División en Grecia: Protestas masivas contra el matrimonio homosexual
El primer ministro griego provoca la ira del clero y de parte de su partido con su reforma para aprobar el matrimonio igualitario
Miles de personas salieron a las calles de Atenas el domingo en contra del matrimonio igualitario
Salvo sorpresas, la legalización saldrá adelante con la ayuda de los parlamentarios de la oposición
Grecia está a un paso de convertirse en el primer país de mayoría ortodoxa del mundo en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Como sucedió en la Alemania de Angela Merkel o en el Reino Unido con David Cameron, no lo hará bajo un Gobierno izquierdista, sino por iniciativa de un primer ministro conservador, Kiriakos Mitsotakis, que goza de una amplia mayoría tras ser reelegido en los comicios del año pasado con Nueva Democracia. Y esto es muy importante porque supone que ya, hasta la derecha democrática sabe que nuestros Derechos no pueden ser ya postergados.
En julio del año pasado, el primer ministro de Grecia, Kyriakos Mitsotakis, prometió legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo y dijo que “la sociedad griega está mucho más preparada y madura”. “Lo que vamos a legislar es la igualdad en el matrimonio. Eliminaremos cualquier discriminación sobre orientación sexual en las relaciones maritales”, aseguró el primer ministro a la cadena ERT, y señaló que esto ya ocurre en muchos países europeos. Tras el escándalo de escuchas ilegales en los teléfonos de políticos, periodistas y empresarios que puso a Mitsotakis en el ojo del huracán, algunos analistas creen que la legalización del matrimonio gay es un movimiento para presentar a Grecia delante de sus socios como un país moderno, y a su Gobierno, como reformista, a cuatro meses del voto comunitario.
Sin embargo, el debate sobre el matrimonio homosexual ha generado una gran controversia en Grecia en los últimos días. Miles de personas salieron a las calles de Atenas el domingo pasado para expresar su desacuerdo con el proyecto de ley que legalizaría el matrimonio entre personas del mismo sexo, así como la adopción por parte de parejas homosexuales. La propuesta, presentada por el Gobierno conservador, ha desatado una serie de protestas lideradas por grupos ultraortodoxos y organizaciones religiosas.
El domingo pasado, alrededor de cuatro mil personas se congregaron en la Plaza Syntagma, frente al Parlamento griego, para expresar su rechazo al proyecto de ley que permitiría el matrimonio gay y la adopción por parte de parejas del mismo sexo. Entre las pancartas y consignas se podían leer mensajes como “La homosexualidad no es un derecho humano” y “Patria – religión – familia“, reflejando la postura de los manifestantes en contra de esta medida.
Los participantes en la manifestación, muchos de los cuales portaban banderas griegas y símbolos religiosos, argumentaban que la legalización del matrimonio homosexual “sodomizará la sociedad griega” y representaría un “crimen contra niños inocentes“. A pesar de esto, algunos manifestantes aseguraban que no se trataba de homofobia, sino de defender el concepto tradicional de familia, compuesto por un padre, una madre y sus hijos.
Respuestas y posturas políticas:
El matrimonio igualitario estaba en la campaña del primer ministro, pero aun así es una apuesta arriesgada. El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, ha respaldado la propuesta de ley, argumentando que todos los ciudadanos deben tener los mismos derechos. Sin embargo, esta postura ha generado divisiones dentro de su propio partido, con varios diputados de Nueva Democracia anunciando que votarán en contra o se abstendrán en la votación del proyecto de ley.
Por otro lado, la Iglesia Ortodoxa de Grecia se ha opuesto firmemente al matrimonio homosexual, aunque ha decidido no convocar manifestaciones en contra de la propuesta. Se espera que el proyecto de ley sea aprobado en el Parlamento esta semana, con el apoyo de varios partidos de la oposición.
Pero, Mitsotakis ha provocado la ira de la cúpula de la Iglesia ortodoxa griega, y también de los sectores más conservadores de Nueva Democracia. El clero está en pie de guerra, con manifestaciones de protesta convocadas este domingo. Su máxima autoridad, el arzobispo Jerónimo, cree que la homosexualidad es una “desviación” y ha reclamado que la cuestión sea votada en un referéndum. El metropolitano Serafín de El Pireo ha ido más lejos al advertir que todos los parlamentarios que voten a favor de la reforma “no pueden seguir siendo miembros de la Iglesia”. Después del fracaso de reforma constitucional para separar la Iglesia del Estado, Grecia sigue siendo un Estado confesional en el que el clero sigue gozando de una enorme influencia. Un ministro de Educación del gobierno de Syriza tuvo que dimitir después de que no lograra cambiar los textos sobre religión en los libros escolares.
El 27 de diciembre, el portavoz del gobierno, Pavlos Marinakis, abordó las ideas erróneas sobre el proyecto de ley. “Existe un gran malentendido sobre lo que traeremos y lo que no traeremos”, dijo, afirmando que es necesario esperar el texto oficial para comprender completamente la propuesta.
Un día después añadió que la legislación se llevaría al parlamento durante el mandato actual de la cámara, que finaliza en 2027. La declaración se producía después de que el Santo Sínodo gobernante de la Iglesia emitiera su opinión en un comunicado de 1.500 palabras. En oposición a la legislación, la iglesia argumentó que los niños están siendo tratados como “accesorios” y “mascotas de compañía” de parejas homosexuales, según informó AP.
La Iglesia sostiene que ampliar los derechos matrimoniales crearía una obligación legal de continuar eventualmente con los derechos de paternidad bajo las obligaciones internacionales de derechos que Grecia ha suscrito.
“La posición de la Iglesia de Grecia sigue siendo que los niños tienen una necesidad innata y, por tanto, el derecho a crecer con un padre varón y una madre mujer. Ninguna modernización social y ninguna corrección política pueden evitar esto”, decía la circular de la Iglesia. “Los niños no son mascotas de compañía para quienes desean sentirse guardianes, ni son ‘accesorios’ para formalizar o hacer socialmente aceptable la convivencia entre personas del mismo sexo”, añadió.
El comentario atrajo amplia atención en los medios de comunicación griegos. En respuesta al Santo Sínodo, Marinakis dijo que, “Siempre escuchamos las opiniones de la Iglesia con respeto. Pero al mismo tiempo implementamos nuestra política y escucharemos las opiniones de la sociedad, la sociedad civil, la ciudadanía, las instituciones y los partidos en general. Los niños no son mascotas de compañía de quienes desean sentirse tutores, ni son ‘accesorios’ para formalizar o hacer socialmente aceptable la convivencia entre personas del mismo sexo”.
En Nueva Democracia también hay una rebelión en marcha. Salvo sorpresas, la reforma será aprobada este jueves por el Parlamento griego, pero para ello el primer ministro necesitará los votos de la oposición de izquierdas, porque alrededor de un cuarto de sus parlamentarios se abstendrán. Entre los desertores hay nombres importantes como el del ex primer ministro Andonis Samaras o el ministro de Estado de este mismo Ejecutivo, Makis Voridis.
“Mitsotakis de alguna manera es un outsider en su propio partido. Sí, viene de una dinastía política y es parte de la élite griega, pero siempre ha sido un liberal en asuntos sociales y económicos, y esto le hace un outsider en un partido tradicionalmente conservador, más de derechas que de centroderecha. Las reformas sociales progresistas forman parte de sus creencias”, explica el editor del portal de análisis político Macropolis , Nick Malkoutzis. “Por eso, está tratando de hacer equilibrios: mantiene una línea firme con asuntos que sabe que son importantes, como la lucha contra la inmigración o la firmeza con Turquía, pero al mismo tiempo trata de atraer votos de centro con medidas de este tipo”, apunta.
Dando libertad de voto a sus parlamentarios, Mitsotakis también ha forzado a la izquierda a posicionarse ante un dilema complicado: o elegir una propuesta progresista que gusta a sus votantes pero saliendo al rescate de un premier de derecha, o votar en contra del matrimonio igualitario. Ni siquiera los progresistas están unidos en este asunto. Syriza, que desde hace poco cuenta con el primer líder de un partido griego abiertamente gay, Stefanos Kasselakis, ha dicho que apoya la reforma, pero algunos importantes exponentes no lo secundan. El Pasok seguramente acabará apoyando a Mitsotakis con la boca pequeña, mientras que los comunistas del KKE se oponen al matrimonio gay porque “elimina la paternidad y la maternidad”.
En resumen, la manifestación en Atenas contra el matrimonio homosexual refleja la división en la sociedad griega sobre este tema. Mientras que algunos grupos ultraortodoxos y organizaciones religiosas se oponen vehementemente a la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, el Gobierno y ciertos sectores políticos defienden la igualdad de derechos para todos los ciudadanos. La votación del proyecto de ley en el Parlamento será crucial para determinar el futuro de esta controvertida medida en Grecia.
A pesar de que el país aún no ha adoptado el matrimonio entre personas del mismo sexo, según Equaldex, Grecia cuenta con muchas leyes sólidas para proteger a la población LGBTQ+ del país.
El primer ministro griego, que llegó al poder por primera vez en 2019, nombró un comité para trabajar en una estrategia nacional para mejorar los derechos de los ciudadanos LGBTQ+ en 2021 y desde entonces, en 2022, se aprobó una legislación para prohibir la terapia de conversión, superando al Reino Unido, que ha retrasado una legislación significativa durante más de cinco años.
Grecia, que se unió a la UE en 1981, también levantó la prohibición de que los hombres homosexuales y bisexuales donen sangre y prohibió las cirugías innecesarias en bebés intersexuales.
Grecia legalizó las uniones civiles entre personas del mismo sexo en 2015. Las encuestas de opinión sugieren que los griegos están divididos equitativamente sobre la cuestión del matrimonio entre personas del mismo sexo, pero se oponen a extender la plena patria potestad a las parejas homosexuales.
El matrimonio entre personas del mismo sexo es legal en 34 países de todo el mundo, según la Human Rights Campaign Foundation, una asociación estadounidense creada para monitorear la discriminación contra las personas LGBTQ+. Ninguno de los países de esa lista es de mayoría cristiana ortodoxa como Grecia, aunque varios han legalizado las uniones civiles en los últimos años.
Miembros destacados del gobierno conservador de Grecia han expresado públicamente su apoyo y oposición al compromiso del gobierno, mientras que los partidos de oposición de izquierda y centro izquierda en general lo apoyan.
El líder de la oposición de izquierda del país, Stefanos Kasselakis, se casó con su pareja en Nueva York en octubre, varias semanas después de ganar las elecciones de liderazgo del partido
Fuente Agencias/Cristianos Gays
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