Comentarios desactivados en ¡ Tanto ama Dios al mundo!
¡ Tanto ama Dios al mundo!
Más de lo que podemos soñar y desear,
más de lo que podemos anhelar y esperar,
nos amas Tú.
Más de lo que nadie nos ha amado y amará,
más de lo que somos capaces de amar,
nos amas Tú.
Nuestra vida, desde el vientre materno,
es una historia de amor
que penetra y fecunda
todos los rincones de nuestro ser
haciéndonos vivir, crecer y madurar
a ritmo de más humanidad.
Y, día a día, el manantial de tu amor
se desborda y riega nuestro espíritu,
nuestros sueños y proyectos,
nuestros sentidos y tiempo,
manteniéndonos lúcidos
en la travesía del desierto.
La creación entera siente tu amor
y, a veces, gime y, otras, canta agradecida
porque en sus dolores de parto
se siente acompañada y realizada,
con luz en su horizonte
y esperanza renovada en tus brazos.
Las cruces que encontramos en el camino,
a lo largo de las estaciones y años,
nos ofrecen luz y vida,
nos liberan de cárceles y condenas,
de desengaños y tinieblas,
porque Tú estás en ellas.
Tanto nos amas Tú
que, a pesar de las noches y oasis,
somos personas que alzamos la vista
y miramos con esperanza,
fijos los ojos en Jesús,
iniciador y meta de nuestra aventura.
Y nuestro caminar, hasta llegar a tu regazo,
será una historia de amor
llena de sorpresas y encuentros,
de lágrimas, dudas y gozos
que nos harán madurar
como hij@s con espíritu
para vivir liberad@s la fraternidad.
¡Cómo brilla tu luz en nuestra oscuridad
al amarnos como nadie sabe amar!
Comentarios desactivados en Henry Gracz: El sacerdote que hizo de cada domingo un domingo rosa
Rob McDowell
La reflexión de hoy es del colaborador invitado Rob McDowell, profesor asistente de Geología en la Universidad Estatal de Georgia. Originario de Pittsburgh, PA, Rob dirige retiros sobre Laudato Si’ y la espiritualidad de la creación en el Centro de Retiros Jesuitas Ignatius House en Atlanta.
Las lecturas litúrgicas de hoy para el cuarto domingo de Cuaresma se pueden encontrar aquí.
En la Iglesia Católica, el cuarto domingo de Cuaresma se llama domingo “Laetare”, de la palabra latina que significa “alegraos”. A algunas personas les gusta llamarlo Domingo Rosa, ya que en él el clero suele usar vestimentas rosas, en lugar del tradicional color púrpura de Cuaresma. El Evangelio de este Domingo Rosa -en el ciclo litúrgico A- (Juan 9:1-45) trata sobre un hombre ciego a quien Jesús le devolvió la vista en sábado. En el contexto de los tiempos del Nuevo Testamento, un ciego, cuya enfermedad se pensaba que era una indicación de que era un pecador maldito, es amado y bienvenido por Jesús, pero todos los demás son incapaces de regocijarse por la restauración del hombre.
Los acontecimientos recientes en Atlanta muestran cómo podría haber sido esta historia. El 5 de febrero, Mons. Henry Gracz, párroco del Santuario de la Inmaculada Concepción de la ciudad durante 22 años, murió de cáncer de riñón metastásico. Henry le había contado amorosamente a la parroquia sobre su diagnóstico en una carta una semana antes, afirmando que le quedaban… tal vez… 120 días, pero Dios tenía un cronograma diferente.
“El Santuario”, del cual soy miembro, es una parroquia vibrante. La misa de las once está llena de gente de todas las edades. No siempre fue así. En la década de 1980, el entonces pastor John Adamski comenzó a organizar cenas semanales para pacientes con SIDA. Los invitados a la cena comenzaron a unirse a las personas mayores y heterosexuales de la parroquia cada vez más reducida, y los feligreses heterosexuales comenzaron a ayudar en las cenas. Algunos feligreses se quejaron de este ministerio ante el Arzobispo, quien respondió uniéndose a las cenas. Finalmente, el padre John siguió adelante y el padre Henry se hizo cargo.
El padre Henry Gracz fotografiado alrededor de 1973 mientras era párroco de la Iglesia De los Santos Pedro y Pablo, Decatur y cuándo se hizo cargo de” Santuario. Fotos cortesía de Archivos, Arquidiócesis de Atlanta
El Santuario siguió creciendo y llegó a ser conocido como “la iglesia católica gay”, ¡aunque es mayoritariamente heterosexual! Durante mucho tiempo ha albergado un stand en el Atlanta Pride Festival, que el propio Henry atendió el año pasado. Marchamos en el Desfile del Orgullo con nuestras camisetas de Shrine Pride. La hermana Jeannine Gramick y Francis DeBernardo del New Ways Ministry han hablado en el Santuario en varias ocasiones. En el Santuario se arraigó “Fortunate and Faithful Families” (Familias Afortunadas y Fieles), un grupo de apoyo a las familias de personas LGBTQ. Muchos católicos LGBTQ han regresado a la Iglesia de la que habían sido expulsados al unirse a la comunidad del Santuario. Todo esto atrajo la atención de un notorio grupo católico de extrema derecha, Church Militant, que calificó al Santuario de “fuertemente pro-homosexual” y a Henry de “sin reservas pro-homosexual”. ¡Ambos acertaron!
El Santuario también cuenta con un sólido ministerio de alimentación; un refugio nocturno organizado conjuntamente con la Iglesia Presbiteriana Central; y un ministerio de cuidado de los pies para personas sin hogar. Una marcha de protesta de Black Lives Matter encabezada por el Arzobispo de Atlanta comenzó naturalmente en el Santuario. Cuando el campeón LGBTQ, el P. James Martín, S.J. llegó a Atlanta, habló en el Santuario y fue recibido por los manifestantes afuera. Si el Papa Francisco quiere que nuestras parroquias sean hospitales de campaña, el Santuario es lo que tenía en mente. Si quiere que sus sacerdotes huelan como su rebaño, Henry Gracz era a quien tenía en mente.
El Padre Henry hizo de “All Are Welcome-Todos son bienvenidos” de Marty Haugen el himno no oficial del Santuario. Un verso comienza:
“Construyamos una casa donde los profetas hablen Y las palabras son fuertes y verdaderas Donde todos los hijos de Dios se atreven a buscar Soñar de nuevo el reino de Dios”.
Cuán diferentes son el Santuario y el mensaje de este himno del Evangelio del Domingo de Laetare, donde la incredulidad, la indignación y la farsa frustran el regocijo. Los fariseos se sienten justamente ofendidos y poco convencidos, mientras que la gente del pueblo se muestra desdeñosa o confundida. Ni siquiera los padres del ciego se alegran de su restauración. En cambio, desvían nerviosamente las preguntas de los fariseos inquisidores con un cauteloso “Pregúntale tú mismo”. La historia termina con el hombre sanado adorando a Jesús, mientras los fariseos, una vez más, son castigados por Nuestro Señor. Es una elección extraña para el domingo de “Alégrate”.
Monseñor Henry Gracz
Esta historia tiene ecos familiares para aquellos de nosotros, católicos LGBTQ+, que hemos sido sanados por hombres como el padre John y el padre Henry. No estábamos ciegos, pero la iglesia y las familias que amábamos nos rechazaban y nos lastimaban. Fuimos llamados pecadores y cosas peores. Al igual que el ciego, a nuestros padres se les culpaba de nuestra inconformidad sexual. Cuando Henry encarnó la acogida radical y la sanación llevada a cabo por Jesús, y llenó una iglesia entera con ello, muchos fueron sanados de su dolor. Mientras tanto, a menudo amigos y familiares se hicieron eco de las preguntas de los fariseos del evangelio de hoy con preguntas como: “¿Cómo puedes ser gay y católico?”A veces le enviaron cartas enojadas al Padre Henry, o nos gritaron en el Desfile del Orgullo, o nunca regresaron después de ver cuán radicalmente acogedor es el Santuario.
El funeral de Henry fue una celebración directa del corazón de Dios. Comenzó con un entusiasta coro de “All Are Welcome”. Hubo lágrimas, carcajadas, suspiros profundos, largos abrazos, viejos amigos y música hermosa. Las ondulantes nubes de incienso del antiguo incensario de latón que un monaguillo transgénero le entregó al amigo cercano de Henry, el cardenal Wilton Gregory, quien presidía la misa. Todos fueron bienvenidos. A través de nuestras lágrimas, todos éramos muy conscientes de ese mensaje, profundamente agradecidos por sentirnos felices y seguros en la iglesia. Nos sentimos por un rato en el Reino de Dios. Así es como se siente el regocijo.
Entonces, les deseo un feliz Domingo Rosa, esperando que tengan, o encuentren, una iglesia hogar que les permita regocijarse en su hermoso ser LGBTQ+. Entonces podrás regocijarte como lo hacemos nosotros en el Santuario de la Inmaculada Concepción, donde nos reunimos y oramos en la casa que construimos “donde los profetas hablan palabras fuertes y verdaderas”. Réquiem in pace, querido Henry, y gracias por hacer de casi todos los domingos un Domingo Rosa.
Para leer el memorial del National Catholic Reporter sobre Mons. Gracz, haga clic aquí.
El Santuario de la Inmaculada Concepción de Atlanta es parte de la lista del New Ways Ministry de parroquias y comunidades religiosas amigables con LGBTQ. Para ver la lista o encontrar una parroquia cerca de usted, haga clic aquí.
Comentarios desactivados en “¡Que el Señor te bendiga, hermana!”, por Isabel Pavón
Porque todos los días son 8 de Marzo…
¡Que el Señor te bendiga, hermana!
¿Lo has oído alguna vez?, seguro que muchas. Verdaderamente estamos bendecidas, muy bendecidas. Determinados hermanos suelen saludarnos con esta frase, añaden una sonrisa, un apretón de manos, un abrazo o un beso y se estancan ahí. A veces, sería mejor que simplemente hicieran un gesto mudo porque, en realidad, no permiten que tengamos dones, o sea, que seamos bendecidas por el Señor. Es absurdo usar este cumplido con nosotras si se está mintiendo, si no nos desean eso bueno que sale por sus bocas. Por un lado te auguran una unión especial con Dios, por otro, te apartan.
La persona que desea que Dios te bendiga debe estar convencida y creer que sus deseos pueden cumplirse, que pueden cambiar tu realidad. No obstante, nos consideran hijas de Dios de segunda o tercera clase y no permitirán que ejerzamos ningún trabajo diferente al doméstico, limpieza. cuidado de niños, etc.
Este saludo es un modo más de tomar el nombre de Dios en vano, algo que tanto se critica en las congregaciones, pero parece que en la salutación esta banalidad se permite.
Etimológicamente, bendecir viene de un verbo compuesto: «bene dicere». Se traduce como «decir bien». He aquí algunas definiciones:
Alabar, engrandecer, ensalzar, decir palabras buenas, hablar bien de otra persona, exaltarla, alabarla, reconocer su valía. Desear la protección divina. Colmar de dones y buenos pronósticos. Desear protección contra los enemigos. Deseo de prosperidad, bienestar. Invocar en favor de alguien la bendición divina.
En el lado opuesto de la bendición están: maldición, imprecación, infortunio, adversidad, desventura.
«Que el Señor te bendiga, hermana», eso nos dicen sin pensar lo que significa y dan ganas de responder: «Sí, hermano, el Señor me bendice tanto como a ti, no tengas duda, pero tú y algunos más, con cierta adversidad, metéis palos en la rueda de las bendiciones divinas para que no se cumplan en nosotras, las mujeres».
Si alguno no sabe bendecir, que aprenda o calle.
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Publicado en Protestante Digital el 8 de mayo de 2015
Es diplomada en Religión, Género y Sexualidad en UCEL/GEMRIP. Escritora y poeta, ha recibido numerosos premios (poesía y relato) tanto España como en el extranjero.
Comentarios desactivados en Cientos de personas forman una “barrera” humana para proteger la escuela Nex Benedict de la protesta de la Iglesia Bautista de Westboro
La protesta de la Iglesia Baptista de Westboro ante el colegio en el que estudiaba Nex Benedict, un adolescente que no confirmaba su género y que murió el mes pasado, fue eclipsada por los miembros de la comunidad LGBTQ+.
Nex Benedict, de 16 años, que según sus amigos era Two Spirit, murió el 8 de febrero tras, al parecer, verse implicado en un altercado físico con otros alumnos en un baño del colegio el día anterior.
La muerte de la adolescente ha atraído la atención nacional y, aunque no se ha confirmado oficialmente la causa de la muerte, las autoridades federales han anunciado que van a abrir una investigación sobre el distrito escolar, que ha sido criticado por no haber buscado presuntamente tratamiento médico para Benedict tras el incidente.
El miércoles 6 de marzo, la Iglesia Bautista de Westboro, un controvertido grupo religioso marginal contrario a la comunidad LGBTQ+, tristemente célebre por sus piquetes en los funerales con pancartas que rezaban “God Hates F*gs” (Dios odia a los maricones), se presentó ante el instituto Owasso de Oklahoma para dar un “sermón público“.
En un comunicado de prensa difundido antes de la manifestación, en el que se utilizaba un término equivocado para referirse a Benedict, el grupo promovía una retórica antitrans e incluso afirmaba que el adolescente era el culpable de su propia muerte. Alrededor de una docena de miembros de la Iglesia aparecieron portando banderas estadounidenses junto a pancartas homófobas y transfóbicas, así como otras que amenazaban con la condenación por desobedecer a Dios.
En declaraciones a los medios de comunicación locales, uno de los miembros, Shirley Phelps-Roper, declaró: “¿Por qué lloran la pérdida? Le dijeron que estaba bien que hiciera lo que estaba haciendo. Si enseñas a tus hijos de alguna manera que está bien desobedecer a Dios, entonces les enseñas que todo el camino hasta el asesinato está bien“.
En respuesta al piquete, más de 400 miembros de la comunidad LGBTQ+ y sus aliados se presentaron para protestar y solidarizarse con los estudiantes homosexuales del centro y de otros lugares.
— Rainbow Youth Project USA (@RainbowYouthUSA) March 6, 2024
Los contramanifestantes ondeaban banderas del Orgullo, sostenían coloridas pancartas en las que se leía “Proteged a los niños trans” y “Se os quiere“, mientras que miembros de la Parasol Patrol -grupo sin ánimo de lucro que protege a niños y jóvenes de los manifestantes- sostenían en alto paraguas arco iris.
El grupo es una “barrera pacífica entre el odio y estos niños“, dijo el cofundador Eli Bazan a NewsChannel 8. “Owasso Oklahoma ya ha sufrido bastante y lo último que necesitan ahora es que Westboro venga aquí a predicar su odio“.
Lance Preston, jefe ejecutivo fundador y director del suicida Rainbow Youth Project, otra organización sin ánimo de lucro que promueve la salud, la seguridad y el bienestar de las personas LGBTQ+, declaró a Los Angeles Blade que “la comunidad se mantuvo fuerte y envió un claro mensaje de que el amor siempre prevalecerá sobre el odio“ y fue un “poderoso testimonio de la resistencia y la compasión de los habitantes de Owasso“.
Preston continuó elogiando el gran número de policías presentes en la protesta. “La rápida y eficaz respuesta a la presencia del grupo Westboro puso de manifiesto la fuerza de la comunidad, que se unió para proteger y elevar a sus jóvenes“, añadió. “Al elegir el amor y la solidaridad en lugar del odio y la división, los residentes de Owasso demostraron su compromiso con la creación de un entorno seguro e inclusivo para todos”.
Comentarios desactivados en La Iglesia ortodoxa griega pide la excomunión de los diputados tras la aprobación del matrimonio igualitario y el arzobispo ortodoxo Serafín de Pireo excomulga a los políticos griegos de su diócesis que votaron a favor.
Metropolitano Serafín del Pireo
La indignación de la Iglesia Ortodoxa Griega por la “demoníaca” decisión del gobierno de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo se ha intensificado, y los prelados han exigido que se tomen medidas punitivas contra los diputados que respaldaron la histórica ley.
Los clérigos han pedido que los “legisladores inmorales” sean expulsados de la Iglesia, y las autoridades eclesiásticas de Corfú han anunciado que se prohibirá a dos diputados locales participar en cualquier rito religioso.
Grecia se convirtió hace unos días en el primer país ortodoxo en aprobar que personas del mismo sexo puedan casarse y adoptar niños.
Fue una de las promesas que hizo en campaña el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis del partido ‘conservador’ Nueva Democracia. Los homólogos del PP en Grecia han sacado adelante esta ley gracias al apoyo en parte de la oposición izquierdista.
La Cámara dio luz verde a este derecho con 176 votos a favor, 76 en contra y dos abstenciones, aprobándose así con holgura la reforma. Apoyaron la medida varios partidos opositores, aunque una parte de los 158 diputados del partido gubernamental, la conservadora Nueva Democracia (ND) -contaban con libertad de voto-, la rechazó, se abstuvo o, directamente, salieron del Parlamento. Parte de sus votantes, asimismo, ha mostrado enfado por la decisión.
Acusando a los diputados de cometer “el más profundo error espiritual y moral” al respaldar el proyecto de ley el 15 de febrero, las autoridades eclesiásticas de Corfú instó a los parlamentarios a arrepentirse. “Para nosotros, estos dos diputados no pueden considerarse miembros activos de la Iglesia“, dijo en un comunicado. “Les exhortamos a arrepentirse de su incorrección”. De no hacerlo, añadió el obispado, los legisladores quedarían automáticamente excluidos del rito cristiano de la comunión y de otros actos eclesiásticos.
El líder espiritual de Grecia, el arzobispo Ieronymos, considerado un moderado en una jerarquía eclesiástica que había calificado el proyecto de ley de “pura maldad“, sugirió que la votación se sometiera a referéndum popular en una nación donde la igualdad matrimonial solo cuenta con el apoyo de una estrecha mayoría en las encuestas y a la que se oponen abiertamente los diputados del partido gobernante Nueva Democracia.
Destacadas figuras eclesiásticas habían argumentado que la ley llevaría a las parejas del mismo sexo a exigir otros derechos y al desmantelamiento de la familia y la sociedad griegas.
El Santo Sínodo, órgano de gobierno de la Iglesia, anunció que la misa del 24 de marzo con motivo del Domingo Ortodoxo, uno de los días más sagrados del calendario ortodoxo oriental, no se celebraría, como es tradición, en la catedral de la capital, sino en una iglesia más pequeña a la que la presidenta, Katerina Sakellaropoulou, no había sido invitada.
Ieronymos y otros miembros del sínodo también dejaron claro que declinarían la invitación del presidente a una comida, a la que suelen asistir los líderes seculares y espirituales del país, ese mismo día.
Un clérigo confió que el arzobispo se había sentido “afligido” por la noticia de que Sakellaropoulou había asistido a una cena de celebración con funcionarios del gobierno tras la votación en un restaurante propiedad de un miembro de la comunidad LGTBQ+.
En una carta abierta al obispo Ambrosios se pedía la excomunión de Mitsotakis y de los diputados que apoyaban la legislación: “Nuestra Iglesia ortodoxa está bajo asedio… Debería convocarse una revolución contra todos aquellos que diluyen la ley de Dios. El protagonista de este crimen moral, el primer ministro de Grecia y los 175 diputados del Parlamento griego, deberían ser excomulgados”.
Ante estos hechos, el influyente Metropolitano Serafín del Pireo ha decidido intervenir y excomulgar a los políticos de su diócesis que votaron a favor de esta medida.
Los medios griegos confirman que el Sínodo Extraordinario de Sacerdotes reunido esta semana en la diócesis de El Pireo para tratar el tema «Afrontar las consecuencias de la aprobación de la ley sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo» decidió suspender la comunión a los diputados que votaron a favor de la ley sobre el matrimonio igualitario.
Para esta diócesis ortodoxa, «la aprobación de la ley antes mencionada por nuestro Parlamento Nacional altera y pervierte la antropología y fisiología de la Creación de Dios, intenta blasfemamente anular la Ley divina, que nos es entregada impresa a través del Antiguo y Nuevo Testamento, a instancias de la agenda ‘woke’ y se opone apasionadamente al marco canónico de la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica, que le fue dado por el Espíritu Santo. En consecuencia, quienes legislaron como bien jurídico la subversión de la ontología y la fisiología humanas e institucionalizaron la inmoralidad antinatural, que priva al hombre de la posibilidad de la comunión con Dios», se lee en el comunicado.
Por esta razón, Serafín del Pireo comunica que se decidió «romper la comunión con aquellos que votaron en contra de la Ley divina, es decir, ser puestos fuera de la Iglesia, no recibir ninguna invitación a participar en los eventos de la parroquia – al menos hasta el momento de su arrepentimiento práctico».
Comentarios desactivados en Alize Díaz: Una mujer trans asesinada en Chiapas (México)
En el marco del Día Internacional de la Mujer este 8 de marzo, Alize Díaz, una mujer trans, fue asesinada en Tapachula, según informó la organización feminista 50 + 1 – Chiapas.
De acuerdo con la agrupación, Alize fue víctima de odio por su identidad de género y solicitó que el caso se investigue conforme al protocolo del delito de feminicidio.
Alize fue sacada del bar El Palomar y golpeada, según contaron testigos. Los golpes le causaron una hemorragia, le quitaron la blusa y la asfixiaron “para finalmente ultimarla de dos disparos de arma de fuego”.
Sus amigas exigieron justicia y castigo a los responsables de este crimen de odio y solicitaron urgentemente una investigación exhaustiva a la Fiscalía del Estado Chiapas por el transfeminicidio de su compañera , a la que dijeron, lo único que hacía era trabajar dignamente.
Alize Díaz era originaria del municipio de Santo Domingo Tehuantepec, Oaxaca y emigró al estado de Chiapas para mejorar sus condiciones de vida.
⭕#Soconusco | Alize Díaz, una mujer trans de 26 años, fue brutalmente asesinada después de ser sacada de un bar en #Tapachula, según denuncias de colectivas feministas. Trabajaba en el bar y fue hallada a pocos metros del lugar, asfixiada con su blusa y con al menos dos disparos pic.twitter.com/5DePXWd1sn
Joseline Sosa, activista y defensora de los derechos de la comunidad muxe y trans en Tehuantepec, Oaxaca condenó este crimen de odio y dijo que suman 21 transfeminicidios a nivel nacional. “Alize tenía el camino por delante, era muy amable, sonriente y trabajadora, ahora la mataron y eso es injusto, exigimos justicia, y que estos crímenes de odio por nuestra preferencia sexual se castiguen y se detengan”, enfatizó.
Alex Orozco, actriz muxe y amiga de Alize, lamentó su crimen y exigió a las instancias de justicia aclarar qué fue lo que le pasó a su amiga. En sus redes sociales comentó: “Exigimos a la fiscalía de Tapachula que pasó con el asesinato de Alize Diaz y dejen de cubrir como la mataron ¿Cuántas más?”.
Por su parte, Sofia Guandulain, recién nombrada por segunda vez comisionada en Oaxaca de la diversidad sexual por la Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos enfatizó que no es posible que los crímenes de odio continúen y no se actúe para detenerlos.
Sofia dijo que es una responsabilidad muy grande su nombramiento pues cada vez hay másdiscriminación y odio contra las personas de la diversidad sexual. “Más de un millón de personas se han declarado ser de la diversidad sexual, pero eso no nos preocupa, si no lo que nos ocupa es qué hay todavía racismo, discriminación y violencia por ejercer una libre sexualidad, y eso es lo que nos adolece porque vemos que los crímenes de odio están aumentando”, recalcó.
El cuerpo de Alize será velado en Tehuantepec y se esperaba que este mismo 8 de marzo fuera sepultada en su natal Tehuantepec, Oaxaca.
Rosemberg López Samayoa, presidente de la organización Una Mano Amiga en la Lucha Contra El Sida en Tapachula, denunció el asesinato en un comunicado. López Samayoa exigió a la Fiscalía General del Estado (FGE) de Chiapas que indague el hecho como un transfeminicidio ante el ambiente de odio que hay en el país y el tipo de agresiones. “Hoy levantamos la voz exigiendo justicia por Alize, pero seguimos levantando la voz y exigiendo justicia por todos los asesinatos y crímenes de odio hacia la población LGBTI+, no más crímenes y no más violencia”, manifestó.
El hecho ocurre en medio de una ola de violencia contra las personas trans en México, donde la organización Jauría Trans ha contabilizado al menos 11 transfeminicidios en lo que va de 2024. “Denunciamos este horrendo y violento transfeminicidio en Tapachula, Chiapas. Exigimos justicia para Alize Díaz”, expuso la asociación en sus redes sociales. Mientras que Una Mano Amiga en la Lucha Contra El Sida apuntó que la cifra podría superar los 20 asesinatos, pues los medios y las autoridades no siempre respetan la identidad de género de las víctimas.
A pesar de los avances legales, con cerca de 20 estados que han legislado el derecho a la identidad de género, México es el segundo país de Latinoamérica con más violencia por homofobia y transfobia, después de Brasil, según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT de la Fundación Arcoíris
Con el caso de Alize, según datos recabados por la activista Kenya Cuevas de Casa de las muñecas Tiresias A.C, estarían siendo 21 mujeres trans asesinadas en el país.
La Red por los mismos Derechos y con los mismos nombres condenó los discursos de odio que recientemente “actores y líderes de opinión han vertido contra nuestro sector históricamente vulnerabilizado”, a los medios de comunicación.
Les pidió referirse a las víctimas con respeto a su identidad y expresión de género para no revictimizar.
Comentarios desactivados en Jesús, la luz que salva al mundo…
“Acuérdate de Jesucristo,
resucitado de entre los muertos…
(Me acuerdo muy bien de El.
A todas horas.
Me acuerdo de El, buscándolo;
sintiéndome buscado por sus ojos gloriosamente humanos).
“En él, nuestras penas…”
(La soledad innata, donde crezco
como un tallo de menta.
El complejo indecible que me envuelve
las raíces del alma más profundas,
abiertas sólo a Dios, como al océano…
La durísima cruz de esta esperanza
donde cuelgo seguro y desgarrado.
La infinita ternura que me abrasa
como un viejo rescoldo
de montañas nativas.
La impaciencia sin citas y sin puertos…
“En El, nuestra Paz…”
(La Paz pedida siempre.
La Paz nunca lograda.
La extraña Paz divina que me lleva
como un barco crujiente y jubiloso.
La Paz que doy, sangrándome de ella,
como una densa leche).
«¡En El, la Esperanza, y en El la Salvación!”
(…Y entretanto celebro su Memoria,
a noche abierta, cada día…).
*
Pedro Casaldáliga Clamor elemental
Editorial Sígueme, Salamanca 1971
***
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
“Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él…
… Habiendo venido la luz al mundo, los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace el mal, aborrece la luz y no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran. En cambio, el que obra el bien conforme a la verdad, se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios”.
*
(Juan 3,14-21)
Jesús vino ciertamente para padecer, pero su ideal no es la cruz, sino la obediencia, ese modo de vivir la relación con su Padre, testimoniarlo hasta el fondo, sin echarse atrás ante la dificultad ni ante el interrogante más dramático de su vida. El ideal de Jesús es único: la obediencia, una obediencia que no acaba en la muerte, porque quien muere de ese modo sólo puede concluir en la resurrección. La obediencia tiene como contenido el don de sí mismo por nosotros, la donación de Jesús a nosotros. El ideal de Jesús no es el dolor.
¿La cruz de Jesús es una palabra dirigida al dolor humano que, queriendo realizar el ideal del bien, de la justicia, de la virtud, encuentra y padece contradicción? ¿O es también una palabra para el dolor humano en todas sus facetas, para el dolor que nos viene sin buscarlo, sin quererlo, el dolor repentino, el dolor que parece llegar de modo absurdo? La respuesta es única: la cruz del Señor es una palabra para todo el dolor humano. El cristiano no dice: padecemos el dolor, Jesús también lo padeció. Ha aprendido, más bien, a razonar de otro modo. Ha aprendido que la cruz de Jesús es precisamente su dolor, el nombre que se debe dar también al dolor humano. El cristiano mira al crucifijo, ve el dolor de Jesús y dice: este dolor es una palabra para el dolor del hombre, que no puede tener otro nombre que el nombre de la cruz. Si redujésemos la cruz de Jesús a un caso particular de dolor del mundo, no cambiaría nada. Dar un nombre significa la posibilidad de encontrar un sentido. Vivir tiene significado si lleva consigo dolor. La resurrección de Cristo me lo recuerda en cuanto es el éxito de un padecer y morir que no ha puesto en tela de juicio el sentido de la vida.
Esta es la pretensión del cristiano frente al dolor, que él llama cruz: la pretensión de que esta realidad, tan difícil y misteriosa, tenga una posibilidad de sentido .
*
G. Moioli, La parola della croce, Viboldone 1987, 51-54, passim.
Comentarios desactivados en “Mirar al crucificado”. 4 Cuaresma – B (Juan 3,14-21)
El evangelista Juan nos habla de un extraño encuentro de Jesús con un importante fariseo, llamado Nicodemo. Según el relato, es Nicodemo quien toma la iniciativa y va a donde Jesús «de noche». Intuye que Jesús es «un hombre venido de Dios», pero se mueve entre tinieblas. Jesús lo irá conduciendo hacia la luz.
Nicodemo representa en el relato a todo aquel que busca sinceramente encontrarse con Jesús. Por eso, en cierto momento, Nicodemo desaparece de escena y Jesús prosigue su discurso para terminar con una invitación general a no vivir en tinieblas, sino a buscar la luz.
Según Jesús, la luz que lo puede iluminar todo está en el Crucificado. La afirmación es atrevida: «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna». ¿Podemos ver y sentir el amor de Dios en ese hombre torturado en la cruz?
Acostumbrados desde niños a ver la cruz por todas partes, no hemos aprendido a mirar el rostro del Crucificado con fe y con amor. Nuestra mirada distraída no es capaz de descubrir en ese rostro la luz que podría iluminar nuestra vida en los momentos más duros y difíciles. Sin embargo, Jesús nos está mandando desde la cruz señales de vida y de amor.
En esos brazos extendidos, que no pueden ya abrazar a los niños, y en esas manos clavadas, que no pueden acariciar a los leprosos ni bendecir a los enfermos, está Dios con sus brazos abiertos para acoger, abrazar y sostener nuestras pobres vidas, rotas por tantos sufrimientos.
Desde ese rostro apagado por la muerte, desde esos ojos que ya no pueden mirar con ternura a pecadores y prostitutas, desde esa boca que no puede gritar su indignación por las víctimas de tantos abusos e injusticias, Dios nos está revelando su «amor loco» por la humanidad.
«Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él». Podemos acoger a ese Dios y lo podemos rechazar. Nadie nos fuerza. Somos nosotros los que hemos de decidir. Pero «la Luz ya ha venido al mundo». ¿Por qué tantas veces rechazamos la luz que nos viene del Crucificado?
Él podría poner luz en la vida más desgraciada y fracasada, pero «el que obra mal… no se acerca a la luz para no verse acusado por sus obras». Cuando vivimos de manera poco digna, evitamos la luz, porque nos sentimos mal ante Dios. No queremos mirar al Crucificado. Por el contrario, «el que realiza la verdad se acerca a la luz». No huye a la oscuridad. No tiene nada que ocultar. Busca con su mirada al Crucificado. Él lo hace vivir en la luz.
Comentarios desactivados en “Dios mandó su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él”. Domingo 10 de marzo de 2024. Domingo cuarto de Cuaresma
Leído en Koinonia:
2 Crónicas 36,14-16.19-23: La ira y la misericordia del Señor se manifiestan en la deportación y en la liberación del pueblo. Salmo responsorial: 136: Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti. Efesios 2,4-10: Estando muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo Juan 3,14-21: Dios mandó su Hijo al mundo para que el mundo se salve por él.
Jn 3,14-21 corresponde a la respuesta que Jesús da a Nicodemo cuando pregunta «¿cómo puede ser eso?», refiriéndose al nuevo nacimiento en el Espíritu. Es también la segunda y última parte del diálogo de Jesús con este “jefe” de los fariseos de Jerusalén.
Nicodemo, cuyo nombre significa “el que vence al pueblo”, aparece varias veces en el evangelio de Juan (3,1-21; 7,50-52; 19,39). No es un cualquiera. Por su filiación religiosa es un fariseo, es decir, un rígido observante de la Ley, considerada como la expresión suprema e indiscutible de la voluntad de Dios para el ser humano. Es el primer rasgo que señala Juan antes del nombre mismo. Nicodemo se define como hombre de la Ley antes que por su misma persona. Juan añade otra precisión sobre el personaje: en la sociedad judía es un “jefe” título que se le aplica particularmente a los miembros del Gran Consejo o Sanedrín, órgano de gobierno de la nación (11,47). En éste, el grupo de los letrados fariseos era el más influyente y dominaba por el miedo a los demás miembros del Consejo (12,42).
Nicodemo habla en plural (3,2: sabemos). Es, pues, una figura representativa. La escena va a describir un diálogo de Jesús con representantes del poder y de la Ley. Nicodemo llama a Jesús “Rabbí” (3,2), término usado comúnmente para los letrados o doctores de la Ley que mostraban al pueblo el camino de Dios. Así es como este fariseo adicto ferviente de la Ley, ve a Jesús. Es extraño, porque hasta el momento, Jesús no ha dado pie para semejante interpretación de su persona. En realidad, Nicodemo está proyectando sobre Jesús la idea farisea de Mesías-maestro, avalado por Dios para interpretar la Ley e instaurar el reinado de Dios enseñando al pueblo la perfecta observancia de la Ley de Moisés. Está lejos de comprender el cambio radical que propone Jesús. Para los fariseos, en la Ley está el porvenir de Israel; para Jesús, el nacimiento en el Espíritu abre el reino de Dios al porvenir humano. El ser humano no puede obtener plenitud y vida por la observancia de una Ley, sino por la capacidad de amar que completa su ser. Sólo con personas dispuestas a entregarse hasta el fin puede construirse la sociedad verdaderamente justa, humana y humanizadora. La Ley no elimina las raíces de la injusticia. Por eso, una sociedad basada sobre la Ley, no sobre el amor, nunca deja de ser opresora, codiciosa, injusta.
La segunda parte del diálogo de Jesús con Nicodemo se centra en el que “bajó del cielo”, sin dejar de ser “del cielo”, “para que todo el que crea tenga vida eterna”. La reflexión de Jesús resalta la relación que hay entre creer y vivir en las obras de la vida eterna, es decir, en el Reino de Dios. “Bajar del cielo” y ser “levantado” es un asunto de amor de Dios. Veamos los énfasis teológicos propuestos por el discurso:
Frente a la centralidad farisaica de la Ley, el evangelio de Juan propone la dinámica liberadora de la fe en Jesús “levantado” (levantado en la cruz, crucificado), como la serpiente que Moisés levantó en el desierto. Creer es la respuesta al inmenso amor de Dios. Es la reciprocidad del amor. Creer no es un concepto, o una doctrina; es un acto de amor, por el que adviene el Reino de Dios. El juicio sobre la humanidad tiene como criterio la fe, como acto de amor recíproco. Nuevamente llegamos a la insistencia de Juan: una humanidad justa y feliz sólo es posible sobre el amor, no sobre la Ley. Ésa es la fe que proclama Juan.
Pablo, después de agradecer el don de la fe (Ef 1,3-14), contrasta y contrapone dos tiempos: el de la muerte y el de la resurrección. El tiempo de la muerte (Ef 2,1-3) corresponde a “delitos y pecados” según el “proceder de este mundo” bajo la dominación de Satanás. Es tiempo de esclavitud e infrahumanidad. De ese tiempo Dios rescata tanto a judíos como a gentiles, por ser “rico en misericordia”, vivificándolos “juntamente con Cristo”, por su resurrección. Sólo la gracia mediante el don de la fe puede “explicar” tal sobreabundancia de amor divino. El tiempo de la resurrección es tiempo de “nueva creación” en Cristo Jesús, lo que se expresa en las “buenas obras” practicadas por quienes han sido vivificadas y vivificados. No es de extrañar que la “medida” de las buenas obras sea como la medida de Dios: el amor. El tiempo de la resurrección es el tiempo de afirmación de la vida en el amor. Para la fe cristiana, la muerte (la esclavitud) no tiene la última palabra. Vivir a plenitud como nuevas criaturas el tiempo de la resurrección es el llamado que Pablo hace a lo largo de esta carta a la Iglesia nacida entre la gentilidad. Leer más…
Comentarios desactivados en 10.3.24 No juzguéis. No mandó Dios a su Hijo para juzgar el mundo, sino para a salvarlo (Dom 4 cuaresma)
Del blog de Xabier Pikaza:
Algunos apelan al juicio de Dios para imponer su poder sobre el mundo. Pero Jesús se opuso a esa visión y hay quiere que su iglesia sea portadora de salvación, no de juicio y condena, como ha recordado Francisco, comentando el evangelio de este domingo (Jn 3, 14-219), con el mensaje central del Sermón de la Montaña: Lc 6, 37-38 y Mt 7, 1-2).
| Xabier Pikaza
Texto. Juan 3,14-21
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: “Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.”
Temas de fondo
Este pasaje del sermón de la cena de Juan, unido al del monte/llanura de Mt y Lc, es el centro de la Biblia y de la vida de la Iglesia. Sólo desde aquí se puede hablar de cristianismo, en contra de lo que pregonan (incluso en los medios de Iglesia algunos pretendidos cristianos):
Tema bíblico. Cierta iglesia, entendida como poder religioso, va en contra del mensaje de la Biblia, que interpreta el “juicio de Dios” como ex-ousia (principio creador de salvación/liberación: Mt 28, 16-20), y no como como control judicial sobre los hombres
Tema eclesial: Madre-maestra (Juan XXII). Cierta iglesia ha tendido a convertir su ex-ousia (autoridad de salvación) en poder (kratos), de dominio sobre el mundo pasando de los Doce Tronos para juzgar/imponerse sobre las doce Tribus al Israel… al Trono-Primado de jurisdicción de la cátedra romana sobre todas las iglesias y los pueblos (reforma gregoriana, siglo XI.
Tema de conocimiento, razón helenista. Cierta iglesia ha tomado como propio un estilo de conocimiento/verdad en forme de poder/dominio, como razón instrumental: Aprehender, juzgar, razonas (aprehender → razonar → juzgar). juicio, razonamiento
Tema de orden social, justicia romana: Cierta iglesia ha interpretado el Evangelio en clave de derecho “imperial” (no está el derecho para evangelio, sino el evangelio para el derecho). En esa línea ha inventado el “sacramento del orden” (órdenes de derecho romano) por encima del bautismo/renacimiento y de la eucaristía (comida compartida).
Tema político moderno: tres poderes (legislativo → ejecutivo → judicial), con retroalimentación entre los tres… Esos “poderes” no son ex-ousia o principio de ser, sino Kratos, principio de imposición. Se concibe al hombre como viviente que ha de ser domado/domesticado por la ley (¿al servicio del Estado, del Dinero: de un Dios que Leviatan/Behemot, según Hobbes)
Tema de acción apostólica, movimientos de “militantes” de la Acción Católica especializada de principios del siglo XX. Esquema de ver, jugar, actuar(¿prueba, fracaso, éxito?), con sus valores y riesgos.
Meta-noia: Nuevo conocimiento, acción más alta (Mc 1, 13-14). En la línea de Pablo, el evangelio de Marcos interpreta el mensaje-vida de Jesús como meta-noia(supra-gnosis, supra conocimiento), que se condensa, conforme al Discurso del Areópago de Atenas en forma de “resurrección”. La crisis o cambio (la gran crítica cristiana, no la kantiana) es la resurrección de los muertos, como dice Hch 17, 31). Dios juzga “resucitando”.
Una experiencia de Dios en Cristo: por encima del ver-juzgar-actuar, del racionalismo helenista y de derecho imperial romano, está la contemplación de la realidad, en forma de amor mutuo y perdón. Sólo a partir de ese amor/perdón (que es superación de la ley/talión, y de la imposición sobre los demás), puede entenderse la iglesia como experiencia del Dios que no juzga (supera el plano del juicio), sino que ofrece acogida, perdón y muerte a favor de los demás, en clave de resurrección.
Juicio final: Dios vendrá (=está viniendo) a juzgar (=salvar) a vivos y muertos. No juzga con razonamiento helenista, ni con derecho romano, sino conforme a su identidad “evangélica”, anunciada por los profetas y revelada en Cristo.
Juicio actual de la Iglesia: No juzguéis (en sentido racional, imperial), sino en el amor de Dios: amar a los enemigos, poned la otra mejilla, regalad en amor vuestra vida, para así dar vida a los otros y resucitad vosotros mismos.
En un mundo que centrándose a través de su “propio juicio” (en una ley de poder, que el fondo es ley de muerte, Kratos), corre el riesgo de destruirse a sí mismo. Es mejor una ley que otra…, pero cerrada en sí misma, la ley desemboca en la lucha de todos contra todos, es decir, en la muerte. Ése es el evangelio de la iglesia, testimoniado por los sinópticos, por Pablo y por Juan. Ésta es la esencia de la iglesia.
COMENTARIO
No ha mandado Dios a su Hijo a juzgar, no juzguéis (Lc 6, 37-38; Mt 7,1-2).
— Esta palabra no traza objetos ni casos concretos de superación del juicio, sino que promulga un principio superior de vida y comunión, entendido en forma universal. Parte de la iglesia posterior no ha tomado en sentido radical este principio: Ha multiplicado juicios y condenas para mantenerse verdad.
— Esta palabra (con la anterior que dice no juréis) nos lleva más allá de las divisiones y juicios eclesiales, en una línea que ha sido retomada en otro nivel por la cábala judía, que sitúa a Dios también más allá de los juicios e imposiciones de los hombres. Solo un hombre como Jesús, con clara conciencia de Reino, asumiendo y desbordando la herencia israelita, en clave de gracia y no de ley, ha podido formular ésta palabra, como norma básica de vida de vida de los hombres en Dios.
No juzguéis y no seréis juzgados: Lc 6, 37-38; Mt 7,1-2. La comunión de Jesús se destruye allí donde unos juzgan a otros, o donde la estructura de conjunto juzga y somete a todos. El juicio pertenece al orden racional de una vida que se construye y define a sí misma, pero Dios se sitúa en un plano de gratuidad superior, más allá de razones y juicios humanos:
Lucas: 6, 37 No juzguéis y no seréis juzgados. No condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. 38 Dad y se os dará, una medida buena, apretada, remecida, rebosando.
Mateo: 7,1 No juzguéis, para que no seáis juzgados, 2porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con que midáis seréis medidos.
Lucas introduce la exigencia de no juzgar al fin del sermón de la llanura (6, 16-49), tras las bienaventuranzas, los ayes (6, 20-26) y el amor al enemigo (6, 27-36). Mateo la sitúa hacia el final del sermón de la montaña, sin incluir las aplicaciones de Lc 6, 37b-38 (no condenar, perdonar, dar), ni las parábolas de la «razón teológica» (del ciego y del discípulo: Lc 6, 39-40), formuladas posiblemente por el redactor del evangelio para interpretar el motivo del no juicio de su iglesia [1].
La palabra base de Mt 7, 1 y Lc 6, 37a (no juzguéis, para no ser [y no seréis] juzgados) es una sentencia apodíctica o axioma, que define a Dios y modela el sentido de la iglesia como experiencia de gratuidad originaria. No es sentencia de ley, sino supra-ley, voz que nos llega de Dios), viniendo, al mismo tiempo, de la profundidad del ser humano arraigado en con Dios. Cuatro son, a mi entender, sus notas principales [2]:
– Ésta es una afirmación universal y ha de entenderse desde la gracia de Dios y la invitación de amar al enemigo. Más allá de la ley, allí donde se descubre inmerso en Dios-Gracia, el hombre puede actuar igual que Dios, sin exigir ni pedir nada, sin juzgar por nada.
– Esta palabra retoma el primer mandato de Gen 2, 7:No comerás…; no te apoderes para ti de nada, tu vida es don y gracia (Gen 2, 17). El precepto dice que no podemos fundar nuestra vida en algo que tengamos o que hagamos. Hemos brotado y somos en un Dios que nos ha dado la vida como gracia y en ella nos mantiene, de forma que que podamos vivir de un modo gratuito, unos para otros [3].
Esta palabra (no juzguéis) no puede probarse (si se probara debería integrarse en un sistema legal expresado en forma de talión), sino que deriva de la experiencia original del Dios creador, que es “gracia universal de Vida”. No puede probarse ni postularse, pero puede y debe razonarse “a posteriori”, como suponen Lc 6, 38b-40 y Mt 7, 2: con el juicio con que juzguéis seréis juzgados.
La fe en el Dios creador nos sitúa ante el misterio de su gracia, más allá de todo juicio y castigo. Según eso, el juicio no forma parte originaria de la creación, no proviene de Dios, sino que surge y se despliega allí donde nosotros lo formulamos y aplicamos en forma de talión. Sólo superando la trama de acción y sanción, impulso y respuesta, bien y mal, descubriendo nuestra vida como puro don, en inmersión de amor, podemos hablar de Dios y contemplar (descubrir/desplegar) la vida como gracia, por encima de todo juicio que pueda separarnos del amor de Dios. Leer más…
Existe una clara relación entre las tres lecturas de este domingo: el amor de Dios. En la primera, provoca la liberación de los judíos desterrados en Babilonia. En la segunda afirma Pablo: “Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó…” En el evangelio, Juan escribe la famosa frase: “De tal manera amó Dios al mundo que le entregó a su hijo único”. Si leemos los textos más tranquilamente, advertimos algo más profundo: ese amor se manifiesta perdonando en distintas circunstancias y por diversos motivos. Al mismo tiempo, requiere una respuesta de parte nuestra. Es preferible leer los textos en el orden cronológico en que fueron escritos. Por eso dejo para el final la carta a los Efesios.
Perdón para los judíos basado en la fidelidad a la palabra dada. ¿Encontrará respuesta? (2 Crónicas 36, 14-16. 19-23)
En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los gentiles, y mancharon la casa del Señor, que él se había construido en Jerusalén. El Señor, Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su morada. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira del Señor contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio. Los caldeos incendiaron la casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a los que escaparon de la espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos hasta la llegada del reino de los persas; para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta jeremías: «Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los setenta años.»
En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra del Señor, por boca de jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino: «Así habla Ciro, rey de Persia: “El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él, y suba!”»
La primera lectura resume la cuarta etapa de la Historia de la salvación. Nos traslada a Babilonia, donde los judíos llevan medio siglo deportados (586-539 a.C.). La ciudad cae en manos de Ciro, rey de Persia, y Dios lo mueve a liberarlos. Para justificar el medio siglo de esclavitud, la lectura comienza hablando del pecado de los israelitas, que no se limita a un hecho concreto, se prolonga en una larga historia. A la idolatría e infidelidades del comienzo respondió Dios con paciencia, enviando a sus mensajeros para invitarlos a la conversión. Pero los judíos los despreciaron y se burlaron de ellos. Entonces, la compasión de Dios dio paso a la ira, y los babilonios incendiaron el templo, arrasaron las murallas de Jerusalén, deportaron a la población. Años más tarde, la actitud de Dios cambia de nuevo y mueve a Ciro de Persia a liberar a los judíos. ¿A qué se debe este cambio? De acuerdo con la mentalidad más difundida en el Antiguo Testamento, el pueblo, tras sufrir el castigo, se convierte y Dios lo perdona. Igual que el niño que hace algo malo: su madre le riñe, pide perdón, la madre lo perdona. Sin embargo, en esta primera lectura no aparece la idea del arrepentimiento del pueblo. El único motivo por el que Dios perdona y mueve a Ciro a liberar al pueblo es por ser fiel a lo que había prometido. Volviendo al ejemplo de la madre, como si ella le hubiera dicho al niño: “Hagas lo que hagas, terminaré perdonándote”. Y lo perdona, sin que el niño se arrepienta, para cumplir su palabra. ¿Cómo reaccionan los judíos ante la noticia? El texto no lo dice, pero lo sabemos: unos pocos volvieron a Judá, arriesgándolo todo, sin saber lo que iban a encontrar; otros prefirieron quedarse en Babilonia. (¿Cuántos afroamericanos estarían dispuestos a volver de Estados Unidos a los países de origen de sus antepasados?)
Perdón universal basado en el amor, que puede ser aceptado o rechazado (evangelio)
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
̶ Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.»
El evangelio enfoca el tema del amor y perdón de Dios de forma universal. No habla del amor de Dios al pueblo de Israel, sino de su amor a todo el mundo. Pero un amor que no le resulta fácil ni cómodo, en contra de lo que cabría imaginar: le cuesta la muerte de su propio hijo. Además, el evangelio subraya mucho la respuesta humana: ese perdón hay que aceptarlo mediante la fe, reconociendo a Jesús como Hijo de Dios y salvador. Esto lo hemos dicho y oído infinidad de veces, pero quizá no hemos captado que implica un gran acto de humildad, porque obliga a reconocer tres cosas:
que soy pecador, algo que nunca resulta agradable;
que no puedo salvarme a mí mismo, cosa que choca con nuestro orgullo;
que es otro, Jesús, quien me salva; alguien que vivió hace veinte siglos, condenado a muerte por las autoridades políticas y religiosas de su tiempo, y del que muchos piensan hoy día que sólo fue una buena persona o un gran profeta.
Usando la metáfora del evangelio, es como si un potente foco de luz cayese sobre nosotros poniendo al descubierto nuestra debilidad e impotencia. No todos están dispuestos a este triple acto de humildad. Prefieren escapar del foco, mantenerse a oscuras, engañándose a sí mismos como el avestruz que esconde la cabeza en tierra. Pero otros prefieren acudir a la luz, buscando en ella la salvación y un sentido a su vida.
Perdón para los paganos basado en la compasión. Respuesta: fe y buenas obras (carta a los Efesios, 2,4-10)
Hermanos:
Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo -por pura gracia estáis salvados-, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Pues somos obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos.
La salvación universal de la que habla el evangelio la concreta la carta a los Efesios en una comunidad concreta de origen pagano: la de la ciudad de Éfeso (situada en la actual Turquía). Antes de convertirse, estaban muertos por los pecados, con un agravante: Dios no les había hecho ninguna promesa de salvación, como a los judíos deportados en Babilonia. Sin embargo, los perdona. ¿Por qué motivo? Porque es “rico en misericordia”, “por el gran amor con que nos amó”, “por pura gracia”. Esto es lo que san Pablo llama en otro contexto “el misterio que Dios tuvo escondido durante siglos”: que también los paganos son hijos suyos, tan hijos como los israelitas. Esta prueba del amor de Dios espera una respuesta, que se concreta en la fe y en la práctica de las buenas obras.
Reflexión final
En el contexto de la cuaresma, que se presta a subrayar el aspecto del pecado y del castigo, la liturgia nos recuerda una vez más que nuestra fe se basa en una “buena noticia” (evangelio), la buena noticia del amor de Dios. Nosotros, que somos los herederos de los efesios, de los corintios, de los tesalonicenses, debemos reconocer, como ellos, que todo es don de Dios y no mérito nuestro, y que debemos responder con fe y dedicándonos “a las buenas obras” que él nos ha asignado.
¿Cuántas veces leemos en la prensa titulares sacados de contexto y terminamos malinterpretando las noticias? O en lugar de malinterpretarlas no las entendemos y acabamos perdiendo cualquier atisbo de interés.
Reconozcamos que, en ocasiones, eso mismo nos ocurre con el evangelio y llegamos a la conclusión de que no entendemos a Jesús.
Fijándonos solo en esta cita nos encontramos con unas palabras de Jesús, vamos a ubicarlas en su contexto. Jesús lleva un tiempo en Jerusalén, le acabamos de ver (el domingo pasado) echando del templo a los mercaderes, continúa enseñando y curando. Una noche, Nicodemo, un judío importante, va en su busca y entablan una conversación de la que hoy somos partícipes, pero no de todo el diálogo, solo de una parte.
Escuchamos a Jesús hablar de varias cosas: de Moisés y la serpiente de bronce, de que Dios entregó a su Hijo único, de no perecer, de condena, luz y tinieblas.
Ahora contemplemos a Nicodemo y pongámonos junto a él, junto a este fariseo y como tal, defensor de la ley. A pesar de estar en plena noche, nos ponemos en camino, en busca de Jesús, de la luz. Reconocemos que viene de Dios, creemos en él. Y entonces lo que escuchamos ahora, desde esta situación, son palabras de amor y vida eterna.
El ser humano quiere, con esas connotaciones de poseer, de interés, de “segundas intenciones”que este verbo puede tener. Pero Dios nos ama, porque sí, sin un motivo en concreto. Y porque nos ama, nos da vida eterna; y eterna es mucha más vida de la que podamos imaginar. Vida de la gozamos hoy, y además, VIDA ante Dios cara a cara de la que gozaremos cuando Él quiera.
Comentarios desactivados en No esperes que alguien venga a salvarte.
DOMINGO 4º DE CUARESMA (B)
Jn 3,14-21
Estamos en el c. III. Este evangelio es un esquema teológico. Cada capítulo tiene identidad por sí mismo, aunque éste es el que menos unidad interna muestra. El punto de partida es el diálogo con Nicodemo: “te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios”. Nicodemo: eso es imposible. Jesús insiste: “El que no nazca del agua y del espíritu no puede entrar en el Reino de Dios; lo que nace de la carne es carne, lo que nace del espíritu es espíritu”. ¿Cómo puede ser eso?
El domingo pasado, Jesús criticó el culto idolátrico del templo. Hoy arremete contra la manera de interpretar la Ley que tienen los fariseos. En ambos casos se trata de instituciones antiguas vacías de contenido que hay que sustituir. No se trata de una nueva interpretación, (es lo que busca Nicodemo) sino de algo completamente distinto: hay que nacer de nuevo. No debemos pensar en discursos pronunciados por Jesús. Juan pone en boca de Jesús una cristología muy avanzada de finales del s. I.
Lo mismo que Moisés levantó la serpiente. Lo que hizo Moisés es recordar al dios egipcio Ranenutet (representado por la serpiente). Dios le manda construir la imagen de otro dios. Es necesario saber que el dios egipcio era a la vez veneno y antídoto; muerte y vida; opresión y salvación. Jesús crucificado representa a la vez, muerte y vida, humillación y exaltación. Al decir “levantado” va más allá de una alusión a la serpiente. La cruz es manifestación de la lealtad de Dios. Es la exaltación de Jesús.
Para que todo el que lo haga objeto de su adhesión (crea) tenga Vida definitiva. “Vida definitiva” denota la calidad de vida propia del estadio definitivo. Traducir por “eterna” empobrece el significado, por insistir solo en la duración y no en la calidad. El resultado de ser levantado en alto es plenitud de Vida. El Espíritu que nos comunicará será la fuente de verdadera Vida para todos los que le acepten.
Demostró Dios su amor al mundo. El amor se hizo visible en un acto. No se dirige solo a los cristianos, sino al mundo. Jesús es el don de Dios a la humanidad. “Dar a su Hijo” no se refiere sólo a la encarnación, sino a la crucifixión. Para Juan, Jesús es enviado al mundo. Para los sinópticos, a Israel. La salvación destinada a todos. No solo al pueblo elegido, sino a todas las naciones. Se acabaron los privilegios. La Vida del Espíritu es para todos. A finales del s. I. el cristianismo era ya religión universal.
El que le presta adhesión no tendrá sentencia; el que se la niega, ya tiene la sentencia. No hay lugar para la indiferencia. La sentencia, negativa o positiva, no es consecuencia de un acto de Dios. Es el resultado de una actitud por parte del hombre. Si comprendiéramos bien este versículo, cambiaría todo el modo de entender la moral. Desde la visión farisaica, Dios juzgaba a los hombres después de ver sus acciones. Si eran conforme a la Ley, los salvaba, si eran contrarias a la Ley, los condenaba. Para Dios todo está en equilibrio. Cada acto coloca al hombre en su sitio.
Los hombres han preferido las tinieblas a la luz. “Su modo de obrar” denota el proceder habitual, no un acto puntual. En el prólogo había dicho: “y la Vida era la luz de los hombres”. No es la luz la que da Vida (como maestro), sino al revés, es la Vida la que te iluminará. Sin Vida no se puede aceptar la luz. La falta de Vida lleva consigo el rechazo de la luz. Mantener una relación con Dios desde la Ley, desde lo externo, sin Vida, es mantener la relación de injusticia. El que oprime al hombre no puede aceptar la luz. La adhesión a Jesús exige salir de la situación de opresión.
El que obra con bajeza… El que practica la lealtad. Obrar con bajeza se opone a “practicar la lealtad”. “Hacer la verdad” es un semitismo y lo opuesto es “hacer la falsedad“. El que es cómplice de la muerte no puede aguantar la Vida. La considera como una agresión. No se eligen las tinieblas por el valor que puedan tener en sí, sino por odio a la luz. No son las doctrinas (luz) las que separan de Dios, sino la conducta (Vida). Quien con su modo de obrar daña al hombre, se opone al amor-vida. Rechazando la luz, cree poder continuar haciendo el mal sin ser descubierto.
Practicar la lealtad es lo contrario de obrar con bajeza. Equivale a hacer lo que es bueno para el hombre. Al decir lealtad, muestra que el amor es algo práctico. La Vida es anterior a la luz. El acercamiento a la luz se hace por amor, no para que se vean las obras. “Realizadas en unión con Dios”. No obras hechas según Dios, sino algo más. Obras en las que, con la actividad del hombre, se ve la de Dios revelando su gloria-amor. Creer va unido a las obras buenas. La incredulidad acompaña a las malas.
En el trozo del discurso que acabamos de analizar, nos encontramos con los aspectos más originales de la salvación ofrecida por Jesús: 1) La salvación es Vida. 2) Viene de Dios que es VIDA. 3) Es don gratuito e incondicional. 4) Es absoluto, no una alternativa a la condenación. 5) Exige la adhesión a Jesús. 6) Se manifiesta en las obras. Cada punto nos tendría que advertir de los errores en que caemos a la hora de hablar de esa salvación. Esperar de Dios una salvación raquítica.
Hablar de salvación es plantearse el sentido último de la vida. Sería desplegar las más elevadas posibilidades humanas. El término “salvación” tiene connotación negativa y eso es muy peligroso a la hora de entender el evangelio. El pensar en la salvación en términos negativos ha paralizado nuestra vida espiritual. He creído que, si elimino el pecado, estoy salvado. Salvarse no es evitar la condenación, sino llevarnos a plenitud de ser, al límite las posibilidades de nuestro verdadero ser.
La verdadera salvación no puede venirme de fuera; tiene que surgir de lo más hondo de mi ser. Desde ahí, Dios hace posible mi plenitud. Hay que tener claro que me salva totalmente Dios y me salvo totalmente yo. La acción de Dios y la del hombre, ni se suman ni se restan ni se interfieren, porque son de naturaleza distinta. “Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti” (S. Agustín). Todo lo que depende de Dios ya está hecho. Para que se complete mi salvación solo falta lo que depende de mí.
La conciencia que tenemos de que Dios puede no salvarme es prueba de que esperamos una salvación equivocada. Queremos que Dios nos libere del sufrimiento, la enfermedad, la muerte. Todo eso forma parte de nuestra condición de criaturas y es inherente a nuestro ser. Ni Dios puede hacer que sigamos siendo criaturas sin limitaciones. Buscar la salvación por ahí, es un error garrafal. La salvación no es cambiar lo que soy ni añadir nada a lo que ya soy. Es una toma de conciencia de lo que en realidad soy, vivir a tope esa toma de conciencia y manifestarla en el amor.
Falsa y verdadera salvación
Salvación consecuencia de una idea falsa de Dios:
Dios ofendido que necesita defender su honor.
Salvación como rescate, gracias a la muerte de Cristo.
Salvación como la superación de un desastre. El pecado del hombre.
Salvaciones consecuencia de una idea falsa del hombre:
El hombre empecatado sin posibilidad de salir del fango
Sálvese quien pueda. El hombre individual sin conexión social con los demás.
Tengo un alma que salvar y es cosa exclusivamente mía.
Se salva el alma, no los cuerpos.
Salvación consecuencia de una idea falsa del mundo:
El mundo como algo perverso que había que reprobar.
Recompensa para el más allá por haber despreciado el más acá.
Desconexión de la naturaleza como ámbito en el que nos desarrollamos.
La salvación de Jesús como algo ajena a nuestras luchas.
La salvación es plenitud de humanidad
Salvarse es desplegar lo que nos hace plenamente humanos.
A medida que nos hacemos más humanos, crece nuestra plenitud.
La salvación nunca podrá estar completada.
Ninguna clase de paraíso puede satisfacer la necesidad de salvación.
El ser humano es un proyecto que nunca podrá ser alcanzado del todo.
La salvación nunca será un seguro a todo riesgo.
La salvación nunca nos curará de nuestra finitud.
No puede haber diferencia entre una salvación divina y una humana.
«Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras»
Como dice Heidegger, hemos sido arrojados a este mundo sin saber quiénes somos, ni conocer su propósito, ni quien lo soporta, ni qué hay detrás de todo este cosmos inmenso del que formamos parte integrante… En definitiva, sin saber si algo de esto tiene algún sentido y con la tarea de vivir con decoro una vida que acaba en la muerte.
Para afrontar este reto necesitamos referencias; algo en que confiar; que nos permita situarnos en el mundo y dar sentido a nuestra vida. Hay quienes confían en su razón, y abrazan planteamientos metafísicos con los que tratan de dar respuesta a las preguntas límite de su existencia. Otros apuestan por el conocimiento espiritual que obtienen directamente en su interior. Otros, quizá conscientes de sus limitaciones, se dejan guiar por los criterios de alguien que les sirve de referencia.
Para los cristianos esa referencia es Jesús, el carpintero de Nazaret, el que con sus palabras y sus obras nos ha mostrado quién es Dios para nosotros, quiénes somos nosotros, cuál es el sentido de nuestra vida y cómo vivirla. Todo lo que un cristiano necesita para vivir con sentido está dicho en Jesús, y eso lo convierte en su mejor referencia.
Y aquí es donde el evangelio de Juan resulta sorprendente para muchos, y no por la teología sublime que desarrollan sus comunidades y plasma su evangelio (con cumbres geniales, fundamento de la fe de muchos cristianos y de la mía propia), sino porque es difícil comulgar con ese Jesús hierático y estereotipado que nos presenta.
Juan convierte a Jesús en instrumento de verter conceptos a través de interminables discursos que nada tienen que ver con el estilo de Jesús. El resultado es un Jesús mítico, sin empatía, y por tanto incompatible con el seguimiento masivo que muestran los evangelios; un Jesús sin limitaciones humanas, que lo sabe todo, que es incapaz de sentir cansancio, tentación, o angustia; o de dudar, o de indignarse; que habla para eruditos y no para la gente, en definitiva, que más parece una deidad disfrazada, que el hombre verdadero capaz de fascinar hasta el punto en que Jesús lo hacía y lo sigue haciendo veinte siglos después.
Mi referencia es el Jesús histórico, el que habla de Dios contando cuentos sencillos a gente sencilla, el que disfruta rodeado de esa gente, que cena con pecadores para devolverles la dignidad que todos les niegan, que abre una puerta a la esperanza a los desesperanzados, que entusiasma a la gente hasta el punto de olvidarse de comer por escucharle, que vive en permanente conflicto con los poderosos, que sube a Jerusalén sabiendo lo que le espera, que se indigna en el Templo, que se juega la vida para salvar la de una adúltera desconocida, que toma precauciones para que no le prendan sus enemigos, pero que luego es capaz de llegar hasta el final… el que se angustia en Getsemaní y muere en el Calvario.
Miguel Ángel Munárriz Casajús
Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo sobre este evangelio, pinche aquí
Este IV domingo de cuaresma es denominado en la liturgia “laetare”, haciendo referencia a la antífona ¡Alégrate, Jerusalén! Se rompe el esquema de la Cuaresma, tradicionalmente vista como un tiempo gris, para introducir un tono de alegría por la próxima llegada de la Pascua. El texto que hoy nos ocupa nos da claves interesantes para poder vivir en esa alegría, más existencial que emocional, y que procede de la profundidad de nuestra persona.
Comienza el texto haciendo referencia a Moisés iniciándose así un diálogo entre Jesús y el judaísmo a través del encuentro con Nicodemo. Todo este discurso de Jesús concentra tres mensajes en uno y que puede ayudarnos a redirigir nuestra vida para avanzar en un camino más auténtico.
El primer mensaje hace referencia a la vida eterna. Inmediatamente la mente nos lleva al más allá, a lo escatológico, a la vida tras la muerte. Sin embargo, el texto está expresado en presente, por tanto, la vida eterna es una realidad de nuestro interior que ya existe y configura nuestra raíz más profunda. Esta vida eterna está hecha de la misma Divinidad que se encarna en nuestra humanidad para “no perecer” nunca.
¿Te animas a conectar y ser más consciente de esta vida eterna que forma parte de tí?
El segundo mensaje quizá puede incomodar mucho a los creyentes que entienden la Religión como una elección divina a determinadas personas para juzgar lo que es bueno y lo que es malo, lo puro y lo impuro; una elección personal para salvar al mundo de las garras del mal y del “pecado”. Y, precisamente, quien pone el criterio de la bondad, la luz, la verdad, según el evangelio, es Dios mismo a través de Jesús. No puede ser más claro: Él no viene a condenar a nadie, no viene a decidir qué ovejas son de buena calidad y cuáles no. La existencia “del Hijo” tiene sentido para mostrar el camino de la plenitud humana, en lenguaje teológico, el camino de la salvación.
¿Te animas a vivir en coherencia con esta visión que no busca condenar sino acoger, incluir y bendecir?
El tercer mensaje podríamos resumirlo como la ética de la luz; vivir en la luz tiene un impacto en nuestra persona, en las acciones, decisiones y relaciones. Vivir en la luz es vivir en transparencia, honradez, más cerca de la verdad, pero también en una valentía y fuerza que puede descolocar y, en muchos casos, sofocar “las tinieblas“. La persona que decide vivir en la luz, movida por Dios según este texto, va dejando un rastro de bondad, de coherencia, de profundidad y de osadía; se trata de una luz integradora, inclusiva y que vence la mentira, las trampas y la mediocridad.
¿Te animas a vivir en la luz y liberar a tu mundo, nuestro mundo, de las sombras que ocultan, matan, maldicen y dividen?
Una formación moralista, rígida y perfeccionista puede inducirnos a pensar que vivir en la luz significa ser perfectos, sin lugar para las sombras. Sin embargo, tal actitud, además de inhumana porque exige algo inalcanzable para la persona, provoca justo los efectos contrarios a los que pretendía lograr.
La actitud moralista y perfeccionista produce, entre otros, un doble efecto: por una parte, suele engordar el ego, alimentando el orgullo y la vanidad de quien se cree más “cumplidor” que los demás; por otra, es fuente de tensión y rigidez que fácilmente desemboca en peligrosas y dolorosas tendencias neuróticas.
Tales efectos resultan fáciles de comprender: la sobreexigencia y rigidez fácilmente fracturan a la persona, que compensará su tensión interior cultivando una imagen neurótica de sí misma.
Vivir en la luz no tiene nada que ver con lo que esa formación enseñaba. Significa, por el contrario, vivir en la verdad o, si se prefiere, en la humildad, entendida en el sentido teresiano de “caminar en verdad”.
La humildad permite aceptar la propia verdad con todas sus aristas. Sabe que no hay luz exenta de sombras. Y reconoce que los humanos no estamos llamados a ser “perfectos” -como una mala traducción del evangelio dio a entender-, sino a ser “completos”.
La expresión “vivir en la luz” posee un doble significado: por un lado, significa ser transparentes; por otro, comprender que, en nuestra identidad profunda, sin negar las sombras propias del nivel personal, somos luz. Por lo que vivir en la luz no es otra cosa que vivir la verdad de lo que somos.
Por el contrario, “preferir la tiniebla” significa vivir en la mentira y el engaño -aparentando ser lo que no somos o maquillando aquello que podría dejarnos en mal lugar- o en la ignorancia, desconociendo lo que somos en profundidad.
Comentarios desactivados en La luz de Cristo es un gozo, no una carga angustiosa
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01.- Nicodemo un hombre de la noche.
El pasaje del evangelio que hemos escuchado hoy forma parte del diálogo entre Jesús y Nicodemo, (Juan 3).
Nicodemo era un fariseo importante en Jerusalén: de la élite religioso cultural. Pero Nicodemo está de noche, que no significa solamente la noche horaria, sino que está en las tinieblas. Sin embargo Nicodemo busca la luz que no halla en su mundo judío. Por eso se acerca a Jesús.
El evangelio de San Juan emplea algunas contraposiciones: verdad – mentira, vida – muerte, luz – tinieblas (noche).
La noche es una de esas contraposiciones y significa la carencia de luz, la ausencia de verdad, falta de la Palabra, Cristo no está presente y, cuando Cristo no está presente, estamos de noche.
Nicodemo, como los Magos o como el ciego de nacimiento: buscan la luz en la noche de la vida, en su noche personal, social y religiosa, en la noche de la vida.
Es una postura honesta: amar y buscar la luz, la verdad.
Seguramente que también nosotros estamos faltos de luz, quizás porque la luz se hizo presente y no la recibimos, quizás porque hemos apagado la luz en nuestras vidas y preferimos las tinieblas a la luz.
Al menos ¿nos queda nostalgia de la luz?
02.- El siglo XVIII es el siglo de las luces.
En Europa (quizás en todo el mundo occidental) el siglo XVIII es denominado el “siglo de las luces”, es la época de la Ilustración.
En la modernidad ilustrada la razón sustituye a la fe, las ciencias remplazan a la teología, la autoridad político-científica se superpone a la Biblia, al Magisterio creyente, la esperanza queda dinamitada por la confianza en el progreso, en la tecnología.
Podemos observar que –ciertamente- con la modernidad tenemos más cosas, más medios para vivir. Solemos decir que hoy vivimos mejor que antes. Yo no sé si vivimos mejor que antes. No creo. Tenemos más medios técnicos que nuestros mayores; basta mirar la cocina de nuestra casa, los medios y cosas que tenemos, pero lo que no sé es si vivimos, si nos encontramos más serenos y centrados en la vida.
Las bajas por salud mental en Euskadi se duplican en seis años y rozan las 43.500.
Del año 2019 a hoy las enfermedades mentales han aumentado en un 51%
Diario Vasco el 4. Marzo. 2024
03.- La razón y las ciencias no responden a las grandes cuestiones de la vida.
La razón, las ciencias, el progreso, la tecnología no son capaces de responder a las grandes cuestiones de la vida. Sobre todo no arrojan mucha luz a las cuestiones ético-morales, y callan ante las cuestiones del sentido de la vida y de la muerte.
Decía un matemático-filósofo austriaco del siglo XX (L. Wittgenstein, 1889-1951) que: “las cuestiones que no podemos responder no son ni verdaderas ni falsas, sino carentes de sentido”; por lo tanto esas cuestiones mejor no planteárselas.
¿La vida tiene sentido? No lo sabemos, pues entonces déjala de lado. ¿Hay algo después de esta vida? No lo sabemos, pues entonces ni te lo plantees.
Sin embargo, él mismo (Wittgenstein) se dio cuenta de que tales problemas de fondo siguen haciendo carrera en la vida del ser humano. Siempre aflora el problema del sentido de la vida, la cuestión acerca de qué nos cabe esperar, el problema de la muerte…
Quizás hoy en día estas cuestiones se plantean en la consulta de la psiquiatría, pero salen a la luz.
La sociedad ilustrada ha prescindido de estas cuestiones. No se permite que los grandes problemas salgan a flote ni en la educación escolar y universitaria, ni en medios de comunicación, ni en los parlamentos, etc… Ni te plantees esas cosas.
Ahora bien: dos cuestiones:
El hambre y la sed no son enfermedades, son necesidades humanas.
Por mucho que la sociedad me diga que no me plantee el sentido de la vida, yo tengo hambre y sed de sentido de la vida, de esperanza.
Por otra parte, ¿Vivimos mejor prescindiendo y al margen de todo pensamiento? ¿Se es más moderno, más progresista y más feliz sin Dios y sin fe?
Nietzsche (1844-1900), padre del ateísmo y del nihilismo más radical “nos condenó a vivir errantes, sin horizonte y sin nada: Estamos condenados a una espesa noche, errantes por la existencia…
Posiblemente hoy en día social y culturalmente estamos en esa noche espesa.
¿A qué se debe, si no, el enorme aumento de enfermedades mentales, depresiones y suicidios? ¿A qué se debe ese descentramiento ético y social?
04.- En el ámbito cristiano.
Por otra parte en el seno de las Iglesias cristianas: católico, luterana, anglicana, etc. vivimos una profunda deserción. Las Iglesias se han vaciado; el clero escasea y el número de seminaristas ha descendido enormemente. La Iglesia apenas tiene relevancia ni significación en la sociedad, en la cultura, en la educación, etc.
No sé hasta qué punto los planes de pastoral, las posiciones ideológicas religiosas son la luz que pueda iluminar las tinieblas que nos embargan.
Pensar que las iglesias se van a llenar y que los seminarios y conventos se van a ver repletos de seminaristas y novicios me parece que es muy poco real y una fantasía ilusoria.
05.- ¿La red barredera?
En los evangelios aparece aquella imagen de la Iglesia como una barca que pesca una gran cantidad peces, de cristianos con red, incluso la barca casi se hundía.
Hoy no va a ocurrir eso, al menos entre nosotros.
Ni la evangelización, ni la fe van a ser masivas, sino muy personales. Habremos de trabajar estas cosas no en régimen de cristiandad.
Guipúzcoa tiene 730.000 habitantes. ¿Todos los guipuzcoanos somos cristianos o creyentes? No. Eso es pensar en régimen de cristiandad, que si lo fue, hace tiempo que ya no cierto.
No nos hagamos, ni creemos falsos espejismos de que en tres o cuatro años nuestra diócesis va a ser una Iglesia de Pentecostés.
El cristianismo en los países europeos en las próximas décadas será, probablemente, una iglesia de minorías y probablemente será, como anunciaba K Rahner allá por los años 60’ del siglo pasado, el creyente del futuro será místico o no será.
06.- La fe es una dicha
Tal estado de cosas no debe hacernos perder la paz, ni crear un desasosiego pensando nostálgicamente que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Vivamos gozosamente en la luz de la fe. Vivamos con calma y serenidad en la luz de Cristo en nuestro interior.
La luz de Cristo acontece en nuestro interior, en el fondo de nuestro ser. Ilumina nuestra vida y es algo gozoso.
Esa luz es misericordia. La luz de Cristo nos hace bien en la noche que estamos viviendo.
La lecturas de hoy y toda la Palabra son un canto a la vida y a la salvación por la misericordia de Dios: que tengan vida, que ninguno perezca, que todos se salven…
Todo el evangelio de san Juan es una invitación y una siembra de la vida: en el principio había vida, Yo soy el pan de vida, el agua de vida, Yo soy el camino la verdad y la vida, el grano de trigo ha de caer en tierra para dar vida…
Si la fe os resulta una carga insoportable y de angustia, es que no es el Evangelio del Señor. Si el sistema eclesiástico os da miedo y cansera, es que no es la luz de Cristo.
No sufráis la fe, disfrutad de ella, de la luz de Cristo. Disfrutad de la luz, de la vida.
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en Él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en Él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios» (Jn 3, 14-21)
El evangelio de Juan fue el último de los evangelios en escribirse y, por lo tanto, presenta discursos más elaborados, caracterizados por un lenguaje dualista: Dios-mundo; luz-tinieblas; creer-no creer; verdad-mentira, etc., consecuencia de la cercanía con el pensamiento griego. El texto de hoy es la segunda parte del diálogo que Jesús sostiene con Nicodemo, a quien se le conoce como un fariseo rico que se acerca a Jesús mostrando apertura a su mensaje y reconociéndolo como maestro por las obras que realiza. En la primera parte del diálogo, Jesús le dice que no basta entender lo que Jesús está diciendo, sino que se necesita nacer del agua y del espíritu para entrar al Reino de los cielos. En la segunda parte, correspondiente al evangelio de hoy, Jesús ahonda en lo que eso significa. La respuesta hace referencia, utilizando la imagen veterotestamentaria de la serpiente levantada por Moisés en el desierto, a su misterio pascual frente al cual, los que creen, tienen vida eterna.
Con un lenguaje más teológico que histórico, el evangelista pone en boca de Jesús el plan de salvación que Dios ha trazado para la humanidad. Por su amor infinito ha enviado a su Hijo al mundo para que, quién crea en Él, tenga vida eterna. Y quienes creen, son los hijos de la luz que hacen las obras de la luz, las obras del Reino de Dios. El Hijo no ha venido a juzgar, ni a condenar a nadie, sino que aquellos que no reconocen a Dios en las obras de Jesús, permanecen en las tinieblas, actuando de manera contraria a los valores del Reino. Prefieren las tinieblas y se incomodan con la luz que alumbra su incoherencia.
Conviene aclarar que el mundo es símbolo del ambiente hostil que se crea en torno a Jesús, pero no significa que el mundo sea malo. Por el contrario, tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo, dice el texto bíblico. Es decir, en este lugar amado por Dios se pueden realizar las obras de la luz o las obras de las tinieblas y eso depende de los seres humanosque creen en Jesús y en su praxis o no creen en Él, mostrándolo en su rechazo a lo que dijo e hizo.
El texto termina haciendo referencia a la verdad que no está usada en el sentido helénico como sinónimo de afirmación de realidad sino en el sentido semítico, como fidelidad, aceptación, lealtad. Por tanto, la verdad se realiza en las obras y son ellas las que dan testimonio del creer en Jesús.
Una vez más, en este tiempo de cuaresma, tiempo de conversión y cambio, se nos invita a mirar a Jesús para estar en la luz y actuar en coherencia con su praxis. No se nos piden sacrificios, liturgias o penitencias, se nos pide más acciones de amor, de misericordia, de acogida, de perdón, de reconciliación, de fidelidad, de justicia. Se nos pide contrarrestar las obras de las tinieblas que con tanta facilidad muchos en el mundo secundan, justificándose en que las cosas no pueden cambiar o que no tenemos nada que ver con ello. Es urgente salir de la pasividad ante la injusticia, del silencio ante las exclusiones, del conformismo ante la violencia, del desinterés frente a la suerte de los pobres, en otras palabras, de todo aquello que es hostil a los valores del Reino. Necesitamos hacer las obras de la luz, mostrando que, este mundo que tanto Dios ama, es campo propicio para hacer presente la luz de la paz, la justicia y la vida en abundancia.
(Foto tomada de: https://amerindiaenlared.org/contenido/18886/nacer-de-nuevo-1/)
Comentarios desactivados en “El amor de Dios sin limitaciones” Ante la homosexualidad: Sínodo, teología y espiritualidad.
“Para quien lea sin prejuicios la Declaración Fiducia supplicans. Sobre el sentido pastoral de las bendiciones, razonada bíblica y pastoralmente, puede comprender la intención y sentido de un texto acorde con la línea papal de acogida fiel al amor y misericordia de Dios”
“Ante la novedad de esta práctica el cardenal Parolin habla de ‘progreso en la continuidad’ y de apertura a los signos de los tiempos en fidelidad al Evangelio y la Tradición. Es ‘un punto delicado que necesitará mucho estudio'”
“Interpretando el texto y su invitación a profundizar el amor de Dios en especial ante situaciones de personas consideradas al margen, se plantea, por tanto, la necesidad de una reflexión amplia y dialogada, con libertad y audacia”
“La concreto desde tres campos: el Sínodo, la teología, la espiritualidad”
La Declaración Fiducia supplicans. Sobre el sentido pastoral de las bendiciones aprueba ”la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio”.
Para quien lea sin prejuicios esta Declaración, razonada bíblica y pastoralmente, puede comprender la intención y sentido de un texto acorde con la línea papal de acogida fiel al amor y misericordia de Dios. Se entiende como “una semilla del Espíritu Santo que hay que cuidar y no obstaculizar” y que invita a profundizar lo que significa e implica el amor incondicional de Dios que llama ”a aprender no a maldecir, sino bendecir”. Ante la incomprensión de quienes no admiten tales bendiciones, el mismo Papa ha respondido pastoralmente: “Se bendice a las personas, no al pecado”.
Ante la novedad de esta práctica el cardenal Parolin habla de “progreso en la continuidad” y de apertura a los signos de los tiempos en fidelidad al Evangelio y la Tradición. Es ”un punto delicado que necesitará mucho estudio”.
Interpretando el texto de la Declaración y su invitación a profundizar el amor de Dios en especial ante situaciones de personas consideradas al margen, en este caso, por sus convicciones y formas de vida sexuales, se plantea, por tanto, la necesidad de una reflexión amplia y dialogada, con libertad y audacia. La concreto desde tres campos: el Sínodo, la teología, la espiritualidad.
Sinodalidad y homosexualidad
No deja de ser significativo que esta Declaración se haya hecho pública en el periodo entre las dos sesiones de la Asamblea Sinodal.
Ya en el Documento de trabajo para la Etapa Continental, “Ensancha el espacio de tu tienda”, se proponía en múltiples aportaciones una Iglesia abierta y acogedora para que sea “lugar de comunión, de participación y misión común”. En el Documento síntesis para la II sesión de la Asamblea sinodal se propone, siguiendo el Evangelio, plantearse la superación de posturas de “incomprensión y rechazo… escuchando el grito de auxilio de quien tiene necesidad”. Cita en concreto “las referidas a la identidad de género y a la orientación sexual que suscitan preguntas nuevas”, teniendo en cuenta que, “a veces, las categorías antropológicas que hemos elaborado no son suficientes para acoger la complejidad de los elementos que emergen de la experiencia y del saber de las ciencias y requieren maduración y un estudio ulterior”. Por ello, advierte, “es importante tomar el tiempo necesario para esta reflexión y emplear las mejores energías, sin ceder a juicios simplistas que hieren a las personas y al cuerpo de la Iglesia. Muchas indicaciones que ya ha ofrecido el Magisterio esperan ser traducidas en apropiadas iniciativas pastorales”.
Se trata todavía de propuestas, a la espera de la II Sesión de la Asamblea sinodal. La Declaración Fiducia supplicans ha adelantado ya algunas de ellas que esperamos se reafirmen y amplíen para abrir un horizonte nuevo en el que la teología debe ir aportando con libertad sus reflexiones.
La teología ante la homosexualidad
Aunque en nuestras Facultades de Teología no sea tema habitual (las reservas son muchas y el campo, arriesgado), ha habido y hay numerosas reflexiones teológicas de gran alcance y profundidad. Su tratamiento está relacionado con investigaciones antropológicas, como indica el Sínodo, y las concepciones de género.
Las teologías feministas y, en especial, la llamada teología queer han asumido en sus reflexiones la profundidad humana de los sujetos y subjetividades marginadas por su sexualidad no normativa o identidad de género (LGBTIQ+). Cuestionan las categorías de género, identidad y sexualidad como naturales e inmutables, fuentes de explotación y opresión. Transgresoras, liberadoras y subversivas ante los modelos establecidos, estas teologías conducen al reconocimiento y derechos de los cuerposconsiderados como abyectos por culturas dominantes.
Sus reflexiones no se limitan a la sexualidad y al género. Abarcan otros contextos sociales y culturales, identidades subordinadas, maltratadas, marginadas socialmente, invitando a reconocerlas. Denuncian hegemonías violentas anuladoras para liberar su identidad y promover un nueva humanidad. Buscan la justicia, presentan una nueva escatología, consecuentes con el Reino de Dios a cuyo banquete son invitadas las personas que, olvidadas y rechazadas, deambulan por los caminos de la vida.
La “teología queer de la liberación”, como la denomina Juan José Tamayo, citando a su pionera, la teóloga argentina Marcella Althaus-Reid, abarca todo tipo de opresiones a las que la sociedad somete a quienes no se ajustan a sus modelos establecidos por la clase dominante. Superando una concepción binaria de las personas, abogan por identidades diversas y fluidas como un acto de justicia social, subraya el teólogo sudafricano Nontando Hadebe, para hacer posible un auténtica diversidad.
En esta teología el concepto de Dios, al que Marcella Althaus-Reid llamó “Dios queer”, se descubre en el exilio de las calles, de los y las profesionales del sexo, de las personas de diferente orientación sexual, en los marginados sociales. Como mostraban las reflexiones teológicas de la revista Concilium (nº 383), estas personas devienen “el cuerpo queer de Cristo” donde quedan superadas todas las desigualdades diferenciadoras y llaman a superar dualismos: “Ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gal 3,26-28). Para Cristo todos somos iguales, hijas e hijos de Dios y conduce, como afirma Sharon A. Bong, siguiendo a Elisabeth Schüssler Fiorenza, a superar sexismos y homofobias para hacer una Iglesia transformadora, relacional, inclusiva, cuerpo de Cristo queer.
Por tanto, estas perspectivas teológicas contribuyen a descubrir en las situaciones despreciadas y marginadas, en las identidades no reconocidas y reprimidas, auténticos signos de los tiempos de la presencia de Dios que deberán, sin duda, ser interpretados, nunca rechazados, para buscar soluciones plenamente humanas, como pide el Vaticano II (Gaudium et spes 11), y hacia las que encamina, creo, la Declaración Fiducia supplicans.
Las teologías feministas como la teología queer, por tanto, proponen caminos importantes que deben considerarse en un diálogo fecundo, abierto, libre y audazescuchando al Espíritu que habla desde estas realidades oprimidas y despreciadas.
Espiritualidad en la experiencia homosexual
La experiencia y pensamiento feministas plantean desafíos profundos a determinadas espiritualidades tradicionales elaboradas desde poderes quiriarcales o patriarcales; son críticas y purificadoras de equivocadas superioridades y categorías construidas desde su ideología y prepotencia.
Estas posiciones se relacionan con la experiencia ‘queer’ que aboga y desarrolla una espiritualidad solidaria con los marginados del sexo, género, etnia, clase y estatus económico que promueve experiencias y expresiones de una espiritualidad liberadora de su marginación social, cultural, religiosa.
Esta espiritualidad conduce a una relación con un Dios que asume la pobreza y exclusión, con un Cristo comprendido con otras categorías que superan su masculinidad y lleva a reconocer la dignidad de todas las personas, también de diferente orientación sexual, sin discriminaciones, desde otra concepción de identidad, donde se incluyen las rechazadas. Nace del corazón, de las entrañas, como subraya Ángel Méndez Montoya. Abre a una experiencia del Espíritu en el Amor Trinitario hacia el que nos dispone superando todo dualismo. Vislumbra nuevos horizontes de otro mundo posible y, en consecuencia, desarrolla en esa experiencia espiritual una radical justicia social. Mantienen, por tanto, estrecha vinculación con movimientos sociales antihegemónicos de personas y pueblos oprimidos por diferentes causas patriarcales, económico-neoliberales, de etnia, de clase.
Su experiencia espiritual descubre un Dios en el exilio, más allá y diferente del concepto y experiencia de un Dios del centro privilegiado del poder establecido. Reivindican, por tanto, otra epistemología que supere marginaciones, colonialismos, lecturas parciales y dominantes desde el poder, que se han impuesto en la sociedad, en la cultura, en la religión.
Esta espiritualidad descubre en la corporalidad su significado más allá del sentido superficial e inmediato. La corporalidad hace a la espiritualidad carne concreta y situada, sufriente, gozosa, limitada, relacionada. De esta forma, superando oposiciones y falsas dicotomías, comprendemos que el cuerpo es espiritual y el espíritu es corporal.
Hacia un cambio de paradigmas pastorales
La Declaración Fiducia supplicans es, sobre todo pastoral y, a mi entender, abre a planteamientos que no se limitan a ofrecer bendiciones a las personas. Su significado simbólico va mucho más allá e impulsa nuevas interpretaciones y actitudes en ese campo. Abre caminos diferentes que algunos temen y son la razón de muchas críticas a la Declaración. Llevan a la Iglesia hacia un descentramiento de sus tradicionales comportamientos cerrados a cualquier avance. Pide cambiar sus actitudes, comportamientos y relaciones pastorales e institucionales.
También -tal vez sea lo más difícil- se propone un cambio de mentalidad que abandone sus dogmatismos y posturas intransigentes, como garantía de seguridad, para descubrir con humildad la presencia sacramental de Dios en realidades rechazadas. Dios comunica su gracia, su amor no solo en los sacramentos instituidos, entre ellos el matrimonio. El amor de Dios es mucho más amplio y acogedor, sin limitaciones; se comunica en la sacramentalidad de la vida.
Con un ejemplo se puede comprender mejor. En nuestras relaciones pastorales nos encontramos, cada vez con más frecuencia, con situaciones familiares donde hay parejas formadas del mismo sexo. Por supuesto hay familias que las rechazan, pero otras los respetan y acogen con naturalidad; son parte de la familia; se sientan en su mesa y comparten en igualdad el cariño familiar ¿Cuál es la postura que mejor sigue criterios humanos y evangélicos?
Si la Iglesia forma una gran familia (Lumen gentium 6), ¿cómo será madre acogedora? ¿Incluirá a estas personas plenamente en la vida eclesial, en la comunión, participación y misión que propone el Sínodo actual? ¿Las invitará a sentarse en la mesa común preparada para todos, sin exclusiones, con una sola condición: llevar el vestido apropiado que es el amor?
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