El optimismo es la sacarina de la esperanza .
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01.- La fiesta de la Asunción de María a los cielos.
La fiesta de la Asunción de María a los cielos es muy popular en nuestra tradición. Al menos hasta nuestros días ha estado muy dentro de la vida, de las fiestas y de la espiritualidad de nuestros pueblos.
Siempre ha estado presente en la fe de la Iglesia que María terminó en Dios como Jesús, en lo que llamamos cielo.
Fue el papa Pío XII quien en 1950 propuso como dogma a la fe del pueblo que María fue llevada junto a Dios a los cielos. Y el papa, Pío XII, lo dice con unas palabras limitadas como todo lenguaje humano. La Virgen fue llevada al cielo en cuerpo y alma.
Bástenos saber que María, como Jesús terminaron en Dios. El cuerpo y alma son palabras, ideas nuestras, provenientes más bien de la filosofía griegas.
No podemos imaginar la Asunción de un modo físico. Sería algo muy extraño. Ni la Asunción de María, ni la Ascensión de Jesús son fenómenos astrofísicos que ocurrieran a modo de “cabo Cañaveral”.
María fue creyente, la primera creyente. María vivió de la fe en Jesús, en su hijo.
Es llamativo que ni en los evangelios, ni en todo el NT haya un relato que narre una aparición de Jesús resucitado a su madre. María llegó a la fe y creyó siempre en su hijo: en vida y después de la muerte. María fue la primera creyente.
Lo que creemos en estas afirmaciones es que María, como Jesús, vive en Dios en lo que hemos denominado cielo.
02.- Fiesta impregnada de alegría y esperanza.
La Asunción es un acontecimiento impregnado de serenidad, alegría y esperanza. Isabel se llena de alegría ante la visita de Maria. Las dos mujeres esperan nuevas vidas en su seno.
La fiesta de la Asunción es un canto a un futuro lleno de esperanza y de vida. Nuestro futuro es el mismo de Jesús y de María. Nuestra historia terminará bien en Dios Padre.
Nosotros viviremos junto a Dios, junto al Señor JesuCristo y a la Virgen lo que ya viven ellos.
Por eso la Asunción de María es buena noticia.
03.- Ir ascendiendo en la vida.
La fiesta de la Asunción fortalece nuestra esperanza. María es madre de nuestra esperanza.
La esperanza no es optimismo. El optimismo es un estado de ánimo porque nos va más o menos bien en la vida, la salud, el trabajo, la jubilación, le economía, etc… La esperanza “comienza” donde termina el optimismo. (El optimismo es la “sacarina” de la esperanza).
La vida humana es un ir ascendiendo, caminando como Jesús y María hasta llegar al cielo, a la casa del Padre.
El sentido de nuestra vida, el horizonte de la existencia, nuestro futuro consiste en alimentar la esperanza
El futuro absoluto -la esperanza- del ser humano no está ni en Madrid ni en Vitoria, ni en Roma. Esas instancias e instituciones tienen un valor y una misión, pero no son dioses, ni tienen la última palabra para el hombre.
Desde la fe en JesuCristo yo espero -esperanza- en el Reino de JesuCristo, no en las instituciones.
Se trata de mirar al cielo. El cristiano es quien mira y espera en el cielo. El cielo es un modo simbólico de hablar y de formular nuestra esperanza. La esperanza es la que nos da coraje para seguir existiendo.
Confiamos que -como María, como Jesús, como nuestros mayores- vamos caminando y seremos llevados, “ascendidos” al cielo.
04.- La Asunción. Conclusión
La esperanza de vernos plenamente realizados, como María y como Xto causa un profundo gozo y una gran serenidad en la vida
Esto es lo que celebramos en la fiesta de la Asunción.
Nuestro futuro está en la Asunción de nuestras vidas junto a Dios.
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