Leandro Sequeiros: Cinco preguntas filosóficas para poder tender puentes entre ciencia y religión
Tres voluminosos libros publicados recientemente defienden que la Ciencia demuestra la existencia de Dios
“Estos estudios reabren una polémica antigua en la tradición cristiana: ¿podemos llegar a afirmar a Dios con datos científicos?”
“La respuesta supone que es posible tender puentes racionales entre ciencia y religión”
“Pero para poder dialogar es necesario consensuar qué es lo que se entiende por ‘realidad’, por ‘conocimiento’, por ‘verdad’, por ‘método científico’ y, especialmente, qué es lo que se entiende por ‘Dios'”
| Leandro Sequeiros. Presidente de ASINJA (Asociación Interdisciplinar José de Acosta)
En estos meses han visto la luz en España tres voluminosos libros con un tema común y que se están convirtiendo en mediáticos, gracias a una intensa campaña de promoción. El contenido de estos dos ensayos se dedica a un mismo objetivo: mostrar a los lectores y a la opinión pública que existen pruebas científicas de la existencia de Dios.
El tema no es nuevo. Muchos de los seguidores de estas páginas nutrieron su fe juvenil con la lectura del libro del jesuita padre Jesús Simón, A Dios por la ciencia. Estudios científico-apologéticos. Frente a los ateos, el docto autor jesuita pretendía demostrar que Dios existe basado en argumentos científicos.
Uno de los libros que comentamos tiene como autor a un español: José Carlos González-Hurtado (Madrid 1964), presidente de la red de comunicaciones EWTN España. Profesionalmente es Senior Advisor global de la consultora estratégica Roland Berger y de algunas de las mayores firmas mundiales de Private Equity así como Consejero de varias compañías multinacionales de tecnología y consumo basadas en Europa y América.
Este voluminoso y documentado estudio de González-Hurtado, Nuevas evidencias científicas de la existencia de Dios, puesto a la venta el 12 de septiembre de 2023, en la editorial Voz de Papel, aborda el tema de la relación entre ciencia y religión combinando diversos enfoques (histórico, cultural, testimonial, divulgativo, sociológico) y prestando especial atención a los debates científicos actuales y de los dos últimos siglos. No se limita a refutar la leyenda urbana de la incompatibilidad entre ambas formas de conocimiento.
Su objetivo es demostrar que una mirada sin prejuicios al panorama de la ciencia moderna lleva necesariamente a la idea de Dios. Para ello presenta argumentos de peso apoyándose en abundante documentación y usando un estilo desenfadado que convierte la lectura del libro en gratificante y enriquecedora. Muchos de los lectores de este comentario habrán encontrado en redes sociales una gran cantidad de entrevista con el autor presentando el libro y sus argumentos.
El segundo de estos libros de carácter apologético que están teniendo mucha repercusión mediática y muchas ventas es una traducción del francés: Michel Yves Bolloré y Olivier Bonnassies (2023). Dios, la ciencia, las pruebas. El albor de una revolución. Editorial Funambulista, en coedición con Ladera Norte, Madrid, 573 páginas.
La tesis básica de este voluminoso y bien documentado estudio es que la ciencia moderna es impensable hoy sin aceptar la existencia de Dios. La tesis de este estudio ha sido refutada por el jesuita François Euvé (La ciencia ¿es una prueba de la existencia de Dios? Respuesta al libro Dios, la ciencia, las pruebas,edición de François Euvé y Etienne Klein. Éditions Salvator, mayo de 2022, 577 p.). Euvé pone en duda en valor de los argumentos, basados en el diseño del mundo, que para él no tienen valor para demostrar que Dios existe.
El trasfondo filosófico y teológico de este estudio es similar al del libro anterior. Para estos autores apologéticos, el llamado argumento del diseño, el argumento teleológico o “argumento del diseño inteligente”, se ha propuesto en teología durante siglos. Pero la publicación en España de libros de claro diseño apologético, parece haber encontrado un grupo de personas preocupadas por solucionar en sus vidas el problema de Dios. Síntoma que creemos positivo aunque defendemos que la apologética no es el camino.
El tercer libro de tema similar es el de Jaime Fernández Garrido, Detrás de cada puerta. Dios está detrás de cada puerta que la ciencia abre. Editorial Clie, Barcelona, 2022, Tras las huellas de Einstein. Conciencia. Desde la óptica epistemológica de la iglesia evangélica, sigue las pautas de la Teología Natural, aunque alude a Einstein y sus reflexiones sobre la existencia de una energía creadora y conservadora del mundo.
Consensos epistemológicos antes de tender puentes
Muchos amigos que han leído alguno de estos libros me han preguntado por mi opinión personal. Los he estudiado críticamente con interés. Pero dar una respuesta a su pregunta no es fácil. Reconozco que estoy de acuerdo en muchas cosas y en desacuerdo en otras. Es una excelente ocasión para tender puentes de diálogo entre ciencia y religión, tal como sugería el profesor Antonio Fernández Rañada en la última edición (2016) de Los científicos y Dios (Trotta, Madrid) utilizando la filosofía de la ciencia como lenguaje común.
Por ello, previo a un proceso de tender puentes de diálogo entre ciencia y religión, es necesario llegar a acuerdos sobre los lenguajes que se van a usar en ese diálogo. Posiblemente, cada una de las partes domina un lenguaje que utilizar para formalizar sus argumentos. Pero podría ser que la contraparte en el diálogo no utilice la misma gramática epistemológica.
Esto justifica la necesidad de darse a conocer, previamente, las gramáticas epistemológicas propias en las que se envuelven verbalmente los argumentos. Esto implica, al menos desde mi punto de vista, que los participantes en el diálogo deban consensuar, o al menos explicitar para que todos sepan el contexto lingüístico y epistemológico en el que se construye la mente de cada uno de los participantes.
Desde mi punto de vista, hay cuestiones filosóficas, que se formular como preguntas, previas entre ambas posturas para intentar tender puentes:
– Qué es lo que se entiende por REALIDAD
– Qué queremos decir con la palabra CONOCIMIENTO
– Qué es lo que se entiende por la VERDAD
– Cómo llegar a establecer afirmaciones UNIVERSALES: el problema del método científico
– Qué es lo que entendemos por DIOS
Si se asumen las posiciones de cada uno a estas cuestiones (aunque no haya acuerdo, (si hay conocimiento mutuo de las herramientas mentales que usamos), estaremos en disposición de tender puentes, dialogar y tal vez llegar a encuentros y consensos.
A modo de anécdota (que puede ser clarificadora) el presidente del gobierno de España, en una entrevista el 20 de enero, declaraba que “la verdad es la realidad”. Pero ¿qué es lo que entendía por “verdad” y qué es lo que entendía por “realidad”? La prensa comentaba que Sánchez parecía seguir los dictados aristotélico-tomistas que la “la verdad es la adecuación entre nuestro entendimiento con la realidad” [Veritas consistit in adaequatione intellectus et rei, sicut supra dictum est (S.Th. I, q. 16, a. 1). Intellectus autem qui est causa rei, comparatur ad ipsam sicut regula et mensura, e converso autem est de intellectu qui accipit scientiam a rebus. Quando igitur res sunt mensura et regula intellectus, veritas consistit in hoc, quod intellectus adaequatur rei, ut in nobis accidit, ex eo enim quod res est vel non est, opinio nostra et oratio vera vel falsa est]
Qué es lo que se entiende por REALIDAD
En el extenso mundo de la filosofía, las reflexiones sobre qué es real, qué es la realidad, ocupa un extenso campo en las páginas de muchos filósofos. La realidad (del latín realitas y este de res, «cosa») es el término lingüístico que expresa el concepto abstracto de lo real. No es fácil consensuar una definición de “realidad” y menos aún llegar a acuerdos sobre la capacidad del ser humano para acceder al conocimiento de la “realidad”.
Se puede decir que la realidad es la suma o agregado de todo lo que es real o existente dentro de un sistema, en contraposición a lo que es solo imaginario. El término también se usa para referirse al estado ontológico de las cosas, lo que indica su existencia. En términos físicos, la realidad es la totalidad de un sistema, conocido y desconocido.
Las cuestiones filosóficas sobre la naturaleza de la realidad o la existencia o el ser se consideran bajo la rúbrica de la ontología, que es una rama importante de la metafísica en la tradición filosófica occidental. Las preguntas ontológicas también aparecen en varias ramas de la filosofía, incluida la filosofía de la ciencia, la filosofía de la religión, la filosofía de las matemáticas y la lógica filosófica.
Estos incluyen preguntas sobre si solo los objetos físicos son reales (es decir, el fisicalismo), si la realidad es fundamentalmente inmaterial (por ejemplo, el idealismo), si existen entidades hipotéticas no observables postuladas por teorías científicas, si Dios existe, si existen números y otros objetos abstractos, y si existen otros mundos posibles.
En la filosofía clásica y tradicional la realidad ha sido considerada en estrecha relación con los conceptos de esencia y existencia. De esta forma el Ens Realissimum se ha concebido de un modo trascendente, fuera del mundo de la experiencia, como el ser cuya esencia implica su propia existencia. De tal forma que sería el Ser Único propiamente dicho real, Necesario e infinitamente perfecto del que, como origen y principio surge todo lo demás. Tal es el fundamento del llamado argumento ontológico. Se postula un Ser Necesario que, visto desde el punto de vista religioso, sirve de fundamento racional para el concepto de Dios. Este es el contexto de la argumentación de los tres libros citados más arriba.
Pero muchas corrientes filosóficas (sobre todo en la época de la modernidad, con Descartes, Hume, el racionalismo y el empirismo y luego Inmanuel Kant) han puesto en cuestión estas argumentaciones. Más modernamente, los neopositivistas negaron de raíz el contenido significativo de cualquier expresión sobre lo real y la realidad. Tal pretensión es, según ellos un pseudoproblema.
Un laudable intento de articular una visión moderna de la esencia de la realidad, con la posibilidad de la metafísica y de la existencia de Dios, se debe a Xavier Zubiri. Para Zubiri la realidad se nos manifiesta y es conocida en aprehensión de realidad. Pero no es lo mismo conocer «por aprehensión» que conocer «en aprehensión» para no caer en el idealismo.
Posiblemente, en el diálogo con los autores de los libros citados, haya discrepancias sobre el modo de entender qué es lo real y la realidad, pero esa diferencia no debe impedir la posibilidad de un diálogo.
Qué queremos decir con la palabra CONOCIMIENTO
Los autores de estos libros y quien esto escribe coincidimos en rechazar la postura que se suele conocer como cientificismo o cientismo: la postura de aquellos científicos y filósofos que defienden que la única vía para un conocimiento fiable de la realidad es la ciencia. Y que el método científico es el único camino para inferir afirmaciones de carácter universal sobre los fenómenos naturales y sociales.
Sin embargo, hay muy diversos modos de entender lo que es el “conocimiento” (cuáles son los límites del conocimiento humano, qué objetividad tiene el conocimiento humano, qué valor tienen los sentidos para la adquisición del conocimiento.
El conocimiento es la familiaridad, la conciencia o la comprensión de alguien o de algo, como pueden ser los hechos (conocimiento descriptivo), las habilidades (conocimiento procedimental) o los objetos (conocimiento por familiaridad). En la mayoría de los casos, el conocimiento puede adquirirse de muchas maneras y a partir de muchas fuentes, como la percepción, la razón, la memoria, el testimonio, la investigación científica, la educación y la práctica. El estudio filosófico del conocimiento se denomina epistemología.
El término “conocimiento” puede referirse a la comprensión teórica o práctica de un tema. Puede ser implícito (como la habilidad práctica o la pericia) o explícito (como la comprensión teórica de un tema); formal o informal; sistemático o particular. Los filósofos debaten sobre el realismo y el idealismo, sobre el racionalismo y el empirismo, sobre la objetividad y la subjetividad.
En el fondo, la gran pregunta es: ¿es posible un conocimiento humano objetivo, fiable, comunicable, socialmente aceptado sobre la realidad? ¿Es posible al humano poseer la VERDAD? ¿Podemos los humanos tener CERTEZAS? ¿Es el conocimiento “científico” el único que da certezas sobre la realidad objetiva? ¿Es el conocimiento humano “desinteresado”? ¿hay intereses ocultos en la búsqueda de la verdad?
Esto implica que, cuando intentamos tender puentes entre ciencia y religión, hemos de tener muy claro por ambas partes cuál es la escuela de filosofía del conocimiento que cada una de las partes mantiene. Y los que dialogan deben conocer el punto de vista gnoseológico de cada parte para saber que herramientas conceptuales maneja.
Qué es lo que se entiende por la VERDAD
En el diálogo entre ciencia y religión es necesario preguntarse: ¿qué es lo que cada uno de los participantes entiende por “verdad”? Los humanos cuando emitimos una opinión tenemos la pretensión de afirmar que esta es la “verdad”. Hemos aludido a que el presidente del gobierno afirmó recientemente: “la verdad es la realidad”. Y ya hemos discutido que no es tal claro qué es lo que se entiende en filosofía por “realidad”. Y los filósofos suelen diferenciar casi un centenar de definiciones de “verdad”, como muestran los profesores J. A. Nicolás y M. J. Frapolli en sus numerosas publicaciones.
Estas son las teorías sobre la verdad más difundidas:
Un autor clásico (Keller) sistematiza las diferentes “teorías” sobre la verdad.
a) La teoría de la adecuación: son las clásicas. Es la concepción más influyente desde Aristóteles hasta el presente. También llamada de la correspondencia entre el intelecto y la cosa. Es la que recoge Santo Tomás y ha pasado a la filosofía escolástica.
Tiene la ventaja de que con ella se explican los dos significados de “verdadero“: “verdadero amigo” y “democracia verdadera“. Tal hombre responde a la idea que nosotros nos hacemos de un amigo; y la sociedad coincide con la concepción que tenemos de democracia. Es lo que se llama “verdad objetiva”. Este concepto está presente en Platón y en Heidegger. Supone una capacidad nuestra para conocer objetivamente y que el objeto está fijo.
Pero hay otras:
b) Teorías de la verdad de orientación lingüístico-analítica: La verdad como una propiedad de las creaciones lingüísticas. La más influyente de estas teorías es la teoria semántica de la verdad, presentada por el lógico polaco A. Tarski. Es la verdad del sentido semántico.
c) Teorías de la coherencia: “la verdad en una afirmación consiste en dejarse encajar sin contradicción en el conjunto de afirmaciones de un sistema”. Aparece en el siglo XIX en la filosofía idealista y luego en la posición filosófica contrapuesta del Círculo de Viena. Bertrand Russell (1872-1970) ha formulado objeciones a esta concepción (ver Keller).
d) Teorias pragmáticas de la Verdad y la teoría del consenso: “Es verdadero lo que aprovecha”. Es la argumentación de W. James (1842-1910). Se afirma a Dios porque de ello se siguen cosas buenas para la persona. Para los del consenso, es verdadera la afirmación que aceptan y reconocen todos los interlocutores racionales. Pero ¿quién decide lo que ha de ser razonable?
En el fondo, la gran pregunta es: ¿es posible un conocimiento humano objetivo, fiable, comunicable, socialmente aceptado sobre la realidad? ¿Es posible al humano poseer la VERDAD? ¿Podemos los humanos tener CERTEZAS? ¿Es el conocimiento “científico” el único que da certezas sobre la realidad objetiva? ¿Es el conocimiento humano “desinteresado“? ¿hay intereses ocultos en la búsqueda de la verdad?
Para tender puentes entre ciencia y religión, es necesario saber la postura de cada uno de los que dialogan. No se trata de rebatir, sino de respetar las herramientas epistemológicas que tenemos. Pues con el uso de esas herramientas, accedemos al saber humano.
Cómo llegar a establecer afirmaciones UNIVERSALES: el problema del método científico
Para poder tender puentes entre ciencia y religión, los participantes deben conocer qué postura epistemológica mantienen los participantes. No se trata de rebatir sino de conocer sus herramientas conceptuales.
Saber dónde cada uno se sitúa epistemológicamente es esencial para poder tener un lenguaje común de diálogo. El método científico es un camino intelectual, un itinerario, una metodología para obtener nuevos conocimientos sobre la realidad, que ha caracterizado históricamente a las ciencias y que se inicia con la observación sistemática, la medición, la emisión de hipótesis y su contrastación. Las principales características de un método científico válido son la falsabilidad (según Popper) y la posibilidad de reproducir el proceso y repetir los resultados. Algunos tipos de técnicas o metodologías utilizadas son la deducción, la inducción, la inferencia, y la predicción, entre otras.
El método científico abarca las prácticas aceptadas por la comunidad científica como válidas a la hora de exponer y confirmar sus teorías. Las reglas y principios del método científico buscan minimizar la influencia de la subjetividad del científico en su trabajo, reforzando así la validez de los resultados y, por ende, del conocimiento obtenido.
Afirmamos que no existe un único modelo de método científico. El científico puede usar métodos definitorios, clasificatorios, estadísticos, empírico-analíticos, hipotéticos-deductivos, entre otros. Se puede decir – frente a las posturas reduccionistas – que existe un polimorfismo epistemológico. Cada ciencia, y aun cada tipo de investigación concreta, puede requerir un modelo propio de método científico.
En las ciencias empíricas no es posible la total verificación (como defendía el Círculo de Viena). Es decir, no existe el «conocimiento perfecto» o «probado». Cada teoría científica (en el sentido de Popper) permanece siempre abierta a ser falsada, a ser refutada. En las ciencias formales las deducciones o demostraciones generan pruebas únicamente dentro del marco del sistema definido por ciertos axiomas y ciertas reglas de inferencia.
Qué es lo que entendemos por DIOS
Terminamos esta serie sobre consensos epistemológicos previos para tender puentes entre ciencia y religión. Esta última cuestión es la más importante y más abierta. Sean los que participan en el diálogo ateos o teístas, todos mantienen imágenes de Dios en su mente, crean o no en Él.
En la cultura occidental, el término “Dios” normalmente se ha referido al concepto teísta de un ser creador supremo, diferente de cualquier otro ser. El teísmo clásico, de tipo judío y aristotélico-tomista, afirma que Dios posee toda posible perfección, incluyendo cualidades tales como la omnisciencia, la omnipotencia y la omnibenevolencia, y que es providente con su creación.
Sin embargo, esta definición no es la única posible definición de Dios. Otros enfoques filosóficos toman una simple definición de Dios como “motor inmóvil” o “causa incausada” o «el creador definitivo» o «un ser superior sobre el cual nada puede ser concebido» a partir de lo cual se pueden deducir sus propiedades clásicas.
Por el contrario, la postura del panteísmo no cree en un Dios personal. Por ejemplo, Baruch Spinoza y sus seguidores filosóficos (por ejemplo, el físico Albert Einstein) utilizan el término «Dios» en un sentido filosófico particular, para significar, aproximadamente, la sustancia, funda-mento o principio esencial de la naturaleza.
En estos años, sobre todo por las reflexiones de Arthur Peacocke, Philip Hefner y Philip Clayton, se está introduciendo desde las ciencias la postura panenteísta, según la cual Dios ESTÁ en todas las cosas, actúa por causas segundas, ya que los humanos somos co-creadores de la acción divina en un mundo en que las cosas cambian como si Dios no existiera (autonomía de las realidades)
Y concluimos: para tender puentes entre ciencia y religión, es necesario saber la postura de cada uno de los que dialogan. No se trata de rebatir, sino de respetar las herramientas epistemológicas que tenemos. Pues con el uso de esas herramientas, accedemos al saber humano.
Fuente Religión Digital
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