Saber escucharte, saber liberarme
Ahora sí, Señor,
ahora ya sé escuchar tu voz,
a pesar de mis prejuicios
y torpes decisiones diarias,
y creo en ella, con paz y alegría,
y deseo que deje huella en mi vida.
¡Tanto tiempo con la mochila a tope,
cansado desde el primer paso,
sudando la gota gorda,
sin poder levantar la vista,
doblegado y triste…
pensando que seguía tus huellas!
Pero Tú me has despertado
del falso sueño de las responsabilidades.
Has descargado mi mochila
de inútiles seguridades y falsas necesidades,
y me has dicho con voz amiga:
camina ligero de equipaje.
Y luego, como susurrando:
Normas de obligado cumplimiento
y un culto externo y vacío
atan el cuerpo y el espíritu
y pesan demasiado para el camino.
¡Yo quiero corazones libres y limpios!
Ahora sí, Señor,
ahora ya sé escuchar tu voz amiga
y su eco en el horizonte,
y estoy aprendiendo a aligerarme,
a caminar erguido
y a gozar de tu compañía.
Ahora sí, Señor,
camine o descanse,
te siento a mi lado,
y no me pesa la vida
ni el seguir tus huellas,
¡y me gusta escucharte!
*
Florentino Ulibarri
***
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