Planteamiento de Marcos
Mc 1, 27-39
«Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios»
Estamos acostumbrados a leer el evangelio a pequeñas dosis, y esto tiene el riesgo de hacernos perder su visión de conjunto. Por ejemplo, el comienzo del evangelio de Marcos es una unidad que debe leerse de un tirón, pues muestra el ambiente de confrontación que vivió Jesús desde el primer momento y nos da las claves para entender mejor el resto. Vamos pues a tratar de hacer una síntesis de sus primeros capítulos.
Jesús, carpintero de Nazaret, siente la llamada de Dios, deja oficio y familia y va al Jordán al encuentro de Juan el Bautista. Se bautiza con él y se dirige al desierto para confirmar o afianzar su vocación antes de dedicar la vida a la misión a la que se siente llamado.
A su regreso del desierto, conoce e Simón, Andrés, Juan y Natanael y vuelve con ellos a Galilea. Se hospeda en Cafarnaúm, en casa de Simón, e invita a los tres primeros y a Santiago (hermano de Juan) a unirse a él en la aventura de predicar el Reino de Dios por los caminos de Galilea. Ellos aceptan y se emplazan el sábado en la sinagoga de Cafarnaúm.
Ante el asombro de todos, el carpintero toma la palabra y expone con autoridad una doctrina nueva y sorprendente. Al finalizar, un demente le increpa, y Jesús lo devuelve a su ser con la simple autoridad de sus palabras. A la salida, cura a la mujer de Simón que estaba enferma, y al atardecer le llevan a su puerta multitud de enfermos para que los cure. Pronto su fama se extiende por toda la comarca.
Marcos hace hincapié en el enfrentamiento que desde el principio mantiene Jesús con escribas y fariseos… y lo curioso es que parece ser él quien lo provoca. Su primera sanación la hace en sábado, quebrantando el precepto más sagrado para todo israelita. Sale a los caminos, encuentra un leproso, se acerca a él y le toca incurriendo en impureza. Vuelve a Cafarnaúm, perdona los pecados de un paralítico que le presentan para que lo sane, y los fariseos le acusan de blasfemo.
Invita a Leví, el publicano, a unirse al grupo y cena en su casa, con escándalo de los justos. Cuando le acusan de no ayunar, les habla del vino nuevo que va a romper sus odres viejos, y cuando les increpan por comer espigas en sábado, se arroga una vez más la potestad de interpretar la Ley en contra del criterio de los doctores: «El Sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el Sábado». Esta serie constante de enfrentamientos culmina en la sinagoga de Cafarnaúm, donde cura en sábado (sin necesidad alguna) a un hombre que tiene la mano paralizada. Los fariseos se conjuran con los herodianos para matarle…
Y ésta es la base del planteamiento posterior: Jesús, hombre poderoso en palabras y avalado por Dios con hechos asombrosos, es seguido por la gente sencilla a quien sana y devuelve la esperanza, y es rechazado de plano por la ortodoxia y el poder que acaban llevándolo a la muerte.
Miguel Ángel Munárriz Casajús
Para leer el comentario que José E. Galarreta hizo sobre este evangelio, pinche aquí
Fe Adulta
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