Marginados (leprosos) en la vida: si quieres puedes limpiarnos.
Del blog de Tomás Muro La Verdad es libre:
01.- UNA ANÉCDOTA SOBRE LA LEPRA
Me lo contaba un sencillo y buen catequista africano que él lo vivió:
Allá en Guinea Ecuatorial, en plena selva africana, en un poblado llamado Mikomeseng, había –y hay- una humilde pero hermosa leprosería construida con la ayuda de la Fundación belga del P. Damián (apóstol de los leprosos).
Hace cincuenta / sesenta años, más o menos, el entonces dictador de Guinea Ecuatorial, Macías, quiso eliminar la lepra de su país, para lo cual no tuvo mejor ocurrencia que expulsar a todos los leprosos de la leprosería a la selva. Cuando los pobres leprosos: gente muy limitada por la enfermedad huían a la selva como buenamente podían, Macías dio fuego a los leprosos y a la selva.
2.- LA LEPRA EN LA VIDA DE ISRAEL; IMPUREZA Y MARGINACIÓN
La lepra y las enfermedades de la piel, llagas, erupciones, etc. eran consideradas como el signo exterior de una situación de pecado interior.
Por esta razón los leprosos eran considerados impuros y debían salir de la convivencia familiar, dejar la convivencia del pueblo y vivir en las afueras sin tener contacto alguno con la gente.
La lepra era la enfermedad que más alteraba la vida de una persona. Desfiguraba y deterioraba el cuerpo, el alma y la dignidad hasta convertirlo en “impuro”.
Por esta razón los leprosos vivían en las afueras de las ciudades, vestidos con andrajos, entre la basura, (Job). El leproso tenía que llamar la atención con una campanilla o haciendo gestos para que nadie se le acercara, pues quien tocaba un leproso queda igualmente impuro y, por tanto, excluido. El leproso permanece aislado, condenado a su suerte. El leproso solamente puede vivir en compañía de quienes padecen su misma enfermedad. (2 Rey 7,3; Lc 17,11-19).
Es el caso de Job:
Satán salió de la presencia de Yahveh, e hirió a Job con una llaga maligna desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. Job tomó una tejoleta para rascarse, y fue a sentarse entre la basura. (Jb 2,7-8)
En el AT el leproso es impuro también ante Dios, por lo que no puede participar en el culto, en las celebraciones. El leproso, vive, pero es considerado como muerto, que también es impuro e intocable. La lepra es exponente de la dureza del sistema religioso marginando sin compasión.
3.- JESÚS -EL CRISTIANISMO- ANTE LA LEPRA Y LA MARGINACIÓN.
Tanto Jesús como el leproso hacen lo que no debían. Ni debían ni podían acercarse uno al otro. Uno por enfermo y Jesús para no quedar contaminado.
Aquel hombre leproso -marginado- se acerca humildemente -se puso de rodillas- y le suplicó a Jesús: si quieres puedes limpiarme.
Jesús, como buen judío, debía haber salido corriendo, como lo hicieron el sacerdote y el levita en la parábola del buen samaritano, (Lc 10,25-37).
Pero Jesús siente compasión, se acerca, toca y limpia al leproso. Jesús rehabilita al leproso: lo de vuelve a la vida, a la convivencia. Siempre eres hijo de Dios.
Dios no hace acepción de personas, ni relega a nadie.
4.- COMPASIÓN
Jesús es la expresión de la misericordia de Dios. En JesuCristo se nos hace presente la bondad de Dios.
¡Cuántas veces aparece en los evangelios que: “Jesús se compadeció, sintió lástima”.
+ La misericordia de Dios es entrañable (Lc 1).
+ Bienaventurados los que tienen misericordia, (Mt 5,7).
+ Jesús siente compasión de la multitud. (Mt 9,36; 14,14; 15,32).
+ Dejaos de tanto rito y liturgias celestiales: misericordia y no sacrificios, (Mt 9,13).
+ Jesús siente pena por aquella madre viuda de Naím que acompaña a enterrar el cadáver de su hijo, y le devuelve a la vida. (Lc 7,13).
+ El padre del hijo pródigo, cuando le ve volver a casa, se conmovió. (Lc 15,23).
+ El buen samaritano es puesto como modelo porque tuvo misericordia. (Mc 10,33).
+ Jesús siente compasión de tantas personas… Extiende su mano al leproso, al paralítico, a la mujer que perdía la vida (sangre), a la muerte (Lázaro), a la suegra de Pedro, etc.
Dios se compadece siempre del ser humano e interviene con fuerza para rehabilitarnos, para acogernos en la convivencia.
Jesús, que es puro, toca al impuro. Nosotros no manchamos a Cristo, Él nos limpia, nos sana,
Lo que Jesús hace con el leproso y con tantos enfermos es la bondad de Dios para con nosotros.
5.- ¿HEMOS VUELTO AL AT?
También hoy creamos marginación en nuestro derredor: marginaciones en la familia, muchos ancianos son marginados en los centros sanitarios; marginaciones en el campo del trabajo; aparcamientos y marginaciones en la vida eclesiástica; menosprecios y marginaciones de corte étnico, marginaciones de los emigrantes, etc.
¿No es marginación lo que hacen muchos obispos, curas y laicos con los homosexuales en contra incluso del papa Francisco?
Salgamos de la sinagoga, de la ley y volvamos a la misericordia del Señor. Es más importante la ley que el Evangelio.
Dios, JesuCristo son misericordia.
Lo propio de ser cristiano es la compasión, sentir lástima y curar.
Señor, si quieres puede limpiarme
Jesús sintió lástima, le tocó y le dijo: queda limpio.
PARA CONCLUIR LA PALABRA
Un viejo documento cristiano (apócrifo), el papiro Egerton, recoge allá por el siglo II una oración que pone en boca del leproso cuando se encuentra con a Jesús. vamos a terminar la homilía rezando todos juntos esta oración
Maestro Jesús, tú que andas con los leprosos y comes con ellos en su casa:
yo también me he puesto leproso;
si tú quieres, me volveré a poner puro.
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