Uno no puede sino recordar la imagen de la frustración de Hitler ante el triunfo de Jesse Owen en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 con la de la Giogia Meloni, heredera de Mussolini ante la superioridad de Imane Khelif…
Dos boxeadoras olímpicas se han visto en el centro de una polémica en los últimos días, tras la decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) de permitirles competir en París.
El odio que la extrema derecha LGTBIfoba lleva extendiendo desde hace tiempo con sus consecuencias de cancelaciones, agresiones o asesinatos ha llegado a los Juegos Olímpicos de París y, no ha sido exclusivamente por la polémica de la performance de la jornada inaugural. Siguiendo un calculado diseño, le ha tocado a la boxeadora argelina Imane Khelif, en quien se concita todo el odio fascista: ser una persona de aspecto no normativo y árabe, en este caso. Racismo y LGTBIfobia inmisericorde y cruel.
El bulo partió de la desinformación rusa y lo difundieron los ultras globales y el terfismo internacional. El odio trans y los tontos útiles de Putin unidos para hacer hegemónica la visión ultraconservadora del psicópata ruso.
Miles de comentarios -y numerosos artículos de prensa- han afirmado que la argelina Imane Khelif y la taiwanesa Lin Yu-Ting son “hombres biológicos” a los que no se les debería permitir competir en el boxeo femenino. Un vídeo de Khelif peleando en 2022 ha sido publicado por 37.000 cuentas en X en los últimos días, recibiendo millones de visitas. La describe como un hombre “que hace trampa en los Juegos Olímpicos”.
Sin embargo, un examen de la evidencia de tales afirmaciones hechas contra ambas boxeadoras muestra que parecen basarse casi en su totalidad en una sola declaración de un funcionario ruso publicada en forma de una publicación de Telegram en marzo pasado. El presidente de laAsociación Internacional de Boxeo (IBA), el ruso Umar Kremlev, publicó en su canal de Telegram que las pruebas de ADN habían “demostrado” que tanto Imane Khelif como la taiwanesa Lin Yu-Ting “tenían cromosomas XY y, por lo tanto, estaban excluidas de los eventos deportivos“. En su publicación de Telegram del 25 de marzo de 2023, Kremlev dijo que las descalificaciones expusieron a “atletas que intentaron engañar a sus colegas y se hicieron pasar por mujeres”. Sus comentarios en Telegram fueron luego reportados por la agencia de noticias rusa TASS. Y de estos polvos… estos lodos.
Pero el sumum del odio ha llegado con la salvaje polémica en torno al combate de las boxeadoras Imane Khelif y Angela Carini, forzada e inflamada, es un episodio más de cómo la internacional del odio se sirve de todo su odio para contaminar cualquier debate logrando envenenar un acontecimiento mundial. Los tentáculos de la internacional del odio han explotado en las redes… Todo perfectamente planificado:
Cuando Carini recibió el puñetazo de Khelif, la derecha italiana llevaba días gritando que la argelina es un hombre trans, que era trampa, que su vida estaba en peligro, que la iban a masacrar. El Gobierno de Giorgia Meloni había convertido ese combate en una batalla política y mediática y a Khelif en un monstruo. El ministro de Deportes, Andrea Abodi, habló de “garantizar la seguridad” de las deportistas, y la ministra de Familia, Eugenia Roccella, lamentó la participación de “hombres que se identifican como mujeres”. El presidente del Senado, Ignazio La Russa, escribió en Facebook: “Un transexual argelino contra una italiana en los Juegos Olímpicos… ¿Es políticamente incorrecto decir que apoyo a la mujer?”. El que más éxito tuvo fue el ministro Matteo Salvini con un tuit con dos millones de visionados dos días antes del evento en el que hablaba del daño que le había causado “la boxeadora trans” a otra rival y acababa con un grito: “¡Basta de locuras de la ideología ‘woke’!”. Una barbaridad más, cuando es conocido que Argelia es un país en el que en realidad el activismo LGTB está prohibido, lo que hace imposible que sea representada con una atleta trans en los Juegos.
Con ese ambiente tóxico, es probable que Carini subiera a ese ring sugestionada y lejos del 100% de concentración. Bastaron solo 46 segundos sobre el ring para que Khelif y Carini protagonizaran uno de los momentos más controvertidos que se han visto, hasta ahora, en los Juegos Olímpicos de París.
El jueves, la argelina y la italiana tenían programado el encuentro por los octavos de final de la categoría 66 kilos. Cuando habían transcurrido 30 segundos de la pelea, Carini recibió un fuerte golpe en el rostro por parte de Khelif. Luego se fue a conversar con su entrenador.
Una vez que se reanudó el combate, la italiana regresó a la esquina, y segundos después, pidió abandonar la pelea. Aquello significó que Khelif, quien es una amateur que ganó medalla de plata en el Mundial de Boxeo de 2022, clasificara a los cuartos de final.
Carini también se negó a darle la mano a Khelif cuando se dio a conocer que ella le había ganado, e incluso rompió a llorar en la pista. Mientras seguía sollozando, Carini aseguró que había decidido abandonar la pelea producto del intenso dolor que sentía en su nariz tras los golpes de la boxeadora argelina. “Sentí un dolor fuerte en la nariz y con la madurez de un boxeador dije ‘basta’, porque no quería, no quería, no podía terminar el combate”, explicó la italiana, para luego agregar que ella no era quién para decidir si Khelif puede competir. “Si un atleta es así, y en ese sentido no está bien o está bien, no me corresponde a mí decidirlo. Yo simplemente hice mi trabajo como boxeadora. Subo al ring y peleo. Lo hice con la cabeza en alto y con el corazón roto por no haber terminado el último kilómetro”, detalló.
El incidente desató que la atención mundial se centrara en Khelif, quien ha sido objeto de una serie de especulaciones por su género. Los rumores iniciaron cuando se dio a conocer que Khelif, junto a la taiwanesa Lin Yu-ting, quedaron desclasificadas del Mundial de Boxeo 2023 por no “superar las pruebas de elegibilidad de género”. Ese test había sido tomado por la Asociación Internacional de Boxeo (IBA), que organiza ese evento y que también fue expulsada de los últimos Juegos Olímpicos tras estar involucrada en irregularidades financieras y problemas de gobernanza.
Cabe destacar que tanto Khelif como Lin habían participado en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020. Aunque la IBA decidió no difundir los resultados de las pruebas que le hicieron a las deportistas, desde el COI señalaron que indicaban altos niveles de testosterona.
Luego de ser sacada del mundial, Khelif aseguró: “Frecuentemente sufrí bullying por mi apariencia, y resistí y continué a pesar de todo. Hoy esos argumentos tuvieron éxito y estoy en shock. Participé en muchos torneos y no hubo problemas, pero cuando mis oportunidades de ganar la medalla de oro fueron grandes, llegaron y lo evitaron, justificándose con que mis números son más altos que los del resto de las mujeres”. Sin embargo, tras participar en el Clasificatorio Olímpico africano, logró un puesto para competir en París.
Desde el COI, que ahora organiza la competencia de boxeo en Francia, han defendido la presencia de Khelif en los Juegos Olímpicos y han señalado que “esto no es un tema transgénero. Nació mujer, fue registrada como mujer, vive su vida como mujer, boxea como mujer, tiene un pasaporte de mujer”, detalló el portavoz del COI, Mark Adams, consigna CNN.
El Comité Olímpico Argelino (COA) también ha salido a defender a la atleta. “Tales ataques a su personalidad y dignidad son profundamente injustos, especialmente cuando se prepara para la cumbre de su carrera en los Juegos Olímpicos, señalaron.”
Ahora la italiana ha pedido disculpas a su contrincante, porque Khelif no es trans. El Comité Olímpico Internacional (COI) lo ha negado rotundamente. Las dudas sobre su condición surgieron por un test filtrado por la Asociación Internacional de Boxeo (enfrentado al COI) que señalaba que cuenta con cromosomas XY, los masculinos. Pero, ¿cómo va a ser trans si conocemos que desde que era pequeña luchó por boxear, porque su padre creía que no era un deporte para niñas? Hasta UNICEF relataba su historia como una inspiración para las mujeres.
Hay mujeres con cromosomas XY, como demostró el caso de la velocista española María José Martínez Patiño, que sufrió un calvario cuando en 1985, en los Mundiales de Kobe, tuvo ese mismo resultado. La humillaron (como ahora a la argelina) y descalificaron. Patiño tiene un síndrome que la hace insensible a los andrógenos: su cuerpo no sabe administrar la testosterona y no desarrolla los rasgos fisiológicos externos que le suponemos a los hombres. “Difícilmente podría fingir ser un hombre, tengo pechos y vagina. Nunca hice trampas”, dijo Patiño tras ganar su pleito, al demostrar que es una mujer y no una tramposa, y explicar su caso —paradigmático— en The Lancet, referencia de la ciencia médica. Todo indica que este tipo de intersexualidad pueda ser el caso de Khelif.
Pero da igual. Da exactamente igual si es trans, intersexual o mujer cis. La extrema derecha y sus secuaces ya habían localizado a su presa y no pensaban dejarla escapar. Porque el (supuesto) peligro de lo trans es su última cruzada y llevaban días, meses y años agitando este miedo: una deportista derrotada por un hombre trans. El puñetazo, y las lágrimas amargas de Carini, le aportaban todo el dramatismo necesario. En cuanto la italiana tiró la toalla, salieron todos en tromba con su impostada indignación: Meloni, Trump y su vice, Ayuso, Milei y hasta Borja Sémper, conocido por su ignorancia verborrágica se hizo eco y tuvo que borrar sus tuits.
Luego de visitar a los atletas de su país, la primera ministra de Italia demostró su descontento con lo que había sucedido en el encuentro de boxeo femenino, señalando que no había sido “una competencia equitativa” por los niveles de testosterona de la argelina Khelif, consigna Infobae.
“No se debe autorizar a deportistas con atributos masculinos en competiciones femeninas”, argumentó Meloni, quien pertenece al partido de extrema derecha Fratelli d’Italia. “No porque se quiera discriminar a alguien, sino para proteger el derecho de las deportistas a competir en igualdad de condiciones”, añadió.
En su cuenta de X (antes Twitter), Meloni también quiso mostrar su apoyo a Carini. “Sé que no te rendirás, Angela, y sé que un día ganarás con esfuerzo y sudor lo que te mereces. En una competición finalmente justa”, reza el mensaje.
“Un escenario verdaderamente antiolímpico: vergüenza para aquellos burócratas que permitieron un partido que evidentemente no fue en igualdad de condiciones”, escribió Salvini en X
Su padre, Omar Khelif, asegura que la deportista “es una niña” y lo demuestra mostrando públicamente el libro de registro familiar. Es terrible que haya tenido q7e llegarse a esta situación…
Esta persecución de lo trans tiene su explicación, y la explican sus propios ideólogos promotores. Tras la derrota social contra los derechos de los homosexuales, necesitaban otro caballo de batalla cultural para movilizar a sus bases. El fantasma de las atletas trans es muy fácil de vender, porque es visible. “Mira qué pinta de tío”, se dice de muchas atletas. Desde que arrancaron los Juegos, comenzó una auténtica cacería de “transvestigación” protagonizada por troles obsesionados con descubrir que todas las celebridades son trans. Antes que a Khelif, esta jauría acusó de ser un hombre a la jugadora de rugby Ilona Maher, que contó entre lágrimas el daño que estaba perpetrando esa persecución de toda deportista que no sea “frágil, pequeña y dócil”. Incluso cargaron contra la mítica nadadora Katie Ledecky.
Si se te nota el tríceps, eres deforme. Es la lógica ultraderechista. Se trata de identificar el progresismo con lo woke (ese cajón de sastre de los miedos reaccionarios) y lo woke con lo monstruoso, lo antinatural, lo que rompe el orden saludable de nuestras sociedades, lo que pone en peligro a las verdaderas mujeres (las frágiles y dóciles). Por eso, a Begoña Gómez la llaman Begoño, Brigitte Macron fue Jean-Michel, Michelle Obama fue Michael, y también Jacinda Arden, ahora Kamala Harris resulta que antes de transicionar se llamaba Kamal Aroush. Los torrentes de odio que corren por redes y foros tienen muy clara la función de estos bulos a la hora de generar un imaginario detestable.
Pero, como señala el periodista Javier Salas en El País, “esos torrentes no surgen de las cloacas de internet, sino de los despachos adornados con las maderas más nobles. Trump es el alcalde de la ciudad de los bulos, pero uno de los que lleva tiempo agitando este pánico moral de primer orden es, cómo no, Elon Musk. Tiene sus motivos. Él mismo —que ahora intima con Meloni— reconoce que compró Twitter para corregir la deriva de la red, causante a su parecer de que su hija se hiciera trans. Hace unos días dijo una barbaridad tan salvaje que ubica al personaje: “Mi hijo está muerto”. En realidad, fue ella la que le sacó de su vida por ser, sencillamente, un mal padre. En la polémica de las boxeadoras, la red X frenó la visibilidad de todos los tuits que la denominaban cisgénero (por oposición a trans), porque Musk considera un insulto denigrante esa palabra, mientras permite que se diseminen sin freno todo tipo de mensajes de odio.
Desde luego, que no entender qué pasa con Khelif no te convierte en tránsfobo En absoluto. La biología humana es compleja y la intersexualidad (si se confirma) lo es más. Pero conviene tener presente quién empuja con fuerza estas polémicas, quién señala a todas las mujeres por su aspecto, quién las deshumaniza. Y, sobre todo, por qué, en los Juegos más paritarios de la historia, se ha desatado una cacería que, por ahora, ya tiene dos víctimas: Khelif y Carini. Dos boxeadoras, dos mujeres.”
La boxeadora irlandesa que venció a Imane Khelif en 2022 defiende a su ex rival en medio de los insultos por su aparición en los Juegos Olímpicos
La boxeadora irlandesa Amy Broadhurst ha hablado sobre su victoria frente a Imane Khelif en una pelea en 2022, mientras continúa el furor que rodea a la atleta olímpica argelina.
Ahora, Broadhurst, que venció a Khelif en la final del Campeonato Mundial de Boxeo Femenino de la IBA, entró en la polémica y defendió a su rival.
“Mucha gente me envía mensajes de text acerca de Imane Khelif”, escribió en X, anteriormente Twitter. “Personalmente, no creo que haya hecho nada para ‘engañar’. Creo que es la forma en que nació y eso está fuera de su control. El hecho de que haya sido golpeada por 9 mujeres anteriormente lo dice todo”.
Fuente Agencias/El País/RTÉ News/PinkNews
General, Homofobia/ Transfobia.
Amy Broadhurst, Angela Carini, Asociación Internacional de Boxeo (IBA), Boxeo, Comité Olímpico Internacional (COI), Giorgia Meloni, Homofobia/Transfobia, Imane Khelif, Isabel Díaz Ayuso, Javier Milei, Juegos Olímpicos, Lin Yu-ting, María José Martínez Patiño, París
Comentarios recientes