Oh Dios, mi Dios…
… Tú me me dominas, oh Dios, dador del aliento y del pan
margen del mundo, vaivén del mar
de vivos y muertos Señor;
Tú en mí ligaste mis huesos y mis venas, sujetaste mi carne,
después -con qué temor-, casi deshecho,
me rehiciste: ¿y vuelves a tocarme de nuevo?;
siento otra vez tu dedo y otra vez te compruebo.
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Te admiro, Señor de las mareas,
del Antiguo Diluvio, del ocaso del año;
del flujo y del reflujo de las olas del mar,
de las costas del mundo y el espigón del muelle
calmando, conteniendo el océano de una mente agitada;
cimiento del ser y su roca: Dios todo lo sujeta,
Rey detrás de la muerte,
con un poder atento pero oculto,
que presagia aunque espera.
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Gerard Manley Hopkins
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Gerard Manley Hopkins (Strafford, Londres. 1844 – Dublin, 1889) fue un poeta, dibujante, pintor y compositor musical. Se convirtió del anglicanismo al catolicismo en 1866 y, dos años más tarde, entró en la Compañía de Jesús. Tras ejercer su apostolado en diferentes lugares, acabó su vida como catedrático de latín y giego en la universidad de Dublín. Destruyó, al hacerse jesuita, su obra poética anterior y se prohibió a sí mismo escribir, si no fuera por mandato explícito de sus superiores. Volvió a escribir diez años después. Buscó intensamente a Dios a través de la belleza y de la contemplación de la naturaleza. Introdujo en la escritura nuevos recursos estilísticos e innovadoras estructuras métricas. Se le considera uno de los mejores poetas en lengua inglesa. No se publicó casi nada hasta treinta años después de su muerte. Influyó poderosamente en la poesía de Auden, Waley o Eliot, y en los músicos Britten o Barber, asi como en en el poeta y jesuita navarro Angel Martínez Baigorri.
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Imagen principal PIERRE ET GILLES – Pierre Commoy (1950) et Gilles Blanchard (1953), Dans le port du Havre (Modèle : Frédéric Lenfant), 1998,
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