“¿Posteísmo?”, por Gonzalo Haya
El teísmo ha concebido a Dios con una idea antropomórfica, como un superhumano, con las mejores cualidades humanas y con poderes extraordinarios. La crítica posteísta caricaturiza a ese Dios teísta como un ser fuera del universo que habita “en el piso de arriba” (en el cielo). El teísmo habría exagerado la trascendencia de lo divino, marginando su inmanencia.
El posteísmo en cambio acentúa la inmanencia de Dios en el universo, identificándolo prácticamente con lo que siempre hemos llamado “la naturaleza”. De ese modo, se podría caricaturizar al Dios posteíta como una mera corriente electromagnética.
Ambas tendencias están de acuerdo en que Dios es el Misterio, pero un misterio que tiene alguna relación con universo ya sea como “Energía poderosa, Razón y soporte de toda la realidad, Abismo alimentador de todos los seres, o aquel Ser que hace ser a todos los seres”.
Como reconoció el IV Concilio de Letrám “Todo lo que hemos dicho sobre Dios tiene más de error que de acierto”. Esto se puede aplicar también al teísmo y al posteísmo. Si Dios es un misterio, no podemos explicarlo con “conceptos claros y bien definidos”. Por vía intelectual discursiva sólo podremos aproximarnos con afirmaciones inadecuadas e incluso, a veces, contradictorias. Nicolás de Cusa ya afirmó que Dios es “concordantia oppositorum”.
Creo que nuestro conocimiento de Dios más auténtico se realiza por la “inteligencia sentiente”, por “la lógica del corazón”, que lo percibe en el comportamiento de Jesús, de los grandes referentes mundiales y en los signos de los tiempos. Ya he dicho en otra ocasión que “Mi punto de apoyo” es la experiencia ética del mal y del bien. La parábola del buen samaritano no necesita demostración discursiva, porque se identifica por sí misma con la experiencia que todos llevamos grabada en nuestra conciencia.
Teísmo o Posteísmo son maneras culturales de tratar de comprender a ese Ser, inexplicable con conceptos humanos, que experimentamos como fundamento y ejemplo de valores de amor, verdad, justicia, y dignidad.
La ventaja del posteísmo es haber descargado a Dios de toda esa rémora de cualidades extraordinarias que lo alejan de nosotros y que le atribuyen excesiva interferencia en la libertad humana. Su desventaja es que, a pesar de que lo incluyen “en nuestro piso”, lo dejan ciego y sordo, sin comunicación con nosotros.
El teísmo, con sus múltiples variantes religiosas, lleva siglos arraigado y bien comunicado con el pueblo sencillo. El posteísmo por el contrario ha surgido entre intelectuales que reclaman (¿con excesivo orgullo?) su total autonomía.
Creo que la diferencia fundamental entre teísmo y posteísmo es el grado de influencia (no digo intervención manipuladora) que atribuyen a Dios en la libertad y autonomía humana.
En cuanto a essas explicaciones sobre Dios, prefiero la del Pan-en-teísmo (todo-en-Dios) que concibe al universo y a cada uno de nosotros como subconjuntos insertos en el gran conjunto de Dios, que nos abarca y nos sobrepasa. Nos constituimos con el mismo aliento de Dios, porque Dios es Espíritu.
El Dios de Jesús responde a una concepción teísta, propia de su cultura y religión, pero Jesús no insistió en explicar doctrinalmente a Dios, sino en mostrarlo a nuestra conciencia emocionalmente como Padre, y encarnarlo vitalmente mediante su compromiso con la liberación de la injusticia social, y de las prácticas religiosas que encubrían esa injusticia.
Gonzalo Haya
Fuente Fe Adulta
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