Corpus Christi : Saldrá a vuestro encuentro un “maricón”, seguidle
Del blog de Xabier Pikaza:
“Este homosexual del agua es el principio de la Fiesta”
Hablando a los obispos italianos, con su habitual desparpajo porteño, el Papa les ha dicho que no quiere “mariconeos” entre curas. Esa palabra (maricón) tiene cien usos, muchos se han escandalizado al escucharla y el mismo Francisco ha tenido que pedir perdón por emplearla.
Pero no es suya, la dijo primero Jesucristo, con más hondura y radicalidad: “cuando entréis en la Ciudad Jerusalén encontraréis al homosexual, con su cántaro de agua; seguidle, él os dirá donde y cómo celebrar la Fiesta“.
Toda la prensa ha comentado el tema. En RD aparecen hoy (20.4.24) tres justificaciones sobre el tema, una de A. F. Barrajón, otra de J. M. Gordo y otra de J. Kamiruaga. No defienden al Papa, sino que defienden a Jesús, que quiso poner como parábola (dirigente y guía de su fiesta de Corpus/pascua) al homosexual del cántaro de agua de Jerusalén, sin tener que pedir perdón por ello.
Este es uno de esos evangelios que parecen escondidos y, sin embargo, muy vivos en la memoria de la iglesia. Feliz jueves de Corpus. Este homosexual del agua es el principio de la Fiesta.
Evangelio del Corpus : Mc 14,12-16.22-26
El primer día de los Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:– “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?”
Él envió a dos discípulos, diciéndoles:“Id a la ciudad saldrá a vuestro encuentro (apantêsei) encontraréis un hombre llevando un cántaro de agua; seguidle (akolouthêsate) y, en la casa en que entre, decidle al dueño: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?” Os enseñará una sala grande en el piso de arriba, arreglada con divanes. Preparadnos allí la cena.”
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de Pascua. Mientras comían. Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo:
+ “Tomad, esto es mi cuerpo.”
Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio, y todos bebieron. Y les dijo:
+ “Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios.”
Después de cantar el salmo, salieron para el monte de los Olivos.
INTRODUCCIÓN
A la liturgia pascual en casa de Simón Leproso (Mc14, 3-9) sigue en Marcos la cena de pascua que los discípulos proponen a Jesús, ratificando la tradición judía (14, 12). Jesús acepta esa propuesta, pero sustituye la celebración de la Pascua antigua que le piden los discípulos por una fiesta de solidaridad mesiánica, iniciada por el homosexual marginado y despreciado del agua de Jerusalén.
− Historia. Este pasaje evoca un acontecimiento de la vida de Jesús, en el momento final de su camino, para indicar que él mantuvo su programa y esperanza de Reino, allí mismo, en Jerusalén (14, 25), celebrando con sus compañeros la fiesta judía, pero aceptando (y anunciando), al mismo tiempo, su entrega/muerte (el don de su cuerpo) al servicio de Reino. Sus discípulos quieren manipularle. Pero hay un homosexual que no anda con “mariconeos” pero que le entiende y guía a sus discípulos a la fiesta del Corpus, el cuerpo de Cristo que somos todos.
− Iglesia. Éste es un texto de fe pascual, que asume y formula la comprensión que la iglesia de Marcos (y antes la de Pablo: cf. 1 Cor 11, 23-25) ha tenido de la Cena del Cuerpo de Jesús, centrada en los signos del pan y del vino que expresan su entrega y alianza a favor de todos (=muchos). Posiblemente, la formulación que ofrece Marcos sólo ha podido fijarse en un contexto helenista (judeo-cristiano) que interpreta de un modo sacramental el cuerpo y la sangre de Jesús, que se vinculan al despliegue total de su vida, abriendo un camino de agua/amor y de eucaristía (comunión) que es Jerusalén, la iglesia. Esta fiesta de corpus se inicia con el aguador/homosexual (afeminado, despreciado por los grandes “machos”)
Elementos
(1) La iniciativa parte de los discípulos, que quieren celebrar la pascua (Mc 14, 12-17)… y para prepararla bien Jesús hace que encuentren y sigan a un aguador afeminado/homosexual, (con gestos de mariconeo) que les marca el camino. En la línea que lleva a la iglesia resulta esencial este afeminado del Corpus, en Jerusalén, Roma y la ONU, por poner tres lugares.
(2) Al comienzo de la cena, Jesús anuncia que uno de ellos va a entregarle. A diferencia del afeminado, que les lleva por el buen camino, Jesús dice a sus discípulos que, queriendo ser muy machos, haciéndose importantes, ellos van atraicionarle. (14, 17-21). (3) A pesar de ello, Jesús les ofrece su cuerpo y sangre, diciéndoles que sigan al afeminado que les marcará el camino (14, 22-24).
(3) En ese contexto, Jesús ratifica su proyecto y promete a sus discípulos que tomará con ellos la próxima copa en el Reino (14, 25). Todo acaba con el anuncio de la negación y escándalo de sus discípulos (14, 26-31). Pero el afeminado del agua sigue esperando a la entrada de Jerusalén
A la entrada de la ciudad, ante la fiesta del Corpus un “afeminado” Los discípulos quieren sacrificar (cf. ethyon: 14, 12) con Jesús la pascua, al modo tradicional. Son los Doce (14, 17) y representan la esperanza nacional israelita. No le preguntan si quiere celebrarla, sino dónde deben prepararla (ellos) para que él la coma. Desean que él celebre la pascua judía, según la costumbre. Ellos lo proponen y Jesús lo acepta, al menos en un primer momento, para decirles después, en el centro de la celebración judía, que van a rechazarle, a pesar de que él les ofrece su propio pan y vino, es decir, su propia comida (14, 18-21.27-31).
La cena del cuerpo de Jesús (tomad y comed, amaos unos a los otros) empieza con el signo de este afeminado del agua: Jesús entrega su cuerpo a los Doce fuertes discípulos. Han seguido al homosexual de la entrada, pero no han entendido, no quieren entender, El aguador cumple su tarea: Le lleva a la casa de la celebración… pero los discípulos terminan rechazando la eucaristía como don del cuerpo y terminan buscando cada uno su propio poder.
De todas formas, el paso por Jerusalén no ha sido inútil, pues Jesús ha debido pronunciar allí el gran discurso sobre el fin del templo y el anuncio del evangelio a todas las naciones (Mc 13, 10). La subida a Jerusalén ha sido necesaria, no para quedarse allí (las estructuras israelitas han fracasado), sino para iniciar el nuevo camino de pascua en Galilea. Desde ese fondo seguiremos leyendo el texto.
La cena que quieren los discípulos
Lógicamente, la iniciativa ha partido de los Doce que siguen moviéndose a nivel israelita de comidas puras y de templo, de exclusión de los “afeminados” y de condena de los diferentes: Quieren celebrar así la solidaridad “eterna” de Israel, tanto en perspectiva de recuerdo (se identifican con los liberados de Egipto) como de compromiso actual: todos los judíos se vinculan en un cuerpo, especialmente aquellos que comparten la pascua del cordero. Pues bien, esa pascua judía del cordero introduce una profunda disonancia en la trama teológica de Marcos (Jesús no comerá el cordero santo del pueblo santo, sino que dará cu cuerpo en amor por todos, empezando por los expulsados de Israel..
Como parece normal, los discípulos quieren sacrificar la pascua al modo judío, es decir, formando con Jesús una comunidad limpia, de puros observantes de la Ley nacional, como si Jesús no hubiera traído ninguna novedad. Pues bien, ellos proponen y, de manera sorprendente, Jesús acepta, pero no para hacer lo que ellos quieren, sino algo muy distinto, en línea histórica y teológica.
Marcos ha querido resaltar de esa manera la novedad de Jesús frente a la pascua judía y lo hará, mostrando en ese escena, con traición y negaciones, el fracaso del mesianismo israelita de los Doce y de la función intra-judía de los discípulos (a quienes Jesús había elegido para “ser-con-él” y proclamar el reino; cf. 3, 13-19). Ellos le rechazan en el centro de la “pascua” que quieren ofrecerle en Jerusalén. Por eso, la misión universal de Jesús se iniciará de otra manera, no en Jerusalén sino en Galilea (Mc 14, 28; 16, 7-8), fundándose en la Cena de entrega Jesús y no en la pascua nacional judía que sus discípulos buscaban.
En nuestro caso, el hombre del cántaro de agua (14, 13) a quien los discípulos deben acudir para preparar la fiesta puede referirse a un disminuido psíquico (pues los varones “normales” no solían ir a la fuente por agua o un hombre de sexualidad “ambigua” (se decía que sólo los homosexuales realizaban trabajos de mujeres como éste).Sea como fuere, Jesús ofrece el signo del hombre del cántaro (que servirá) para poner de relieve el carácter concreto de la escena y de todo lo que sigue.
(a) Saldrá a vuestro encuentro un aguador (un hombre cargando con un cántaro de agua)… Todas las palabras son significativas:
Apantêsei hymin… No se dice que le encontraréis tras buscarle, sino que saldrá (vendrá) a vuestro encuentro. Está allí como esperándoos. No le encontráis vosotros, viene él a vuestro encontento: Se pondrá ante vosotros, con dos partículas performativa: Ap y Anti…. Es como si quisiera ocupar vuestro camino, como si supiera que le necesitáis. No es uno “arrojado al borde” (como el herido de la parábola del buen samaritano). Viene él, porque quiere, porque os quiere, porque os necesita y le necesitáis… En ningún otro lugar del NT, que yo sepa, se habla de un hombre (anthropos, ser humano), varón o mujer, que sale a nuestro encuentro con esta urgencia…..
Un hombre (ser humano) cargado con un cántaro de agua… Bi se duce que lleva un cántaro…, sino que lo “soporta”, que “carga con él”, como si estuviera oprimido por su peso. Es “esclavo” del agua, con la que sube a hombros desde la fuente de Siloé (el enviado de Dios) hasta la altura de la ciudad…, un homosexual con la carga y peso de todos los hombres y mujeres… Bastadson, encorvado, aplastado…. por el agua para todos…
El cántaro de agua se llama keramion, es decir, un recipiente de “cerámica”, el cántaro propio de las mujeres. un ánfora, un jarrón, una vasija… Sabe lo que es estar todo el día aplastado bajo el peso del agua para otros, como mujer-esclava, como homosexual despreciado al servicio de los “grandes-puros…
Seguidlo. Jesús no dice “seguidme” como en otros casos, como casi siempre, sino seguirle a él, akolouthêsate autô, seguid al homosexual, al hombre del cántaro… Los cristianos de pascua (es decir, del Corpus) somo seguidores de un homosexual, portador de un cántaro de agua, a la entrada de la ciudad.
Seguidle a él…akolouthêsate autô. En Mc 14, 3-9 Jesús había dicho que recordemos lo que había hecho la mujer de la unción (en todos los lugares donde se anuncie el evangelio se dirá y hará lo que ella ha hecho…). Pues bien, en este momento, Jesús nos dice a los buscadores de la pascua, a los celebrantes del Corpus, que sigamos al hombre del cántaro. se podría decir más alto, pero no más fuerte…
Éste es un hecho insólito, ya que eran mujeres las que solían llevar el agua en recipientes en cántaros, jarras o tinajas. Además, el cántaro/ánfora es signo femenino, tanto en Grecia (Pandora) como en todo el oriente. El Antiguo Testamento vincula la traída de agua en cántaros con mujeres (Gn 24, 11-21; Ex 2, 16; 1 Sm 9, 11). Por otras parte, los artistas griegos y romanos presentan regularmente a esclavos portando jarras de vino o de agua (como muestra el signo del Acuario…).
Es un signo es extraño:. No esperaríamos a un hombre con cántaro a la entrada de Jerusalén. Menos podemos entender el hecho de que ese hombre deba “dirigir” la celebración de la pascua/corpus de los discípulos la iglesia actual (tema del que seguían discutiendo el otro día los obispos de Italia con el Papa porteño). Pues bien, diga lo que diga el Papa Francisco, Jesús nos sigue diciendo que sigamos al “amariconado” del cántaro de agua. Ése es el director de seminario de los dos “discípulos” oficiales de Jesús, que me parecen los zebedeos (aunque no puedo probarlo).
Ciertamente, ese “amariconado del puerto o fuente del agua (como sísifo eterno que lleva la roca-jarrón hasta la altura….) puede ser de un esclavo empleado en tareas domésticas, despreciado por todos, que “pasa” de todos. Pero es precisamente él el que se fija en los enviados de Jesús y descubre que están buscando un lugar y momento para la fiesta del cuerpo de Jesús…
Este afeminado, esclavizado del agua, despreciado y utilizado por todos, es el único que está atento y sabe lo que pasa en la ciudad y descubre que estos dos discípulos de Jesús necesitan ayuda, y sale a su encuentro con el agua a cuestas y les habla, y les dirige….Sin este “maricón dela agua”, como dice el papa porteño a los obispos de Italia, es imposible la fiesta del cuerpo de Jesús.
Éste es un esclavo/maricón atento a los discípulos de Jesús, hombre que sale a su encuentro y les ofrece un “servicio” especial, que parece de mujeres… pero que que es de seres humanos verdaderos, que saben servir, hacer cuerpo, hacerse cuerpo, varones y mujeres.
Este aguador, esclavo del agua, hombre o mujer, de tendencia quizá homosexual (no diferencia como varón de poder) será el que guía a los discípulos de Jesús. El tema es que los discípulos para cumplir la palabra de Jesús y celebrar el “corpus”.
El aguador les lleva a la casa donde está dueño (oikodespotê) que es en el fondo el mismo Dios, que les muestra el katalyma el lugar de la fiesta del cuerpo de la Iglesia. Esta alternancia entre al aguador guía y el dueño divino de la casa para todos es una clave para entender y vivir el evangelio. Todo nos permite suponer que ese “portador de agua” ha recibido aquí un carácter simbólico: Es un signo, el signo, de los ministros de la iglesia, varones y/o mujeres, que se ponen al servicio de la vida, del agua del templo donde Jesús dirá: Venid y bebed todos….
Este hombre “afeminado”, del cántaro de agua, un siervo que realiza tareas secundarias, aparece así como guía de la cena familiar que Jesús celebrará con los Doce, es decir, con aquellos discípulos suyos que quieren que retorne a la “sacralidad judía”. Van sus discípulos, encuentran al hombre del cántaro y llegan hasta el dueño de casa que prepara la sala de la fiesta (el anagaion: 14, 15). Después, entrada ya la tarde, viene a cenar él con sus discípulos (14, 14), cuidadosamente presentados como los Doce (14, 17).
Esta cena constituye la última oportunidad para los Doce en cuanto tales. Sabemos que Jesús les ha elegido (3, 14.16) como señal del Israel escatológico. Ellos han podido conocer (con otros seguidores) el sentido más profundo de las parábolas del reino (4, 10) y han proclamado en Israel el mensaje mesiánico (6, 7). Jesús ha querido hacerles servidores de los otros (9, 35) y por eso les ha instruido en la enseñanza más secreta de su entrega por el reino (10, 32). Le han acompañado en la intimidad de los últimos días (11, 11), aunque sabemos ya que uno de ellos ha decidido traicionarle (14, 10). Pues bien, desde ese contexto, se nos dice que ellos “invitan” a Jesús y que Jesús acepta.
1ª INTERPRETACIÓN DEL AGUADOR (MANUEL VILLALOBOS, HOMBRES ABYECTOS).
A mi juicio, el autor que mejor ha interpretado el tema del “hombre del cántaro”, iniciador de la fiesta de “corpus” de Cristo ha sido el biblista mexicano Manuel Villalobos Mendoza, en un tipo titulado, publicado en ingles, y en castellano, con el título Cuerpos abyectos en el evangelio de Marcos (El Almendro, Córdoba y Herder, Barcelona. Villalobos ha mostrado va más allá de la diferencia e imposición de Género buscando a una serie de personajes que no están definición por su función de género, sino por su humanidad, como son este aguador de la fiesta de Pascua/Corpus y el joven/neaniskos.
Villalobos ha mostrado que el evangelio de Marcos traspasa todos los límites de género en su relato de la pasión. Los personajes que presenta, incluido Jesús, tienen en común que son del otro lado: transgreden todo tipo de fronteras y causan confusión en la unidad y el orden promovidos por los judíos de la época. Marcos describe algunos personajes del relato como excluidos de la sociedad y del templo debido a su género, enfermedad o afeminamiento. La abyección es lo que distingue lo totalmente humano de lo que no lo es.
El proceso de convertirse en humano o inhumano es un mecanismo de exclusión, rígido y bien orquestado. Jesús define un nuevo orden y unas nuevas fronteras gracias a su celo por anunciar buenas noticias para todos los cuerpos abyectos.
Este homosexual, aguador afeminado, servidor de los que vienen a Jerusalén que es la Iglesia, nos sigue marcando el auténtico camino, nos lleva al katalyma de la auténtica iglesia.
Si no encontramos al afeminado del agua, si no n os marca el camino, no entraremos en el misterio del cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Este afeminado del agua de la puerta de Jerusalén es signo de los los cuerpos abyectos, aquellos que son marginados, rechazados y humillados por la sociedad, y particularmente por la religión, pero que se sienten identificados con el cuerpo abyecto de Jesús (cuerpo traspasado por clavos, crucificado…)..
Los hombres y mujeres de cuerpos abyectos ofrecen una nueva visión de la vida y muerte muerte de Jesús, que nos abre el espacio y camino divino de su muerte, como experiencia de amor y esperanza de resurrección.
Conclusiones que se deducen de la exébesis de M. Villalobos y del aguador del Corpus.
- La exégesis bíblica ha de ser biográfica, de testimonio personal. La exégesis de la biblia ha estado dominada por un tipo de “filosofía intemporal” e impersonal, como si no importara la vida, la experiencia y testimonio de los lectores. En contra de eso, R. Villalobos propone una lectura “situada” de los textos. La verdadera lectura de la Biblia son los creyentes, como personas y como iglesia.
- La exégesis “bíblica ha de estar “marcada” desde la perspectiva de los “cuerpos”, no de un tipo de almas separadas de los cuerpos, parcial para ser universal. Más que a salvar almas en el sentido posterior de la palabras, Jesús vino a “liberar” cuerpos, especialmente “cuerpo abyectos”, de mujeres dominadas, de varones enfermos (conforme a la visión dominante”. Vino ante todo para acompañar a muchos “del otro lado”, que no cabían en la ortodoxia oficial del templo. Es una exégesis parcial, y sólo así puede ser universal.
- Debe ser una exégesis que reconstruya el texto de Marcos, un evangelio “truncado”, escrito para personas “truncadas”, acortadas, en sentido integral (personal y social, sexual y económico…), superando la función establecida y dominante de unos “géneros” impuestos desde la autoridad oficial del sistema.
- Debe ser una exégesis gozosamente liberadora, al servicio de la vida, en el sentido radical del término. Una exégesis eclesial y social, abierto a todos los hombres y mujeres, al servicio de Dios del amor y de la vida, de la libertad y el gozo de los cuerpos, en la línea de la “resurrección de la carne.”
2º EJEMPLO DE LECTURA DEL TEXTO DEL HOMBRE DEL CÁNTARO SALVADOR SANTOS: Un Paso, un Mundo (Almendro, Córdoba 2009, 742 páginas)
Más que un libro de pura exégesis es una novela escrita a la luz del comentario de mis coletas y amigos J. Mateos y F. Camacho, El evangelio de Marcos. Análisis lingüístico y comentario exegético I-III, Almendro, Córdoba 1993-2000).
Juan Mateos SJ (1917-2003), fue mi profesor de Griego, luego colega y amigo, traductor de la Nueva Biblia Española.
Fernando Camacho (1946-20189 eramos colegas y amigo, vino a defender su tesis doctoral a Salamanca, formé parte del tribunal (año 1983); como es normal, discutimos y nos abrazamos. Nos dejó aún joven, el año 2018. Ha sido y sigue siendo una luz para la iglesia del entorno de Sevilla, con la ayuda de homosexuales de diverso tipo.
Del comentario de ambos (Juan Mateos y Fernando Camacho) toma Salvador la trama de su “novela” ejemplar, de la que entresaco unas ideas
De la novela de Salvador entresaco las páginas que siguen:
El hombre del cántaro quiebra el orden establecido como natural. Su sola presencia advierte a los enviados de la invalidez de sus códigos de conducta. Sin él, los discípulos carecen de rumbo y destino seguros.
El hombre del cántaro les saldrá al paso como la única garantía de hallar lo que buscan. Ellos habrán de trocar ante él sus esquemas mentales.El hombre invertido aparece en el texto como modelo de discípulo advirtiendo que la sociedad alternativa no se distinguirá por sus privilegios, sino por el insustituible servicio de marcar la ruta hasta el escenario donde se celebrará la definitiva libertad. La escueta consigna a los enviados no admite dudas: “Seguidlo”. La expresión formada por el verbo (ἀκολουθέω) acompañado de pronombre se usa casi siempre en Marcos para indicar el seguimiento a Jesús (1,18; 2,14.15; 6,1; 8,34; 9,38; 10,21.28.32.52; 11,9; 14,54; 15,41).
El hombre-mujer se convierte así en el guía ideal para los discípulos. Hace las veces de Jesús, que se ha identificado con él. Ha depositado en el afeminado su absoluta confianza. El hombre-mujer ocupará su lugar y dirigirá a los enviados hacia su destino. Gracias al Galileo, un personaje insignificante ha pasado a ocupar el papel de protagonista.
La imagen afeminada del hombre del cántaro en posición tan destacada pudo generar escándalo entre lectores de procedencia judía, lo que explicaría que, en su relato, Mateo suprimiera de un plumazo al hombre del cántaro y, con ello, su labor de encaminar a los discípulos hasta la casa: “Id a la ciudad, a casa de Fulano…” (Mt 26,18). Él tiene allí las puertas abiertas. El hombre del cántaro no necesita salvoconducto, pertenece a los de la casa. Una vez en ella, el “dueño” pasa a ser el interlocutor válido para los discípulos.
16. Salieron los discípulos, llegaron a la ciudad, encontraron las cosas como les había dicho y prepararon la cena de Pascua. El relato termina dando cuenta del cumplimiento del encargo por parte de los enviados, de la exactitud con que lo llevaron a efecto y de la preparación de la Cena de Pascua.
Comentarios recientes