«Solo existen dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y principalmente vivir» (Dalai Lama).
Si nos detenemos a pensarlo bien, el momento presente, el ahora, el día de hoy en que estamos viviendo, es todo lo que tenemos entre las manos, a lo que tenemos que prestar atención, en lo que debemos fijar la mirada, lo que hay que cuidar con esmero.
Comenta Eckhart Tolle, escritor y maestro espiritual: «El tiempo no es en absoluto precioso, porque es una ilusión. Lo que tú percibes como precioso no es el tiempo sino el único punto que está fuera del tiempo: el Ahora. Este es ciertamente precioso. Cuanto más te enfoques en el tiempo –pasado y futuro– más pierdes el Ahora, lo más precioso que hay».
Efectivamente, porque el momento presente es todo lo que poseemos y deberíamos tender a proyectarlo como el enfoque principal de nuestra vida. Los dones que recibimos en el pasado (estudios, afectos, viajes, experiencias, trabajo…) son un hermoso capital que llevamos en el equipaje de nuestro ser más íntimo y que nos configura como somos en la actualidad. Pero los mejores regalos, los que se tienen que valorar de una forma especial, son los recibimos cada día, hoy, en este instante pero, por fijar tanto la mirada en el futuro o en el pasado, la mayoría de las veces nos pasan desapercibidos.
En los tiempos que vivimos, en este presente complicado y doloroso (también expectante y con virtuales posibilidades de mejores cambios para la humanidad), hay personas que miran al ayer, pensando que todo tiempo pasado fue mejor. Hay otros que solo miran al presente (especialmente los jóvenes, ya que no vislumbran ninguna perspectiva de futuro prometedor) y se dejan llevar por el mero disfrute del ahora («carpe diem») sin ningún sueño que dé hondo sentido a la existencia. Por último hay otras personas que únicamente viven angustiadas planificando el futuro, por lo que pierden de vista las buenas experiencias del pasado y lo que se les presenta para gozar y agradecer las distintas situaciones que les ofrece el momento actual.
Si lográsemos vivir el presente con plena conciencia, en plenitud, nos quedaríamos sorprendidos de la cantidad de cosas que podemos hacer y lo bien que podemos hacerlas. Y esto que construimos cada día, nuestro trabajo bien hecho, el amor que compartimos con nuestra familia, nuestros amigos, compañeros de trabajo o estudio, la solidaridad con quien peor lo pasa hoy en nuestra sociedad y en nuestro mundo… son, sin pretenderlo conscientemente, los mejores cimientos para un futuro más armonioso y feliz para todos.
«Le preguntaron un día a un discípulo:
Dicen que tuviste un grande y sabio maestro a ver, dime: ¿a qué era lo que tu maestro le daba mayor importancia en esta vida?
-Pues a aquello que estuviera haciendo en ese momento».
Aunque la crisis nos invite a valorar como lo mejor solo lo que hemos vivido antes,o hacia adelante, para escapar de la realidad, aprovechemos todo lo que nos ofrezca el momento presente, para recibir con gratitud los dones que recibimos hoy.
«Felices quienes sacan lecciones positivas de su pasado, viven el momento presente con gozo y atención plena, sembrando así, sin percibirlo, semillas, como estrellas que iluminarán un futuro mejor».
“Debemos defender la verdad a toda costa, aunque volvamos a ser doce” es la frase completa, tal como es posteada y reposteada por curas, youtubers e influencers de la pataleta cultural, que no alcanzan a ponerse de acuerdo en si la pronunció Karol Wojtyla, Joseph Ratzinger o un judaizante de los que se infiltraron entre los gálatas en los días en los que Pablo no tenía inconveniente en escribir palabras malsonantes en sus cartas, sin anticipar que sus escritos serían considerados palabra de dios unos siglos después.
Hay varios inconvenientes con esta famosa frase, copy/paste preferido de los intolerantes de nuestros días: Empezando por el final, nunca “fuimos” doce. El número usado en los evangelios para el grupo de los apóstoles no es el número de los amigos de Jesús, ni de sus discípulos, ni siquiera es en sentido estricto el número de los “enviados”. Tampoco es el número de los ungidos por Jesús para ninguna tarea jerárquica en una institución que no existía para el año 30, ni para el 60, ni para el 90, ni para el 180 después de Cristo. El 12 es un número simbólico, como tantos otros en la biblia – casi todos – que tiene una connotación ancestral, histórica en el sentido de identidad con las raíces. Le da al movimiento de Jesús una característica de continuidad respecto de Israel.
Si para el nuevo testamento decir que Jesús tuvo un grupo de 12 es una forma de decir que lo de Jesús era un “nuevo Israel”, también ese número trae del antiguo testamento otra fuerte carga simbólica que hace referencia a la comunidad, a la tribu, al clan que se hace familia y sobre el cual, la religión del post-exilio fue elaborando una promesa: Por medio de esas tribus llegaría la luz y la misericordia del Señor a todos los pueblos de la tierra. Por eso luego, en la matemática cifrada del apocalipsis de ese cristianismo cautivo de finales del siglo I y comienzos del II, esa misma idea se expresaría bajo la cifra 144.000 que nos habla de una comunidad capaz de alcanzar al mundo entero.
Usar el doce como una cifra que expresa un grupo reducido, una pequeña porción de radicales fieles a lo que consideran su verdad, una élite de bienaventurados que se autodenominan perseguidos porque su obstinada religión excluyente los aleja de la comunión, no solo demuestra una lamentable manipulación del texto bíblico, sino una teología opuesta a la revelación, en la que dios no se ofrece a la humanidad, sino que se reserva a una porción a la que ellos, fieles y únicos capaces de comprender, pertenecen. El cristianismo no es ni puede ser jamás un movimiento de contracción porque nació como una expansión seductora e incluyente, que se extendió a fuerza de contagio y adaptación, pues de cada cultura hacia la que se esparcía la buena nueva la comunidad iba acogiendo formas, expresiones y preguntas que le hicieron nunca reducirse a un uniforme doctrinal, litúrgico ni moral de una única sede, al menos durante sus primeros doscientos años.
Luego está la expresión “a toda costa”, que refleja muy bien el ánimo y la convicción de estos herederos de la cristiandad guerrerista e imperial, con sus summas y catecismos de teología monárquica y tiránica, en la que la buena noticia no tiene cabida porque el anuncio ha sido reemplazado por la imposición de un aparato doctrinal cerrado y unilateral, incapaz de ofrecer sentido sobre la realidad o arrojar luz sobre la incertidumbre de quienes la viven. Una imposición carente de humanismo, de ética, desde la que califican con absolutos las más variadas situaciones de la gente común, desde la que intentan que todos los creyentes sientan que son poca cosa, que son tontos y manipulables, que son confundidos desde todos los espectros de la vida, y que solo sus frases, sus clichés apologéticos, pueden salvarles. Ya no se trata solo de aquel exabrupto institucional: “fuera de la iglesia no hay salvación”, sino que fuera de la facción tridentina, juanpablosegundista y catecismática, no hay ni salvación, ni redención, ni liberación; aunque dentro tampoco haya nada.
A toda costa implica justificar los medios porque el fin que persiguen es “la salvación de las almas”, pues a esta gente 17 siglos de antropologías no han logrado moverlos un centímetro del platonismo de Agustín; y para lograrlo es permitido mentir sobre la historia de la iglesia, ocultar las inconsistencias de los últimos siglos de magisterio, tergiversar las cifras, los datos, los testimonios y las conclusiones de las investigaciones sobre abusos, porque aunque la Biblia sea escrita y pida ser leída desde la perspectiva de los marginados; el fin que persiguen les justifica convertirla en un vademécum de sus propios privilegios y soberbias.
No se puede hacer iglesia “a toda costa”, ni se puede proponer la buena nueva “a toda costa”. No sin traicionar la esencia de la misión y la propuesta de Cristo, que no quiso convertir una sola palabra de la escritura en dogma inalterable, sino que acercó a cada persona al dios que acoge las realidades y las repara, según lo que cada uno es y necesita, y que tejió con sus seguidores una moral de cercanía y proximidad. Una moral samaritana. No hay dos tratos iguales en los encuentros de Jesús en el evangelio. Tampoco hay imposiciones religiosas. No seguimos a un estratega del proselitismo que preparó a un ejército de apologetas, sino a un sanador de enfermedades que acercó a sus amigas y amigos al dolor del mundo, y los envió a curar ese dolor.
El tercer y más grave problema de esta mentalidad – reduccionista y maniquea – de la ortodoxia de nuestros días, es el asunto de “Defender la verdad”. Una vocación ‘aristocrática’ que en principio entiende que la verdad es una afirmación, o un conjunto de afirmaciones que cumplen con las reglas de un aparato lógico aunque sus fundamentos consistan en olvidar toda lógica a la hora de literalizar el lenguaje mítico de los textos bíblicos o las analogías con las que los padres de la iglesia interpretaron ese lenguaje. Esa facción que con orgullo se autopercibe medieval, contrarrevolucionaria y guardiana de la tradición se precia de su rigidez y fundamentalismo en la defensa de la existencia del demonio – le tienen un cariño especial a ese oponente que su dios acusador no necesita – o del infierno, de la composición y taxonomía de los ángeles, de la metafísica aristotélica que hace posible la eucaristía (Para qué un Cenáculo teniendo un Liceo), de la necesidad inaplazable de un purgatorio dantesco, entre otros; pero a la vez se vuelve amplia, relativista y hermenéutica cuando se trata de las palabras del pentateuco sobre el derecho de propiedad, o las de los profetas sobre la primacía de las víctimas, o las de Jesús sobre el perdón o el dinero, o las de Pablo sobre lo que tendrían que hacer con sus prepucios los que no pueden deshacerse de sus prejuicios (también en Gálatas, versículo 12 del capítulo cinco, por cierto).
Hay que ver la cara de asco o de risita burlona que les sale a estos ‘defensores de la verdad’ cuando pronuncian la palabra “nefasto” o “intrínsecamente perverso” al referirse a las auténticas búsquedas desde las que las humanidades intentan resolver los desafíos heredados de épocas de segregación y exterminio. Hay que oír las lamentaciones y extensas quejas ante las experiencias que prueban las personas que no encuentran en esa facción repelente de la iglesia más que propuestas de piedad que nada tienen que ofrecer aparte de altas dosis de superstición. Que a los pueblos les cierren las fronteras, que tantos se ahoguen en deudas, que miles no sepan que hacer con su ansiedad, que, en fin, la vida no encuentre un asidero, no es importante para esta cofradía de curas, músicos, youtubers y “creadores de contenido”, desde que las personas sepan que el comunismo es malo, que el feminismo es malo, que el ambientalismo es malo, que el modernismo es malo y que el actual Papa es demasiado comunista, feminista, ambientalista y modernista. La ‘verdad’, para ellos es antagonismo, oposición, negación, es fijación y petrificación, es el motor inmóvil, apagado y sin combustible. La verdad ortodoxa es sepulcro, blanqueado, no vacío.
La verdad en la escritura, en cambio, es una fuente de confianza en uno mismo, en la vida y en las manos que sostienen la existencia; es un asidero ante la crudeza de los tiempos, de las desigualdades y el desamor; es una posibilidad de autenticidad y libertad en medio de las tiranías y sus intentos por quitarnos lo más personal de nosotros mismos. La verdad de Jesús es dejar de postergar la cercanía de dios, que hace posible la paz, la alegría, la resistencia cuando azotan la tempestad o el vendaval. La verdad de Cristo no necesita ser defendida, porque no es susceptible a ataques ni sofismas, sino inspirada en el interior de las personas como una luz que se hace brújula y hoguera, y evidente en la forma de tejer vínculos que hacen posible que cada quien se descubra como un ser valioso, capaz de ofrecer lo suyo, con un enorme aporte para dar y con una auténtica familia a la cual acogerse. La verdad cristiana no es un contenido ante el cual debamos decir: “sí creo” y quedarnos tranquilos porque no negamos lo que dijeron unos señores eclesiásticos con pretensión de infalibilidad, sino un acto en el que una y otra vez dejamos ver que vivimos desde la confianza, que elegimos desde la cercanía, y que celebramos desde la autenticidad; y que intentamos nunca cederle el timón a la malicia, la sospecha, al escrúpulo o el prejuicio, aunque quienes los tienen por dogma los vendan con etiqueta de “Verdad”.
Defensores de los derechos LGBTQ en una conferencia de prensa antes del desfile del Día de San Patricio de Staten Island en 2024
Los grupos LGBTQ+ finalmente podrán participar en el Desfile del Día de San Patricio de Staten Island en 2025 después de haber sido excluidos durante más de 60 años.
“El comité del desfile tiene la responsabilidad de garantizar que el desfile se centre en San Patricio, la historia, las tradiciones, la cultura y la fe del pueblo irlandés. En este esfuerzo, el liderazgo de The Pride Center ha asegurado al comité del desfile que están listos para brindar apoyo al desfile para cumplir con esta obligación”.
Hasta ahora, el Desfile del Día de San Patricio de Staten Island ha excluido a los grupos LGBTQ+. En 2014, el desfile del Día de San Patricio de la ciudad de Nueva York en Manhattan abrió el desfile a los afiliados LGBTQ+, mientras que el desfile del Día de San Patricio del Bronx permitió que un grupo LGBTQ+ marchara en 2022.
Larry Cummings, el exorganizador del desfile de Staten Island, se había opuesto firmemente a la participación de los grupos LGBTQ+. En una entrevista con The Irish Voice en 2018, Cummings dijo que el desfile “no es un desfile político o de identificación sexual” y que “los homosexuales pueden marchar, pero no bajo una pancarta“.
Según informes anteriores de Bondings 2.0, el desfile del Día de San Patricio de Staten Island tiene una larga historia de discriminación. En 2020, a Miss Staten Island, Madison L’Insalata, no se le permitió marchar en el desfile después de declararse bisexual. En 2022, varios grupos del Orgullo, incluido el Pride Center de Staten Island, Fire Flag y la Liga de Acción de Oficiales Gay del Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York, fueron rechazados sin ninguna revisión de la solicitud, lo que provocó que los miembros de la junta comunitaria en Staten Island, Nueva York, votaran para retener el dinero de los contribuyentes del Comité del Desfile de San Patricio del municipio debido a años de discriminación contra la comunidad LGBTQ+.
El año pasado, el Staten Island Business Outreach Center organizó un segundo desfile del Día de San Patricio, llamado Forest Avenue St. Patrick’s Day Parade, que incluyó grupos LGBTQ+. Debido a los cambios en el liderazgo del comité y la inclusión de personas LGBTQ+, ahora solo habrá un desfile el próximo año.
El Pride Center de Staten Island espera participar en el desfile de este año. La directora ejecutiva Carol Bullock declaró:
“Nos sentimos verdaderamente honrados de ser invitados a marchar en el Desfile del Día de San Patricio. Este evento es una tradición consagrada que reúne a personas de todos los ámbitos de la vida para celebrar la cultura irlandesa, y estamos emocionados de ser parte de esta vibrante celebración comunitaria”.
—Sarah Cassidy (ella), New Ways Ministry, 29 de noviembre de 2024
La Federación Estatal LGTBI+ ha comparecido en el Congreso en el Día de los Derechos Humanos para urgir la aprobación de un Pacto de Estado contra los discursos de odio.
El odio, amplificado en redes sociales y tribunas públicas, se ha convertido en una amenaza directa contra la convivencia democrática y la seguridad de los grupos vulnerables.
Con un aumento del 70% en los delitos de odio desde 2018, la Federación alerta que la inacción solo perpetuará la violencia y la discriminación.
Madrid, 10/12/2024.- Coincidiendo con el Día de los Derechos Humanos, la Federación Estatal LGTBI+ ha comparecido en el Congreso de los Diputados para exigir la aprobación urgente de un Pacto de Estado contra los Discursos de Odio. En un contexto marcado por el alarmante aumento de la violencia y la incitación al odio, esta medida se presenta como indispensable para garantizar los derechos y la seguridad de los grupos vulnerables.
“El odio no se combate sólo, necesita políticas públicas que protejan a quienes hoy son víctimas de una violencia que sigue creciendo sin freno. No podemos permitir que esta inacción continúe poniendo vidas en peligro”, ha declarado Paula Iglesias, presidenta de la Federación Estatal LGTBI+.
Iglesias ha recordado casos que ejemplifican el impacto devastador del odio. Arturo, víctima de acoso escolar por LGTBIfobia, fue inmovilizado y humillado hasta llegar a un intento de suicidio. Bárbara, en un acto de odio que pudo acabar en tragedia, estuvo a punto de ingerir insecticida que sus compañeros vertieron en su cantimplora. “Estas historias no son del pasado, siguen ocurriendo aquí y ahora. Y hoy, el odio no solo se manifiesta en los colegios, sino que se multiplica en las redes sociales, afectando especialmente a nuestras infancias y juventudes”, ha señalado Iglesias.
La situación es alarmante
El informe “Estado de la educación LGTBI+ 2024 ”, elaborado por la Federación junto a 40dB, revela que 1 de cada 4 jóvenes LGTBI+ de la Generación Z sufre acoso escolar. Además, el rechazo hacia el colectivo ha crecido 16 puntos porcentuales en esta generación respecto a la anterior. Las redes sociales, lejos de ser espacios de apoyo, se han convertido en escenarios de amplificación del odio. Entre 2019 y 2022, los mensajes de odio hacia el colectivo aumentaron un 130 %, mientras que los mensajes de apoyo disminuyeron.
“Los discursos de odio no son opiniones, son gasolina para la violencia. Si un representante público llama ‘degenerados’ a una parte de la población, legitima las agresiones que esas personas sufrirán después. Esto no es libertad de expresión, es odio”, ha denunciado Iglesias con contundencia.
Los datos oficiales reflejan esta amenaza
Desde 2018, los delitos de odio han crecido un 70%, según datos del Ministerio del Interior. 3 de cada 10 personas LGTBI+ han sufrido acoso o discriminación en los últimos cinco años, aunque la mayoría no denuncia por miedo o desconfianza. Estos datos representan solo la punta del iceberg.
“La inacción frente al odio no solo pone en peligro a las personas LGTBI+, sino que socava nuestra democracia. Esta amenaza no se limita al colectivo: es un ataque directo a la cohesión social y a los valores democráticos”, ha advertido Iglesias.
En este contexto, la Federación ha pedido a los grupos parlamentarios un compromiso real para aprobar un Pacto de Estado que aborde los discursos de odio de manera integral. “Hoy, en el Día de los Derechos Humanos, recordamos que ningún derecho está garantizado si no se defiende con firmeza. Erradicar el odio no es opcional, es urgente, porque nadie debería temer ser quien es”, ha concluido Paula Iglesias.
Diez son las recomendaciones del Decálogo que el Gobierno elaboró para los establecimientos educacionales. El Movilh valoró la iniciativa de la cartera, que encabeza el ministro Nicolás Cataldo, en tanto “contribuye a la generación de espacios educativos inclusivos, amables y respetuosos de todas sus diversidades de género”
El importante instrumento fue presentado en una ceremonia en la Escuela Básica Ana Frank, contando con la presencia del ministro Cataldo, de la subsecretaria de Educación, Alejandra Arratia, de la subsecretaria de Educación Parvularia, Claudia Lagos y de la alcaldesa de Quilicura, Paulina Bobadilla Navarrete, así como de representantes de Movilh, Todo Mejora y Chile Necesita ESI.
La iniciativa “nos permite sentar las bases de una sociedad libre de violencia (…) Las escuelas y los liceos son lugares fecundos para identificar y prevenir la violencia de género y para abordarla cuando esta ocurre. Para que las escuelas sean espacios seguros y de contención frente a la violencia, es necesario contar con protocolos y guías que permitan a las comunidades proteger los derechos fundamentales de sus estudiantes”, explicó el ministro Cataldo.
El Decálogo es de especial relevancia, pues “será la base para que las comunidades educativas puedan generar protocolos contra la violencia de género que mandata la Ley 21.675 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género contra las mujeres (junio de 2024), y a partir de la cual tanto el Ministerio como los establecimientos educativos se comprometen a promover espacios libres de violencia de género a través de una educación no sexista.”, señaló el Mineduc.
El Decálogo entrega 10 recomendaciones.
En lo referente a las diversidades sexuales y de género, el Decálogo insta a los colegios a “identificar y monitorear riesgos que puedan afectar la seguridad de niñas, mujeres y personas LGBTIQA+ en distintas esferas de la comunidad educativa. De este modo, el establecimiento puede anticipar respuestas para protegerles de posibles vulneraciones a sus derechos, promoviendo su conformación como un entorno seguro y un espacio de acogida para todas y todos”
También llama a “sensibilizar a todos y todas las integrantes de la comunidad educativa en torno a la violencia de género”, a “diseñar participativamente estrategias pedagógicas y formativas que enseñen modos de convivir basados en principios de cuidado colectivo e inclusión, promoviendo la centralidad del respeto, la diversidad y la igualdad sustantiva de género en la convivencia educativa”, a “impulsar la erradicación de discursos y prácticas sexistas que favorecen la reproducción de la discriminación y violencia de género” y a “elaborar o ajustar participativamente protocolos de actuación sobre situaciones de violencia de género en el espacio educativo, asegurando su posterior difusión”.
Además sugiere “ante la identificación de una situación de violencia de género, activar inmediatamente el protocolo de actuación del establecimiento”, “resguardar el bienestar de las personas afectadas por violencia de género, asegurando su cuidado, privacidad, seguridad y participación voluntaria”, “informar a los y las apoderadas de las partes involucradas por separado, dándoles contención y espacio para asimilar la situación” y “manejar oportunamente eventos que pongan en riesgo la integridad física y emocional de la comunidad educativa, en especial de niñas, niños y adolescentes”.
También recomienda, en caso de ser necesario, “implementar adaptaciones a las prácticas pedagógicas y/o curriculares (Decreto N°67) para el resguardo de las trayectorias educativas de las personas involucradas y el bienestar de la comunidad educativa afectada”
Finalmente enfatiza que “ante una situación de violencia que pueda ser constitutiva de delito, las y los directores, inspectores y docentes de todos los niveles tienen el deber de denunciar dichas situaciones dentro de las 24 horas siguientes al momento de tomar conocimiento del hecho, además de la aplicación del reglamento interno y los respectivos protocolos que correspondan (Art. 175 y 176 del Código Procesal Penal, Art. 66 del DFL 1, de 2000, del Ministerio de Justicia). La denuncia se debe realizar en el Ministerio Público, Carabineros de Chile, Policía de Investigaciones, Oficina Local de la Niñez (OLN) o ante cualquier tribunal con competencia penal”
El dirigente del Movilh, Rolando Jiménez, “valoró este aporte del Ministro Cataldo, y de todo si equipo, para contribuir a la generación de espacios educativos inclusivos, amables y respetuosos con todas sus diversidades de género, tanto con un fin de sensibilización, como de actualización de las políticas públicas en relación a las leyes que rigen en nuestro país”
La mayoría de los equipos de la Premier League apoyaron la campaña el fin de semana.
03 de diciembre. Escrito por Chantelle Billson
El capitán del Ipswich Town, Sam Morsy, decidió no llevar un brazalete de arcoíris LGBTQ+ en apoyo a la comunidad debido a sus creencias religiosas, según confirmó su club.
Como parte de la campaña, los capitanes de los equipos llevaron un brazalete de arcoíris. Morsy, que lideró a los Tractor Boys durante su derrota por 1-0 ante el Nottingham Forest, fue el único de los 20 capitanes que no lo hizo.
“El Ipswich Town Football Club se compromete a ser un club totalmente inclusivo que dé la bienvenida a todos”, decía un comunicado oficial. “Apoyamos con orgullo la campaña Rainbow Laces de la Premier League y apoyamos a la comunidad LGBTQ+ en la promoción de la igualdad y la aceptación”.
“Al mismo tiempo, respetamos la decisión de nuestro capitán Sam Morsy, que ha optado por no llevar el brazalete de capitán arcoíris debido a sus creencias religiosas. Seguiremos fomentando un entorno en el que todos sean valorados y respetados, tanto dentro como fuera del campo”.
Morsy juega como centrocampista defensivo en el Ipswich Town. Nacido en Wolverhampton, también juega para la selección nacional de Egipto en competiciones internacionales.
El año pasado, el organismo rector de la FIFA prohibió a los futbolistas que llevaran brazaletes arcoíris en la Women’s World Cup (Copa Mundial Femenina) de Australia y Nueva Zelanda. Sin embargo, algunos jugadores encontraron formas sutiles de mostrar su apoyo a la comunidad LGBTQ+.
La encuesta la realizó la Defensoría del Pueblo y muestra que no están garantizados el acceso a la salud, la educación, el empleo y la vivienda.
Fuente Agencia Presentes
2 de diciembre de 2024
Leny C. Chuquimia Ch. Edición: Ana Fornaro
La igualdad ante la ley es un pilar fundamental de cualquier sociedad democrática y justa. Sin embargo, para muchas personas con diversas orientaciones sexuales e identidades de género en Bolivia, este ideal sigue siendo una promesa lejana. A pesar de algunos avances legales y sociales, las desigualdades persisten en áreas clave. El acceso a la salud, la educación, el empleo y la vivienda no está garantizada, lo que perpetúa las condiciones de vulnerabilidad y exclusión.
Así lo muestran los resultados de la Primera Encuesta Virtual para la población LGTBIQ+ de Bolivia. Los datos del informe son contundentes. Más del 60% de las personas encuestadas señalaron haber enfrentado discriminación en algún momento de su vida. Esto abarca desde agresiones verbales y físicas, hasta exclusión laboral, educativa y social.
Entre los resultados también se evidencia como el acceso a una vivienda digna se ve limitado. Y es que muchas personas LGBTI se enfrentan a prejuicios tanto al intentar alquilar como al adquirir propiedades.
Pedro Francisco Callisaya, Defensor del Pueblo de Bolivia, enfatizó que la desigualdad no es solo un problema jurídico, sino también cultural y estructural.
“El principio de igualdad ante la ley no debe tener excepciones ni exclusiones”, afirmó.
¿Cuántas personas LGTBIQ+ se registraron?
La encuesta, realizada por la Defensoría del Pueblo y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), fue aplicada en 2022 y los resultados presentados en 2023. Las personas participantes alcanzaron a 4.054 en los nueve departamentos de Bolivia.
Cerca del 77% de los encuestados se concentraron en el eje troncal del país. El departamento de Santa Cruz fue el mayor, con 1.255 registros (31%), concentró la mayor cantidad de registros. Le sigue La Paz con 1.201 registros (29,6%) y Cochabamba con 672 registros (16,6%).
En el resto de los departamentos la distribución fue la siguiente: Tarija con 239 registros (5,9%), Oruro con 169 registros (4,2%), Chuquisaca con 166 registros (4,1%), Beni con 155 registros (3,8%), Potosí con 113 registros (2,8%) y Pando con 84 registros (2,1%).
Sin acceso a la salud y víctimas de discriminación
Según esta encuesta el 33% de la población participante no cuenta con ningún tipo de cobertura en salud. En este caso, las poblaciones más desprotegidas son las personas disidentes sexuales, las mujeres trans y trans femeninas.
Asimismo, el 65% de quienes respondieron a la encuesta señaló desconocer sobre cómo acceder al Sistema Único de Salud (SUS). Así como los requisitos y el procedimiento para adscribirse. “Estos son datos muy importantes. Demuestran la necesidad de tomar acciones en el tema salud. Fundamentalmente porque el 65% de las personas encuestadas carece de información de los requisitos (para adscribirse al SUS). Eso sin entrar en el tema de que el servicio salud pueda o no tener los servicios requeridos”, manifestó Callisaya.
Asimismo, el 53% de las personas participantes señalaron haber sido víctima de algún hecho de discriminación durante el último año y que solamente el 4% realizaron denuncia, siendo la Policía Boliviana (41%) y la Defensoría del Pueblo (19%), las instancias donde se acude con más ocurrencia. También se acude al Ministerio Público (15%) y al Comité Nacional contra el Racismo y toda forma de discriminación (14%).
Del total de personas que indicaron haber denunciado el hecho de discriminación, el 73% señaló que su denuncia continúa en trámite o no se tienen resultados. El 23% de estas denuncias concluyeron con sanción para la persona denunciada en tanto que un 4% indicó que la denuncia concluyó en un acuerdo, teniendo un 1% de registros que señalaron no tener ningún resultado.
Sólo el 25% tiene un trabajo formal
Gabriela Blas, representante del colectivo Wiñay Wara, reflexionó sobre los resultados de la Encuesta Virtual. “Me ha parecido súper necesario porque refleja todo lo que está pasando actualmente”, señaló.
Para Gabriela, uno de los puntos críticos es la falta de énfasis en las condiciones laborales formales de las personas LGBTI. Afirma que aunque muchos recurren al emprendeudurismo como forma de subsistencia, pocos tienen acceso a empleos con beneficios como seguridad social y jubilación. Esto no solo afecta su presente, sino que también condena a la precariedad a las personas mayores de la diversidad sexual.
“Las personas adultas mayores de la diversidad sexual están en una situación de desprotección mucho mayor incluso que las personas heterosexuales. Muchas veces no tienen un círculo de apoyo, como hijos o familiares, debido al rechazo que han enfrentado durante toda su vida”, explicó.
La información recolectada por la Encuesta Virtual establece que el 72% de la población participante se encontraba realizando alguna actividad que le representaba una remuneración económica. El 35%, es decir un tercio, viven con menos de la mitad del salario mínimo nacional, mientras que un 24% señaló percibir de 1.000 a 2.000 bolivianos.
Si bien el porcentaje de los empleados o con alguna actividad que le representa ingresos es alta, esto puede arrojar un falso positivo. Y es que, de acuerdo al informe defensorial, el nivel de ingresos al que accede la población LGTBIQ+, difícilmente puede procurarse, para sí o sus familias, el acceso a educación, la salud, vivienda y la alimentación.
Según el informe, solo el 25% de las personas LGBTI encuestadas tiene acceso a empleos formales con seguridad social. La informalidad laboral prevalece, lo que perpetúa ciclos de exclusión.
Asimismo, París Galán, secretaría de Asuntos Políticos del colectivo TLGB de Bolivia, añade que esta precariedad afecta especialmente a las mujeres trans, quienes enfrentan mayores índices de exclusión laboral y estigmatización. La discriminación en los espacios de trabajo, combinada con la falta de políticas inclusivas, limita gravemente sus posibilidades de desarrollo personal.
Una encuesta incompleta
“El acceso a la vivienda, el impacto del consumo de sustancias en jóvenes LGBTI y la salud mental son problemas que afectan gravemente a nuestra población y merecen mayor atención”, subrayó París.
Lamentó que los resultados y el informe defensorial de los mismos, sea uno más de los varios que ya se han hecho. “Es decir, este es un informe de una institución muy seria, como el Defensor del Pueblo, pero revela los mismos datos de estudios, sondeos y encuestas que han hecho las mismas organizaciones. El colectivo TLGB de Bolivia, por ejemplo, ha hecho un sondeo muy parecido en los albores de la pandemia del año 2020”.
Además, cuestionó la muestra limitada del estudio, que incluyó a solo 4.000 personas. Sostuvo que una encuesta más amplia habría arrojado datos más precisos y reveladores.
Para Blas, es interesante que en La Paz, capital política del país, se haya llegado a los 1.200 registros, también observa que estos deberían ampliarse en el futuro con una mayor difusión. Indicó que las diferentes organizaciones jugaron un papel importante porque fueron pasando las encuestas a sus integrantes.
“Hay que considerar que es bien pequeñito el porcentaje de personas que son parte de las organizaciones, es algo mínimo en comparación de las personas de la diversidad sexual que no son parte y que muchas veces, incluso no viven de manera pública su orientación sexual o identidad de género”, finalizó.
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