La vida eterna no es esta vida eternamente larga. Sería tristísimo
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01.- Levántate y come.
En la primera lectura (1 Reyes) hemos escuchado un momento de la vida del profeta Elías, que vivió en el siglo IX a.C. Por esa época reinaba el rey Ajaz quien -con su mujer Jezabel- pretendían entremezclar el culto a los dioses paganos de Damasco dejando en un segundo plano a Yahvé, Dios de Israel y las tradiciones judías. (Ajaz mandó suplantar el altar del templo de Jerusalén por otro a las divinidades paganas de Damasco. ¿Más o menos como la representación de la última Cena en plan lgbt en la inauguración de los Juegos olímpicos de París?).
En el fondo el problema era una cuestión de tipo religioso, cultural: el rey Ajaz pretendía disolver lo propio, la fe del pueblo judío con las costumbres, modos y dioses extranjeros.
Elías, profeta y hombre libre, critica duramente con energía la postura del rey Ajaz y de su mujer Jezabel. Elías luchó con todas sus fuerzas por el yahvismo, por la propia fe y por la cultura y tradiciones judías. Pero pudo poco por lo que, -como todos los profetas- fue perseguido. Elías huyó hacia el monte Horeb, hasta que cansado y harto de la vida se sentó bajo una retama y se deseó la muerte. Basta, Señor, quítame la vida… que esto no vale la pena…
Pueda que en ciertos momentos esta sea nuestra propia situación. En determinados momentos podemos estar cansados de la vida: de la realidad sociopolítica, de cuestiones más personales, de la misma Iglesia. Y podríamos tener la tentación de Elías o la de Jonás: “Más de lo mismo, no…”, que paren el mundo que me bajo…
Sin embargo Dios le anima a Elías a que siga en la brecha, en la vida: Levántate y come que el camino es superior a tus fuerzas…
Levantarse es una expresión de gran significado en la Biblia, en el NT. Es una de las palabras que se emplean para hablar de resurrección. Jesús levantó a la hija de Jairo, Jesús levantó a Lázaro. Dios levantó a Jesús de la muerte.
Dios por medio del ángel le ofrece a Elías pan y agua.
¿No están sonando ya las campanas de la Eucaristía?
02.- Pan de vida: Carne para la vida del mundo.
El Evangelio de San Juan, al que pertenece este capítulo 6º del pan de vida que venimos escuchando estos domingos, está escrito décadas después de la vida, muerte y resurrección de Jesús.
En el cristianismo naciente, ya a finales del siglo I, comenzaba a desarrollarse una visión espiritualoide de Jesús (gnosticismo) y del cristianismo. Si Jesús era Dios, no podía haber sido hombre. Es una actitud religiosa de origen griego y nada semita (judía) ni cristiana.
De ahí que los judíos murmuraban sobre Jesús al que consideraban únicamente el hijo de José: ¿No conocemos a su padre y a su madre? Si Jesús había sido un hombre de Galilea, de Nazaret, hijo de María y José ¿cómo puede venir del cielo?
Los judíos en la tradición de San Juan no son solamente un pueblo, una etnia, sino que representan el lado negativo de la vida, significan lo opuesto a Jesús. Judío en la tradición de San Juan tiene una coloración negativa. En el párrafo del evangelio de hoy dice que los judíos murmuraban... Lo mismo que los judíos en el desierto criticaron y se rebelaron contra Moisés.
En San Juan Jesús es sarx, ser humano, debilidad como nosotros. La Palabra se hizo carne (sarx), (Jn 1,1)
Sarx significa todo el ser humano desde la perspectiva de ser débil, frágil. Humanamente Jesús era débil (sarx) como nosotros.
San Juan se esfuerza por mostrarnos a Jesús como expresión, como palabra de Dios. Jesús hombre es la palabra de Dios. Lo que Dios quería decir se llama Jesús. El Verbo, la Palabra se hizo hombre concreto (sarx / carne) en Jesús.
Decía algún místico que “en diciendo Jesús, Dios ya no tiene más que decir al ser humano”. Jesús es la última y salvífica palabra de Dios.
El “Yo soy” que tantas veces aplica de San Juan a Jesús es una afirmación continua en Jesús como expresión de Dios: Yo soy el agua, el pan, la luz, el camino, la verdad, la resurrección es un continuo decirnos que Jesús es Dios con nosotros…
03.- El que coma de este pan vivirá para siempre.
La vida eterna no es una vida muy larga, “eternamente larga”. Hoy solemos decir que se trata de tener “calidad de vida”. Pero por calidad de vida entendemos casi exclusivamente una buenas funciones orgánicas físicas y, si es posible, mentales. Si la vida eterna y la resurrección es alargar hasta el infinito este estado de cosas, mejor quedarse bien muerto. Esta vida eternamente larga no es la “vida eterna” de Jesús. Osakidetza ayuda a vivir, pero no crea vida eterna.
La resurrección ni fue en Jesús ni será en nosotros una vuelta a esta vida, sino un terminar en la vida de Dios, en el ser, que es difícil de imaginar, pero creemos que es…
Hay muchas dimensiones del ser humano que no mueren sino que viven para siempre. El amor, la amistad, la libertad, todo eso no muere, esa es la vida definitiva, la vida eterna.
Imaginemos por un momento ¿cuándo una persona es libre, querida, feliz, serena, vive en paz? Algo de eso será el cielo, la vida eterna.
No sabemos cómo ni dónde podrán sobrevivir esas dimensiones humanas; desconocemos cuál será su soporte. La ciencia y la teología callan. Y aquí “comienza”, es bueno que comience el pensamiento, la fe y la esperanza, que dan cumplimiento al sentido de la vida.
El pan que os doy es para la vida del mundo, pero no para una vida puramente biológica, sino para que tengáis vida en abundancia.
04 Alimentarse del pan de vida: Levántate y come.
“¡Levántate, come!, que el camino es superior a tus fuerzas”, le dice Dios a Elías, y a nosotros.
Levantarse, vivir y comer son cuestiones personales.
Levantémonos -si podemos- de nuestros cansancios, cuando no de nuestras caídas y depresiones en la vida.
Comamos del pan que alimenta el cuerpo y el espíritu.
Dios nos levantará -nos levanta- de la muerte.
El cielo, la vida eterna, no son un lugar
sino una situación, un estado personal de plenitud
Levántate y come.
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