“Curó a muchos enfermos de diversos males”. Domingo 4 de febrero de 2024. Domingo quinto del tiempo ordinario.
Leído en Koinonia:
Job 7,1-4.6-7: Mis días se consumen sin esperanza.
Salmo responsorial: 146: Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.
1Corintios 9,16-19.22-23: ¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!
Marcos 1,29-39: Curó a muchos enfermos de diversos males
Hoy el libro de Job nos lo presenta sumido en un gran sufrimiento. Delante de sus amigos desnuda su corazón, su desilusión. Ellos, que defienden una teología alejada de la vida, no pueden comprender la queja de su amigo ni acompañarlo plenamente en su dolor. El grito de Job está presente en la vida diaria de muchos hombres y mujeres en todos los rincones del planeta, que enfrentan una vida de lucha y dificultad. Job compara su existencia con la vida de un «mercenario»; mercenario es quien vende su lucha, que libra por dinero causas que no son suyas y se fatiga por empresas que no ama.
El libro de Job, como sabemos, es una joya literaria dentro de la Biblia hebrea (de la que está tomado nuestro «Primer Testamento»). Es una reflexión sapiencial sobre ese problema irresoluble, o mejor, sobre ese misterio eterno que es «el mal». El misterio del mal, su presencia injustificada en el mundo, ante la cual necesitamos justificar a quienes podrían resultar implicados por la existencia del mal. A Dios, en primer lugar. En efecto, la «teodicea» o disciplina filosófica que trata de mostrar la existencia de Dios, trata en realidad de «justificar» a Dios –como expresa la etimología misma de la palabra–.
Lo importante del libro de Job no son sus «datos históricos» (que no existen, pues no es un libro histórico), ni las respuestas de tipo explicativo que quisiera dar sobre el dolor humano (que estarían hoy absolutamente sobrepasadas), sino la sabiduría que encierra en sus reflexiones.
En efecto, la ciencia avanza cada día, y no tiene sentido hoy estudiar la óptica en la obra de Newton por ejemplo, que fue uno de sus fundadores, pues como ciencia su obra está hoy enteramente sobrepasada. En cambio, no avanzamos cada día en sabiduría –que no está en el mismo plano de la ciencia–, y hoy la humanidad sigue viviendo de la sabiduría de personajes como Confucio, Buda, Sócrates, Jesús… En realidad no hemos avanzado sobre aquella sabiduría fundamental adquirida hace ya tres mil años… Esa constatación nos permite escuchar y leer el libro de Job.
Pablo, de manera parecida a Job, se encuentra en una discusión acalorada con sus interlocutores, en la comunidad de Corinto, en la que grupos fracciones que critican y cuestionan su autoridad (v.3). Pablo responde haciendo una defensa radical de su misión y declara su absoluta libertad frente a toda manipulación o poder humano. No se declara miembro de un movimiento o representante de alguna institución, sino como un hombre “obligado a cumplir una tarea”. En el imperio Romano era común la práctica del clientelismo, en la cual el benefactor se convertía en patrón de quien recibía sus beneficios. El apóstol desea dejar en claro la pureza de su mensaje, que no está vendido a ningún “cliente”, ni moldeado por ningún interés personal (v. 17-18). Esta libertad en Cristo, le permite al apóstol ser un servidor de los demás. No teme amoldarse a las condiciones de vida de los destinatarios de su mensaje: judíos, seguidores de la ley o rebeldes a ella, débiles. Pablo anuncia así el Evangelio de la libertad que no se matricula con la rigidez, ni hace el juego a ningún interés particular o sectario, sino que es capaz de entrar en diálogo con la diferencia y de llegar a “todas” las realidades humanas, como una Buena Noticia del amor de Dios.
Esto es precisamente lo que hace Jesús en el evangelio de Marcos: entrar en la vida de las personas, ser uno de ellos en su cotidianidad. El domingo pasado, lo vimos sanando a un endemoniado. Hoy, lo acompañamos con Simón y Andrés a la casa de Pedro. La casa, el lugar íntimo done se comparte el techo, la mesa. Allí se encuentra con una anciana enferma, la suegra de Pedro, Jesús se acerca, la toma de la mano y la levanta. Un gesto tan simple como es el acercarse, y tomar de la mano hace el milagro de recuperar a esta mujer, que no sólo recupera su salud, sino su capacidad de servicio. Al atardecer muchos vinieron a buscarlos, y relata el evangelista que Jesús continuó sanando. Era común en la época de Jesús que los enfermos fueran tenidos por malditos o poseídos por espíritus malos, de manera que eran alejados, excluidos y nadie se atrevía a acercarse a ellos. Jesús, al contrario, se entrega con amor y dedicación a su cuidado, siendo su servidor.
La práctica de curación, la lucha contra el mal, es decir, la praxis liberación del ser humano… es la práctica habitual de Jesús. Tan importante como hacer el bien, es evitar el mal, y luchar contra él: dar la vida en la tarea de procurar la paz, la salud, el bienestar, la felicidad… a todos aquellos que la han perdido. Ser cristiano es, entre otras muchas cosas, luchar contra el mal, no quedarse de brazos cruzados, o ensimismado en los propios asuntos, cuando vivimos en un mundo con las cifras escalofriantes de pobreza y miseria que hoy padecemos.
«Anunciar hoy el Reino» no es cuestión de sólo palabras; exige simultáneamente construirlo. La «evangelización», la nuestra, ha de ser como la de Jesús. Su «anunciar» la buena noticia no es cuestión de simplemente transmitir información… sino de hacer, de construir, de luchar contra el mal, de sanar, curar, rehabilitar a los hermanos, ponernos a su servicio, acompañar y dignificar la vida que, en todas sus manifestaciones, es manifestación de la mano creadora de Dios.
El evangelio de este domingo es dramatizado en el capítulo 19 de la serie «Un tal Jesús», titulado «La suegra de Pedro», de los hnos. López Vigil. El guión y su comentario pueden ser tomados de aquí: http://www.untaljesus.net/texesp.php?id=1100019
Puede ser escuchado aquí: http://www.untaljesus.net/audios/cap19b.mp3
La serie «Otro Dios es posible», de los mismos autores, tiene un capítulo, el 29, que se titula «¿Curó enfermos?», que puede ser útil para suscitar un diálogo-debate sobre el tema. Su guión y su audio puede recogerse en http://www.emisoraslatinas.net/entrevista.php?id=120
La «casa de Pedro» es uno de los lugares obligados de visita actualmente en Cafarnaúm. Hay numerosos estudios sobre el redescubrimiento, en este pasado siglo XX, de esta ubicación, hoy prácticamente segura según los criterios arqueológicos. Puede ser interesante asomarse a este punto concreto, que, asociadamente, revela mucho sobre el tipo de vivienda y de la forma de vida en la Palestina de los tiempos de Jesús y en el entorno concreto de sus discípulos. Sólo como puna pista, puede consultarse GONZÁLEZ ECHEGARAY, Joaquín, Arqueología y evangelios, Verbo Divino, Estella 1994, p. 79ss (accesible por internet). Véase también: http://es.wikipedia.org/wiki/Cafarnaúm
Por otra parte, a pesar de que en nuestro imaginario religioso hemos solido tomar muy a la letra aquello de «el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar su cabeza», algunos exégetas creen haber demostrado que Jesús tenía también su casa, y que podía ser una casa en Cafarnaúm, posiblemente compartida con Pedro… Cfr. NOLAN, Albert, Quién es este hombre, Sal Terrae, 1981, p. 63-64 (accesible también en internet).
Para la revisión de vida
¿Cómo me afectan los momentos bajos de la vida, los momentos de cansancio, de depresión, cuando el tiempo se hace largo y uno echa en falta el entusiasmo del vivir?
¿En qué momentos de mi vida la imagen lejana que tenía de Dios se ha tornado más cercana y presente en la vida?
¿Cómo he alimentado en mí la verdadera libertad de los hijos de Dios?
¿Me acerco a las personas valorando su condición o juzgo y rechazo a quienes son diferentes a mí?
Para la reunión de grupo
– ¿Qué está viviendo Job que le hace decir las palabras que escuchamos de su boca?
– Ante el dolor y lo problemas, ¿somos capaces de acompañar y respetar a los otros o simplemente respondemos con frases aprendidas frías e indiferentes?
– ¿Cómo se observa en nuestro entorno la manipulación que se hace del mensaje de Jesús en beneficio de personas o grupos?
– ¿Cómo podemos desarrollar en nuestro grupo la libertad de anunciar el Evangelio, sin manipulaciones ni intereses egoístas?
– ¿En qué gestos concretos nos hacemos cercanos a los hermanos que sufren o están marginados de la sociedad?
Para la oración de los fieles
– Por quienes sufren el hambre, la guerra y el abandono para que encuentren en los cristianos personas capaces de acompañar y comprometerse en el mejoramiento de su vida.
– Por las Iglesias de Jesús para que defiendan cada día la libertad ante cualquier forma de poder o manipulación para que puedan ser autenticas servidoras de la vida.
– Para que en las Iglesias se supere toda forma de exclusión, dominio, o alejamiento de la vida y las necesidades de las personas.
– Para que la evangelización, la catequesis, el servicio pastoral, el apostolado… sea siempre, en la Iglesia de Jesús, algo que brota del entusiasmo y se hace por vocación generosa, y no por oficios pastorales remunerados apetecibles económicamente.
Oración comunitaria
– Padre creador, que escuchas y atiendes los clamores de la humanidad, y que en Jesús nos mostraste el proyecto de Bondad y libertad para tus hijos e hijas. Haz de nosotros creyentes audaces, que libres de todo afán de dominio o ganancia, sepamos ser servidores de todos, especialmente de tus hijos solos y abandonados. Que seamos constructores de un mundo sin exclusiones en el que todos y todas quepamos con igual dignidad e iguales oportunidades, para que la humanidad y la creación que sufre pueda también un día levantarse, y realizarse plenamente en paz y bienestar. Tú que vives y amas por los siglos de los siglos.
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