No entristezcáis al espíritu.
Tú, Santa Ruah, Espíritu de Dios, estás triste.
El maravilloso tapiz de la creación,
que con tanta sabiduría y amor habías tejido,
está desgarrado, hecho jirones, destrozado:
su belleza devastada por la violencia,
su armonía rota por la explotación,
sus hilos contaminados por el odio,
sus colores oscurecidos por el olvido…
Pero he aquí que tú, Espíritu creador,
te dispones a recrear tu obra con ternura:
reúnes los hilos y jirones dispersos
para tejerlos de nuevo con paciencia infinita;
acoges en tu regazo nuestras penas y tristezas,
las lágrimas, las frustraciones, el dolor,
los fracasos, los golpes, las cicatrices,
la ignorancia, las violaciones, la muerte…
Y reúnes también, en tu taller,
el trabajo de tantas personas generosas,
la compasión de muchos corazones,
las iniciativas de paz, los ríos de solidaridad,
las luchas contra la injusticia y el odio,
las flores débiles y vivas de la diversidad,
los cantos de esperanza y utopía
y los mimbres de la fraternidad…
Y nos invitas a sentarnos a tu lado,
y a recrear el tapiz de la creación,
empezando por nuestra casa, Iglesia y sociedad,
con ternura, paciencia y sabiduría;
a tomar parte en tu tarea y afán,
a pesar de nuestra pequeñez y debilidad,
y a rehacer así tu obra , trabajando en red,
para que surja la nueva creación anhelada.
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Florentino Ulibarri
Fe Adulta
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