Cuando se siente, en el alma; físicamente, en el pecho, esa presión que orilla a reventar en discursos ricos de retórica y argumentos elocuentes; con ese impulso por predicar la palabra y testificar la gracia de Dios es imposible no recurrir a la venerable historia personal y a los caminos de la conversión, como sucedía con los primeros seguidores del Señor Jesús.
Pero, en mi caso, es invertir el tiempo en reseñas ocupacionales y trayectorias de iglesia. Y la misión, para quienes creen y siguen al divino Maestro porque reconocen en él al mesías, al hijo del Dios vivo, el Cristo, salvador y libertador nuestro, sigue siendo la misma que compartió con sus primeras amistades: la de anunciar sus buenas noticiasa todas las personas de todos los pueblos y de todos los tiempos. Sin más, es menester predicar todas las formas que, en la experiencia cristiana de Dios, alcanza el amor.
Por desgracia, para fariseos y publicanos contemporáneos, esas personas, en estos tiempos, también son las poblaciones lgbtiq+ de la propia iglesia. Así, como son y sin condiciones excepcionales. Para mí, pecador desde que me concibió mi madre, es una buenísima noticia. Pero no siempre es recibida como buena, con todo y que el Espíritu de Dios llama diario a sus hijos e hijas de sexualidades diversas a estar con Él, en el esfuerzo cotidiano del amor. Les llama a multiplicidad de circunstancias y les dota de cuantiosos dones, incluso hasta la consagración solemne de la vida. Para muchas y muchos, esto implica una profunda contradicción que oprime vivir plenamente la fe y la sexualidad, cultivando igualmente profundas heridas interiores, sociales y en el cuerpo místico de Cristo, a pesar de que, en su corazón, todxs somos amadxs.
Las primeras vísperas del mes del orgullo, 2024, a propósito del tema, han sido acompañadas por dos acontecimientos del entorno común a quienes podríamos estar leyendo. Por un lado, la noticia sobre el Santo Padre, pidiendo disculpas por un desafortunado comentario a obispos italianos, de estilo homofóbico, para reprender a los seminarios el exceso de pluma y, por otro, la creación de esta sección, Concordia, de Religión Digital, un espacio para la reflexión cristiana desde las realidades sexo-genéricamente diversas de la iglesia católica, que universal y especialmente este mes transita sus intenciones más nobles a través del sagrado Corazón de Jesús.
“Cada vez más espacios de iglesia meditan sobre las sexualidades diversas de sus fieles desde ellxs mismxs, con su participación involucrada, sus identidades, pronombres, expresiones, quehaceres, espiritualidades y realidades; con personas y sus comunidades, parejas y familias”
Para ensayar puntualmente un par de ideas, los hechos recién recuperados adviertendos rasgos de un escenario presente, para el porvenir y con suficiente memoria, para la catolicidad. Uno, que no solo en los seminarios italianos es visible, sino en la iglesia universal: hay mucha pluma. Otro, que cada vez más espacios de iglesia meditan sobre las sexualidades diversas de sus fieles desde ellxs mismxs, con su participación involucrada, sus identidades, pronombres, expresiones, quehaceres, espiritualidades y realidades; con personas y sus comunidades, parejas y familias.
“No solo en los seminarios italianos es visible, sino en la iglesia universal: hay mucha pluma”
Hasta ahora y para sorpresa de muchos, la santa madre iglesia no ha proclamado dogma alguno sobre sexualidad. Así como, en los territorios donde las disidencias a la heterosexualidad no son judicialmente perseguidas o condenadas, no hay diócesis, provincia, parroquia, carisma, pastoral, apostolado, ministerio, misión, vocación u obra cristiana donde la providencia no haya derramado el don de algunas sexualidades diversas. Es decir, con pluma o mariconería, como estiló el papa Francisco. Esperando que, por ahora, esa referencia a la pluma y a la mariconería sirva de símbolo sobre la complejidad de acentos que vienen con la diversidad sexual.
Hay quienes han osado vivir esa diversidad desde la resurrección gloriosa y compartida de la carne y la sangre, del alma y la divinidad del Señor Jesús, liberados del clóset, del prejuicio. Algunos tantos están transitando sus vías doloras y calvarios, sin condiciones emocionales, compañías misericordiosas ni espacios seguros, para sentirse amadxs como Dios les ama, incondicionalmente, ni en la morada que su propio Hijo construyó para todxs, amando hasta más allá del límite de toda existencia. Mientras que otros más, han sido orillados a la desdicha de la clandestinidad y a la esclavitud de la doble vida, esas situaciones que ha constituido al denominado lobby gay del clero y de la sociedad que, en las sombras, se colude para obtener, mantener y extender privilegios de poder político, de recursos económicos y de buena fama pública. Conocemos a quienes viven de una o de otra manera. Hemos rezado y comulgado juntos.
Para la gloria de Dios y la salvación de las personas, hay centenares de caminos que el Espíritu ha permitido madurar desde finales del siglo pasado, en Occidente y éste, en México, como Comunidad Católica Vino Nuevo, Comunidad San Aelredo, Colectivo Teresa de Cepeda y Ahumada, Kadima, Puerta Abierta, Adamah, La Viña, Havahinam, Sembrando Unidad en la Diversidad, Loyola en Victoria, La Casa de las Otras Ovejas, La Oveja Perdida, Todos somos Lamda, Matices, Comunidad Espiritual Cuir de Puebla, Comunidad Ruah, Padres y Madres de Efetá, la Red Católica Arcoíris México y demás, entre los conocidos, entes proféticos de espacios seguros, libres de discriminación, con integrantes informados y sensibles en cuanto a vivir la fe cristiana desde la diversidad sexual, pioneros precursores de los puentes, caminos e intersecciones que han vinculado tales condiciones de vida, desde la gloria compartida de la resurrección, con todo y la indecencia ganada en el imaginario de las conciencias ultra escrupulosas.
Por su parte, la jerarquía y el magisterio hacen sus esfuerzos, especialmente en los últimos años de bienaventurada sinodalidad. Para lxs católicxs con sexualidades diversas algunas conclusiones son lamentables, otras inusitadas y también hay varias timoratas, aunque todas esperanzadoras. Estamos introduciéndonos a mayores comprensiones de los misterios entre la sexualidad y la fe, y es posible participar de sus recorridos, para quienes sienten el llamado a hacerlo. Por gracia de Dios, su Espíritu se ha adelantado a sembrar y a cosechar frutos en terrenos nuevos. Las buenas noticias están haciendo eco. En la iglesia hay fieles lgbtiq+, son visibles y es menester seguir ocupadxs de la cuestión. El Corazón de Jesús, eterno Amante y anhelado Amado, sale al Pride, hombro a hombro, con sus hermanxs, como profeta laico. Aquél que caminó sobre las aguas, ahora también marcha sobre el arcoíris.
Morelia, Michoacán, junio de 2024
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