Sobre venir y llegar a ser en Adviento
Barbara Anne Kozee
La reflexión de hoy es de la colaboradora invitada Barbara Anne Kozee, candidata a doctorado en ética teológica en Boston College. Su investigación actual se centra en la confianza social y la polarización en la Iglesia y la política.
En la oración del P. Karl Rahner, “Dios que ha de venir”, el gran teólogo alemán reflexiona sobre la paradoja del Adviento de entrar en un tiempo de espera litúrgica por un Dios que, en cierto sentido, ya ha venido:
“Cada año Tu Iglesia celebra el santo tiempo de Adviento, Dios mío. Cada año rezamos esas hermosas oraciones de anhelo y espera, y cantamos esas hermosas canciones de esperanza y promesa… Y, sin embargo, ¡qué oración más extraña es esta! Después de todo, Tú ya viniste y levantaste tu tienda entre nosotros. Ya has compartido nuestra vida con sus pequeñas alegrías, sus largos días de tediosa rutina, su amargo final. ¿Podríamos invitarte a algo más que esto con nuestro “Ven”? ¿Podrías acercarte a algo más cercano a nosotros que cuando te convertiste en el “Hijo del Hombre”, cuando adoptaste nuestras pequeñas costumbres ordinarias tan completamente que nos resulta casi difícil distinguirte del resto de nuestros semejantes?”
Hacia el final de esta oración, Rahner llega a una percepción espiritual sobre la venida perpetua de Dios:
“Poco a poco comienza a amanecer una luz. Estoy empezando a comprender algo que sé desde hace mucho tiempo: todavía estás en el proceso de Tu venida. Tu aparición en la forma de un esclavo fue sólo el comienzo de Tu venida… En realidad no has venido—todavía estás viniendo… He aquí, vienes. Y Tu venida no es ni pasada ni futura, sino presente, que sólo tiene que alcanzar su cumplimiento. Ahora todavía es la única hora de Tu Adviento”.
En este Adviento, podríamos pensar que la oración de Rahner y el devenir de Cristo en Navidad resonan con la forma en que los teóricos queer han considerado que “salir del armario” es más que un único momento histórico de visibilidad, sino más bien un proceso de autodescubrimiento que dura toda la vida y que llega en pedazos. Hay una dimensión espiritual y contemplativa en esta idea de encontrarnos en nuestra rareza y “perseguir el horizonte”.
El teórico queer José Esteban Muñoz escribe:
“Lo queer aún no ha llegado. Lo queer es una idealidad. Dicho de otra manera, todavía no somos queer. Puede que nunca lleguemos a tocar lo queer, pero podemos sentirlo como la cálida iluminación de un horizonte imbuido de potencialidad”.
La afirmación de Muñoz es que el tiempo queer no está muy lejos de la comprensión cristiana de la salvación. Si bien es posible que podamos experimentar cierta sensación de la presencia de Dios y de sabernos amados, siempre habrá una sensación de misterio y de todavía no en este tiempo mundano. De manera similar, como personas queer, podríamos inclinarnos hacia la idea de que nuestras identidades queer están constantemente tomando forma, e incluso encontrar alegría en el hecho de que podemos pasar toda nuestra vida buscando nuestro yo queer, ¡y nunca lograrlo por completo!
De esta manera, los procesos extraños de devenir, salir del armario o la formación de una identidad queer son parte de esta paradoja del Adviento: de la paciencia por la venida divina, que no es ni pasado ni futuro, sino presente. Cristo es nuestro ejemplo de salvador en perpetuo proceso de venida, un Advenimiento vivo más que histórico.
De alguna manera, cuanto más encontramos a Dios, más vivimos en lo queer, más encontramos el terreno profundo del misterio. El Adviento, y este tiempo de anticipación, se convierte en la cálida iluminación del alegre y extraño horizonte.
—Barbara Anne Kozee, 20 de diciembre de 2024
Fuente New Ways Ministry
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