“¿Cómo hacer de nuestro corazón un pesebre?”, por Carmiña Navia.
ADVIENTO. CUARTA SEMANA.
Si Cristo naciera mil veces en Belén y
no en ti, quedaría perdido para siempre.
Angelus Silesius (Siglo XVII)
Nos acercamos al momento del nacimiento… a la “noche santa”… ¿Cómo podemos revivir esa noche entre nosotras y nosotros hoy de manera que realmente el mundo vea una LUZ como los pastores y los sabios? Es importante tomar conciencia que al releer a Lucas, a Mateo y a algunos de los apócrifos, nos estamos moviendo en el terreno de lo simbólico. Es claro que no tenemos una crónica ni remotamente histórica de las oscuridades, angustias y desvelos del nacimiento de Jesús. Tenemos una narrativa poética de cómo vivieron las comunidades cercanas a Jesús, el nacimiento del Mesías.
¿Qué nos dicen entonces los símbolos que ellas escogieron para transmitirnos su fe? El pesebre nos habla de acogida y calor. Sitio para comer, para abrevar… pero también refugio en las noches heladas y sin luna. La estrella que anuncia la llegada de un niño, nos abre a la esperanza, señala caminos y senderos diversos. ¿Cómo nos hacemos pesebre desde la entraña misma de nuestros corazones? ¿Cómo expandir la luz hacia estas sociedades tan enfermas y ciegas, tan heladas por dentro?
Es complejo y tal vez imposible traducir este bello lenguaje metafórico a un texto racional que invite y quiera convencer… la poesía debe permanecer en el universo poético… Busquemos ser acogida en un mundo que excluye, convirtámonos en calor en medio de consumos helados, ofrezcamos albergue y alimento es situaciones tantas de miseria, de hambre, de despojo… Seamos la voz de las y los migrantes atrapados entre poderes que los sitúan de frente hacia la muerte. Hagámonos pesebre para que en nuestro corazón nazca el Mesías, de nuevo cada día, cada semana, cada mes. Un Mesías que nos lleve a la luz de las estrellas cuando tantos y tantas apuestan por llenarnos de tinieblas.
Llenemos nuestro mundo de nichos de ágape que cubran de calor nuestras entrañas. Termino mi invitación a hacer de nuestras familias, comunidades y círculos espacios de calor y de acogida… compartiéndoles mis deseos en un poema:
SER UN PESEBRE:
Un corazón que albergue
la Luz que nace y viaja por el mundo
la Luz que alumbra deseos remotos
la Luz que trae amaneceres nuevos.
Ser un pesebre
un corazón que sane
heridas hondas y fulgores nuevos
y en el camino lave al pie cansado.
Ser un pesebre
donde abreven todos
niños y bueyes en la ronda hermana
girando juntos hacia un mundo nuevo.
Ser un pesebre
que nos grite a todos
la sencillez en medio de los globos.
Un pesebre de amor
que resucite manos entrelazadas.
Un corazón en cuya entraña nazca
el Ser que trae la Energía Sagrada.
Carmiña Navia Velasco
Cuarta semana de Adviento 2024
Foto: Pexels/Geralt
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