcida y defectuosa? Que broma tan cruel. Las tres ies, lo consideré entonces: ilegal. Inmoral. Enfermo.

Reprimí la creciente sensación de horror tanto como pude. Yo estaba en negación, supuse; No podía estar seguro. Y en mi generación, al menos en mi ambiente provinciano irlandés-católico, el concepto de “experimentación” apenas se discutía, y mucho menos se abordaba. Quiero decir, si los padres no mencionaban a los adolescentes la práctica sexual entre los heterosexuales, entonces, la posibilidad o incluso la existencia de la homosexualidad ni siquiera se susurraba en los vestuarios. Creo que muchos jóvenes que crecen ahora en una era de accesibilidad y de políticas de identidad no pueden imaginar lo abandonado, náufrago que podría sentirse un chico gay en una escuela secundaria católica. Tan solo como Elphaba de piel verde, aislado sin igual en un mundo de ciudadanos comunes y corrientes y seguros.

Si bien podía leer bastante bien y entendía la historia de Oscar Wilde y lo que algunos (pocos) niños estaban haciendo cuando se burlaban de los niños más sensibles o queer entre nosotros (rara vez era el objetivo, afortunadamente para mí), la realidad Lo que realmente significaba todo aquello (cuando se trataba de amor, cuando se trataba de pasión o de promesa) parecía una gran pizarra negra en la que nadie, jamás, había escrito una palabra legible. Sabía sobre Miguel Ángel y tal vez sobre Shakespeare y Oscar Wilde. Pero no conocí personalmente a nadie que fuera gay y fuera gay hasta después de graduarme de la universidad, aunque sí encontré personas que actuaban por afecto e incluso por romance, incluidos algunos hombres que de alguna manera me amaban.

Lo que me ayudó a sobrevivir a esta extraña tormenta de ignorancia fue precisamente lo que más me amenazaba: mi fe e identidad católicas.

No voy a intentar defender ni siquiera definir lo que mi fe significa para mí ahora. Hace mucho que llegué a la conclusión de que es una tarea que está más allá de mi capacidad de articulación. De todos modos, mi comprensión de cuán piadoso o cuán escéptico soy se agita con toda la geolocalización de un electrón imposible de rastrear, de acuerdo con lo que afirma el Principio de Incertidumbre de Heisenberg. Pero lo que puedo afirmar es que ser bueno me parecía al menos dos veces más necesario que lo que requerían las enseñanzas de la iglesia, como requería Jesús, ya que tenía que ser bueno para mí y también para mi madre muerta.

9780060987107_p0_v5_s600x595Diseño de portada de libro original de los años 90. 

 Consideré el suicidio, aunque no con mucho fervor. La iglesia enseñaba que el suicidio era un pecado mortal. No poder reunirme finalmente con mi madre en el cielo hizo que esa solución fuera imposible. También leí Death by Choice de Daniel C. Maguire (sin relación). Un teólogo respetado, no me proporcionó una manera de tomar esa decisión. En el lado positivo, crecí en una época en la que las oficinas de los consejeros académicos católicos tenían carteles edificantes que decían que “Dios no hace basura”, un eslogan del orgullo negro que fue útilmente adoptado para casi cualquier crisis moral de la escuela secundaria católica. . Creía en la bondad de Dios y en el misterio del plan de Dios y en la sagrada gracia del discernimiento. Pensé que no tenía más opción que aguantar, resolverlo y aprender lo que Dios tenía reservado para mí, algo que ninguna amada monja o sacerdote podía nombrar, y ningún padre se atrevería a plantear en una conversación.

Entonces sublimé mi dolor y mi sensación de aislamiento. Por supuesto que lo hice. La mayoría de nosotros lo hacemos. Pero como crecí en un hogar en el que disfrutaba escribir y leer, y contar historias divertidas durante la cena, un hogar cuyo único beneficio real era la abundancia de tarjetas de biblioteca entre nueve de nosotros, leí para sobrevivir. Sí; No fueron las buenas monjas y los sacerdotes dignos, los padres trabajadores y emocionalmente tímidos quienes me rescataron. Era la biblioteca.

Leí sobre Aslan y las sufrientes criaturas de Narnia, congeladas en el interminable invierno de la Bruja Blanca. Vi el perdón de Aslan hacia el pecador Edmond, lloré por cómo Meg Murray, en Una arruga en el tiempo, pudo salvar a su hermanito a través del poder del amor (con mucho simbolismo cristiano para recordarle lo que estaba haciendo). .

Y seguí las indicaciones de Harriet la espía de Louise Fitzhugh sobre cómo llevar un diario podría fortalecer el corazón y la mente de un escritor. Compré un cuaderno espía, comencé a observar el mundo y así (eventualmente) a comprenderme y desenvolverme a mí mismo. Aprendí a ser honesto y a honrar la honestidad, incluso si me parecía cruel expresar algunos pensamientos en voz alta (a la página secreta).

Y así, a mi ser católico romano y mi ser gay, un par de características aparentemente intratables, se les unió una tercera identidad: la de ser escritor.

Lo que nos lleva, a través de Narnia y a través del amor, a mi vida en Inglaterra cuando cumplí 39 años y comencé a sentir que había llegado mi momento. Si yo era un día mayor que mi madre (ella murió a la edad de 38 años), entonces era, por definición, un adulto. (Nadie cuenta nunca con ser mayor que su madre). Al comenzar como escritora para niños, sentí que ahora tenía que tener edad suficiente para escribir una novela para adultos. Dejé de lado mis miedos y dudas, compré un cuaderno nuevo y comencé a escribir Wicked a mano. Fue publicado cuando yo tenía 41 años, hace casi treinta años.

BB1ibwIiFoto fija de la película “Wicked”: Cynthia Erivo como Elphaba y Ariana Grande como Galinda

¿Wicked se trata de ser gay, se trata de ser cristiano de alguna manera? No explícitamente. Pero sí intenté poner en el tejido de mi mirada antropológica a la alegre tierra original de cartón, tonterías y vodevil de L. Frank Baum algo de la seriedad moral de la Tierra Media y de Narnia. Por un lado, reclamé fe para Oz, fe en el extranjero en Oz. No una fe mágica, como en Narnia, no una fe de milagros e intervenciones, sino una fe humana, practicada y a menudo abusada. Y más de una fe, porque mi Oz pretendía emular nuestro propio mundo real con sus cruzadas y credos, sus fricciones y sus paradojas.

También afirmé posibilidades románticas más amplias para el pueblo de Oz, aunque lo indiqué en gran medida de forma indirecta. El hijo de Elphaba, Liir, tiene un romance masculino (en la secuela Hijo de una bruja), y cuando lo volvemos a encontrar a mitad de La bruja de Maracoor, cinco libros más adelante en mi serie, él y Trism son de mediana edad. y amas de casa. Cuando la gente me pregunta si Elphaba se basa en mí, digo que cada fortaleza de Elphaba es mi ambición y casi cada debilidad es un autorretrato. Pero Liir, que es inepto, confuso, quejoso, romántico, un soldado de infantería en el camino hacia su propio Calvario, probablemente, Liir soy definitivamente yo.

Al igual que Tolkien, cuyo cristianismo llegó a la Tierra Media de forma sesgada, traté de indicar la fuerza, el valor y el peligro del fervor religioso en Oz sin ponerme del lado de un sistema de creencias u otro. Intenté ser honesto. Una de las principales motivaciones de Elphaba en la segunda mitad de la novela es la búsqueda del perdón, un proyecto complicado por el hecho de que no está segura de tener alma. Además, les di a los ciudadanos de Oz más variedad de preferencias afectivas y traté de evitar patologizar a mis queridos personajes, evitar asignar causas obvias o directas de por qué las personas son como son.

Si preguntas: “¿Existe un elemento tan romántico como Gelphie, un enamoramiento de Galinda y Elphaba?”, encuentro que no puedo responder eso. Si puede, respóndala lo mejor que pueda. Tu suposición es tan buena como la mía.

20090327-tows-maguire-640x360Dentro de la vida familiar de Gregory Maguire y Andy Newman – Vídeo de Oprah Winfrey show

La mayoría de las cosas son incognoscibles, como la trayectoria de los electrones alrededor del núcleo de un átomo. Por el bien de la conversación, y para darnos una falsa sensación de estabilidad en un universo cuyos planetas se balancean tan salvajemente como los electrones, hacemos declaraciones generales de seguridad sobre esto o aquello. Nos da un asidero tentativo y temporal. Es probable que cambiemos de opinión tarde o temprano. Al final, el verdadero desafío es aceptar el misterio del desconocimiento y rechazar nuestro instinto de compartimentar, de dividir el mundo entre nosotros y ellos, los buenos y los malos, tú y yo. (Heterosexual y gay, incluso. Piadoso y caído.) Si ni siquiera puedo conocerme muy bien a mí mismo, ¿cómo puedo afirmar que te conozco? Si no puedo estar seguro de si soy una persona de fe o una persona de fe vacilante, o sin fe, ¿cómo puedo estar seguro de quién eres y de lo que crees, quieres o eres capaz de hacer?

Lo que Wicked se esfuerza por hacer es pedir paciencia con la ambigüedad. En palabras del título del libro del filósofo Alan Watts, La sabiduría de la inseguridad, otra obra literaria que sirvió para mantenerme funcional cuando comenzaba la universidad. Yo podría hacer esto. Podría mantener el equilibrio en el aire. Podría hacer algo por mí mismo y saldar mi deuda moral. Quizás podría desafiar un poco la gravedad. Por un tiempo. Y al escribir Wicked y mis otros cuarenta y tantos libros, podría tratar de consolar a otros que se aferran a la barandilla en la que han sido criados para confiar y descubren que falta.

Nos convertimos en pasamanos unos de otros.

En los primeros párrafos de Wicked, que hace poco tuve motivos para volver a leer, veo que cuando describo a la Bruja volando, Elphaba no se monta a horcajadas en su escoba como un jugador de polo lo haría con un caballo, ni se sienta a lomos de un caballo como una dama. en la caza del zorro. No. Utiliza la escoba como balaustrada. Esta forma de volar se replica tanto en la obra de teatro como en la película, imitando mi descripción en la novela. Elphaba en pleno vuelo utiliza la escoba como barandilla. Por un momento, ha inventado su propia barandilla.

Y pronto llegará el momento de que ella sirva de pasamanos a otra persona. Como creo que todos anhelamos hacer.

–Gregory Maguire, 17 de diciembre de 2024

Fuente New Ways Ministry

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España copresidirá junto a Colombia una alianza internacional para la defensa de los derechos LGBTI

Jueves, 26 de diciembre de 2024

entrada-erc-movilh-820x394El Gobierno de España asume el mando de la Coalición por la Igualdad de Derechos y dice que trabajará sin descanso para “la despenalización de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo” en todo el mundo.

España copresidirá durante los dos próximos años junto a Colombia la Equal Rights Coalitión-Coalición por la Igualdad de Derechos, la principal alianza internacional público-privada de defensa y promoción de los derechos de las personas LGBTI en todo el mundo.

En el marco de la Conferencia de la Equal Rights Coalitión-Coalición por la Igualdad de Derechos (ERC) organizada por Alemania y México, quienes la presidían hasta ahora, participaron 44 Estados seunieron en Berlín para promover los derechos LGBTIQ+ los pasados 17 y 18 de diciembre  y se definió como una de las prioridades la despenalización de la homosexualidad y de la transexualidad en todo el mundo. En al menos 62 países se criminaliza a las personas LGBTIQ+ y en 12 la sanción puede ser la pena de muerte.

Los gobiernos de Alemania y México organizaron la pasada semana en Berlín una nueva conferencia de la Coalición por la Igualdad de Derechos (ERC), un referente integrado por 45 Estados que esta vez puso el acento en la necesidad de contrarrestar retrocesos y erradicar la criminalización de las personas LGBTIQ+ en todo el mundo.

Entre otros temas, representantes de los Estados y de la sociedad civil debatieron sobre la democracia, las legislaciones, los programas de inclusión, las crisis humanitarias, el escaso presupuesto destinado para la promoción de los derechos de las personas LGBTIQ+ y los crímenes y otros delitos de odio, así como

En la ocasión existió consenso respecto a que los derechos LGBTIQ+ están experimentando severos retrocesos en países  donde previamente se habían registrado avances, mientras que otros 62 Estados continúan criminalizando a las orientaciones sexuales e identidades de género diversas, en 12 de los cuales la sanción puede ser la pena muerte. De ahí que se fijara como desafíos presentes y futuros erradicar ambos problemas en el mundo.

La reunión, organizada con la colaboración de la Asociación para la Diversidad Queer de Alemania (LSVD) y la Fundación Arcoíris de México, fue inaugurado el pasado martes en el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores por la  ministra la de Familia, Tercera Edad, Mujer y Juventud, Lisa Paus y una ponencia magistral del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Türk, además de intervenir  la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, entre otros representantes de los países participantes.

La Conferencia fue antecedida el lunes de la semana pasada, por un encuentro exclusivo de la sociedad civil que tuvo lugar en la Embajada de México en Berlín, además de desarrollarse al día siguiente una recepción en la Embajada de España.

Los 45 Estados miembros de la ERC son Albania, Alemania, Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Brasil, Cabo Verde, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Chipre, Dinamarca, Ecuador, Eslovenia, España, Estados Unidos, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Honduras, Irlanda, Islandia, Israel, Italia, Lituania, Luxemburgo, Malta, México, Montenegro, Nueva Zelanda, Noruega, Países Bajos, Reino Unido, República Checa, Serbia, Suecia, Suiza, Ucrania, Uruguay y Tailandia.

Desde el 2022 la ERC estuvo co-presidida por Alemania y México, países relevados desde esta semana por  España y Colombia que hasta el año 2026 liderarán el referente junto a los colectivos LGBTIQ+ Fundación Triángulo y Caribe Afirmativo.

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En una nota de prensa, el Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno de España informa que la decisión se ha tomado en la conferencia ministerial bienal de la coalición —conformada por 45 estados, mayoritariamente europeos, y organizaciones de la sociedad civil.

España copresidirá durante los dos próximos años junto a Colombia la Coalición por la Igualdad de Derechos, la principal alianza internacional público-privada de defensa y promoción de los derechos de las personas LGBTI en todo el mundo.

En una nota de prensa, el Ministerio de Asuntos Exteriores informa que la decisión se ha tomado en la conferencia ministerial bienal de la coalición —conformada por 45 estados, mayoritariamente europeos, y organizaciones de la sociedad civil— reunida este martes y miércoles en Berlín.

“Para España, la promoción de los Derechos Humanos y, en particular, la defensa de la igualdad y la dignidad de las personas LGBTI no es solo una prioridad de política exterior, sino un compromiso ético que emana de nuestra historia y de los valores que compartimos como sociedad”, ha afirmado Exteriores en su comunicado.

Por ello, ha añadido, el Gobierno “asume este reto consciente de los enormes retos que supone la lucha por los derechos de las personas LGBTI” y se compromete a “fortalecer esta plataforma única” y a “trabajar sin descanso en favor de la despenalización de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo”.

Además, se impulsarán iniciativas diplomáticas para que cada vez sean menos los países que cuenten con estas leyes injustas y anacrónicas. Según recuerda Exteriores, todavía hay 64 países que castigan las relaciones entre personas del mismos sexo, en varios con penas extremas, incluida la pena de muerte.

En este sentido, el Gobierno pretende cooperar “con organizaciones internacionales, como Naciones Unidas y la Unión Europea, para garantizar que la despenalización sea un tema central en las agendas globales de Derechos Humanos”.

Por otra parte, España ha agradecido a Alemania y a México la labor realizada como copresidencias entre 2022 y 2024 y ha mostrado su confianza en que, con la colaboración de Colombia y el apoyo de todos los miembros, “la coalición se consolide no solo como un símbolo de esperanza, sino también como una herramienta efectiva de cambio“.

Fuente Agencias/Público/Movilh

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Los obispos estadounidenses se extralimitan en el caso de las personas transgénero en la Corte Suprema

Jueves, 26 de diciembre de 2024

usccb-2021A principios de diciembre, la Corte Suprema de Estados Unidos escuchó los argumentos orales en el caso United States v. Skrmetti, sobre la ley de Tennessee que prohíbe la atención de afirmación de género para jóvenes trans.

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) había presentado un escrito amicus en apoyo de la prohibición de Tennessee. Michael Sean Winters, del National Catholic Reporter, que ha comentado negativamente en el pasado sobre las iniciativas de igualdad trans, sin embargo criticó duramente a los obispos por su argumento.

La conferencia de obispos respalda la prohibición porque preserva la libertad religiosa de los católicos al evitar más disputas judiciales sobre los derechos LGBTQ+. Winters escribe, en parte:

“A nadie le gusta pagar los gastos legales, pero ¿hay una alternativa? ¿Sería mejor para el país si uno u otro bando simplemente ganaran las guerras culturales? ¿Eso constituiría libertad? ¿O justicia? El escrito de la conferencia de obispos de Estados Unidos pide al tribunal que le permita ganar. Eso no sería bueno para la cultura y dudo que realmente sea bueno para la iglesia…

Al comentar la decisión de Hobby Lobby, que extendió a las corporaciones con fines de lucro las protecciones de la libertad religiosa que antes estaban reservadas a las iglesias, la profesora de derecho y teología del Boston College Cathleen Kaveny escribió: “En una sociedad pluralista, la libertad religiosa de una de las partes debe equilibrarse con los derechos y las expectativas legítimas de los demás“. Esto es lo que los abogados de los obispos estadounidenses nunca comprenden ni admiten. Una cosa es reclamar una exención de una ley de aplicación general por motivos religiosos. Insistir, como lo hace en el caso de Tennessee, en que el tribunal está de acuerdo con la iglesia sobre el fondo del asunto porque la conferencia episcopal no se molesta en acudir a los tribunales para sostener su exención hace que la iglesia parezca una acosadora o una conspiradora.

Curiosamente, el escrito de los obispos estadounidenses no destaca los derechos de los padres a tomar decisiones sobre la atención sanitaria de sus hijos. En el caso en cuestión, está claro por qué quieren apoyar una prohibición absoluta de las intervenciones médicas, pero deberían haber reconocido más claramente que la iglesia generalmente se remite a los padres en tales decisiones.

El escrito tampoco destaca los derechos de conciencia de los trabajadores de la salud a no participar en procedimientos que consideren inmorales. La cuestión se complica: los pacientes tienen derecho a esperar que los proveedores de atención médica hagan lo que ellos quieren hasta cierto punto, pero se deben hacer concesiones a una enfermera que no quiera ayudar en un aborto, por ejemplo.

“La Corte Suprema está a favor de la libertad religiosa, pero el argumento presentado por la conferencia de obispos de Estados Unidos resultará ser un paso demasiado lejos. La libertad religiosa es algo grandioso, un logro de la civilización. Puede verse amenazada desde fuera, pero también por argumentos espurios y exagerados desde dentro. El escrito de los obispos de Estados Unidos, si se adoptara, pondría un ojo morado a la libertad religiosa”.

Fuente The National Catholic Reporter

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Donald Trump amenaza con acabar con los derechos trans desde el “primer día” en un discurso aterrador

Jueves, 26 de diciembre de 2024

IMG_6258Prometió acabar con los derechos de las personas trans con órdenes de amplio alcance cuando asuma el cargo.

Por Alex Bollinger Lunes, 23 de diciembre de 2024

Donald Trump hizo amplias promesas en un evento de extrema derecha este fin de semana para poner fin a los derechos trans en varias áreas, incluida la educación, la atención médica y el servicio militar.

En un evento organizado por Turning Point USA, Trump también prometió poner fin a los derechos de las personas transgénero en todos los ámbitos en su primer día en el cargo, diciendo que la política oficial será que “sólo hay dos géneros, masculino y femenino”. También dijo que firmaría una orden ejecutiva para “poner fin a la mutilación sexual infantil”. “Con un trazo de mi pluma el primer día, vamos a detener la locura transgénero”, dijo.

Durante su primera administración, Trump intentó prohibir que las personas transgénero sirvieran abiertamente en el ejército, una medida que generó varias demandas y medidas cautelares federales contra sus órdenes. La Corte Suprema finalmente intervino y permitió que su prohibición entrara en vigor a medida que el litigio avanzaba en los tribunales. Las demandas no habían concluido cuando el presidente Joe Biden asumió el cargo, momento en el que las demandas eran discutibles porque la administración de Biden permitió que las personas transgénero sirvieran abiertamente.

La promesa de Trump de mantener a las personas “transgénero… fuera de nuestras escuelas primarias, secundarias y preparatorias” probablemente se refiere a los planes de estudio escolares, contra los cuales los legisladores estatales republicanos han estado legislando durante varios años. Las cuestiones sobre el plan de estudios suelen ser manejadas por órganos estatales y municipales, no por el presidente. Trump también ha prometido poner fin al Departamento de Educación, que proporciona algunos fondos federales para las escuelas, lo que eliminaría una vía de control que el gobierno federal tiene sobre los sistemas escolares.

La “Mutilación sexual infantil” es una forma incendiaria de referirse a la cirugía asociada con la atención de afirmación de género, algo que casi nunca se realiza en menores en los EE. UU. No está claro qué poder tiene un presidente para prohibir procedimientos médicos mediante una orden ejecutiva.

Aún así, Trump está demostrando que no ha olvidado que hizo campaña con políticas anti-trans. A principios de este mes, dijo a la revista Time que la población transgénero es “un pequeño número de personas” y que el rechazo a la igualdad trans ha “destrozado nuestro país”.

Sonó tan conciliador con las personas trans que Time tuvo que recordarle que uno de los anuncios en los que invirtió más dinero decía: “Trump es para nosotros y Harris es para ellos/ellos”. “Bueno, es verdad”, respondió Trump. “Trump es para nosotros”.

Quiero decir, Trump definitivamente es para nosotros, ¿de acuerdo? Y nosotros somos la inmensa, inmensa mayoría de la gente de este país. Y también quiero que todas las personas sean tratadas de manera justa. Ya sabes, olvídate de mayoría o no mayoría. Quiero que la gente sea tratada bien y con justicia”.

Fuente LGBTQNation

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Navidad ¿Qué va a cambiar?

Miércoles, 25 de diciembre de 2024

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¡Una vez más: NAVIDAD!

¿Qué va a cambiar?

Nada, excepto tú.

Hazte luz y verás la Luz …

Todo está ahí.

No busques en otra parte el significado de este  acontecimiento-advenimiento.

La humanidad fraterna de Jesús lleva el día que tiene que levantarse en ti.

El Dios vivo vuelve a ponerse en tus manos.

Por tí, para crear con Dios y a  su imagen, un mundo de alegría, luz, belleza.

*

Maurice Zundel

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***

           El sentido de la fiesta navideña es la Palabra, de la que el himno de Juan (cf. Jn 1) dice que al principio estaba ¡unto a Dios. De esta Palabra se dice también que se hizo carne y habitó entre nosotros.

        Este es el acontecimiento que celebramos cada año en Navidad: Dios ha venido a nosotros. El nos quita la falta de sentido y las monótonas repeticiones de nuestra vida cotidiana. El mismo es el sentido que da contenido a nuestra vida.

           Estamos acostumbrados a traducir así la primera frase del evangelio de Juan: «En el principio ya existía la Palabra». Pero el término griego logos que se encuentra en nuestro texto, es mucho más amplio. Logos no connota tanto a la pura palabra sino más bien el sentido que viene expresado mediante la palabra. En logos, sentido y palabra son inseparables: el sentido, pues, que captamos en cualquier acontecimiento, supera siempre el episodio concreto que puede ser expresado solamente con palabras. Si uno dice: «Te deseo muchas felicidades» o «Feliz Navidad», no se dirige cordialmente a otro solamente en este momento, sino que con estas palabras expresa algo que trasciende el momento. Así cada sentido supera el momento y el concreto evento en que se produce el encuentro.

           Cuando en Navidad oímos decir: «Nos ha nacido un niño», pensamos en el Niño del pesebre y en todos los demás niños, si bien diferenciándolo de todos, porque él no ha nacido sólo para sus padres, sino también para todos nosotros. También así el sentido del acontecimiento supera siempre el episodio particular, a través del cual ha entrado en nuestra vida. Quien ve sólo lo que tiene ante los ojos no capta el sentido, ni el de la Navidad ni el de la vida en general. El sentido, es decir, la profundidad de la realidad que constituye su contenido. Y porque el sentido de cada acontecimiento trasciende lo que está ante los ojos, para captarlo tenemos necesidad de la palabra.

        Si ahora decimos que: «En el principio era el Sentido», queremos expresar que en el principio era lo que da contenido y significado a toda vida. Ésta es la profundidad de la realidad, de la que se habla cuando se usa la Palabra de Dios. Este sentido último, que confiere contenido y significado a cualquier otro evento, ha sido participado al mundo en el acontecimiento de Navidad.

*

W. Pannenberg,
Presencia de Dios,
Brescia 1974, 119-120).

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Natividad del Señor

Miércoles, 25 de diciembre de 2024

05-navidad (C) cerezo


Leído en Koinonia:

Misa del día

Isaías 52,7-10

Verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: “Tu Dios es rey”! Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén; el Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.

***

Salmo 97

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

Tañed la cítara para el Señor
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.

***

Hebreos 1,1-6

Dios nos ha hablado por el Hijo

En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha ido realizando las edades del mundo. Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de su majestad en las alturas; tanto más encumbrado que los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: “Hijo mío eres tú, hoy te he engendrado”, o: “Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo”? Y en otro pasaje, al introducir en el mundo al primogénito, dice: “Adórenlo todos los ángeles de Dios.”

***

Juan 1,1-18

La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros

En principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. La Palabra en el principio estaba junto a Dios. Por medio de la Palabra se hizo todo, y sin ella no se hizo nada de lo que se ha hecho. En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. [Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz.] La Palabra era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre. Al mundo vino, y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Éstos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad. [Juan da testimonio de él y grita diciendo: “Éste es de quien dije: “El que viene detrás de mí pasa delante de mí, porque existía antes que yo.”” Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la Ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo único, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.]

***

Homilía de Monseñor Romero sobre los textos litúrgicos de hoy
(25 de diciembre de 1977)

Hoy llega a nosotros la noticia del nacimiento de Cristo a través de su Iglesia. Cómo María, como nos cuenta el evangelio, al irse los pastorcitos que vinieron invitados por los ángeles a adorar al Niño Jesús, María se quedó reflexionando todo esto en su corazón. Para una comunidad cristiana la Navidad no tiene sentido si no es a base de una profunda reflexión, por eso para muchos cristianos la Navidad no es más que una fiesta que se espera y que luego pasa efímera, como la pólvora que se quema, y no deja más que basura en las calles. Para el cristiano es algo más que un cohetillo, es la gran noticia que debe reflexionarse y comprometer al hombre con este episodio en que Dios se hace hombre, no en una forma transitoria, sino para siempre, y el hombre debe también reflexionar ante el Señor.

Ese Cristo en Belén lo podemos representar hoy en esta homilía con este título: Cristo manifestación de Dios, Cristo manifestación del hombre y en tercer lugar, la Iglesia manifestación de Cristo.

PROLONGAR LA ENCARNACIÓN

Por eso la Iglesia, que prolonga la encarnación, o sea el Dios hecho hombre, no puede prescindir de la historia. Desde aquel momento Dios ha asumido la humanidad y ha dejado ese encargo de seguir asumiendo hacia Dios a todos los hombres, a la Iglesia, la cual, por tanto, peregrina en la historia, va recogiendo, no puede dejar de vivir las circunstancias en las cuales ella va prolongando esa encarnación. Por eso hermanos, estas noticias en las cuales yo reflejo lo más sobresaliente de la semana, no es con el afán de hacer aquí un noticiero. Lo hace mucho mejor cualquier instrumento de comunicación social, sino que es simplemente decirles a todos mis queridos hermanos, que vivimos en esta semana, en esta hora, que esta Navidad de 1977, siendo la eterna Navidad de Cristo, se ha vivido aquí en El Salvador en estas circunstancias de las cuales no podemos prescindir.

NAVIDADES TRISTES

Así es como tienen un sentido profundo, en medio de tarjetas y telegramas de Navidad, me hayan llegado cartas que son lamentos profundos, por ejemplo de aquellas madres y esposas que “en esta celebración de Navidad que con júbilo espera todo el pueblo cristiano, nosotras expresemos no una Navidad sino el profundo dolor de un calvario al albergar en nuestro corazón esa separación insuperable de nuestros hijos y esposos”. En otra carta parecida dice: “Estamos angustiadas y tristes por el llanto de nuestros hijitos que a cada momento que se despiertan en la noche están llamando a sus padres y de ellos no nos dan ninguna razón en los cuerpos de seguridad”. Y cartas de expresión así dolorosa, pues, son muchas las que llegan. Por nuestra parte hemos tratado de hacer todo lo que está a nuestro alcance recurriendo a recursos jurídicos y estamos dispuestos siempre, pues, a ayudar el dolor de la humanidad. Leer más…

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“Una noche diferente ”. Natividad del Señor – C Natividad del Señor – C (Mateo 1,1-25; Lucas 2,1-14; Juan 1,1-18)

Miércoles, 25 de diciembre de 2024

IMG_9170La Navidad encierra un secreto que, desgraciadamente, escapa a muchos de los que en esas fechas celebran «algo» sin saber exactamente qué. No pueden sospechar que la Navidad ofrece la clave para descifrar el misterio último de nuestra existencia.

Generación tras generación, los seres humanos han gritado angustiados sus preguntas más hondas. ¿Por qué tenemos que sufrir, si desde lo más íntimo de nuestro ser todo nos llama a la felicidad? ¿Por qué tanta frustración? ¿Por qué la muerte, si hemos nacido para la vida? Los hombres preguntaban. Y preguntaban a Dios, pues, de alguna manera, cuando buscamos el sentido último de nuestro ser estamos apuntando hacia él. Pero Dios guardaba un silencio impenetrable.

En la Navidad, Dios ha hablado. Tenemos ya su respuesta. No nos ha hablado para decirnos palabras hermosas sobre el sufrimiento. Dios no ofrece palabras. «La Palabra de Dios se ha hecho carne». Es decir, más que darnos explicaciones, Dios ha querido sufrir en nuestra propia carne nuestros interrogantes, sufrimientos e impotencia.

Dios no da explicaciones sobre el sufrimiento, sino que sufre con nosotros. No responde al porqué de tanto dolor y humillación, sino que él mismo se humilla. No responde con palabras al misterio de nuestra existencia, sino que nace para vivir él mismo nuestra aventura humana.

Ya no estamos perdidos en nuestra inmensa soledad. No estamos sumergidos en pura tiniebla. Él está con nosotros. Hay una luz. «Ya no somos solitarios, sino solidarios» (Leonardo Boff). Dios comparte nuestra existencia.

Esto lo cambia todo. Dios mismo ha entrado en nuestra vida. Es posible vivir con esperanza. Dios comparte nuestra vida, y con él podemos caminar hacia la salvación. Por eso la Navidad es siempre para los creyentes una llamada a renacer. Una invitación a reavivar la alegría, la esperanza, la solidaridad, la fraternidad y la confianza total en el Padre.

Recordemos las palabras del poeta Angelus Silesius: «Aunque Cristo nazca mil veces en Belén, mientras no nazca en tu corazón estarás perdido para el más allá: habrás nacido en vano».

José Antonio Pagola

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“Natividad del Señor. Tres misas el mismo día”. 25 de diciembre

Miércoles, 25 de diciembre de 2024

IMG_9146Del blog El Evangelio del Domingo, de José Luis Sicre sj:

Natividad del Señor

Tres misas el mismo día

La celebración de tres misas el día de Navidad debe de ser muy antigua, porque la famosa misa del Gallo, por la noche, se remonta al siglo V. Sigue la misa de la aurora y se termina con la del día. Cada una de ellas tiene sus lecturas propias, las mismas en los tres ciclos (A, B, C). No es normal que la gente asista a las tres misas. Por eso indico brevemente el mensaje global de los tres evangelios.

El de la misa del Gallo nos habla de un niño que nace muy pobremente, sin nada que envidiarle a los más pobres de la actualidad. Pero, inmediatamente después, un ángel nos presenta a ese niño como Salvador, Mesías y Señor.

El de la misa de la aurora indica diversas reacciones ante ese niño: los pastores corren a visitarlo y vuelven alabando y dando gloria a Dios; los presentes se admiran; María medita todo lo que oye.

El evangelio de la misa del día, el Prólogo de Juan, dice de ese niño algo más grande que el ángel a los pastores: es el Verbo de Dios, que lo acompaña desde el principio, antes de la creación. Y, aunque fue ignorado por el mundo y rechazado por su propio pueblo, se hizo carne, habitó entre nosotros y nos concede poder ser hijos de Dios.

Misa de media noche

Aunque desconocemos el día y la hora en que nació Jesús, imagino que fueron estas palabras del libro de la Sabiduría las que animaron a situar el nacimiento a medianoche: «Un silencio sereno lo envolvía todo, y al mediar la noche su carrera, tu palabra todopoderosa se abalanzó desde el trono real de los cielos» (Sab 18,14-15).

En cualquier caso, el papa Sixto III (siglo V d.C.), introdujo en Roma la costumbre de celebrar en Navidad una vigilia nocturna, a medianoche, «en seguida de cantar el gallo», en un pequeño oratorio situado detrás del altar mayor de la Basílica de Santa María la Mayor. Ya que los antiguos romanos denominaban Canto del Gallo al comienzo del día, a la medianoche, se quedó con el nombre de Misa de Gallo la que se celebraba a esta hora.

La liturgia, con tres lecturas preciosas y muy ricas de contenido, suponen un desafío para quien pretenda comentarlas sin agotar al auditorio.

Tres motivos de alegría (Isaías 9,2-7)

En El Danubio rojo, película ambientada en la Segunda Guerra Mundial, la noche de Navidad, en medio del frío y la nieve, un grupo numeroso de soldados y refugiados comienza a cantar en un tren el villancico «Noche de Dios». Ese es el ambiente más adecuado para entender la primera lectura. El profeta se dirige a un pueblo que camina en tinieblas, que ha sufrido durante un siglo la opresión del imperio asirio, y le anuncia un cambio prodigioso: un mundo de luz y alegría. Por tres motivos:

el fin del opresor, el imperio asirio, que oprime a Israel con el yugo y el bastón, como si fuera un animal de carga; será derrotado, igual que lo fueron los madianitas en tiempos de Gedeón;

el fin de la guerra, simbolizado por la desaparición, no de lanzas y espadas, sino de los elementos menos peligrosos del soldado: bota y túnica;

la aparición de un niño, que se puede interpretar como el nacimiento de un príncipe o su entronización. Influido por el ritual egipcio, se coloca sobre sus hombros un manto que simboliza el poder, y se le dan diversos nombres: en Egipto eran cinco, aquí son cuatro, que expresan las cualidades más admirables que se pueden esperar de un gobernante: que sepa aconsejar, que sepa defender, que se comporte como un padre con sus súbditos, que traiga un reinado de paz. Por último, abandonando el influjo egipcio y con mentalidad plenamente judía, se relaciona a este niño con David. Y su labor de paz, justicia y derecho, aparentemente imposible, será obra del celo de Dios.

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande;

Habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló.

Acreciste la alegría, aumentaste el gozo:

Se gozan en tu presencia, como gozan al segar,

como se alegran al repartirse el botín.

Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro,

los quebrantaste como el día de Madián.

Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada en sangre

serán combustible, pasto del fuego.

Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado:

lleva a hombros el principado, y es su nombre:

«Maravilla de Consejero, Dios fuerte,

Padre de eternidad, Príncipe de la paz».

Para dilatar el principado con una paz sin límites,

sobre el trono de David y sobre su reino.

Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho,

desde ahora y por siempre.

El celo del Señor del universo lo realizará.

Dos motivos de compromiso (Carta a Tito 2,11-14).

El autor une la primera venida de Jesús («se ha manifestado la gracia de Dios») con la segunda y definitiva («la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo»). ¿Motivos de alegría? Sin duda. Pero estas dos venidas son también motivo de compromiso. Amor con amor se paga. Hay que renunciar a la vida sin religión y a los deseos mundanos, llevar una vida sobria y honrada, esperar la vuelta del Señor, dedicarse a las buenas obras.

Querido hermano: Se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, llevemos ya desde ahora una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo, el cual se entregó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo de su propiedad, dedicado enteramente a las buenas obras. 

 

¿Un niño pobre o un personaje maravilloso? (Lucas 2,1-14)

El evangelio de esta noche consta de dos escenas radicalmente distintas, pero que se complementan.

El nacimiento de un niño pobre

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.

La primera escena, que se desarrolla únicamente en la tierra, contrasta a poderosos y débiles. Empieza hablando del emperador Augusto, con autoridad para dar órdenes a todos sus súbditos, y del gobernador de Siria, Cirino, que manda empadronarse a la población de su provincia, cada cual en su ciudad, sin preocuparle las molestias que eso puede causar.

Frente a los poderosos, los débiles, representados por una familia muy modesta, a la que solo le cabe obedecer, aunque la esposa deba recorrer, embarazada, los 150 km de Nazaret a Belén. Según Lucas, cuando llegan a su destino no encuentran alojamiento y deben pasar algunos días en la parte baja de una casa, donde están los animales. Son pobres, y para ellos no hay sitio en el piso de arriba («la posada»).

Los «nacimientos» que se montan actualmente en iglesias, casas particulares y otros sitios, ofrecen un pesebre bonito y limpio. Lucas piensa en uno muy distinto, en el que habrá comido un animal poco antes, arreglado aprisa para recostar al niño.

Es una escena de pobreza y humillación. Basta pensar en José, un padre que no tiene otra cosa que ofrecer a su mujer y a su hijo. La escena no se presta a comentarios románticos, sino a preguntas candentes: ¿por qué Gabriel no le dijo a María toda la verdad? ¿Por qué le anunció que su hijo sería el rey de Israel sin advertirle que no tendría riqueza ni poder? ¿Por qué elige Dios el camino de la pobreza y la humillación? ¿Por qué rechazamos los cristianos a quienes no pueden pagarse un pasaje en avión o en barco para llegar hasta nosotros? ¿Por qué no imaginamos que Dios pueda nacer en una chabola de mala muerte, en una familia pobre que trabaja recogiendo la aceituna? ¿Se puede esperar algo de este hijo de emigrantes, que no tendrá cultura ni formación?

El Salvador, el Mesías, el Señor 

En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. De repente, un ángel del Señor se les presentó, la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo:

-No temáis, os anuncio una buena noticia, que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial que alababa a Dios diciendo:

-Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.

La segunda escena se desarrolla en cielo y tierra. Es también de poderosos y débiles, de ángeles y pastores. La profesión de pastor, aunque a algunos le recuerde a los antiguos patriarcas de Israel, era de las más despreciadas y odiadas en aquel tiempo, sobre todo por los campesinos. En la escala social de la época, los pastores ocupan el penúltimo lugar, el de las clases impuras, porque su oficio se equipara al de los ladrones. Y pasar la noche al aire libre, vigilando el rebaño, no es la ocupación más agradable. El hecho de que el ángel se dirija a ellos deja clara la «política incorrecta» de Dios. El gran anuncio del nacimiento del Mesías no se comunica al Sumo Sacerdote de Jerusalén, ni a los sacerdotes y levitas, ni a los estudiosos escribas, ni a los piadosos fariseos.

Por otra parte, el anuncio modifica totalmente la imagen de la escena anterior. El niño que ha nacido no es un simple niño pobre. Su nacimiento supone «una gran alegría para todo el pueblo», porque es Salvador, Mesías y Señor. Este ángel anónimo es muy escueto. No comenta ninguno de los tres títulos. Pero es más sincero que Gabriel. No oculta que, a pesar de su grandeza, el niño está envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

Afortunadamente, los pastores no son especialistas en la Biblia ni teólogos. En tal caso habrían preguntado de inmediato de qué o de quién iba a salvar ese niño; si era un mesías-rey, como David, o un mesías-sacerdote, como Aarón; si su señorío era igual que el de Dios o que el del César; si los pañales y el pesebre debían ser interpretados de forma real o simbólica… y cómo se compagina la «gran alegría para todo el pueblo» con el hecho de que, años después, el pueblo termine alejándose del Calvario golpeándose el pecho. En realidad, los pastores no tienen tiempo de preguntar nada porque, de pronto, aparece una legión del ejército celestial alabando a Dios y proclamando la paz.

¿Qué harán los pastores? Quien desee saberlo tendrá la respuesta en el evangelio de la Misa de la Aurora.

Pero el lector del evangelio puede ponerse en su lugar y advertir el mensaje que le está proponiendo Lucas. La vida de Jesús se puede interpretar de dos formas muy distintas: desde una óptica puramente humana o desde la fe. La primera resulta descarnada y dura. La segunda puede parecer ingenua; si no de cuento de hadas, de cuento de ángeles. Si se mantiene en la primera, terminará viendo a Jesús como un personaje peligroso y considerando justa su condena a muerte. Si acepta la segunda, a pesar de todas las dudas, terminará creyendo en él como su Salvador.

25 de diciembre

Misa de la aurora

El evangelio de la misa del Gallo nos dejaba con una duda: ¿qué harán los pastores tras escuchar al ángel y al coro celeste? No han recibido ninguna orden, solo una buena noticia. Lucas no se limita a contar su reacción.

Tres reacciones ante la noticia (Lucas 2,15-20)

Sucedió que, cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado». Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño.

Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores.

María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.

El evangelio empieza y termina con los pastores, que corren a Belén y vuelven alabando y dando gloria a Dios. Esta gente, tan despreciada socialmente, corre hacia Jesús, cree que un niño envuelto en pañales y en un pesebre puede ser el futuro salvador, aunque ellos no se beneficiarán de nada, porque, cuando ese niño crezca, ellos ya habrán muerto. La visita de los pastores simboliza lo que dirá Jesús más tarde: «Te alabo Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla».

Está también presente un grupo anónimo, que podría entenderse como referencia a la demás personas de la posada, pero que probablemente representa a todos los cristianos, que se admiran de lo que cuentan los pastores.

Finalmente, el personaje más importante, María, que conserva lo escuchado y medita sobre ello. En los relatos de la infancia, Lucas ofrece dos imágenes muy distintas de María. En la anunciación, Gabriel le comunica que será la madre del Mesías, y ella termina alabando en el Magnificat las maravillas que Dios ha hecho en ella. Sin embargo, cuando Jesús nace, Lucas habla de María de forma muy distinta. A partir de ese momento, todo lo relacionado con Jesús le resulta nuevo y desconcertante: lo que dicen los pastores, lo que dirá Simeón, lo que le dirá Jesús a los doce años cuando se quede en Jerusalén. En esas circunstancias, María no repite: «proclama mi alma la grandeza del Señor». Se limita a callar y meditar, igual que hará a lo largo de toda la vida pública de Jesús.

Estas tres actitudes se complementan: la admiración lleva a la meditación y termina en la alabanza de Dios.

Lucas juega con el lector, lo desafía. ¿Qué salvador les ha nacido a los pastores? ¿Qué señal portentosa puede ser un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre? Al día siguiente, los pastores estarán de nuevo con el rebaño, vigilando en medio del frío. Pero su vida ha cambiado, y la dureza de su vida no les impide alabar y dar gloria a Dios. Con ello se convierten en un ejemplo perfecto para el cristiano.

El Señor hace oír esto hasta el confín de la tierra:

«Decid a la hija de Sión: Mira a tu salvador, que llega.

El premio de su victoria lo acompaña, la recompensa lo precede».

Los llamarán «Pueblo santo», «Redimidos del Señor»,

y a ti te llamarán «Buscada», «Ciudad no abandonada».

Una buena noticia para Jerusalén y la Iglesia (Isaías 62, 11-12)

Este breve pasaje recoge una imagen típica de la época del destierro en Babilonia: Jerusalén como esposa y madre. Como esposa, su marido, el Señor, la ha abandonado; como madre, ha perdido a su hijos, ha quedado despoblada. El profeta le anuncia un cambio radical: su marido vuelve, como salvador, acompañado de sus hijos.

La liturgia aplica este anuncio de la llegada de un salvador al nacimiento de Jesús. Y en los pastores podemos ver a ese «pueblo santo» y a «los redimidos del Señor». Cuando se piensa en los millones de cristianos que celebran la Navidad, vemos cómo se cumple la antigua profecía.

Una buena noticia para nosotros (Carta a Tito 3,4-7)

El evangelio habla de tres reacciones ante el nacimiento de Jesús. La carta de Pablo se centra en Dios y en nosotros.

Ante todo, lo ocurrido es una manifestación de la bondad de Dios y de su amor al hombre. Como diría el cuarto evangelio: «De tal manera amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único» (Juan 3,16). Si la gente se admiró de lo que decían los pastores, igual debemos admirarnos nosotros de esta prueba del amor de Dios. Sobre todo, teniendo en cuenta que no es algo que nosotros hayamos merecido ni ganado por nuestros propios méritos.

Además, la salvación que entonces tuvo lugar se actualiza en nuestro bautismo, que nos hace nacer de nuevo, nos concede abundantemente el Espíritu Santo, y nos hace herederos de la vida eterna, donde «estaremos siempre con el Señor» (1 Tesalonicenses 4,17).

Querido hermano: Cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hubiéramos hecho nosotros, sino, según su propia misericordia, nos salvó por el baño del nuevo nacimiento y de la renovación del Espíritu Santo, que derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, seamos, en esperanza, herederos de la vida eterna.

25 de diciembre

Misa del día

La misa de la aurora nos presentó a María meditando lo que han contado los pastores. Es una pena que Lucas, que transmitió en el Magnificat su reacción a las palabras de Isabel, en este caso guarde silencio. Dos teólogos cristianos, los autores del cuarto evangelio y de la carta a los Hebreos, sí nos dejaron su reflexión sobre Jesús y su nacimiento. La liturgia les antepone la visión de un profeta-poeta.

«El Señor ha consolado a su pueblo» (Isaías 52,7-10)

El texto de Isaías de la misa de la aurora presentaba a Jerusalén como esposa y madre, que recupera a su esposo y sus hijos. Este la presenta como ciudad, sin rey y en ruinas después de la caída en manos de los babilonios. Pero el mensaje de esperanza es el mismo: Dios vuelve a ella como rey, y las ruinas, reconstruidas, cantarán de alegría. Como en el caso anterior, la liturgia aplica la venida de Dios-rey a Jesús, que nace como Mesías y Salvador.

Qué hermoso son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia, que pregona la justicia, que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!». Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén. Ha descubierto el Señor su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios. 

«El Señor nos ha hablado por su Hijo» (Hebreos 1,1-6)

Imaginemos al autor de la carta ante el pesebre. Pero el niño no acaba de nacer, él escribe bastantes años después. Es mucho lo que ya se ha dicho y discutido sobre Jesús. Y él comienza su carta con un resumen ambicioso, que abarca desde el comienzo de los siglos hasta la glorificación del Señor.

Lo primero que destaca es la novedad de que Dios nos hable a través de su Hijo, no a través de profetas. Un hecho tan grande que no debemos esperar algo distinto y mayor: estamos en la «etapa final».

Luego acumula palabras para describir la dignidad del Hijo. Retrocede del momento en el que hereda todo (se supone que tras la resurrección) al momento en el que intervino en la creación del mundo. Habla de su identidad e identificación con Dios con expresiones misteriosas: «reflejo de su gloria, impronta de su ser». Dedica una frase, casi de pasada, a la vida terrena, en la que solo sugiere, de forma velada, su muerte, que purifica nuestros pecados. Y termina con su triunfo a la derecha de la Majestad y su encumbramiento por encima de los ángeles.

San Ignacio de Loyola, al hablar del nacimiento de Jesús, sugiere al ejercitante pensar cómo el Señor nace en suma pobreza «y al cabo de tantos trabajos, de hambre, de sed, de calor y de frío, de injurias y afrentas, para morir en cruz» (Ejercicios espirituales, nº 110). El autor de la carta a los Hebreos tiene una perspectiva más amplia. No menciona aquí los sufrimientos y la muerte (tema que desarrollará más adelante) sino su triunfo y su gloria.

En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo»? Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».

La historia del Verbo de Dios (Juan 1,1-5.9-14) (forma breve)

Dos advertencias:

1. Según muchos comentaristas, el autor del cuarto evangelio utilizó al comienzo un himno sobre el Verbo Dios, introduciendo por medio, en dos ocasiones, sendas referencias a Juan Bautista. La liturgia permite elegir entre la forma larga, con todo el texto actual, y la breve, que suprime lo referente a Juan. Es esta la que comentaré brevemente, presentando el himno como una historia del Verbo de Dios en cinco etapas.

2. Para comprender esta historia habría que conocer las reflexiones sobre la Sabiduría de Dios en los dos siglos antes de Jesús. En el segundo domingo después de Navidad se vuelve a leer el prólogo de Juan, y la lectura que lo acompaña es, con razón, la del libro del Eclesiástico.

Primera etapa: la Palabra junto a Dios

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios.

«En el principio creó Dios el cielo y la tierra». Así comienza el libro del Génesis. Para el autor del prólogo, en ese momento existía ya el Verbo, junto a Dios. Es lo mismo que se dice de la Sabiduría en el libro de los Proverbios y en el Eclesiástico.

Segunda etapa: el Verbo y la creación

Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

Aunque parece una nueva matización del Génesis, supone un desarrollo. Allí se dice que Dios crea por su palabra («dijo Dios») y su acción. Aquí, esa palabra se convierte en compañera suya imprescindible durante el acto creador. Todo fue creado por el Verbo: sol, luna, estrellas, montañas, mar, animales de toda especie, ser humano. Además de habernos creado, es también nuestra vida y nuestra luz. Dos términos claves en la teología del cuarto evangelio, que presentará a Jesús como «el camino, la verdad y la vida». En esa misma teología encaja la referencia a la tiniebla como símbolo de la oposición a Jesús y a Dios.

Tercera etapa: el mundo, creado por el Verbo, lo ignora.

En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.

El mundo no se refiere aquí a los seres inanimados sino a las personas que ignoran a Dios, no lo adoran, o prescinden de él. El autor del Prólogo piensa en los pueblos paganos, que podrían haber conocido al Dios verdadero, pero que habían caído en diversas formas de idolatría.

Cuarta etapa: la Palabra se instala en Israel; unos lo rechazan, otros la acogen.

Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

¿Qué hará el Verbo cuando se vea ignorado por el mundo? Para un judío, la respuesta es clara: refugiarse en Israel, el pueblo elegido, igual que hacía la Sabiduría: «Eché raíces entre un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad». Pero el Verbo se encuentra con una desagradable sorpresa: «los suyos no lo recibieron». Da la impresión de que un autor posterior consideró esta afirmación demasiado pesimista y añadió que algunos lo recibieron, convirtiéndose en hijos de Dios. Pero este aparente añadido destruye el dramatismo del himno primitivo.

Quinta etapa: el Verbo se hace carne y habita entre nosotros. 

La Palabra ha sufrido dos derrotas: el mundo la ignora, su pueblo la rechaza. ¿Qué haría cualquiera de nosotros en su lugar? Quedarse junto a Dios y olvidarse de todos. Afortunadamente, Dios no es así. El Verbo toma la decisión más asombrosa que se puede imaginar.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Reflexión final

El fiel cristiano que haya acudido a la iglesia pensando escuchar unas lecturas bonitas y sencillas sobre Jesús niño y los pastores se encuentra en la misa del día con unas lecturas muy teológicas, pero que le recuerdan la dignidad e importancia de ese niño que ve en el pesebre

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25 Diciembre- Solemnidad de la Natividad del Señor

Miércoles, 25 de diciembre de 2024

Navidad-ciclo-C


“… y habitó entre nosotros”

(Jn 1, 1-18)

Te voy a contar una situación real. Una chica cristiana, no practicante, bastante indiferente ante la iglesia, empezó a trabajar en un centro de educación religioso. A comienzos de diciembre la directora le estuvo enseñando el belén, que ella misma había estado colocando durante el fin de semana con algunos familiares. Un belén muy grande, puesto con mucho cariño y gusto, a sabiendas de que lo iban a admirar los alumnos, los trabajadores del centro, las familias de los alumnos… Tenía un sinfín de detalles, hasta un huerto con calabazas. Esta chica, a pesar de su fe adormilada, estaba enamorada de las fiestas navideñas. Las comidas familiares, cenas con amigos, las luces de las calles, los adornos, villancicos, la cabalgata de los reyes magos, hasta del cortylandia; de todo ese ambientillo que se crea y respira estos días.

Ahí estaba ella, entusiasmada con el belén que tenía delante, cuando se dio cuenta de que faltaba el Niño. Dudó entre decírselo o no a la directora ya que pensaba que se le había olvidado. Al final le preguntó: “¿y el niño?”. La religiosa no disimuló su sorpresa ante la pregunta y tras unos momentos de silencio contestó: “Es que todavía no ha nacido Jesús, lo pondré el día 24 por la tarde”. Más sorprendida se quedó la chica por esa ocurrencia de esperar hasta el día de Nochebuena para poner al Niño en su pesebre, hasta entonces vacío.

Ya ha llegado el día, es Navidad. Y esto de caer en la cuenta de cuándo ponemos al Niño en el belén, puede ser un buen termómetro que nos indique desde dónde celebramos la Navidad: desde el dejarnos llevar por lo externo o desde la fe. Porque, ¿qué celebramos en realidad?, ¿el nacimiento de Jesús, sin más, o que esa Palabra que ya existía en el principio se hizo uno de los nuestros? Sí, uno de los nuestros, un ser humano con su proceso, como tú y yo; desde su nacimiento, hasta la muerte, y, mientras, habitando entre nosotros. Esa Palabra, que es Dios mismo, hoy vuelve a nacer con el deseo de vivir la realidad del mundo, la nuestra.

Oración

Bendita seas, Trinidad Santa.
La que eras en el principio, la que eres hoy y la que serás por todos los siglos.
Amén.

*

Fuente Monasterio de Monjas Trinitarias de Suesa

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La vida De Dios que se manifiesta en Jesús es la misma que hay en mí.

Miércoles, 25 de diciembre de 2024

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NAVIDAD (C)

Jn 1,1-18

En el texto de Lucas de anoche encontramos un relato folclórico del nacimiento de Jesús. En el de Juan que acabamos de leer, afrontamos un relato metafísico. Es imposible comprender racionalmente que hacen referencia al mismo hecho. En ambos se quiere comunicar el misterio de la encarnación. Pero al hablar de Dios, una sutil variación puede marcar diferencias abismales. Decir que nace Dios es excesivo. Nace un niño divino, como todos. Decir que nos nace un salvador es incorrecto, porque nos mete en la dinámica de una salvación que tiene que venirnos de fuera.

El primer versículo nos dice ya tres cosas sobre Dios y el Logos: Que el Logos está en el origen (En el principio ya existía la Palabra). Que los dos estaban volcados el uno sobre el otro. (La Palabra estaba junto a Dios). Que, aunque distintos uno y otro eran lo mismo (La Palabra era Dios). No se trata de conceptos trinitarios posteriores a Nicea. El texto de Juan, al comenzar con la misma palabra que el Génesis, nos está diciendo que la encarnación no es el comienzo de algo nuevo, sino la culminación de Todo. El Logos no comenzó, porque es el origen de todo. Luego se hace carne (comienza a ser en el tiempo) para terminar la creación del hombre.

Al traducir de ‘Logos’ por Palabra, se pierde la originalidad del concepto que quiere expresar el texto. La palaba ‘Logos’ ya existía, pero el concepto que Juan aporta es nuevo. ‘Logos’ se encuentra por primera vez en Heráclito. s. VI a C, (precisamente en Éfeso, donde se escribió este evangelio) y significaba la realidad permanente dentro de todo lo que fluye. La utilizan los estoicos, Platón, y Filón de Alejandría que la emplea 1.200 veces. En NT tiene un amplísimo significado; desde palabra engañosa hasta el sentido cristológico del prólogo que estamos comentando.

Repito que aquí el concepto es original; no deducible de las distintas tradiciones. No se repite más, ni siquiera en Juan. El concepto es incomprensible sin la experiencia pascual. Sin una profunda experiencia mística no se puede acceder el significado que se quiere expresar. Podíamos decir que es el Proyecto eterno que esa comunidad descubrió realizado en Jesús. Es muy interesante la expresión: “junto a Dios”, en griego: vuelto hacia…, volcado sobre… Expresa proximidad, pero también distinción. Está en íntima unión por relación, pero no se confunda con Dios.

Por medio de la Palabra se hizo todo”. En el AT Dios crea siempre por su Palabra. No se trata de un sonido que emite Dios. Otra vez tenemos que ir más allá del significado primero de las palabras. Quiere decir que Dios al concebir una idea, está creando lo que significa esa idea. Nos está diciendo que el Logos es origen de todo. Con una redundancia, intenta llevarnos más allá de la misma palabra. Al margen de Dios y del Logos, no existe nada. No se trata solamente de lo que existe en el tiempo, sino de todo lo que existe en absoluto sea material o espiritual.

En la palabra había vida y la vida era la luz de los hombres. No me explico por qué tenemos tantas dificultades para entender esto correctamente. El texto no dice que la luz me llevará a la Vida, sino al revés, es la Vida la que me tiene que llevar a la luz, es decir, a la comprensión. No es el mayor o mejor conocimiento lo que me traerá la verdadera salvación, sino la vivencia dentro de mí. Dios que es Vida está en mí y me comunica esa misma Vida; todo lo demás es consecuencia de vivir esta realidad. Lo que salga de mí, será la manifestación de esa Vida-salvación.

Y la tiniebla no la recibió. El mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Esta insistencia tiene que hacernos reflexionar. En Juan se percibe esa lucha incesante entre la luz y la tiniebla. Era una idea que flotaba en el ambiente de la época. En un escrito de Qunrám se dice: “Que la luz no sea vencida por las tinieblas”. Ni siquiera los suyos fueron capaces de descubrirla. Tenemos aquí el primer reproche al pueblo judío que no fue capaz de ver en Jesús la Vida que podía llevarle a la comprensión de la ley. Dudo que lo hayamos descubierto nosotros

Pero a cuantos la recibieron… Vemos que lo anterior era una exageración. Unos no la recibieron, pero otros sí la recibieron. Se habla aquí de creer en sentido bíblico. No se trata de la aceptación de verdades sino de la aceptación de su persona. Sería: a los que confían en lo que significa Jesús y lo viven, Les da poder para ser hijos de Dios. Tenemos aquí la buna noticia. El que cree descubre que es engendrado como hijo de Dios. En Juan, se advierte una diferencia clara en el concepto de hijo cuando se dice de Jesús y cuando se dice de otros. Se descubre que Jesús es Hijo porque actúa como Dios, no porque identifiquemos su naturaleza con la de Dios.

Y la Palabra si hizo carne. Meta de toda lo anterior. Se trata de una nueva presencia de Dios. Dios no está ya en el templo, ni en la tienda del encuentro ni en el Arca. Ahora está en Jesús. No se identifica Palabra y Jesús. Se deja una margen al misterio. En la antropología semita, el hombre se podían apreciar cuatro aspectos: hombre-carne, hombre-cuerpo, hombre-alma, hombre-espíritu. Se hizo hombre-carne; limitado pero susceptible de Espíritu. Se hizo carne sin dejar de ser Logos. Sin dejar de estar volcado sobre Dios se identifica con lo más bajo del hombre.

Los cristianos no hemos sido aún capaces de armonizar la trascendencia con la inmanencia en Dios y en nosotros. En nuestra estructura mental cartesiana, no cabe que una realidad sea a la vez material e inmanente y trascendente. Nuestra razón no puede comprender las realidades que están más allá del tiempo y el espacio. Por eso nuestro lenguaje sobre Dios es siempre ambiguo. Dios está más allá que toda realidad, pero a la vez es el fundamento de todo, está siempre encarnándose. En Jesús esa encarnación se manifestó claramente. De esa manera nos abrió el camino para vivirla nosotros. Nos da poder para ser hijos de Dios.

En la eucaristía, tomando conciencia de nuestras limitaciones, patentes en nuestra manera de actuar. Si descubrimos la actitud de Dios para con nosotros, amor que nos acepta como somos, por lo que Él es, no por lo que somos nosotros, tomaremos conciencia de su presencia en lo hondo de nuestro ser y nos identificaremos con esa parte divina de nuestro ser. Desde ahí, intentaremos que nuestra vida esté de acuerdo con ese ser descubierto. Se trata de dejar que nuestro actuar, surja espontáneamente de nuestro verdadero ser. Si no descubrimos y nos identificamos con nuestro verdadero ser, nuestra vida cristiana seguirá siendo artificial y vacía de verdadero sentido cristiano. Seguiremos intentando ser fieles a una programación.

Fray Marcos

Fuente Fe Adulta

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Para ver a Dios, mirad ese niño

Miércoles, 25 de diciembre de 2024

IMG_9135Lc 2, 1-14

«Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».

Ella estaba encinta, anochecía y se acercaba su hora. Recorrían las posadas pidiendo alojamiento, pero no había sitio para ellos. María aguantaba como podía el dolor y la zozobra. José suplicaba impotente y desgarrado, consciente del sufrimiento de su esposa. Al fin, un posadero les ofreció la cuadra para que María pudiese dar a luz con alguna intimidad.

Tras el parto se acurrucaron en un rincón sonriendo al niño que acababa de nacer. Algún pastor de los alrededores oyó su llanto en aquel lugar insólito y se acercó. Vio a María y José sonrientes en su rincón de la cuadra, pero ateridos de frío y extenuados de cansancio. Fue en busca de sus compañeros y volvieron con mantas y algo de alimento que llevaban en sus zurrones. Hicieron fuego y todos pudieron participar de la paz infinita de aquel momento. El niño dormía.

Pasó lentamente la noche y llegó el alba. Parecía que todo seguía igual, pero todo había cambiado, porque el mundo, que caminaba en tinieblas, se había visto envuelto en una gran claridad. Como dijo el ángel a los pastores: «En la ciudad de David, ha nacido un salvador: el Mesías, el Señor».

Que Jesús hubiese nacido así es una magnífica señal. Si hubiera nacido en el Templo de Jerusalén, hijo de reyes y rodeado de gente importante, todos podríamos decir: “más de lo mismo” … Pero nace desapercibido para todos los poderes y anunciado a los marginales; y ésa es la mejor señal de que todo ha cambiado. Es la señal de que por fin Dios está con los que le necesitan, que Dios está para salvar, no para oprimir, que ningún poder opresor tiene nada que ver con Dios; que Dios no está con los poderosos para asegurar su poder, sino con las víctimas de su poder para liberarlos.

Como decía Ruiz de Galarreta: «El signo de la Navidad es la luz en la noche vista solo por los más sencillos. La noche sigue siendo noche, sigue habiendo dolor, vejez y desgracia, nos siguen apeteciendo mil cosas que destrozan nuestra vida… Vivimos en la noche, pero en la noche hay luz para ver mejor y poder caminar mejor por la vida».

«Aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre»Excelente señal…

Para ver a Dios, mirad a ese niño.

Miguel Ángel Munárriz Casajús 

Para leer un artículo de José E. Galarreta sobre un tema similar, pinche aquí

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La auténtica Natividad está en nosotr@s

Miércoles, 25 de diciembre de 2024

IMG_9138COMENTARIO AL EVANGELIO Jn 1, 1-18

25 de diciembre de 2024

¡¡Feliz Navidad, herman@s!! No conozco otra manera mejor para narrar el verdadero sentido de la Navidad que este prólogo de Juan. Nos regala uno de los textos más bellos y profundos. Poco hay que predicar, son palabras para gustar internamente y conectar con la fuerza de los tres pilares que sostienen este relato: PALABRA, VIDA Y LUZ.

Tal vez pensemos que la Encarnación de Dios en Jesús es algo excepcional, que solo le ocurrió a él y que nada tiene que ver con nosotros. Si de verdad nos creemos que somo hij@s en el Hijo, primogénito de toda criatura, estamos hablando de que compartimos unos genes inscritos en nuestra identidad más profunda. En Jesús está proyectada toda la humanidad, cada ser humano está hecho de Encarnación de la dimensión divina en su verdadera naturaleza.

La Encarnación de lo divino en lo humano procede de la PALABRA; Dios es Palabra, como expresa la narración de Juan; somos llamados a la existencia a través de la Palabra, ella es la que crea y genera la Vida. Nuestro ser está constituido por una Palabra comunicada que nos hace vivir y nos capacita para ser Palabra en esta realidad humana. La Palabra, la comunicación auténtica, nos saca de nuestro ego exagerado cuya palabra, a veces, es simple, neutra, sarcástica, soberbia, incluso puede generar dolor y una dominación sobre otr@s; Aunque, ciertamente, también los silencios matan, dañan y bloquean la Vida.

La Encarnación de lo divino en lo humano genera la VIDA. Juan nos introduce en el profundo sentido de nuestra existencia. Nuestro nacimiento verdadero no procede de un impulso pasional o por deseo del ser humano, según expresa este relato. El verdadero nacimiento, como le hizo saber Jesús a Nicodemo, nace del soplo de Dios y, esa vida, se convierte en fuerza que nos mantiene en el Ser. Reducir la vida a los roles que nos toca vivir no puede ser más castrante y pobre. Es importante trascender para comprender esta natividad en su más auténtico y profundo significado.

La Encarnación de lo divino en lo humano se convierte en una LUZ interior que ni siquiera las tinieblas pueden sofocar y que se proyecta en el mundo. La Luz refleja lo que esencialmente somos y lo que esencialmente transmitimos. Ser personas de luz tiene mucho que ver con la conexión con el foco interior de donde nace la verdadera Luz. Desenchufarnos de este foco nos lleva a una oscuridad en la que la Vida y la Palabra se convierten en una amenaza y no en una Bendición.

Si el mundo se sintiera sostenido por la Palabra, la Vida y la Luz, ya estaríamos hablando de una nueva Humanidad en la que tod@s somos incluidos e igualados en una misma dignidad. ¿Te atreves a facilitar esta Encarnación?

Nuevamente ¡¡Feliz Navidad, herman@s!! Permitamos que la Natividad de la Palabra, la Vida y la Luz conduzca nuestra existencia desde lo esencial que somos.

Rosario Ramos

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Navidad: Dios es aquel que “menor”, no puede ser pensado.

Miércoles, 25 de diciembre de 2024

373E8536-DE88-47B8-9E91-6A78092F1B28Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:

01.- Palabra: logos: sentido

        El comienzo, el prólogo del evangelio San Juan es un himno solemne, un mosaico de gran densidad humano-cristiana.

        Mateo y Lucas componen sus evangelios con los relatos del nacimiento y de la infancia de Jesús: La Anunciación, la Visitación, Belén, los Magos, Herodes, los inocentes, la huida a Egipto, etc.:

  • San Mateo que escribe a cristianos provenientes del judaísmo hace descender a Jesús de Abraham, padre del pueblo judío.
  • San Lucas (evangelio para comunidades cristianas del mundo pagano) remonta la genealogía de Jesús hasta Adán (padre de la humanidad).
  • El Evangelio de Juan remonta la existencia de Jesús al “origen, al principio”. Antes de que “todo” fuese, antes de la creación, existía ya la Palabra… Y la presencia de Dios entre nosotros, la Palabra se hizo carne (sarx – debilidad).

        Este comienzo del evangelio de San Juan es un canto al humanismo, a lo humano, que se construye sobre lo biológico. Es un canto a la Palabra: la razón, la sensatez, la luz, la vida y el sentido de la vida. Todo eso -y más- significa logos (Palabra). Desde el comienzo existe la Palabra, el logos, es decir, el sentido de la vida.

02.- Principio y palabra (logos)

        San Juan despliega una meditada y densa meditación sobre el sentido de la vida (Palabra / Logos) desde JesuCristo.

        JesuCristo es palabra y esta Palabra estaba y es- Dios, por tanto es luz y vida.

        Principio no es tanto la primera página de un libro. El principio es en griego es arquetipo (arjé). El cosmos, la vida, la humanidad desde su origen y arquetipo tienen Palabra, sentido. Desde antes del big bang originario del universo hasta el Apocalipsis, todo transcurre en la armonía de Dios…

        Creemos que desde el principio todo, la creación, la historia, la vida tienen sentido, Palabra, y esa Palabra es luz y vida para el camino de la vida. Desde el Éxodo hasta Emaús la vida, la historia humana es un camino pleno de sentido (también de pecado). Desde Adán hasta el fin de los tiempos la historia camina con sentido.

        Detrás de estas cosas hay muchas preguntas para las que no tenemos respuesta: ¿Qué hubo antes de la creación, antes del Universo? ¿Había tiempo antes de la creación? ¿Qué existía antes del big bang? ¿Había luz, sol y estrellas antes de esos orígenes? ¿Quiénes eran y dónde estaban Dios y JesuCristo?

        Son cosas que se nos escapan y quizás nuestra actitud sea la de Job ante la inmensidad de Dios. He hablado como un necio… y humildemente, como Job, terminamos confiando en Dios.

        Estas cuestiones y otras hoy afloran pero ya no en la serenidad de la Navidad (del pensamiento religioso), sino en la depresión, en el hundimiento personal, en el suicidio, en la psiquiatría, en la nada…

        Ante las preguntas, dudas e inquietudes propias de nuestra condición humana nos hace bien pensar que “todo está en orden”, todo tiene sentido”, la luz y la vida nos vienen de la Palabra…

        No sé cómo ni quién pero haríamos bien en la Iglesia, en la diócesis transmitir que la vida tiene sentido. En nuestras homilías, en las catequesis a los niños / adolescentes, etc… sería muy valioso recordarnos unos a otros que desde el principio, por principio la vida tiene sentido…

Lo primero es el sentido. La sed es la que nos conduce a las fuentes de agua viva. El sentido de la vida es Dios.

03.- Lo que Dios nos quería decir es JesuCristo (Palabra).

        Que Dios sea Palabra nos está indicando su voluntad de hablar con nosotros: sentarse a la mesa de la vida para hablar con nosotros. Dios quiere dialogar con nosotros.

        Llama amablemente la atención que el evangelio de San Juan no narra ningún relato de la infancia (como Mateo y Lucas: Belén, Nazaret, la posada, los pastores, los Magos, Egipto, etc…). Sin embargo San Juan subraya con energía que la Palabra se hizo carne, debilidad (sarx)

        Decía San Anselmo (1033-1109) en su conocido argumento sobre Dios que: Dios es aquel que mayo no puede ser pensado. Podríamos darle la vuelta y decir que: Dios es aquel que menor no puede ser pensado.

        Navidad es que Dios se ha hecho barro, debilidad como nosotros, y esa es la palabra, el sentido, la luz y la vida.

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“Y la Palabra se hizo carne – Misa de Navidad”, por Consuelo Vélez

Miércoles, 25 de diciembre de 2024

IMG_9147De su blog Fe y Vida:

Comentario al evangelio de la Natividad del Señor 25-12-2024

El evangelio de Juan no relata el acontecimiento histórico del nacimiento de Jesús sino el sentido teológico de ese nacimiento y la verdad definitiva para la humanidad: La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros

La encarnación es, entonces, el misterio central de nuestra fe del que hemos de dar testimonio

La encarnación ha hecho posible que lo humano se haga divino, que se nos redima desde dentro

Al principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios. Ella existía al principio junto a Dios. Todo existió por medio de ella y sin ella nada existió de cuanto existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres, la luz brilló en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron.

Apareció un hombre enviado por Dios, llamado Juan, que vino como testigo, para dar testimonio de la luz, de modo que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino un testigo de la luz.

La luz verdadera que ilumina a todo hombre estaba viniendo al mundo. En el mundo estaba, el mundo existió por ella, y el mundo no la reconoció. Vino a los suyos y los suyos no la recibieron. Pero a los que la recibieron, a los que creen en ella, los hizo capaces de ser hijos de Dios: ellos no han nacido de la sangre ni del deseo de la carne, ni del deseo del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.

La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y verdad.

Juan grita dando testimonio de él. Éste es aquel del que yo decía: Él que viene detrás de mí, es más importante que yo, porque existía antes que yo. De su plenitud hemos recibido todos: gracia tras gracia. Porque la ley se promulgó por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad se realizaron por Jesús el Mesías.

Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, Dios, que estaba el lado del Padre, Él nos lo dio a conocer. (Jn 1, 1-18)

En la misa vespertina de navidad se pone a consideración el texto de Mateo donde se relata, desde la perspectiva del José, como María queda embarazada sin tener relaciones con él y, gracias al ángel que le revela a José que el niño que María espera es hijo de Dios, él no la rechaza y así María da a luz al niño a quien le ponen el nombre de Jesús. Pero el evangelio de Juan que se lee en la misa de navidad del día 25, no relata el acontecimiento histórico del nacimiento de Jesús sino el sentido teológico de ese nacimiento y la verdad definitiva para la humanidad: La palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Ahora bien, esa afirmación central de nuestra fe está inmersa en un himno cristológico anterior que, muy probablemente, le sirve a Juan de base para la composición de este himno a la Palabra de Dios.

Por el lenguaje ya más elaborado y en forma de discurso, se facilita hacer la narración desde antes de su encarnación histórica. La Palabra ya existía junto a Dios y desde el principio es Hijo de Dios. No es que primero existiera Dios y luego se originara el Hijo, sino que nuestro Dios Trinidad existe desde el principio como comunidad de amor, comunidad que crea y acompaña la creación. Pero, en un determinado momento histórico, ese Hijo de Dios eterno, se hace carne y comparte nuestra suerte. La encarnación es, entonces, el misterio central de nuestra fe del que hemos de dar testimonio, como ya lo hizo Juan el Bautista siendo precursor del Señor. Gracias a Jesús podemos conocer al Padre y nos dejará el Espíritu para que nos acompañe hasta el encuentro definitivo con Dios. Jesús es el Mesías esperado, el que trae la gracia y la verdad.

Navidad, por tanto, es la celebración gozosa del Hijo de Dios que se hizo como nosotros y por eso la salvación que nos ofrece no es algo que cae de arriba, sino que surge de abajo, de ser como nosotros, de hacerse ser humano con todas las consecuencias. La encarnación ha hecho posible que lo humano se haga divino, que se nos redima desde dentro. San Ireneo decía “lo que no es asumido, no es redimido” para referirse a que, precisamente en Jesús, todo lo humano es asumido y, por tanto, verdaderamente hemos sido redimidos.

Con Jesús lo humano es bueno y todo ser humano es imagen del Hijo. Por esta razón Jesús se identifica con los más pobres: “lo que hiciste a uno de estos más pequeño, a mí me lo hiciste” y todos estamos llamados a “no vivo yo, sino que Cristo vive en mí” (Gál 2,20), como decía San Pablo.

Agradezcamos a Dios este misterio de la encarnación y dispongámonos a acoger al Dios hecho ser humano en Jesús, siguiendo su camino, sin temor a correr su misma suerte.

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“Dios está aquí”, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF

Miércoles, 25 de diciembre de 2024

nhh1fotolospeonesbananerosd10i1Comentario a la lectura evangélica (Juan 1, 1-18) de la Misa de la Natividad del Señor – 25 diciembre 2024 –

En realidad, ya estamos en marcha.

Nos hemos preparado, quizás como nunca antes, para esta Navidad. Hemos conseguido, espero, no entristecernos por la situación, las muertes, la incertidumbre, las ausencias… Y hemos recibido la Navidad casi con modestia, quizá incluso sin los excesos que han caracterizado los últimos años.

Seguirá siendo una Navidad dura porque seguirá reinando la incertidumbre.

Y ahora, al comienzo de este brevísimo e intenso tiempo de Navidad, estamos llamados a sintetizar, a subir una octava, a ir más allá, a comprender, en fin.

Antes que nosotros, los discípulos del Señor lo han hecho, en el entusiasmo y la euforia del descubrimiento, tras la resurrección del Maestro, releyendo los acontecimientos, descifrando el código, desentrañando el enigma oculto durante siglos.

Dios está aquí. Dios está entre nosotros. Ha asumido la humanidad.

Se revistió de fragilidad, lo único que no conocía.

Y Juan, el místico, relee lo sucedido y vuelve su mirada a lo Eterno, a la lógica de Dios.

Dios es y ha sido siempre, y es comunión, relación, Trinidad.

Y Dios, en su Palabra, bajó entre nosotros para revelarse, para decirse.

Esto es lo que sucedió.

Solo.

Eres magnífico

Pero, como hemos dicho una y otra vez, la luz llega, pero las tinieblas no la han querido, no la han acogido. Ni la han vencido.

La Navidad que hemos llenado de azúcar está llena de sangre. Es el drama de un Dios presente y un hombre ausente. Un drama que se repite en la vida de cada hombre, de cada uno de nosotros.

Mira adelante, ahora, Juan:

A los que le recibieron, sin embargo, les dio el poder de convertirse en hijos de Dios.

Yo lo recibí, claro que lo recibí. Y me convertí en hijo de Dios.

Siempre lo fui, pero no lo sabía.

Perseguía (mendigaba) la imagen de mí que los demás me devolvían. ¡Cuánto sufrimiento me ha creado y me sigue creando este mendigar, este depender del juicio de los demás!

Pero acoger a ese niño, hacerme cueva, pesebre, ofrecer mi corazón dolorido como tabernáculo del Eterno, me cambia la vida. Me la ilumina.

Soy hijo de Dios. Ni más ni menos.

Y cuando tomo conciencia de ello, mi alma se eleva ante Dios.

Sí, Dios viene al mundo como un hijo para hacernos hijos de Dios. ¡Qué regalo tan maravilloso! Hoy Dios nos sorprende y nos dice a cada uno de nosotros: “Eres una maravilla”. Hermana, hermano, no te desanimes. ¿Estás tentado a sentirte mal? Dios te dice: “¡No, tú eres mi hijo!” ¿Tienes la sensación de no lograrlo, el miedo de ser inadecuado, el miedo de no salir del túnel de la prueba? Dios te dice: “Ánimo, yo estoy contigo”.

Los ojos del corazón

Tendremos tiempo para acoger más y meditar y reflexionar. Si nos hemos decidido -¡ya era hora! – iniciar el camino de conocer toda la verdad, de mirar las cosas desde la perspectiva de lo Eterno. Nos queda mucho camino por recorrer, pero no estamos solos. Ya no estamos solos.

Como San Pablo desea que estemos:

Que el Padre de la gloria, os dé un espíritu de sabiduría y de revelación para un conocimiento profundo de Él; ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis a qué esperanza os ha llamado, qué tesoro de gloria encierra su herencia entre los santos.

 Ser hijos de Dios es descubrir la esperanza que nos aguarda, a pesar de las dificultades, el desaliento, la pesadumbre que a veces parece prevalecer. Hay un tesoro de gloria que aún no hemos descubierto, pero, para ello, se nos invita a profundizar en el conocimiento del Señor. Y a descubrir que Él nos sonríe.

Como lo hizo María, la Madre.

Que veas la luz del rostro de Dios, el resplandor de su rostro.

El resplandor del rostro significa la sonrisa de una persona: cuando sonreímos nuestro rostro se ilumina. Así que hoy te bendigo: pase lo que pase, ahora y siempre, que captes el rostro sonriente de Dios en tu vida, en tus asuntos, incluso en tus labores.

Dios sonríe, por supuesto. El que ama, incluso en la adversidad, sonríe.

El rostro sonriente de Dios nos lo revela Jesús recién nacido.

Dios sonríe; no es huraño, ni impenetrable, ni desquiciado.

Dios sonríe, siempre. El problema, en todo caso, somos nosotros.

En momentos de fatiga y dolor no miramos hacia Dios, sino hacia nosotros mismos, hacia el dolor, hacia el lado oscuro de la realidad; nos abruma la emoción, no reconocemos en Dios ninguna sonrisa.

No esperes que Dios te resuelva los problemas, te allane la vida o te la simplifique.

La vida es un misterio y como tal hay que acogerla y respetarla, y al discípulo no se le ahorra el sufrimiento.

Pero si Dios te sonríe, siempre, significa que hay un truco que no veo, una razón que ignoro, un horizonte más allá, algo más, y entonces confío.

Pase lo que pase en tu vida, ahora y siempre, que Dios te sonría, hermano, hermana.

Poner orden

Para notar la sonrisa de Dios, hay que imitar a la adolescente María.

María, a quien celebraremos dentro de unos días con el título de «Madre de Dios», se ve turbada por demasiados acontecimientos durante la última semana: dar a luz sola, estar lejos de su casa, vivir más que temporalmente, recibir la visita de pastores sombríos. ¿Qué hace? Guarda todas estas cosas meditándolas en su corazón.

Mejor aún, Lucas escribe que «tomó los pedazos y trató de unirlos».

Nos falta un centro en nuestras vidas, estamos abrumados por la vida vivida. Como la colada amontonada en la pila, necesitamos un hilo en el que colgar todas las cosas para que se sequen.

Este centro unificador que es la fe es precioso para nosotros.

¿Por qué no comprometernos a partir de nuevo de Dios, a poner la escucha de la Palabra y la meditación en el centro de nuestra jornada?

Sólo entonces nos daremos cuenta de que Dios nos sonríe.

Feliz Navidad.

Joseba Kamiruaga Mieza CMF

(Remitido por el autor)

Crédito de la imagen: Autor desconocido, sin fecha, Imagen 1943-1944, Mujeres campesinas, Colección fotográfica Fondo Jorge Eliécer Gaitán.

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Cristo entre los escombros…

Miércoles, 25 de diciembre de 2024

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Niño Jesús entre escombros. Captura de pantalla del video: Navidad silenciosa en Belén: Solidaridad con los palestinos en Gaza del canal de Al Jazeera en inglés en YouTube.


Ante la situación que vive la población de Gaza y Cisjordania, rescatamos este artículo que publicamos el pasado año:

Una liturgia de lamento

Servicio dado en la Iglesia Evangélica Luterana de la Natividad: Belén, 23 de diciembre de 2023

Este pesebre es nuestro mensaje al mundo de hoy y es simplemente este: El genocidio debe terminar YA. Repitamos al mundo: ¡DETENGAN este genocidio YA!

Belén: cerrado por Navidad. Las iglesias cristianas de Belén han cancelado oficialmente todo tipo de celebraciones.

Estamos enfadados…

Estamos quebrantados…

Este debería haber sido un momento de alegría; en cambio, estamos de luto. Tenemos miedo. Más de 20 mil asesinados ( A día de hoy pasan de los 44.000). Miles de personas siguen bajo los escombros. Cerca de 9 mil niños y niñas asesinadas de las formas más brutales. Día tras día tras día. ¡Un millón novecientos mil desplazados! Cientos de miles de viviendas destruidas. Gaza, tal como la hemos conocido, ya no existe. Esto es una aniquilación. Es un genocidio. El mundo está mirando; las iglesias están mirando. Los habitantes de Gaza envían imágenes en directo de su propia ejecución. ¿Quizás al mundo le importe? Pero continúa… Nos preguntamos: ¿podría ser este nuestro destino en Belén? ¿En Ramallah? ¿En Yenín? ¿Es este también nuestro destino?

Estamos atormentados por el silencio del mundo. Los líderes de los llamados “libres” se alinearon uno tras otro para dar luz verde a este genocidio contra una población cautiva. Dieron su cobertura. No sólo se aseguraron de pagar la factura por adelantado, sino que ocultaron la verdad y el contexto, proporcionando el respaldo político. Y se ha añadido otra capa más: el respaldo teológico, donde la Iglesia occidental ocupa el centro de atención. Nuestros queridos amigos y amigas sudafricanas nos enseñaron el concepto de “la teología de estado”, definida como la justificación teológica del status quo con su racismo, capitalismo y totalitarismo”. Esto lo logra haciendo un mal uso de conceptos teológicos y textos bíblicos para sus propios fines políticos.

Aquí en Palestina, la Biblia es usada como un arma en contra nuestra. Nuestro propio texto sagrado. En nuestra terminología, en Palestina, hablamos del Imperio. Aquí nos enfrentamos a la teología del Imperio. Un disfraz para superioridad, supremacía, “elección” y el derecho propio. A veces se le pone una bonita portada usando palabras como misión y evangelización, cumplimiento de las profecías y la expansión de la libertad. La teología del Imperio se convierte en una poderosa herramienta para enmascarar la opresión bajo el manto de la sanción divina. Divide a las personas en “nosotros” y “ellos“. Deshumaniza y demoniza. Habla de una tierra sin gente, incluso cuando saben que la tierra tiene gente, y no cualquier gente. Pide vaciar Gaza, del mismo modo que calificó la limpieza étnica de 1948 como “un milagro divino”. Ahora nos pide a nosotros y nosotras, palestinos y palestinas que vayamos a Egipto, o quizá a Jordania, o ¿por qué no directo al mar? Pienso en las palabras que le dijeron a Jesús sus discípulos cuando iban a entrar en Samaria: “Señor, ¿quieres que mandemos que baje fuego del cielo y los consuma?”. Esto dijeron de los samaritanos. Esta es la teología del Imperio, es lo que están diciendo acerca de nosotros hoy.

Esta guerra nos ha confirmado que el mundo no nos ve como iguales. Quizás sea el color de nuestra piel. Tal vez sea porque estamos del lado equivocado de una ecuación política. Ni siquiera nuestro parentesco con Cristo nos protegió. Como han dicho, si es necesario matar a 100 palestinos para capturar a un solo “militante de Hamás“, ¡que así sea! A sus ojos no somos humanos (pero a los ojos de Dios… ¡nadie puede decirnos que no lo somos!). ¡La hipocresía y el racismo del mundo occidental son transparentes y atroces! Siempre toman las palabras de los palestinos con sospecha y reservas. No, no nos tratan por igual. Sin embargo, a la otra parte, a pesar del claro historial de desinformación, ¡casi siempre se considera su palabra como infalible!

A nuestros amigos europeos: ¡No quiero volver a oírlos darnos sermones sobre derechos humanos o derecho internacional! No somos blancos, supongo, por lo que no se aplica a nosotros según la lógica que usan. En esta guerra, las muchas personas cristianas del mundo occidental se aseguraron que el Imperio tuviera la teología necesaria. ¡Es defensa propia, nos dijeron! (Y pregunto nuevamente, ¿de qué manera el asesinato de 9 mil niños y niñas es defensa propia?). Bajo la sombra del Imperio, convirtieron al colonizador en víctima y al colonizado en agresor. ¿Hemos olvidado que ese Estado fue construido sobre las ruinas de las ciudades y pueblos de los mismos habitantes de Gaza?

Estamos indignados por la complicidad de la iglesia. Que quede claro: el silencio es complicidad, y los llamados vacíos a la paz sin un alto el fuego y el fin de la ocupación, y las palabras superficiales de empatía sin acción directa, están todos bajo la bandera de la complicidad. Así que este es mi mensaje: hoy Gaza se ha convertido en la brújula moral del mundo. Gaza era un infierno en la tierra inclusive antes del 7 de octubre y el mundo mantuvo silencio. ¿Nos debería sorprender su silencio hoy?

Si no están consternados por lo que está sucediendo; si no están conmocionados hasta lo más profundo, algo anda mal con su humanidad. Si nosotros, como cristianos y cristianas, no estamos indignados por este genocidio, por el uso de la Biblia como arma para justificarlo, ¡algo anda mal con nuestro testimonio cristiano y está comprometiendo la credibilidad del mensaje del Evangelio! Si dejan de llamar lo que está sucediendo un genocidio, que recaiga sobre ustedes. Es un pecado y una oscuridad lo que abrazan voluntariamente. Algunos ni siquiera han pedido un alto el fuego… Me refiero a las iglesias.

Siento pena por ustedes; estaremos bien. A pesar del inmenso golpe que hemos sufrido, los palestinos nos recuperaremos. Nos levantaremos de nuevo de la destrucción, como siempre lo hemos hecho como palestinos; aunque este es, con diferencia, el mayor golpe que hemos recibido en mucho tiempo. Pero nuevamente, por aquellos que son cómplices, lo siento por ustedes. ¿Podrán algún día recuperarse de esto? Su caridad, sus palabras de asombro DESPUÉS del genocidio, no harán ninguna diferencia. Y sé que estas palabras vendrán. Pero sus palabras de arrepentimiento no te bastarán. No aceptaremos sus disculpas después del genocidio. Lo hecho, hecho está. Quiero que se miren al espejo… y pregunten: ¿dónde estaba yo cuando Gaza estaba viviendo un genocidio?

A nuestros amigos y amigas que están aquí con nosotros: han dejado a sus familias e iglesias para estar con nosotros. Encarnan el término “acompañamiento“: una solidaridad costosa. Pensemos en las palabras de Jesús: “Estábamos en prisión y nos visitaron“. Qué marcada diferencia con el silencio y la complicidad de los demás. Su presencia aquí es lo que significa la solidaridad. Su visita ya ha dejado una impresión que nunca nos podrán quitar. A través de ustedes, Dios nos ha dicho “no están desamparados”. Como dijo esta mañana el padre Rami de la Iglesia Católica, han venido a Belén y, como los Reyes Magos, trajeron regalos, pero regalos que son más preciosos que el oro, el incienso y la mirra. Trajeron el don del amor y la solidaridad”.

Necesitábamos esto. Para esta temporada, tal vez más que nada, nos preocupaba el silencio de Dios. En estos dos últimos meses, los Salmos de lamento se han convertido en preciosos compañeros. Gritamos: Dios mío, Dios mío, ¿por qué has abandonado Gaza? ¿Por qué escondes tu rostro a Gaza? En nuestro dolor, angustia y lamento, hemos buscado a Dios y lo hemos encontrado bajo los escombros en Gaza. Jesús se convirtió en víctima de la misma violencia del Imperio. Cuando estuvo en nuestra tierra fue torturado. Crucificado. Se desangró mientras otros observaban. Lo mataron y gritó de dolor: Dios mío, ¿dónde estás?

Hoy en Gaza, Dios está bajo los escombros. Y en esta temporada navideña, mientras buscamos a Jesús, no lo encontraremos del lado de Roma, sino de nuestro lado del muro. Está en una cueva, con una familia sencilla, bajo ocupación. Vulnerable. Habiendo a duras penas sobrevivido una masacre. Con una familia de refugiados. Aquí es donde se encuentra Jesús.

Si Jesús naciera hoy, nacería bajo los escombros de Gaza.

Cuando glorificamos el orgullo y la riqueza, Jesús está bajo los escombros…

Cuando confiamos en el poder, la fuerza y las armas, Jesús está bajo los escombros…

Cuando justificamos, racionalizamos y teologizamos el bombardeo de niños y niñas, Jesús está bajo los escombros…

Jesús está bajo los escombros. Este es su pesebre. Se siente en casa con los marginados y las marginadas, quienes sufren, los oprimidos y los desplazados.Este es su pesebre. He estado mirando, contemplando esta imagen icónica… Dios está con nosotros, precisamente de esta manera. ESTA es la encarnación. Desmarañado. Ensangrentado. Empobrecido.

Este niño es nuestra esperanza e inspiración. Lo miramos y lo vemos en cada niño asesinado y sacado de debajo de los escombros. Mientras el mundo continúa rechazando a los niños y las niñas de Gaza, Jesús dice: “cuanto le hicieron a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicieron”. “Lo hicieron conmigo“. Jesús no sólo los llama suyos, ¡él es parte de ellos! Él es la niñez de Gaza. Miramos a la Sagrada Familia y la vemos en cada familia desplazada y errante, ahora sin hogar y desesperada. Mientras el mundo discute el destino del pueblo de Gaza, como si fueran cajas no deseadas en un garaje, Dios en la narrativa navideña comparte su destino. Él camina con ellos y los llama suyos.

Este pesebre trata sobre la resiliencia – صمود. La resiliencia de Jesús está en su mansedumbre; debilidad y vulnerabilidad. La majestuosidad de la encarnación reside en su solidaridad con los marginados. Resiliencia porque este mismo niño, se levantó en medio del dolor, la destrucción, la oscuridad y la muerte para desafiar a los Imperios; para decirle la verdad al poder y lograr una victoria eterna sobre la muerte y la oscuridad.

Hoy es Navidad en Palestina y este es el mensaje navideño. No se trata de Papá Noel, árboles, regalos, luces… etc. ¡Dios mío! ¿Cómo retorcimos el significado de la Navidad? ¿Cómo hemos comercializado la Navidad? Estuve en Estados Unidos el mes pasado, el primer lunes después del Día de Acción de Gracias, y me sorprendió la cantidad de adornos y luces navideñas, todos los productos comerciales. No pude evitar pensar: “Nos envían bombas, mientras celebran la Navidad en su tierra. Cantan sobre el príncipe de paz en su tierra, mientras tocan el tambor de la guerra en la nuestra”. Navidad en Belén, lugar del nacimiento de Jesús, es este pesebre. Este es nuestro mensaje al mundo de hoy. Es un mensaje evangélico, un mensaje de Navidad verdadero y auténtico, sobre el Dios que no se quedó callado, sino que dijo su palabra y su Palabra es Jesús. Nacido entre los que están bajo ocupación, las y los marginados, Él es solidario con nosotros en nuestro dolor y quebrantamiento.

Este pesebre es nuestro mensaje al mundo de hoy y es simplemente este: El genocidio debe terminar YA. Repitamos al mundo: ¡DETENGAN este genocidio YA!

Este es nuestro llamado. Esta es nuestra súplica. Esta es nuestra oración. ¡Escucha, oh Dios! Amén.

Sermón completo en inglés: (2) Vidéo | Facebook

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Rondas de Navidad

Martes, 24 de diciembre de 2024

felicitacion_2019_LR

Rondar por esos lugares poco frecuentados,
que no existen para los mercados
y están abandonados
de políticos, gobernantes y ricos.

Rondar por barrios periféricos,
parques tristes y sin alumbrado,
pabellones con nuevos esclavos
y campos de refugiados superpoblados.

Rondar por las costas del Mediterráneo
y ver pateras, cayucos y barcos a la deriva
llenos de hermanos nuestros
solo con lo puesto y el último soplo de vida…

Rondar por esos sitios olvidados
donde siguen naciendo niños
que tienen el futuro hipotecado
porque les negamos lo mínimo necesario.

Rondar por esos espacios cercanos,
con los ojos bien abiertos
y el corazón ardiendo,
para ver a los que se esconden o escondemos.

Rondar, saliendo de nosotros mismos
y de los belenes de exposición y concurso,
para encontrarnos con los sin techo
que son hermanos nuestros.

Rondar y estar despiertos,
porque Tú vienes, como vienen todos ellos,
sólo con lo puesto

 *

Fuente Fe Adulta

***

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Natividad del Señor: Misa de medianoche.

Martes, 24 de diciembre de 2024

pastores

LECTIO

 Isaías 9,1-3.5-6

El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en tierra de sombras una luz les ha brillado.

Acreciste la alegría, aumentaste el gozo: se alegran ante ti con la alegría de la siega, como se regocijan al repartirse un botín.

Porque, como hiciste el día de Madián, has roto el yugo que pesaba sobre ellos, la vara que castigaba sus espaldas, el bastón opresor que los hería.

Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado. Sobre sus hombros descansa el poder, Y es su nombre: «Consejero prudente, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la paz».

Dilatará su soberanía n medio de una paz sin límites, asentará y afianzará el trono y el reino de David sobre el derecho y la justicia, desde ahora y para siempre. El amor ardiente del Señor todopoderoso lo realizará.

***

Todas las lecturas bíblicas de las misas de Navidad, si bien con perspectivas diversas, intentan responder a una pregunta: ¿cuál es el sentido de la Navidad? Iniciamos el recorrido desde los antiguos profetas. El oráculo de Isaías presupone una situación dramática para el país de Israel, porque el estrépito de las armas resuena por doquier. La invasión asiría (siglo VIII a.C.) comenzada en Galilea amenaza ya la misma Judea y Jerusalén, y el pueblo, bajo el terror enemigo, camina en la oscuridad y no sabe adonde dirigirse. A esta gente sin esperanza anuncia el profeta: «El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz». Luego, dirigiéndose a Dios, exclama: «Acreciste la alegría, aumentaste el gozo» (v. 2).

¿Qué es lo que permite a los hombres pasar de las tinieblas a la luz, de la tristeza a la alegría? La alusión de Isaías se refiere a la huida de los Asirios, pero el profeta de Dios habla también de fuga de todo enemigo.

Anuncia la alegría por el que será: «Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de la paz» (v. 5), el que, verdadero héroe de Israel, cumplirá todo esto. Pero ¿cómo será posible todo esto? Isaías responde: «El amor ardiente del Señor todopoderoso lo realizará» (v. 6). He aquí, pues, el sentido y el mensaje más antiguo de la Navidad: el fin del miedo, la liberación de la dominación enemiga y todo ello gracias a que: «un niño nos ha nacido» (v. 5: cf. Is 7,14; Miq 5,1- 3; 2 Sm 7,12-16), un descendiente de David que dará vida a una sociedad en la que habrá justicia, paz, alegría y que dará a todos el coraje de vivir.

 *

Tito 2,11-14

Porque se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres.

Ella nos enseña a renunciar a la vida sin religión y a los deseos del mundo, para que vivamos en el tiempo presente con moderación, justicia y religiosidad, aguardando la feliz esperanza: la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, el cual se entregó a sí mismo por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de que seamos su pueblo escogido, siempre deseoso de practicar el bien.

***

Pablo escribe a Tito, su discípulo convertido del paganismo y ahora obispo de Creta, explicándole el sentido de la venida de Jesús a nosotros con palabras llenas de esperanza: «Se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres» (v. 11). La universalidad de la salvación es una dimensión esencial de la Navidad, y su verdadero mensaje es el anuncio de salvación y de vida nueva para toda la humanidad sin distinciones de razas ni colores, de clases sociales, ni de dotes intelectuales ni ninguna otra cosa. El Salvador que nos ha sido dado no es sólo un niño que ha elegido nacer en un pobre establo, entre incomodidades y queridos silencios, es sobre todo la sonrisa de Dios que se ha hecho visible, porque no ha perdido su esperanza en los hombres. Ha venido para enseñarnos el camino del bien, de la sobriedad y de la justicia, el desprecio de los atractivos malos e ilusorios del mundo, a la espera del retorno glorioso del Señor (v. 13). Libremente, dirá Pablo, «se entregó a sí mismo por nosotros» (v. 14), primero habiéndonos del Padre y llamándonos amigos, y después, al final, muriendo en la cruz por amor, nos ha liberado de toda esclavitud para reconducir al Padre, de una vez para siempre, a la humanidad reconciliada con él. Sólo la fe ayuda a descubrir el poder de Dios en la vivencia de un pobre. Desde que el Hijo de Dios se ha hecho hombre, quiere ser acogido y reconocido como hombre: aquí es posible la búsqueda de Dios, porque él se ha quedado entre nosotros.

*

Lucas 2,1-14

En aquellos días apareció un decreto del emperador Augusto ordenando que se empadronasen los habitantes del imperio. Este censo fue el primero que se hizo durante el mandato de Quirino, gobernador de Siria.

Todos iban a inscribirse a su ciudad. También José, por ser de la estirpe y familia de David, subió desde Galilea, desde la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, para inscribirse con María, su esposa, que estaba encinta.

Mientras estaban en Belén le llegó a María el tiempo del parto, y dio a luz a su primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.

Había en aquellos campos unos pastores que pasaban la noche al raso velando sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció, y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Entonces les entró un gran miedo, pero el ángel les dijo:

“No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será también para todo el pueblo: Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre”.

Y de repente se juntó al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!».

***

Sobre el fondo de los anuncios proféticos (cf. Miq 5,1-4; 1 Sm 16,1-3), Lucas en el evangelio nos habla del nacimiento histórico de Jesús. El relato es simple, pero sugestivo, lleno de matices teológicos y construido sobre el modelo del anuncio misionero, que comprende tres momentos. Primero la narración del acontecimiento: el edicto de César Augusto en tiempos de Quirino, gobernador de Siria, y el nacimiento de Jesús en Belén, en la pobreza, en un país sometido a una potencia extranjera (w. 1-7); después el anuncio hecho por los ángeles a los pastores, primeros testigos del evento de la salvación (w. 8-14); y, por último, la acogida del anuncio, con los pastores que van a la gruta, encuentran a Jesús, y sucesivamente el relato de su experiencia a otros (w. 15-20).

El punto central del relato, sin embargo, son las palabras de los ángeles a los pastores, que consideran con respeto el sentido gozoso del acontecimiento y la fe en Jesús Salvador en la figura de un niño pobre, «envuelto en pañales, acostado en un pesebre» (v. 12). Dos motivos, pues, se iluminan uno a otro en el texto: la visible pobreza en la vivencia humana de Jesús y la gloria de Dios escondida en su presencia entre los hombres. Sólo unos cuantos pastores, representantes de gente pobre y humilde, reconocen al Mesías esperado: éste es el signo divino extraordinario del inicio de una época nueva en la historia de los hombres.

MEDITATIO

Para contemplar el misterio de Navidad necesitamos, sobre todo, simplicidad para asombrarnos ante su mensaje. Capacidad de asombro y mirada de niño son los medios necesarios para gustar el anuncio lleno de alegría de esta noche santa. Y esta alegría tiene una motivación clara: el nacimiento de un niño, Salvador universal, que trae motivos de esperanza para todos, que son paz, justicia y salvación. Y ¿qué signos cualifican a este niño? La debilidad, la pobreza, la impotencia y la humildad, cosas que el mundo ha rechazado siempre y que, por el contrario, ha hecho propias el Hijo de Dios.

Con la venida de Jesús las falsas seguridades de los hombres han zozobrado, porque Dios ha elegido no a los fuertes ni a los sabios, ni a los poderosos de este mundo, sino a los débiles, a los pequeños, a los necios, a los últimos: ha elegido «un niño acostado en un pesebre » (Le 2,7.12.16; cf. 1 Cor 1,27; Mt 11,26), pobre, marginado y desestimado. Precisamente sobre esta pobreza se despliega el esplendor del mundo del Espíritu, mientras nosotros estamos complicados en dramas de conciencia, porque nos tienta seguir principios de fuerza, de poder, de violencia. El niño de Belén nos dice que el milagro de la paz de la Navidad es posible para aquellos que acogen sus dones.

A esta luz el acontecimiento de esta noche no es sólo una fecha para conmemorar, sino evento capaz, también hoy, de contagio y de transformación. Cuatro son las noches históricas de la humanidad, según una antigua tradición rabínica: la noche de la creación (Gn 1,3), la de Abraham (Gn 15,1-6), la del Éxodo (Ex 12,1-13) y la de Belén, es decir, esta noche, que es la más importante, porque el Hijo de Dios ha traído su paz, distinta de la pax augusta, y es el fundamento de la «civilización del amor» (Pablo VI). ¿Somos capaces de vivir el misterio?

ORATIO

Te damos gracias, Señor del universo y de los hombres, porque en Jesús niño, que vino a la tierra portador de tus dones -la paz, la alegría, la justicia y la salvación-, se ha manifestado tu amor a todos. Queremos comprender, si bien con la pequeñez de nuestra mente, algo del misterio del Verbo encarnado, porque con ello se iluminará nuestro misterio humano.

Para los judíos era absurdo pensar que la Palabra definitiva de Dios apareciese en la debilidad del hombre Jesús. Para los paganos era escándalo aceptar la plena humanidad del Hijo de Dios, lugar indigno de la divinidad.

Nosotros, por el contrario, creemos que la Palabra, en un momento histórico muy preciso, «se hizo carne» en la fragilidad e impotencia como toda criatura, naciendo de una mujer, María (cf. 1 Jn 4,2-3), y creemos que en Cristo Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, reside la revelación definitiva del Padre y el anuncio de la fe que nos salva.

El hombre del tercer milenio tiene necesidad de Jesús, revelador de tu amor de Padre, para escapar de su individualismo y de su superficialidad, que lo privan de los verdaderos valores en que se puede encontrar la esperanza de vivir. Señor, el nacimiento de tu Hijo nos revela que también nosotros en Jesús hemos sido hechos hijos tuyos y te podemos conocer.

Haz que toda nuestra vida, sobre el modelo de la de Cristo, se vuelva en actitud de docilidad filial hacia ti y, para ello, en la noche de Navidad nos ponemos de rodillas, en adoración ante el rostro humano del Jesús-Niño, tu Hijo unigénito, en el que resplandece e irradia tu rostro invisible de Padre, para ver nuestro rostro divino.

CONTEMPLATIO

Pero ¿quién soy yo? ¿Podré decir algo digno de lo que se ve? Me faltan las palabras: la lengua y la boca no son capaces de describir las maravillas de esta solemnidad divina. Por eso yo con los coros angélicos grito y gritaré siempre: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!».

Dios está en la tierra; ¿quién no será celeste? Dios viene a nosotros, nacido de una Virgen; ¿quién no se hará divino hoy y anhelará la santidad de la Virgen, y no buscará con celo la sabiduría, para hacerse más cercano a Dios? Dios está envuelto en pobres pañales; ¿quién no se hará rico de la divinidad de Dios si acoge algo humilde?

Exulto como los pastores y me sobresalto escuchando estas voces divinas: ansío ir al pesebre que acoge a Dios y deseo llegar a la celestial gruta: anhelo ver el misterio manifestado en ella y allí, en presencia del Engendrado, levantar la voz cantando: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!» (Sofronio de Jerusalén, Le Omelie, Roma 1991, 55-57).

ACTIO

Repite a menudo y vive hoy la Palabra: «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado» (Is 9,5).

PARA LA LECTURA ESPIRITUAL

En aquella noche de Navidad una multitud del ejército celeste se apareció en Belén a los pastores, diciendo: «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!»; en este mismo momento nosotros celebramos ¡untos el nacimiento de nuestro Señor y su pasión y muerte. Según el mundo, este modo de comportarse es extraño. Porque ¿quién en el mundo puede llorar y alegrarse al mismo tiempo y por el mismo motivo? En efecto, o la alegría será dominada por la aflicción, o la aflicción será aniquilada por la alegría; solamente en nuestros misterios cristianos podemos alegrarnos y llorar al mismo tiempo y por la misma razón. Pero pensad un poco en el significado de la palabra «paz». ¿No os parece extraño que los ángeles hayan anunciado la paz mientras el mundo está incesantemente azotado por la guerra o por el miedo de la guerra? ¿No os parece que las voces angélicas se hayan equivocado y que la promesa fue una desilusión y un engaño?

Reflexionad ahora sobre cómo habló de la paz nuestro Señor mismo. Dijo a sus discípulos: «Mi paz os dejo, mi paz os doy». ¿Entendía Él la paz como nosotros la entendemos: el reino de Inglaterra está en paz con sus vecinos, los barones están en paz con el rey, el jefe de familia que cuenta sus pacíficas ganancias, la casa bien limpia, su mejor vino sobre la mesa para el amigo, su mujer que canta a sus hijos? Aquellos hombres que eran sus discípulos no conocían nada de esto: ellos salieron a hacer un largo viaje, a sufrir por tierra y por mar, a encontrar la tortura, la desilusión, a sufrir la muerte con el martirio. ¿Qué cosa quería, pues, decir Él? Si queréis saberlo, recordad que dijo también: «No os la doy como la da el mundo». Así pues, Él dio la paz a sus discípulos, pero no como la da el mundo

*

T. S. Eliot,
Asesinato en la catedral,
Madrid 1996.

***

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“Tú eres la Navidad de Dios”, por Joseba Kamiruaga Mieza CMF

Martes, 24 de diciembre de 2024

hq720Comentario a la lectura evangélica (Lucas 2, 1-14) de la Misa de Medianoche de la Natividad del Señor – 24 diciembre 2024 –

Navidades decepcionantes, dicen.

Será la guerra, las guerras, será la crisis económica (desde que tengo uso de razón, no recuerdo una época sin crisis económica), será una sensación de desconcierto y miedo al futuro, será una Iglesia occidental que lucha por sacudirse el síndrome de la minoría… O tal vez sea simplemente el hecho de que nuestros corazones han sido siempre y para siempre un abismo de expectativas.

Así que nos metemos en una burbuja durante unas horas para olvidar. Las canciones, las luces, los olores, los recuerdos de niño, todo es hermoso y legítimo hacerlo.

Pero entonces atreveos. Atreveos. Atreveos. Atreveos a Dios.

Bien mirado, ésta puede llegar a ser la mejor Navidad de nuestras vidas.

Quitada la guarnición, queda el plato, lo esencial, lo inaudito de Dios.

Dios está ahí. Y está aquí. Todavía. No se cansa.

Sucedió que

Una joven pareja llega a Belén, la ciudad que vio nacer al rey David.

Es un censo lo que les ha llevado hasta allí, tal vez un censo regional, una forma que siempre han tenido los poderosos de manifestar su autoridad para imponer tributos.

La mujer espera a su primogénito y es acogida en casa de algún pariente (¡inimaginable que se les niegue con el sagrado sentido de la hospitalidad en el mundo oriental!), pero para proteger su pudor da a luz en la parte trasera de la casa, que normalmente consiste en una sola habitación, donde se guardaban los animales pequeños y los víveres -la caja fuerte de todo hogar-.

La escena se traslada al exterior, a un grupo de pastores que pasan sus días y sus noches, de marzo a octubre, en los áridos pastos de Judea. No son los pastores de nuestros belenes, sino gente tosca y endurecida por el trabajo, a los que los rabinos de la época comparan con los publicanos, considerados mentirosos (no podían testificar en un juicio) y poco fiables.

Ellos reciben el anuncio: los vencidos, los perdedores, los condenados.

No los sacerdotes de Jerusalén, enfrascados en los trabajos del templo reconstruido para esperar realmente a un mesías inoportuno.

No Herodes, que obtuvo el trono con determinación y ferocidad, y que ve en el Mesías un peligroso competidor.

Ni las buenas gentes de Jerusalén, absortas en la vida cotidiana.

Accesibilidad

La joven da a luz, lava al niño, lo envuelve en pañales y lo deposita en el pesebre.

Sin luces misteriosas, sin maravillas, sin efectos especiales.

Dios nace como cualquier niño, la salvación nos llega de la forma más banal.

Y los pastores buscarán un pesebre para reconocer al Mesías. Y los astrónomos una estrella.

Dios se da a conocer allí donde estamos, habla a nuestros corazones con el lenguaje que conocemos.

Es nuestra mirada la que cambia, es la luz de nuestro corazón la que sabe ver más allá de las apariencias.

He aquí a nuestro Dios: es un niño de puños cerrados y piel enrojecida, ojos que apenas soportan la luz y boca pequeña que busca el pecho inmaduro de su madre.

Es un niño indefenso y frágil al que hay que lavar y calentar, cambiar y besar, y al que se abraza contra la piel áspera de su padre, José, que deja que la emoción humedezca sus ojos y luego vuelve a la concreción de una situación problemática.

No da, pide, no tiene delirios de omnipotencia, se ha despojado de las vestiduras de la realeza y las ha puesto a los pies de nuestra inquieta humanidad. No lo cuidan ángeles, sino una muchacha inexperta y generosa.

Quisiera un Dios que resolviera mis problemas, no un Dios que los creara.

Quisiera un Dios poderoso y fuerte, no un infante necesitado de todo.

Me gustaría un Dios más eficiente, no un perdedor. Que se ponga del lado de los fuertes, no que defienda a los débiles.

Me gustaría algún efecto especial, para convencerme.

Pero en vez de eso.

Luz y sombra

Asusta al recién nacido. Irrita. Perturba.

Nos perturba incluso imaginar que Dios, ¡de verdad!, ha dejado su vestido de eternidad para ponerse el andrajoso y sucio de la humanidad. Cuando se toma en serio, la Navidad nos pone en crisis.

Nos interroga.

Dios haciéndose accesible, encontrable, un niño frágil e indefenso, derriba nuestros infinitos prejuicios sobre Dios.

Dios es distante. Dios se desinteresa de nosotros. Dios es misterioso y oscuro, malhumorado e incomprensible.

Dios ve y no interviene, deja morir de hambre a los niños.

Dios no detiene las guerras ni a los terroristas. Dios deja morir de cáncer a la joven madre y mantiene con vida al asesino despiadado.

Un Dios chapucero e inquietante. También el de los católicos que creen sin hacerse nunca una pregunta, sin un temblor, sin un estremecimiento, sin una duda. Creen como piedras, no firmes, sino frías e inanimadas.

¿Qué tiene que ver este niño mamando del pecho inmaduro de una adolescente con la horrible idea de Dios que llevamos en el corazón?

Sin embargo, Dios se hizo hombre precisamente para cambiar nuestras vidas. Para revelarnos quién es. Porque al verle, comprendemos quiénes somos. Quién soy yo.

Masa de barro moldeada a imagen de Dios. Lleno de alma.

Sin embargo

Dios se hace hombre para salvarnos del pecado, como escribieron los Padres de la Iglesia latina.

Dios se hace hombre para que el hombre llegue a ser como Dios, como escribieron los Padres de la Iglesia oriental.

Dios se hace hombre, añadiría yo, para que, finalmente, el hombre aprenda a hacerse hombre.

¿Dónde está Dios?, me preguntan tantos, perseguidos por su miedo.

Yo sonrío, esta noche, mientras rezo ante mi pequeño pesebre.

Ahí está, Dios.

En la mirada temerosa de quien, solo, se enfrenta a la enfermedad.

En la mano que estrecha una mano, en la paciencia de quien enciende una esperanza, en la belleza de quien vive en la plenitud de una humanidad honrada de dar forma a Dios.

En la fuerza de los que no se rinden, de los que animan, de los que dejan a un lado el victimismo y las quejas.

Aquí está. De ti depende acogerlo si quieres, aquí, ahora.

Aunque nuestro corazón esté pensado y vacío, como una cueva, como un establo. Como ese establo.

Y es allí donde Dios pide nacer.

Nadie te quita la Navidad. Nadie te la roba, tenlo por seguro.

Si aún te atreves a creer, si aún te maravillas ante ese niño recién nacido que encierra el Infinito, si aún te conmueves ante el Dios desarmado, yo lo hago vivo y presente.

Tú eres la Navidad de Dios. Tú, la custodia de Dios. Su tabernáculo.

El primer lamento que nos revela cuánto somos amados.

Y cuánto podemos amar.

Amarse tanto como Dios nos ama.

Feliz Navidad, pues.

Joseba Kamiruaga Mieza CMF

(Remitido por el autor)

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No va a venir

Martes, 24 de diciembre de 2024

IMG_9140Me choca mucho. En los rezos, en la predicación, en los comentarios hablamos de que Jesús va a nacer. La mayoría de las personas comentan qué vamos a cenar este día.

Ya nació hace aproximadamente 2.000 años. Y ya está siempre con nosotros. Lo que vamos a celebrar es el aniversario de su nacimiento, cuya fecha exacta no sabemos y la hemos colocado el 25 de diciembre, en sustitución del dios Sol. Dios, hecho hombre en Jesús, está siempre en nosotros y con nosotros. Los adornos literarios, musicales, expositivos nos pueden ayudar a descubrir a ese Jesús que vive en cada realidad y en cada persona. Lo que son luces, adornos, cantos, belenes son desarrollo de lo que pudo ser y expresión de nuestra sensibilidad. Y en muchas ocasiones fruto de nuestro consumismo y negocio.

Cada vez veo más necesario el descubrir, sentir, vivir a Dios presente y ya actuante en cada cosa y en cada persona.

Hoy estamos en condiciones de dar un paso más y descubrir que la salvación ha llegado ya porque Dios no tiene que venir de ninguna parte y con su presencia en cada uno de nosotros, nos ha comunicado lo que Él mismo es. No tenemos que estar contentos ‘porque Dios está cerca’, sino porque Dios está ya en nosotros. La alegría es como el agua de una fuente, la vemos solo cuando aparece.

Si descubro que Dios forma parte de mí, encontraré la absoluta felicidad. Imitarle en la actitud de entrega a los demás. El evangelio nos dice una y otra vez, que la aceptación por parte de Dios es el punto de partida, no la meta. Seguir esperando la salvación de Dios es la mejor prueba de que no la hemos descubierto dentro. La pena es que seguimos esperando que venga a nosotros lo que ya tenemos. Lo que nos dice la encarnación es que no hay nada que cambiar. Dios está ya en mí y esa realidad es lo más grande que podría esperar. Ésta tendría que ser la causa de nuestra alegría.

Lo tengo ya todo. No tengo que alcanzar nada. No tengo que cambiar nada de mi verdadero ser. Tengo que descubrirlo y vivirlo. Mi falso ser se iría desvaneciendo y mi manera de actuar cambiaría. La respuesta que debo dar a la pregunta: ¿qué debemos hacer?, es simple: Compartir. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? Tengo que adivinarlo yo. Ni siquiera la respuesta de Juan nos puede tranquilizar, pues la realización de las obras puede ser programación. No se trata de hacer o dejar de hacer sino de fortalecer una actitud que me lleve en cada momento a responder a la necesidad concreta del otro.

Gerardo Villar

Fuente Fe Adulta

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Recordatorio

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