Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01.- Expulsar demonios.
Demonio y diablo son términos míticos que significan el mundo del mal. No es que el diablo exista como ser personal con tridente y echando humo. Pero sí que hay realidades en la vida que, mal gestionadas por nuestra libertad humana dañada, pueden constituirse diabólicas: el poder, el dinero, el alimento, la bebida, el placer: droga, erotismo, etc.
Tal vez pueda resultar un poco pesimista pero, allá donde está el ser humano puede hacerse presente el mal, lo diabólico en sus formas más variadas. Ya de Magdalena había salido siete demonios con lo que el número siete supone de plenitud. Hay momentos en la vida en los que el mal se apodera de nosotros casi completamente.
La cuestión es que Jesús expulsaba diablos, sanaba el mal físico o psíquico de la gente.
El texto evangélico de hoy nos presenta a los discípulos indignados porque habían visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.
02.- Fuera de “los nuestros también hay verdad y bien”.
En la primera lectura (Números) dice algo parecido: Eldad y Medad, dos ancianos que no habían sido elegidos para profetizar, pero que, sin embargo, el Espíritu se posó sobre ellos y se pusieron a profetizar, lo cual le molestó al arrogante Josué, que inmediatamente le pide a Moisés que les prohíba profetizar.
Es lo que hemos escuchado en el evangelio: uno que no era de los nuestros, uno que no era de la Iglesia, expulsaba demonios (hacía el bien), lo cual molesta a aquel grupo orgulloso y con pretensiones de poder, que eran los doce.
Sin embargo Jesús no se siente molesto porque otros que no son del grupo hagan el bien: No se lo impidáis, porque el que no está contra nosotros, es de los nuestros…
Algo de esto es lo que dijo con fuerza el concilio Vaticano II cuando defendió y promulgó la libertad religiosa … (libertad religiosa tan mal acogida entre nosotros y en no pocos sectores ultramontanos del clero y de la vida política). Pero es evidente que Dios quiere a todos los seres humanos, estén dentro o fuera de la Iglesia …
También hay verdad y bien en otros ámbitos distintos o fuera de la Iglesia.
¡Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta. ¡Ojalá que muchas personas expulsaran los demonios de la sociedad!
03.- Cristianos anónimos.
Fuera del grupo de Jesús había personas que trataban de expulsar demonios, es decir de hacer el bien. El apóstol Juan, que significa “trueno”, indignado como los discípulos se lo quieren impedir. Sin embargo Jesús abre caminos y perspectivas: No se lo impidáis, porque también ellos trabajan por el Reino.
Personas que hacían el bien y expulsaban demonios había en tiempos de Jesús y hoy.
Decía Mahatma Gandhi
Estoy seguro de que si Cristo volviera, bendeciría la vida de muchos que jamás han oído hablar de Él, pero con su vida han constituido un ejemplo vivo de las virtudes practicada por Cristo: la virtud de amar al prójimo más que a sí mismo, la de hacer el bien y no hacer el mal a nadie.
De otra manera, Rahner denominaba a esta multitud de personas que hacen el bien como “cristianos anónimos”. En toda la historia y por todo el mundo existe gente, que es verdaderamente cristiana, incluso sin saberlo y sin haber oído nunca hablar de JesuCristo, sin tener el nombre de cristiano. Muchas personas africanas, lejanos pueblos y tradiciones asiáticas, que no saben de Jesús, están muy cerca de Él, son cristianos sin nombre, “cristianos anónimos”.
Incluso entre nosotros mismos: nos lamentamos de la fuga de muchas personas de la Iglesia. No tengamos duda de que entre ellos hay personas que también expulsan demonios. ¿Qué duda cabe que muchos científicos, médicos, psiquiatras, etc. tratan de expulsar los demonios de las enfermedades y males? Sin duda que entre los políticos que se sientan en el escaño parlamentario hay quienes quieren el bien para sí, para los suyos, sus familias, su pueblo.
Coloquialmente solemos decir: “hay gente buena en todas partes”. ¡Pues claro!
04.- Amplitud de la Revelación, de la Verdad y del Bien.
Josué, los discípulos de Jesús sienten la tentación de impedir que aquella gente expulsara tales demonios, sencillamente porque no eran del grupo, de la Iglesia, del partido, etc.
Jesús remonta el vuelo y se sitúa en otro plano: no se lo impidáis. La verdad y el bien están por encima de las ideologías, de las Iglesias y de los grupos; el bien está por todo el mundo.
Decía Santo Tomás que: la verdad –la revelación- venga de (por) donde venga, viene de Dios.
Por todos los rincones del mundo y de la historia hay esparcidas semillas del Reino de Dios (vestigia Vebi, decía el concilio Vaticano II), sin que podamos entender quién las haya sembrado.
La sementera de Dios es el mundo entero, la humanidad entera
05.- Algunas conclusiones
- Hemos de pensar -y de buen corazón- que Dios ha hablado y habla siempre a toda la humanidad, a todos los pueblos y culturas.
En el África profunda, animista – espiritista, Dios ha hablado y está hablando por la creación, por la conciencia, por su cultura, por su música, por el amor, por la vida y la muerte. En las religiones orientales Dios habla en su contemplación, en su quietud y misticismo.
En nuestra propia conciencia Dios nos habla y nos guía.
Dios ha hablado siempre, también antes de Jesús, antes de la Biblia.
Dios habla siempre.
- También hoy hay muchas personas que buscan el Bien y la Verdad. No se lo impidáis.
Muchas veces nos desasosegamos porque mucha gente se ha ido de la Iglesia, o no ha estado nunca en ella. Pero, si estas personas honestamente, buscan también el Bien y la Verdad, no están contra, sino a favor del Reino de Dios, es motivo de alegría, porque hay gente que no es de los nuestros pero aman el Reino.
- Cristo es la Revelación plena. Creemos que La Palabra y la revelación de Dios se hicieron presentes en Cristo Jesús. Y todo nuestro cristianismo está centrado sensatamente en Él.
Pero esto no es un canto ni a la vagancia y abandono teológicos, ni al desprecio a otras culturas y religiones.
Esta es una cuestión candente: la apertura del cristianismo y el diálogo con otras culturas, iglesias y religiones, no solamente cristianas, sino no cristianas, diálogo con la ciencia, con el mundo.
- El criterio último es el Reino de Dios.
El criterio último del cristianismo y de la vida es siempre el Reino de Dios, no las instancias intermedias. Lo que importa es la expulsión de los demonios, no el triunfo de las mediaciones. Tengamos como criterios en la vida:
Uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
El evangelio de hoy puede dar la vuelta a aquel principio teológico que aprendíamos:
¿Fuera de la Iglesia no hay salvación o fuera de la salvación no hay Iglesia?
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